viernes, 8 de abril de 2011

ETICA ECONÓMICA PARA LA SOCIEDAD MODERNA



Cómo resolver los problemas de desigualdad social e inestabilidad financiera
Por Alanna Hartzok, octubre 2009 (tr. Hector Sandler)


La crisis financiera mundial ha demostrado una falla sistémica profunda del paradigma económico imperante. Hasta ahora, los esfuerzos para remediar la situación han fracasado en abordar las causas profundas de la crisis y están hundiendo al pueblo estadounidense en el más profundo agujero de la deuda pública.
En un artículo de opinión titulado "Obama's Ersatz Capitalism" (Obama , el recurso del capitalismo ) a principios de este año, Joseph Stiglitz, escribió que el rescate de los bancos por los contribuyentes es una "asociación en la que un socio roba a los demás." Teniendo en cuenta que en 2004 el 1 por ciento de la población de los Estados Unidos era propiedad de riqueza de $ 2.5 billones más que la parte inferior del 90 por ciento, y que incluso en 1996 cerca de 350 multimillonarios tenían más riqueza que casi la mitad de la humanidad, es seguro que se ha llegado al final del juego del monopolio capitalista.

Búsqueda de rentas y de la reestructuración económica
Analistas económicos alternativos ven el problema de la grave brecha en la distribución de la riqueza en la capacidad del sector denominado FIRE (finanzas, seguros y bienes raíces ) para concentrar grandes cantidades de dinero, recursos y poder en cada vez menos manos. Lo hacen a través de una variedad regímenes que autorizan conductas que buscan "Rentas" en el sentido de ingresos no ganados por el trabajo. El análisis económico alternativo considera que se trata de una renta económica excedente generada por la sociedad en su conjunto, pero que es capturada por pequeños grupos privados..

Cuando un orden económico genera riqueza, el precio de la tierra y otros recursos naturales aumentan de precio. Esto resulta del hecho que los dones de la naturaleza no pueden ser producidos por el esfuerzo humano y, en consecuencia, como no se puede aumentar su oferta para satisfacer la creciente demanda, los titulares de la tierra y de otros recursos naturales, gozan de una posición legal que les permite capturar como renta el excedente económico generado por el trabajo y el capital.

La renta económica es esencialmente la medida del excedente social. Sin embargo la teoría economica neoliberal no la considerada como tal sino que juzga a este valor como un bien de mercado objeto de la especulación privada. Este defecto legal aceptado sin criticas en la base de una economía de mercados, crea una gran desigualdad en el sistema económico mundial. La falta de conocimiento sobre las formas de corregir este defecto legal ha impedido asegurar, mediante el debido ordenamiento legal, los beneficios que corresponden a quienes muestran eficiencia económica y pretenden ejercer las libertades individuales. Este freno que padece la mayoría ha sido la causa del general impulso a favor de órdenes económicos centralmente dirigidos y de formas socialistas controladas por el Estado.

Una reestructuración económica basada en una más completa comprensión de la función de la renta económica es necesaria para establecer nuevo marco legal / económico capaz de trascender las concepciones de la vieja derecha y la ya no menos vieja izquierda.

El negocio inmobiliario y el problema de la tierra
Si bien muchos prestamistas garantizados por hipotecas de alto riesgo (hipotecas subprime) pueden ser culpados de conductas inmorales, en verdad su actividad en el juego "de inversión en bienes raíces” era perfectamente legal. Para generar más ganancias - con el pretexto de poder realizar el sueño americano de tener cada familia su casa propia, en un momento en que la capacidad de quienes vivian de su salario iba disminuyendo – los nuevos instrumentos financieros hicieron más fácil que las personas más pobres pudieran adquirir casas mediante hipotecas.

Durante la fase de expansión del ciclo económico, cuando los valores de la tierra fueron en aumento, los bancos y otras personas invirtieron en bienes raíces. Los bancos prestaron dinero a la gente para que jugaran el juego de la especulación con bienes raíces. Este comportamiento hizo subir cada vez los valores de la tierra. Sabemos hoy que del 20 al 25 por ciento de los adquirentes de las casas compradas en esta último tramo del ciclo, vivían con la expectativa de que los precios de la tierra aumentarían.

Este esquema Ponzi condujo el ciclo a un máximo frenesí y luego a una crisis total de los “derivados” y todo lo que a ellos se vincula. Los economistas expertos en la renta de la tierra sabían y anticiparon el escenario, basados en análisis detallados (remontándose hasta la década de 1840) y señalaron con acierto que en materia de bienes raíces el “la crisis” se produce cada 18 años.(Sobre esto el economista norteamericano Fred Folvary y el británico Fred Harrison. Nota del traductor)

El punto es este: Por debajo del problema del dinero y de la banca está la “cuestión de la tierra”: el tratamiento legal de la tierra y demás recursos naturales y sus respectivas rentas socialmente generadas. Todas las leyes conducen a tratarlas como si fueran mercancías aptas para la especulación. La cuestión de la tierra y su renta social es el profundo origen de la crisis financiera mundial.

