lunes, 2 de agosto de 2010

Vergonzoso mientras los trabajadores argentinos soportan impuestos esclavizantes, las rentas -genuino recurso del Estado- enriquece a extranjeros.


Argentina en venta
Hay 25 millones de hectáreas en manos de extranjeros


Se impulsa una ley para regularizar la situación. Mientras el Gobierno mira para otro lado, multimillonarios extranjeros se quedan con lagos, reservas naturales y hasta pueblos. Buenos Aires también está en la mira de empresarios foráneos


Los problemas en la Argentina tienden a repetirse. A diario los medios hablan sobre el crecimiento de los hechos de inseguridad, la falta de empleo, el aumento de la inflación y los tarifazos. Sin embargo, lejos de estos -graves por cierto- problemas cotidianos, crece otro que pone en riesgo el futuro de los recursos naturales y del patrimonio de los argentinos: crece la comercialización de tierras con empresas y particulares extranjeros en todos los rincones del país. Crece, sin freno, un país en venta.
Los diarios más prestigiosos de Estados Unidos ofrecen entre sus avisos clasificados estancias y tierras en el sur del país. Uno de los ejemplos más claros es la oferta de 21 mil hectáreas, con 17 kilómetros de costa sobre el Océano Atlántico en Río Grande, Tierra del Fuego. “Está ubicado en un paraíso fiscal, con beneficios estables y grandes ganancias”, subraya el aviso. Duele por la forma en que se rifan los recursos naturales. Pero duele más porque es real.
El diputado nacional y dirigente de la Federación Agraria Argentina, Pablo Orsolini, presentó un proyecto para que se regule la venta de tierras a extranjeros. Además, existe un proyecto de similares características, que es impulsado por la senadora peronista Silvia Giusti, de Chubut.
La iniciativa de Orsolini es un nuevo intento por controlar una situación que se está desbordando. En diálogo con Hoy, el legislador estimó que actualmente hay entre 20 y 25 millones de hectáreas argentinas en manos de extranjeros, y por los terrenos que están actualmente a la venta la cifra podría trepar a los 30 millones en breve. “Esto es sólo lo que nosotros conocemos, lo que nos enteramos, pero puede haber muchos más sin que nosotros lo sepamos”, explicó Orsolini.
“¿Hay empresarios de algún país en particular que se interesen por las tierras argentinas?”, le preguntó este diario al diputado nacional.
“No, el abanico está abierto para todos: europeos, americanos, también hay de países asiáticos, como Japón y China”.
Los informes suelen dar cuenta de la compra de tierras en la Patagonia, donde además quedan incluidos lagos completos. O pueblos originarios que son incluidos en ventas de territorios en Cuyo o el norte argentino. Sin embargo, la provincia de Buenos Aires tampoco es ajena a este problema. El grupo italiano Paoletti compró en 1994 su primer campo en Coronel Suárez. Actualmente, ya cuenta con 13 mil hectáreas repartidas en las estancias El Cóndor, La Pepita, Santa Rita, San Marcos, San Luis y San Andrés, en Suárez y Coronel Pringles. El “encantamiento” del grupo empresario por el suelo bonaerense no se detuvo allí. De tanto ir a Sierra de la Ventana y alojarse en el Hotel Provincial decidió comprarlo. “Hace rato que invierten en la zona, están diversificados”, contó a Hoy un intendente de la zona, que confió haber tenido poco trato con la gente del grupo empresario, pero en las breves charlas le confesaron su intención de seguir “ampliándose”.

