miércoles, 16 de marzo de 2011

AHORA STIGLITZ PROPONE GRAVAR LA RENTA DE LA TIERRA Y LOS RECURSOS NATURALES.


(Por Fernando Scornik Gerstein, abogado y Presidente de la International Union for Land Taxation and Free Trade)


En una presentación realizada el 2 de Diciembre de 2010 en el Roosvelt Institute en USA y que Joseph Stiglitz titula “Principios y pautas para la reducción del déficit”, el premio Nobel de Economía y Profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York señala los principios que debería seguir una política de inversión y de imposición fiscal destinada a reducir el déficit público, sin agravar la actual Gran Recesión (así lo denomina) en que nos encontramos sumergidos. Aunque las propuestas de Stiglitz tienen como destinataria la economía americana, algunas de ellas deberían ser analizadas con atención por los economistas de nuestro país, que han permanecido – sin diferencia de Partidos – en silencio frente al cáncer de la especulación inmobiliaria (en realidad especulación con el suelo, pues es la tierra lo que aumenta de valor y no los ladrillos) que ha sido la nota diferencial que ha hecho de la recesión de nuestra economía muchísimo más dura y grave que la de otros países – como Alemania – donde la especulación ha sido tradicionalmente controlada.

Entre los principios generales que señala Stiglitz están los siguientes:

1. La inversión pública que se destine a objetivos que incrementen los ingresos fiscales en forma de pagar el principal más los intereses, reduce los déficits a largo plazo.
2. Siempre es preferible gravar las cosas malas (como la polución) que las cosas buenas (como el trabajo). El principio de que el contaminador debe pagar por los costos que impone a otros es bueno tanto por razones de eficiencia como de equidad.
3. Eliminar lo que el llama “corporate welfare” – y que podemos traducir como “beneficios que subsidian a las corporaciones” – es bueno tanto para la eficiencia como para la equidad. Poco o nada de eso se ha hecho en España y no parece haber ninguna intención de hacerlo.
4. Debido al incremento en desigualdad y pobreza la incidencia de todo incremento impositivo debe ser progresiva y no debe haber incrementos en la carga impositiva sobre los americanos más pobres. No hace falta mucha perspicacia para ver que lo que se ha hecho en España – y en Europa en general – es precisamente lo contrario. A través del incremento en el Impuesto al Valor Añadido a quién más se ha perjudicado es a la gran masa de consumidores finales, es decir a los más pobres.
5. La eliminación de la liquidación de activos del dominio público es – contrariamente a lo que se cree y a lo que el IFM suele recomendar para el Tercer Mundo – una forma eficiente y justa de reducir los déficits. Señala que privatizaciones hechas con ligereza hipotecando ingresos futuros, no solo no sirven para reducir el déficit, sino que pueden resultar en un más alto nivel de la deuda nacional a largo plazo.

Estos serían los principios generales, entre las medidas concretas que propone algunas llaman poderosamente la atención. Aunque no es la primera que propone, queremos destacarla por la importancia que tiene para España.

Stiglitz la denomina “La Generalización del Principio de Henry George”. Según este principio, en la imposición lo que “uno debe gravar son aquellos factores cuya oferta es inelástica, dado que ello nunca afectará la oferta”. Henry George – a quién Stiglitz caracteriza como el gran pensador progresista de fines del siglo XIX – propuso por ello gravar la tierra, concretamente la renta de la tierra libre de mejoras. Es irónico – añade Stiglitz – que Estados Unidos ha estado haciendo precisamente lo contrario, dando trato preferencial a los incrementos patrimoniales.

En cuanto a España, mejor ni hablar. La especulación con la propiedad – lease con el suelo – ha sido el gran pasatiempo nacional, tolerado – cuando no auspiciado – tanto por el Partido Popular, como por el PSOE. En los últimos 20 años el incremento del precio de la vivienda (con el suelo como factor principal) fue del 900%. En el Reino Unido – otra joyita en materia de especulación inmobiliaria – el incremento fue del 769% (aunque el Reino Unido tiene una densidad de población que triplica la de España). En España la renta nacional disponible neta a precio de mercado por habitante se ha incrementado, desde 1986, en 350%. Es decir, mientras los ingresos se han multiplicado 3,5 veces, el precio de la vivienda se ha multiplicado por 9. ¡Como para asombrarse que estemos donde estamos! Hace unos años escuché a Rodrigo Rato hablar de los problemas de la economía española. La especulación con el suelo ni la mencionó. No estaba en su agenda. Tampoco ha estado en la agenda de los economistas del PSOE. Sorpresivamente, apareció en las agendas después del “crack”

Pero Stiglitz no se limita a la tierra. Señala como de oferta inelástica a otros recursos naturales y propone gravar su renta al 100% generalizando así el “Principio de Henry George”.

Señala también Stiglitz que el sector financiero a través de un Impuesto a las Transacciones Financieras, debe cumplir un rol fundamental en la reducción del déficit. Señala que aunque los Bancos tuvieran que devolver hasta el último penique de los subsidios que han recibido en las operaciones de rescate, no estarían siquiera cerca de compensar al país (USA) por los costos totales (ahora ya en trillones de dólares) que han impuesto sobre otros, “a través de préstamos y otras conductas como actores principales en el sector financiero que ha tenido efectos adversos en la economía americana y en la global”.

El sector financiero – concluye – carga con una especial responsabilidad en la recesión.

¿Los bancos españoles son distintos? ¡Por supuesto que no!

Propone también un impuesto a las transacciones financieras a corto plazo y señala que tal impuesto, aún a tasas bajas, produciría ingresos considerables y no hay sino pequeñas evidencias que pueda afectar la productividad a largo plazo “por el contrario es probable que la incrementen”.

Un punto que toca Stiglitz y que no deja de tener gracia, sino fuera tan trágico para nosotros, es el de las tarjetas de crédito. Señala Stiglitz que la moderna tecnología ha reducido el costo a prácticamente cero para pagos electrónicos e indica que no obstante las compañías que emiten tarjetas – en su gran mayoría los Bancos – cobran tasas del 0.6% el 2.4% por cada transacción. Se ve que Stiglitz no ha analizado el caso español, pues aquí las tasas son del 4% y del 5%. Un verdadero saqueo tolerado por el Banco de España. El propone controlar las tasas que cobran los bancos y destinarlo – fiscalmente – el 50% de las mismas a disminuir el déficit. Por supuesto, esto en España, con el peso que tiene la Banca en la toma de decisiones, es una ilusión

Toca Stiglitz muchos otros puntos, pero queremos señalar uno para finalizar: propone que los impuestos progresivos que deberían introducirse – tanto a la personas físicas como a las corporaciones, se dirijan fundamentalmente a ese 1% de la población que “se come alrededor del 20% de la tarta nacional”.

Sería por supuesto muy razonable ¿se atrevería alguien a proponer algo de todo esto en España?

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