lunes, 18 de agosto de 2014

Jose de San Martin el libertador de los impuestos



ORACIÓN LAICA EN HOMENAJE AL LIBERTADOR DON JOSE DE SAN MARTIN
Hector Sandler, Profesor Consulto, Derecho,UBA
El domingo 28 de abril de l889, Henry George pronunció una conferencia en Glascow titulada “Venga a nos Tu Reino”.
Los conceptos que  pronunciara  a fines del siglo XIX,  tienen  plena vigencia  para todo el mundo, pero en especial  para la Argentina de hoy.
 La mayoría de nuestra  población es  cristiana, pero pareciere no saber concretar en la vida social la invocación del Padrenuestro.
Disponemos de  un territorio llano de 2, 700,000 km2, profusamente regado por agua dulce, harto fértil y de bondadoso clima. Y sin embargo  el 85% de nuestra población  vive hacinada en unas  pocas ciudades que ocupan en total menos de 30.000 km2 de superficie. El resto del territorio de nuestro vasto pais es un desierto. En él  pudieran residir y trabajar  en excelentes condiciones de vida más de 200 millones de personas, poblado según  la tasa media de Europa ,o sea unos 100 h/km2. No ocurre así. Por el contrario reina el hacinamiento urbano  junto el desierto,  a la vez que no pocos de sus hijos se ven obligados a emigrar para realizar un futuro mejor.
 Y, colmo de los colmos, en aquella pequeña superficie urbana una gran parte de la  población vive hacinada  en antiguas casas más propicias para la demolición que para albergar seres humanos, mientras  casi 3 millones  lo hacen en condiciones de pobreza extrema, prácticamente sin vivienda digna y cientos de miles sobreviven refugiados en “villas de emergencia”, casuchas provisorias para siempre. ¿No es obligación primera de los Cristianos revisar el Derecho positivo vigente en cuanto imposibilita vivir según la ley de Dios y conformar aquí en la Tierra una vida digna del Reino de Cristo?
A continuación transcribimos lo esencial del discurso de Henry George.
Es el mejor homenaje que se nos ocurre hacer al Santo de la Espada, No luchó y triunfó en la guerra por la independencia argentina para que al final de los siglos la mayoría del  pueblo argentino padeciese condiciones semejantes a la servidumbre y esclavitud por causa de un derecho positivo causante de horribles efectos.
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“VÉNGA A NOS EL TU REINO” (Resumen del discurso de Henry George)
        “Acabamos de juntarnos en la más solemne , más sagrada y más católica de todas las plegarias. ¡“Padre nuestro que estás en los cielos”! En cuantos la aprendimos en nuestra infancia , evoca las más dulces y tiernas emociones. Unas veces consciente, otras rutinariamente, ¡cuántas veces la hemos repetido!. Durante siglos, cada día, cada hora, asciende esta súplica: ¡”Vénganos el Tu Reino”!  ¿Ha venido?  Conteste esta cristiana ciudad de Glascow . “Vénganos el Tu Reino”. Día tras día, domingo tras domingo, semana tras semana ha ascendido esta súplica. Y hoy, en esta llamada cristiana ciudad de Gascow, 125.000 seres humanos - así dicen vuestros funcionarios de Beneficencia - , 125.000 criaturas de Dios, viven en una sola habitación por familia.
 “Vénganos él Tu Reino”. Lo hemos estado implorando e implorando y aún no ha venido. Tanto se ha retardado, que muchos creen que no vendrá nunca. Este es el punto vital en que esto que acostumbramos a llamar cristianismo del tiempo presente tanto difiere del cristianismo que derrumbó al mundo antiguo, aquel cristianismo que bajo la raíz de una vieja civilización plantó la semilla de una nueva y más alta.  Nos hemos acostumbrado a pensar que el reino de Dios no es para este mundo; que el reino de Dios está en alguna otra parte a la cual se elevarán los buenos cuando mueran. Si es así, ¿para que sirve implorar la venida de aquel reino?. Dios, el Dios de los cristianos, el Todopoderoso, el Padre amante de quien Cristo habló , ¿es un monstruo tal como lo sería un Dios de esa clase?  Un Dios que mira a este mundo, ve sus padecimientos y sus miserias, ve las nobles facultades abortadas, las vidas fracasadas, la inocencia trocada en vicio y crimen, las fibras del corazón heridas y rotas, y sin embargo, estando en su mano, ¿no trae este reino de paz, de amor, de abundancia y de felicidad?
