miércoles, 14 de julio de 2010

Financial Times, Londres, 13 Jul 2010 LOS NEOLIBERALES LA TIENEN ADENTRO


LA CIENCIA ECONÓMICA MODERNA DEBE RECUPERAR LOS CONCEPTOS DE LA ESCUELA CLÁSICA

En los principales centros políticos y económicos del mundo desarrollado ha nacido una fuerte corriente por revisar el contenido de la ciencia económica dominante. En el articulo abajo traducido, cuya autoria corresponde al británico Martín Wolf, se trata de explicar por qué a fines del siglo XIX y comienzos del XX, la ciencia económica clásica fue sustituida por la denominada “neo-clásica” (cuyo correspondiente lado político se lo conoce como “neoliberalismo”). Las razones que da Wolf pueden ser discutidas e incluso ampliadas; pero el hecho real es que la sustitución existió y con graves daños para un orden social armonioso. Sin negar el autor los valiosos aportes al conocimiento de la economía hechos por los “neo-clásicos”, insiste en que la incorporación de cientos de países y millones de personas a un mundo “globalizado”, reclaman con urgencia volver al paradigma de la ciencia económica original. Aquélla para la cual la producción de riqueza es el resultado de la conjunción de tres factores bien diferentes: Trabajo, Tierra y Capital. El error de los neoclásicos consistió en “borrar del mapa teórico” a la “tierra” y mediante arte de birlibirloque tratarla como “capital”. Para Wolf en las actuales condiciones del mundo este error es dañino y de no corregirlo se agravarán los problemas que afronta la humanidad. (Héctor Sandler, Traductor)



¿POR QUÉ LOS RECURSOS NATURALES FUERON BORRADOS DE LA CIENCIA ECONOMICA NEOCLÁSICA?
MARTIN WOLF, Financial Times, Londres , 13 Jul 2010

Algo extraño sucedió con la ciencia de la economía hace aproximadamente un siglo. Los economistas, basándose de la escuela clásica de economía a la neo-clásica -hoy la académicamente dominante-, han eliminado la tierra - o sea a los recursos naturales como factor existente en la realidad. La teoría del valor neoclásica -basada en el marginalismo y la valoración subjetiva- sigue teniendo un gran sentido explicativo, pero excluir a los recursos naturales de la manera en que lo hacen los economistas en el mundo de hoy, no lo tiene.

En la ciencia economía clásica, la tierra, el trabajo y el capital eran los tres factores de producción. En la ciencia económica neoclásica, la función de producción parece responder sólo dos factores: el capital y el trabajo. La tierra -entendiendo por tal la totalidad de los recursos naturales- es tratada como capital.

Todo pensamiento acerca del mundo implica un grado de abstracción. La economía ha llevado este principio más lejos que lo que ha hecho cualquier otra ciencia social. Este procedimiento intelectual de abstracción es fructífero. Pero también es arriesgado. El proceso de abstracción puede acabar dejando afuera del análisis aspectos esenciales. Esto puede inutilizar los frutos del esfuerzo intelectual. Creo que esto es exactamente lo que ha sucedido en este caso.

La idea de que la tierra y el capital son la misma cosa es evidentemente absurda. Nos obliga a creer que la máquina económica es auto suficiente, una especie de máquina de movimiento perpetuo. El capital es el producto de ahorro aplicado a la inversión. Es el resultado de la frugalidad y la inventiva humana para imaginar y crear nuevos bienes de capital. El trabajo también puede ser visto - y en las circunstancias actuales, cada vez más – como una forma de capital. Los padres, los gobiernos y los individuos invierten para aumentar sus propias habilidades, con lo que se hacen más productivos. Sin embargo, no habría economía – ni siquiera habría humanidad - sin un flujo constante de recursos naturales inyectados en el sistema humano. En él se insertan lo que está por encima de nuestras cabezas (el sol y la atmósfera), lo que está yace cerca a nosotros (la tierra, los mares y hasta la ubicación misma) y lo que está por debajo nuestro (los combustibles fósiles, los metales y minerales y el calor). La humanidad no ha hecho ni hace a estas cosas, sino que las explota. Algunos de estos recursos son apropiables y por lo tanto susceptibles de ser una fuente de riqueza personal; pero no derivan del trabajo.

¿Por qué esta tan convincente distinción ha tendido a desaparecer de la ciencia económica? Después de todo, ningún economista puede creer que el sistema económico ocurra sin una constante infusión de recursos externos.

Una de las razones fue que para el punto de vista de la economía clásica regía de modo importante la ley de los rendimientos decrecientes. Dado que la oferta de tierra era fija, este factor sería cada vez más escaso. Las rentas - el precio de escasez de recursos naturales - aumentarían, los beneficios caerían y el crecimiento se haría más lento. Pero la economía real dejo de presentar signos evidentes de tales rendimientos decrecientes. El progreso técnico pareció compensar cualquier tendencia hacia rendimientos decrecientes. Así, que si la tierra era algo que podría ser ampliado con eficacia, sin límite, a través del aumento el progreso técnico, hizo que se la asemejara al capital y, en consecuencia, pareció correcto conceptualizar a la tierra como tal.