Una ley para restringir y tener datos concretos

La Cámara de Diputados nacional tiene actualmente dos proyectos de ley para poner un límite a la compra de tierras. Uno es el del radical Pablo Orsolini y el otro de la oficialista Diana Conti. Según confió Orsolini a este medio, las dos iniciativas son similares, por lo que el consenso no sería una traba para sancionar la ley.
Orsolini señaló que mantuvo diálogos muy cortos con Conti y quedaron en reunirse para llegar a un acuerdo. La primera comisión que deben superar los proyectos es la de Legislación General. De ahí, pasará a Agricultura. “Lo bueno es que no pasa por Presupuesto, que es donde suelen frenarse los proyectos. Yo creo que una vez que supere la de Legislación avanzará rápido”, señaló el diputado nacional, quien espera iniciar la discusión apenas se retome la actividad en el Congreso.
En este contexto pareciera que la idea de avanzar en una norma de estas características tiene consenso. Sin embargo, Orsolini advirtió que “hay un sector del kirchnerismo que está a favor, no sé si todos”. En esa línea, amplió: “No nos olvidemos que los Kirchner vienen del sur, donde se vende la mayor parte de tierras a los extranjeros”.

Muy reservados

Más allá de la diferencia de paisajes y territorios, los extranjeros que llegan al país por una porción de tierra tienen una característica que los une. “Son muy reservados y ce-
losos de su propiedad”, contó un productor rural del sur bonaerense, quien de todos modos aclaró que a los italianos “no se los ve mucho por el campo”. Suelen contratar gente para que se los maneje y trabaje la tierra. El grupo Benetton, famoso por ser uno de los primeros en copar la Patagonia, estuvo involucrado en la compra de tierras dentro de la Provincia. “Se habló en algún momento de Necochea”, confió un diputado provincial a Hoy.
“Hace un tiempo vino a tocar (Ricardo) Arjona a Bahía Blanca y se dijo que de ahí se fue a Saavedra a ver unos campos que había comprado”, relató un intendente a Hoy, aunque aclaró: “Son rumores”. La realidad es que las precisiones no abundan, pero sí hay certezas: la extranjerización de la tierra es moneda corriente.

Los controles que se aplican en otros países

Brasil
La proporción total de área rural propiedad de un extranjero residente no puede sobrepasar el 25% de la tierra de cada municipio. Además, los extranjeros deben obtener autorización gubernamental para adquirir tierras localizadas en sectores limítrofes.

Canadá
En aplicación de la Investment Canadá de 1985, las inversiones extranjeras que no superen los u$s 5.000.000 para inversiones directas y los u$s 50.000.000 para las indirectas quedan liberadas de toda autorización federal. Pero será necesaria tal autorización cuando, por razones de interés público, el ministerio de Industria recomiende que la inversión deba ser examinada por el Consejo de Ministros.
Estados Unidos
La US Agricultural Foreign Investment Disclosure Act de 1976, establece que los extranjeros que adquieran tierras agrícolas con una extensión mayor a diez acres deberán registrar su adquisición dentro de los noventa días siguientes. En el estado de Indiana, como caso ejemplar, existe una restricción para los extranjeros que no tienen intenciones de convertirse en ciudadanos naturalizados, pues no pueden conservar tierras de más de trescientos veinte acres por más de cinco años.
Vale destacar la prohibición legal en los estados de Missouri e Iowa, que involucra a los extranjeros y compañías extranjeras para adquirir tierras agrícolas. Los propietarios de esta clase de predios que tengan residencia en el estado están obligados a vender el inmueble en el lapso de dos años si pierden la calidad de residentes.

México
Contempla, en diversos cuerpos normativos, impedimentos para la adquisición por extranjeros de determinados terrenos. Así, por ejemplo, el artículo 27 de la Constitución Política prohíbe a los extranjeros adquirir el dominio directo sobre tierras y aguas ubicadas en una faja de cien kilómetros a lo largo de las fronteras y de cincuenta en las playas.

Corea del Sur
La legislación prohíbe a los extranjeros comprar tierras, pero sí permite a las compañías extranjeras comprar los bienes raíces que necesiten para concretar sus operaciones.

Dinamarca
Por medio de su ordenamiento jurídico, exige a los extranjeros autorización previa del ministerio de Justicia para la adquisición de bienes raíces.

