lunes, 15 de junio de 2009

La reforma fiscal en la Argentina


La reforma fiscal es uno de los temas pendientes de la agenda económica argentina. Esto implica definir cómo, quién y en qué medida aportarán los diferentes componentes de la sociedad a la financiación de las actividades del Estado. Los cambios de la estructura de ingresos públicos e impuestos constituye una tarea que está abordando la mayoría de los países del mundo, de manera tal de poder adaptarse a los cambios a los que las sociedades deben hacer frente. Adolfo Sturzenegger, economista, presentó las diferentes propuestas que existen en la actualidad para llevar adelante la reforma del sistema tributario.

En la Argentina es muy clara la necesidad de reformar el sistema tributario porque da la impresión de que el país ha padecido un fenómeno de insolvencia fiscal estructural, es decir, que no es capaz de generar una situación fiscal sostenible en el tiempo porque hubo que financiar altísimos déficit con emisión de dinero -lo cual fue insostenible- y se llegó a la hiperinflación", sostuvo el economista, Adolfo Sturzenegger.
"En otra época más reciente, continuó, como no existía la posibilidad de financiar inflacionariamente el déficit, se recurrió a la venta de activos, de empresas, al endeudamiento, y a altos impuestos (como aumentar la tasa de IVA, etc.) pero esto también es insostenible. Para la Argentina se han cerrado los mercados internacionales de crédito y ya no podemos seguir endeudándonos alegremente como venimos haciéndolo en estos años. Por otro lado, los activos ya los perdimos y los impuestos son exageradamente altos".
Según comentó Sturzenegger, el fenómeno de la insolvencia fiscal estructural surgió por dos causas fundamentales: el peso muerto y la evasión. El peso muerto se resuelve con una reforma integral del Estado y la evasión, se trata de ver si se puede solucionar a través de cambios en la estructura tributaria.
En cuanto a las distintas propuestas para el cambio, hay una muy genérica que establece tratar de eliminar todas las excepciones de los grandes impuestos (IVA, Ganancias) y que, de esa forma, se va a poder mejorar la administración tributaria porque las exenciones llevan a una complejidad muy grande, como, por ejemplo, que al eximir al libro de pagar IVA y cobrándoselo a la revista, todas las revistas van a aparecer simuladas en forma de libro. También se sugiere reducir o eliminar los aportes patronales, bajo la base de que, en un país con tanto desempleo, no parece razonable tener impuestos al trabajo tan elevados. En términos de la situación provincial, se sugiere eliminar Ingresos Brutos y Sellos y tratar de crear un IVA provincial, y este esquema aceptaría el impuesto a las transacciones financieras pero como pago a cuenta de IVA o de Ganancias.
Otro enfoque hace referencia a eliminar todos los impuestos distorsivos (a la renta, a intereses pagados), también sugiere eliminar Ingresos Brutos y Sellos a nivel provincial y a nivel nacional, con la excepción de los impuestos a los combustibles y algún impuesto interno. Es decir, prácticamente, concentrar el sistema tributario nacional en base a IVA y Ganancias y tratar de simplificar estos dos impuestos eliminando al máximo las exenciones, y, por otro lado, tratar de que haya, por lo menos al comienzo del sistema, impuestos como los débitos y créditos a las transacciones financieras y aportes patronales, pero que actúen absolutamente como pagos a cuenta de IVA y Ganancias. También se sugiere la posibilidad de que todas las personas físicas en la Argentina presenten su declaración jurada teniendo el incentivo de que cuando la misma da un nivel de ingresos menor a uno determinado, se genera un impuesto a las Ganancias negativo, en el sentido de que el Estado le paga a la persona.

SIN AFIP NI DECLARACIONES JURADAS

Sturzenegger también habló de una tercera propuesta, elaborada por Juan Llach. "Es más ambiciosa en términos de cambio pero no necesariamente en cuanto a bondades conceptuales o de resultados. Considera que el Impuesto al Valor Agregado tal cual está planteado tiende a perjudicar la inversión y las exportaciones, y a crear ciertas distorsiones, algunas de ellas financieras, porque una empresa que invierte o exporta mucho, en ciertas circunstancias entra en un engorroso proceso de devoluciones, lo cual es un desincentivo a invertir y exportar. Consecuentemente, él sugiere eliminar el IVA y sustituirlo por un Impuesto a la Venta Final en el que podría aceptarse que haya diferenciales por provincias".
Otro esquema aún más ambicioso es el que elaboró el Consejo Empresario, a través de la contribución de Jorge Avila, quien trata de atacar más profundamente el tema de la estructuración del federalismo fiscal en la Argentina. Actualmente, a nivel nacional se recaudan importantes impuestos y luego, a través de distintos sistemas de coparticipación, se distribuyen a las provincias. El sugiere eliminar el mecanismo de coparticipación y fondos que se transfieren bajo ciertos criterios a los niveles provinciales, para aplicar el principio de correspondencia fiscal y que el gasto, si se genera en una situación local, trate de ser financiado al máximo posible con impuestos locales, y no con transferencias de otras jurisdicciones.
También propone que los impuestos internos, los impuestos al combustible, sean cobrados por las provincias, lo cual puede dar lugar a tasas diferenciales y a autonomías, en alguna medida, en el manejo de la política tributaria provincial. Quedarían a cargo de la Nación el Impuesto a las Ganancias a las empresas y, eventualmente, podría verse si el impuesto a los ingresos personales queda totalmente en manos de la provincia o una parte en manos de la Nación. En este esquema subsiste el IVA pero, probablemente, separando entre uno provincial y uno nacional, según las necesidades y responsabilidades de gasto de los niveles nacionales versus los niveles provinciales.
"Un esquema de cambio más ambicioso surgiría de considerar que hay que eliminar las declaraciones juradas, que nadie en la Argentina tenga que presentar una declaración jurada de impuestos. Se parte de la base de que, al tener que presentar esta declaración, todos terminan cometiendo un delito, algunos total y otros parcialmente. Entonces la idea es eliminar el Impuesto a las Ganancias de las personas físicas e ir eliminando el IVA, y quedaría el Impuesto a las Ganancias para las empresas. A su vez, en este esquema, se piensa que a las provincias habría que darles absoluta autonomía y se propone el Impuesto al Consumo Presunto, determinado por una computadora que, a partir de una serie de indicadores, establece el nivel de consumo presunto según el gasto de la persona", indicó el economista.
Por último, una elaboración mucho más ambiciosa habla de impuestos no evadibles y propone que desaparezcan la AFIP y las Direcciones Provinciales y Municipales de Rentas porque habría un solo sistema de recaudación de impuestos a nivel nacional, con distribución a las provincias según ciertos coeficientes. Además desaparecerían totalmente las declaraciones juradas, IVA y Ganancias, y las empresas, según sus consumos, pagarían cierto nivel de impuestos, y en esto entraría el impuesto a la tierra urbana libre de mejoras.

* Adolfo Sturzenegger también es profesor universitario e investigador.

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