Otra razón pudo haber sido de índole política. Henry George sostuvo que las rentas derivadas de recursos naturales no son una recompensa por los esfuerzos de los propietarios, sino el fruto de los esfuerzos de los demás. Por lo tanto parecía justo y eficaz socializar esa renta. Fue ésta la primera conclusión de aquella premisa. La segunda era utilizar esos ingresos para financiar la infraestructura y hacer más valiosos a los recursos naturales. Pero los poderosos dueños de los recursos naturales querían mantener para sí esas ganancias no devengadas de su trabajo. En los hechos merced a su poder lograron que la recaudación fiscal cayera sobre el trabajo y el capital. La ciencia económica oficial, se podría argumentar, se vio constreñida por esos poderes a apoyar esta forma de organizar la vida económica.

Esta manera de pensar de los economistas actuales ya no es razonable, si alguna vez lo fue. La tierra debe volver a ser tratada como algo distinto de la mano de obra y el capital.

En primer lugar, la escasez de recursos naturales es un problema cada vez más apremiante. Se manifiesta en la preocupación por la contaminación (incluyendo el calentamiento global), en el debate del "peak oil" (alza del precio del petróleo) y así sucesivamente. La idea de que la ley de los rendimientos decrecientes se convertirá en un factor cada vez más significativo de lo que lo que ha sido durante los últimos dos siglos anteriores, parece ser convincente. El crecimiento económico moderno se ha propagado en todo el mundo, de modo que urge volver a modelos económicos que incorporen los recursos naturales como factor que se agota.

En segundo lugar, en una economía globalizada, más impuestos al trabajo y al capital será cada vez más difícil. Eso lleva a considerar a la tierra como fuente de ingresos fiscales. El gobierno australiano tiene razón cuando desea extraer el valor total de las rentas de sus recursos minerales en beneficio del pueblo australiano. Del mismo modo, el pueblo del Reino Unido debería desea extraer el valor rentístico del suelo de Londres para su propio uso. Los beneficios de las inversiones en infraestructura que hacen a Londres más productivo se amortizarían con las rentas de la tierra si ella fuera fuertemente gravada. A la vez se podría reducir la restante tributación.

Puedo ver ya la objeción señalando que los recursos naturales son necesarios para que operen el capital y el trabajo. Y que la distinción entre tierra, trabajo y capital es difícil de trazar en varios casos. Estoy de acuerdo con esto. Pero hay que recordar: en primer lugar, que desde el punto de vista científico, la escasez de recursos restaurará la vigencia de la ley de rendimientos decrecientes y esto es algo muy importante que debe ser considerado por la ciencia económica. En segundo lugar, algunos de los recursos naturales no son apropiables y por lo tanto pueden ser tratados como “libres” (así la luz solar, por ejemplo); pero los demás son apropiables y esto plantea problemas.

Por lo tanto, por razones económicas y políticas debemos poner a los recursos naturales en el corazón de la concepción económica para remediar así el error que comete la ciencia económica neoclásica.

2 comentarios:

Guillermo Andreau dijo...

Los liberales argentinos traicionaron el "Sistema Rentístico" de recursos del estado del Liberalismo Clásico implementada en la Revolución de Mayo de 1810 y refinada mediante el Sistema Económico y Rentístico de la Constitución de 1853 que generaría una sociedad de hombres libres, igualitaria y fraternal para continuar con la "Antigua Barbarie Tributaria Romana" "que degrada el trabajo hasta hacerlo digno del esclavo y realza el robo y el latrocinio político como fuente genuina de la propiedad" como dijo Juan Bautista ALBERDI.
Gracias a este inmoral sistema de recursos del Estado logran una sociedad jerárquica, esclavista, desigual, injusta, antidemocrática y autodestructiva.
Mientras la mayoria de los países del Commonwealth adhieren al sistema rentístico de Belgrano y Alberdi, en las Universidades Latinoamericanas se difunde un Derecho esclavista Bárbaro que tiene a America Latina de rodillas por mas de 200 años.
EL NEO LIBERALISMO ES LA ANTITESIS DEL LIBERALISMO Y TIENE ADENTRO UNA FALSA Y PELIGROSA TEORIA ECONOMICA ABRAZADA POR LA IZQUIERDA Y POR LA DERECHA.
ECONOMISTA Y ABOGADO QUE DESCONOCE LAS VIRTUDES DEL SISTEMA RENTISTICO ES UN PELIGRO PARA LA HUMANIDAD.

Guillermo Andreau dijo...

Ya no es Guillermo Andreau y Hector Sandler desde el desierto argentino; ahora desde Londres el Financial Times trtata el tema desarrollado por nuestro Blog El Relativismo Juridico desde hace 4 años. Mientras los economistas neoliberales de todos los pelos rehuyen el debate academico del crucial y peligroso tema.