Irlanda
Según la Land Act de 1965, los extranjeros deben tener el permiso de la Comisión de Tierras para comprar o arrendar tierras agrícolas. Quedan exceptuados de esta norma los extranjeros que tengan siete años de residencia continua.

Noruega
Por intermedio de la Norway Concession Act de 1917, modificada en 1974, se establece que los extranjeros que deseen adquirir tierras deben tener la autorización del ministerio de Agricultura e
Industria.

Corrientes Un extraño filántropo que busca agua

Las reservas de agua dulce, uno de los tesoros más preciados por la escasez que se espera de aquí a unos años, parecen ser el principal blanco de los inversionistas extranjeros. Douglas Tompkins, empresario estadounidense es una de las muestras más acabadas de esto. La polémica con este extranjero se generó cuando el por entonces subsecretario de Tierras para el Hábitat Social, Luis D’Elía, rompió el alambrado y se metió en los terrenos propiedad de Tompkins en la provincia de Corrientes. El empresario amenazó con presentar una denuncia, pues su intención de comprar estancias, que incluía los Esteros del Iberá, una de las principales reservas de agua del país, era con fines filantrópicos.
Lo cierto es que más allá de la imagen de protector del medioambiente que quiso dar a los argentinos en aquel entonces, Tompkins también se apoderó del Acuífero Guaraní, capaz de proveer de agua a 6 mil millones de personas durante varias décadas.
Por otra parte, haciendas San Eugenio es un nuevo nombre de un emprendimiento extranjero en los Esteros del Iberá, en Paraje Yahaveré. Esta nueva denominación suena un poco más agradable que la anterior, Forestal Andina, pero las consecuencias siguen siendo igual de catastróficas. Un fallo histórico de la Suprema Corte obligó a la firma a demoler un terraplén de 24 kilómetros que había decidido construir, avasallando tierras protegidas. No sólo aún se mantiene firme, sino que además las denuncias contra la empresa crecieron: ahora la acusan de robo de tierras en la Reserva Provincial Esteros del Iberá. La organización Salvemos al Iberá reveló “que un sector fiscal de una franja de 1.107,06 hectáreas ubicada sobre la costa de la Laguna Medina” está en posesión de Haciendas San Eugenio.

Patagonia Benetton, precursores de la entrega

Los Benetton, que tienen una fortuna estimada en 1,5 billones de dólares, llegaron a la Argentina a inicios de la década del ‘90, cuando el menemismo comenzaba a aflorar. Luciana, Gilberto, Giuliana y Carlo hoy ostentan más de 900 mil hectáreas, repartidas entre las estancias “Pilcañeu”,
“Alicura”, “Lelequen”, “El Maiten”, “Coronel” y “Cóndor”. Los empresarios textiles elaboran el 10% de su producción de lana en estas tierras. Pero lejos de ser “agradecidos” por las bondades argentinas y las facilidades recibidas durante la etapa más cruda del neoliberalismo, los Benetton impusieron otra marca suya en el país: el autoritarismo.
En principio despidió casi al 50% del personal que trabajaba en sus tierras, en su mayoría peones rurales de la comunidad mapuche. Luego redobló la apuesta: contrató grupos especiales para reducir los derechos básicos de las comunidades mapuches, que quedaron “encerradas” dentro de sus tierras. Más simple: echar a esos “intrusos”.