Impuesto a la propiedad inmueble y el impuesto a los salarios
Una solución al problema pasa por que la sociedad – representada por sus gobiernos – forme el tesoro público con el valor total de las rentas socialmente generadas y de ese modo frenar al máximo la especulación con el suelo y estabilizar los precios de la tierra y, por consiguiente, el de la vivienda. Esto puede ser hecho mediante un tipo de impuesto único al valor de la tierra. La renta de la tierra socialmente generada es una suma enorme, la que se estima en hasta un tercio del PIB en los países desarrollados. Esto es más que suficiente para sufragar las verdaderas necesidades sociales, incluyendo educación y salud para todos.

Con la captura total de la renta de la tierra por la sociedad y para el bien común, la “plus valia” de la tierra destinada a prestamos con interés de los bancos no existiría . No habría más préstamos respaldados por la tierra. El capital financiero no obtendria ningún beneficio de la tierra y de la renta de los recursos naturales. Habría en consecuencia muchos más fondos disponibles para invertir en la producción de bienes y servicios.

Un corolario necesario de esta política es la eliminación de los impuestos sobre los salarios y así asegurar la plena recompensa al trabajo. Al desgravar los salarios, aumentaría de inmediato la capacidad de compra de todos los que viven de su trabajo.
Los cuantiosos ingresos no se generan de los salarios, sino de la renta económica (ingresos no ganados). Establecer un impuesto a cargo de las personas propietarias de tierra, sería una manera importante que el excedente social sea capturado para la sociedad en su conjunto.

Finanzas Públicas: El dinero como una tecnología social
Otra parte de la solución se vincula al tratamiento del dinero como un mecanismo de intercambio de riqueza. El dinero tiene que ser visto como una tecnología social. Tiene que ser emitido y puesto directamente en circulación por los gobiernos para afrontar el gasto en bienes públicos y no como fuente de deuda pública y privada.
La reforma del señoreaje permitiría proyectos gubernamentales a gran escala, lo que beneficiaría a un gran número de personas. Por ejemplo, la infraestructura de transporte público puede ser financiada de manera que permita inyectar dinero en la economía. Desde que las mejoras en la infraestructura incrementan los valores de la tierra, la captura de la creciente renta de la tierra pagará el mantenimiento continuo de las obras públicas. Con la reforma de señoreaje, el sistema monetario puede comenzar a funcionar como un fideicomiso público.

La eliminación de la acumulación de tierra y la especulación con ella, combinada con la capacidad de los trabajadores para mantener todos sus ingresos, permitirá que más personas tengan acceso a la tierra, a la vivienda y a las actividades productivas. La tendencia incentivaría la participación de los trabajadores en el la forja del capital a través de la formación de pequeñas empresas y cooperativas. Cuando esta forma económica avanza, más personas gozaran de mayor autonomía frente al capital monopólico. A partir de esta base se podrá más fácilmente poner en acción movimientos destinados a eliminar otras formas de monopolio y de especulación con la renta.

Este enfoque de la política de finanzas públicas mejora la actividad económica del sector privado y la del sector proveedor de bienes y servicios públicos también. Los impuestos funcionan como pagos que hacen los usuarios de recursos que son parte del patrimonio común.
Los fondos públicos obtenidos de la renta de la tierra pueden financiar la educación y la atención de la salud para todos; la capitalización y el mantenimiento de la infraestructura pública, y generar fondos para préstamos a bajo interés para la construcción de viviendas y el desarrollo de las actividades de las pequeñas empresas y cooperativas.

Justicia Global y Ambiental
La combinación de recaudación de la renta de la tierra y los ingresos con impuestos ambientales ( "el que contamina paga") son la base material para la formulación de políticas públicas. Los beneficios resultantes incluyen una distribución más justa de la riqueza, la protección del medio ambiente, y la producción de las necesidades básicas.

Las políticas conformes a un uso ético de la tierra y las bases de financiación pública que se describen en este artículo, tienen sus raíces en la teoría económica clásica y en la historia de la justicia económica en los períodos de “borrón y cuenta nueva” (el jubileo bíblico) dados en la antigüedad. Este es el tipo de ajuste estructural que la gente del mundo realmente necesita.

Impuestos establecidos y administrados según las líneas propuestas favorecerían las exigencias de igualdad en el campo de la actividad económica en todo el mundo, dentro de las naciones y entre todas ellas.

Un sistema público coherente e integral basado en finanzas sostenidas fundamentalmente por la recaudación de la renta de la tierra alteraría el statu quo y otorgaría a cada persona la justa participación que merece en el acceso al planeta. Daría lugar a un verdadero derecho de nacimiento económico. Con las necesidades básicas aseguradas para todos, la humanidad sería más libre para avanzar, física, espiritual y moralmente.

Alanna Hartzok es Co-Directora del Earth Rights Institute y autora de La Tierra pertenece a todo el mundo, libro galardonado con el Premio 2008 Radical Media. Es representante de una ONG en las Naciones Unidas y miembro del directorio de Unidos para una Economía Justa, que se desempeña en el Consejo Consultivo del Instituto de Investigación de Prout de Venezuela. Bajo contrato con las Naciones Unidas desarrolló un curso on line y el programa de Derechos de la Tierra y Recaudación del Valor de la Tierra.

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