viernes, 6 de enero de 2012

Justicialistas, liberales y el sindrome de Funes el memorioso.


Gaucho Cbernético -justicialista-, Eduardo Marty -liberal- y yo vemos el mismo perro pero desde distinto lado.
Quien nos escucha discutir en Facebook lógicamente piensa que estamos hablando de cosas muy distintas tan distintas como cuando uno describe a un perro visto desde la cabeza; el otro describe al mismo perro visto de costado y el otro visto desde la cola y como "Funes el memorioso" de Borges somos incapaces de integrarlo.
El perro tiene nombre y apellido se llama “Derecho Romano” –o antiguo, o de barbarie- y es el reglamento de juego de la sociedad.

Gaucho Cibernetico ve, como Jauretche, que alguien “desde afuera” en connivencia con alguien de adentro –seguramente Mitre, Vélez Sarsfield, la generación del 80 y Universidades Nacionales- nos impusieron ese orden, que como sabemos es jerárquico, genera clases sociales, desigualdad, injusticia, improductividad, ciclos económicos y finalmente guerra civil. Gaucho intuye con claridad algún nexo entre la pobreza de los muchos y la riqueza de unos pocos.

Eduardo Marty, como los Austriacos, ve al perro desde la óptica que genera un desorden e inseguridad jurídica que impide el desarrollo de un país moderno, justo, con igualdad de oportunidades y que ese desorden genera improductividad y las consecuencias son la pobreza de los muchos que no se pueden expresarse económicamente en semejante aquelarre normativo y corrupción.

Guillermo Andreau observa que “existe” un Derecho que logra “escapar del todo a las trascendentes miras del Derecho Romano que degradó el trabajo hasta hacerlo digno del esclavo y realzó el robo y el latrocinio político como fuente genuina de la propiedad” como denunciaba Juan Bautista Alberdi en su Critica al Código Civil Argentino de fuente Romanista.
Advierte también que en la Revolución de Mayo y en su Constitución de 1853 se institucionalizaron las bases del derecho moderno o individual que protegería al hombre y al fruto de su trabajo del Derecho Romano tributario, generando evolutivamente instituciones como la democracia, la federación y la republica que garanticen la libertad, la igualdad y la fraternidad. Y que para que ello se de, es necesario cambiar el origen tributario romano de los recursos del estado y volver al sistema rentístico de la Roma Republicana; del Cristianismo no romano y del sistema económico y rentístico de la Revolución de Mayo.

El derecho moderno o individual esta fundado en el principio que hay un medio económico para asegurar los derechos iguales de todos, no dividiendo la tierra en pedazos iguales, sino tomando para uso de todos aquel valor que se adhiere a la tierra, no como el resultado del trabajo individual sobre ella, sino como resultado del aumento de población y del progreso de la sociedad. Por ese medio todos estarían igualmente interesados en la tierra de su país nativo. Si uno utilizaba un pedazo de más valor que su vecino, pagaría una renta más pesada. Si no usaba tierra directamente, aun así sería un igual partícipe en la renta -ya que su actividad económica estará libre de impuestos-. He aquí el camino sencillo de la economía clásica, expresada por el liberalismo original.

Como vemos todos tenemos razón; PEEEROOOO Gaucho, como buen peronista conservador, cree que si reeducamos al perro -que nos ataco mil veces- y lo atamos a normas nativas lograremos modificar su comportamiento y dejara de atacarnos.

Eduardo como buen liberal conservador cree que si dejamos al perro libre de ataduras normativas que limiten su comportamiento el perro solo arreglara las cosas y dejara de atacarnos.

Guillermo cree que el problema del perro romano esta en “su naturaleza” y como tantas veces en la historia hay que reemplazarlo por el derecho moderno que nos garantice la mas alta productividad, la total protección a la propiedad privada –fruto del trabajo libre de impuestos-.

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