Río Negro Alambres y pistas de aterrizaje

El multimillonario inglés Joe Lewis es uno de los que más avanzó en los últimos años en la compra de tierras. Lago Escondido es un espejo de agua cristalina en Río Negro. Hoy tiene dueño: el acceso a ese lago forma parte de las 18 mil hectáreas que adquiró Lewis en la zona, lejos del glamour que poseían sus emprendimientos más públicos, como el Hard Rock Café y Planet Hollywood, con socios de la talla de Sylvester Stallone, Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger.
Es lógico que esté prohibido por ley que quien compre una belleza natural como Lago Escondido pueda alambrarla y privar a todos los rionegrinos de ese recurso natural. Más lógico aún es que esta gente no respete las leyes: el alambrado alrededor de Lago Escondido se mantiene inmutable, pese a las órdenes judiciales que ordenan quitarlo.
En el otro extremo de esa provincia, Lewis tiene otro de sus refugios en la Argentina, Playas Doradas, un sitio a 30 kilómetros de Sierra Grande. Allí, Lewis tiene otro de sus “orgullos”: una pista de aterrizaje de tamaño casi idéntico a la del aeropuerto internacional de Bariloche. “Es una locura y cuenta con la aprobación de la Fuerza Aérea”, recalcó Orsolini.
En este caso, Lewis también cerró un viejo camino que conduce a un sector que le permite a los “pulperos” obtener su sustento diario con la captura de moluscos. El inglés sólo permite que lleguen hasta su “costa”, más virgen que la de Sierra Grande, caminando por la playa. Son “apenas” 16 kilómetros, lo cual hace imposible que los trabajadores puedan cumplir con su tarea allí.

Neuquén De CNN a Traful

Ted Turner, fundador de la CNN, es reconocido en Estados Unidos por su capacidad de trabajo, su verborragia y por su apodo: “El bocón del sur”, en inglés, claro está.
Este polémico personaje es otro de los que buscó tierras en la Argentina, que visita dos o tres veces por año, con alguno de sus hijos. La estancia “La Primavera”, de 4.400 hectáreas ubicada en Villa Traful, Neuquén, fue su primera adquisición. Y al igual que muchos de sus compatriotas, y extranjeros que se instalan en el país, Turner supuso que con el dinero de la compra ya estaba todo solucionado, todo era de él. Así, no tuvo ningún tapujo en alambrar una buena parte del Río Traful. La voracidad de este empresario de los medios por las
riquezas naturales no se detuvo en la tranquilidad del Traful. Luevo, avanzó con otras 8 mil hectáreas, en la estancia “San José”, Río Grande. Y pateó el tablero con las casi 50 mil hectáreas que posee en “Collón Curá”, ubicada entre Confluencia y Junín de los Andes (Neuquén).
Turner es el vicepresidente de AOL Time Warner, compañía nacida de la fusión de dos verdaderos colosos: el gigante americano de internet America Online y el conglomerado de empresas de comunicación Time Warner.

La Rioja y Catamarca Tierra con pueblo incluido

Buscan en los avisos, miran el mapa, sacan el cheque y se quedan con todo. Esa parece ser la forma de operar que tienen los empresarios extranjeros que vienen por la tierra argentina. El holding italiano Nettis Impianti dio muestra de ello a mediados de los ‘90, cuando compró 418 mil hectáreas en La Rioja con un pequeño detalle: “adentro” había un pueblo de 500 habitantes.
Algo similar ocurrió en la pequeña localidad El Recre, perteneciente al departamento de La Paz, en Catamarca. Allí, la empresa norteamericana fabricante de helicópteros compró cerca de 117 mil hectáreas, con 300 familias adentro. En este caso quedó claro la puja y disputa de intereses, cuando surgió el proyecto para expropiar cerca de la mitad y devolverle la tierra a sus propietarios “naturales”, aquellos que vivieron toda la vida allí. Las posturas fueron encontradas, hasta se escuchó a un concejal sostener que el reclamo de la gente era justo, pero no les correspondían más de 10 hectáreas.

Misiones También por la madera

La empresa chilena Alto Paraná concentra actualmente el 6% del territorio misionero. No se instaló allí para tener cerca las magníficas Cataratas de Iguazú, sino que fue en busca de algo más terrenal: la madera. Según organizaciones ecologistas que trabajan allí, la empresa violó tratados en su voracidad por la madera. Y aportaron datos concretos. La empresa habría talado 100 de los 200 metros de selva ubicada a la vera del lago Uruguaí, que deben quedar en pie, ya que están protegidos por la ley 3.302 que declara a esa zona como Paisaje Protegido. A su vez, había conseguido un permiso para deforestar 150 hectáreas y sin embargo habrían talado 350.

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