domingo, 20 de julio de 2008

LOS VENEFICIOS DE LA REDISTRIBUCIÓN (*)

"El poder político es una consecuencia y no la causa, de la distribución de bienes". James Harrington (1611-1677)

Cuando el hombre libre trabaja, es dueño del fruto de su trabajo. El trabajo da sentido a la vida y nada se valora más, que el virtuoso camino de la producción y el trabajo. Por esta razón sus ganancias las canaliza para lograr más y mejor producción, que redunda en: 1) un beneficio personal. 2) un aumento del trabajo que se traduce en aumento de salarios; y 3) (lo mas importante y que no se ve) un beneficio para la sociedad en su conjunto ya que el aumento de la producción trae consigo una baja en los precios de los productos.

Este es el circulo virtuoso que desarrollaba “los beneficios de la libertad” anunciada en el preámbulo de la Constitución de 1853/60 y la Declaración de Derechos -Art. 14 al 20- garantizaba estas reglas de juego. Este es el secreto del éxito de los Estados Unidos y de la Argentina de nuestros abuelos.

Mariano Moreno influido por Rouseau y Montesquieu decía “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar durante un tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez su suerte, el mudar de tiranos, sin destruir la tiranía”.

Si con Derechos tan simples habíamos logrado semejante éxito, ¿Cuanto más éxito podremos alcanzar si mejoramos aun más estos Derechos?. De la mano de los modernos intelectuales nace el Código Civil y los primeros derechos relativos.

Para hacer efectivos los derechos relativos necesariamente debemos violentar derechos esenciales de terceras personas que estaban protegidos en la Constitución fundadora. La tensión causada por estos choques condujo al país a una larga y triste historia de enfrentamiento, pobreza y violencia.

Con los nuevos derechos “nace un hombre nuevo” el predador, que no produce nada y vive –gracias a los derechos relativos- del fruto del trabajo ajeno.

El Código del Dr. Vélez es hijo del Código de Justiniano –lamentable mutación del Derecho Romano que condujo a Roma a su caída- es autoritario, antidemocrático e Imperial decía Alberdi y agregaba “en la superficie respeta la propiedad privada pero en el fondo es comunista” y añadía “la codificación degrado el trabajo hasta hacerlo digno del esclavo y realzo el pillaje y el latrocinio como fuente genuina de la propiedad”. Este es el espíritu del código y la fuente del Derecho en la Argentina. Con esta formación académica no puede sorprendernos las acciones de nuestros políticos.

Así se destruyó el principio de igualdad de la Revolución Americana que lograba: 1) Terminar con los esclavos (Atr. 15)–ahora el trabajador/productor se transformaría en una nueva variante de esclavo ya que no es dueño del fruto de su trabajo- y 2) Terminar con las prerrogativas, los fueros personales y los títulos de nobleza(Atr. 16) –Los políticos y su burocracia reimplantan una nueva versión de los privilegios de sangre-

Los modernos intelectuales logran en 1957 la incorporación del Art. 14 Bis. -de derechos relativos- en la declaración de Derechos; esto derrumba el Imperio del Derecho, poniendo definitivamente de rodillas al trabajador para llevar a los más alto de la nueva escala de valores al predador político-intelectual. Nace el Estado de Derecho diseñado ahora por los políticos para mantener sus prerrogativas y privilegios.

Por esta vía se rompió el círculo virtuoso de la creación de riqueza para comenzar un largo periodo de degradación del trabajo generando estancamiento, pobreza y desocupación.

Hoy el conflicto con el campo reaviva el problema y se comprende con claridad la necesidad de volver a los valores de civilización de la Revolución Americana que hicieron grande nuestro país. Y terminar con el maleficio y superchería que nublo la mente de nuestros intelectuales conduciendo al país a la barbarie por más de 70 años.

(*) Veneficio: Maleficio o hechicería. Real Academia Española


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