“Pensad en esto: El Todopoderoso - y lo digo con reverencia - el Todopodroso no podrá traer este reino espontáneamente. Por qué, ¿cuál es el reino de Dios, el reino por el que Cristo nos enseño a orar? ¿No consiste en hacer la voluntad de Dios?  Sí, pero no automáticamente, no como los animales, sino como seres inteligentes que distinguen el bien del mal.   Dios no puede crear  seres inteligentes dotados de voluntad libre y a la vez disponer que tengan  que obrar justamente de modo forzoso , pues con esto destruiría  la libre voluntad. 
“Vénganos el Tu Reino”. Cuando Cristo nos enseño esa oración no significó únicamente que los hombres hayan de pronunciar ociosamente estas palabras, sino que tienen que trabajar lo mismo que orar por la venida de aquel reino.Este mundo - el mundo de Dios - no es un mundo en que con  la repetición de palabras se saquen carros de los baches o la miseria de los tugurios. El que quiera orar con eficacia tiene que trabajar.
Dios nos ha hecho libres para nuestra perfección
        “Hay hombres que viendo en torno los padecimientos y la injusticia de que está llena la vida, dicen que no hay Padre en los cielos, que no puede haber Dios porque si no , no permitiría esto. ¡Qué superficial es esta idea! ¿Qué haríamos nosotros como padres de nuestros hijos? ¿Hay alguien que conociendo el mundo y las leyes de la vida humana,  cercara a sus hijos de guardianes de modo que no pudieran hacer mal ni padecer dolor? ¿Que lograrían con una educación como ésta?  Un animal mimado, no un hombre capaz de confiar en sí mismo. Somos hijos de Dios. Sin embargo, que uno de los hijos de Dios caiga al agua y si no ha aprendido a nadar, se ahogará.  El Creador pudo haber hecho que los hombres nadaran como los peces.  Pero serían peces, no hombres.
 Sí, somos los hijos de Dios. Pero hijos especiales pues nos ha dotado con un poder especial: el  poder para conocer y usar lo que sabemos para construir  con nuestro trabajo un universo adecuado a la calidad de  los hijos de Dios. Entre todos los seres vivientes el hombre es el único que posee un poder semejante al divino, el  de adaptar los medios a los fines.  ¿Es posible que el hombre poseedor  del poder de adaptar los medios a los fines sea capaz en estos días de cruzar  el Atlántico en apenas seis días y sin embargo  carezca del  poder de suprimir las condiciones que hacinan a miles de familias en viviendas de una sola habitación? ¿Podemos desconocer que en este mismo poder que Dios ha dado a sus hijos aquí, en este poder de elevarse cada vez más alto, viene  envuelto - y envuelto necesariamente - el poder de caer más bajo?
Somos  todos hermanos con iguales derechos
        “Decimos  ‘nuestro Padre’. No decimos  mi Padre. ¡Esa no es la oración!  Dios no es el Padre de una secta, de una clase, sino el Padre de todos los hombres. El Padre de todos. El Padre igual, el Padre amante. A Él es a quien nosotros pedimos que venga su reino.   Si Él es el Padre de todos, ¿no tienen todos los seres humanos , todos los hijos del Creador, títulos iguales para utilizar sus mercedes?
Un estado de cosas como el existente en esta ciudad de Glascow, como ocurre  en otras grandes ciudades, todos los días mueren pequeñuelos, mueren cientos de miles , porque habiendo venido a este mundo - esos  hijos de Dios -  se hallan con que no hay espacio suficiente para que ellos vivan.  Son arrojados del mundo de Dios porque no pueden obtener bastante sitio, no pueden obtener bastante aire, no pueden obtener bastante alimento. ¿ Que no hay bastante sitio aquí para los pequeñuelos?  Mirad a todo país del mundo civilizado ¿no hay bastante y de sobra? ¿No hay alimento bastante? Mirad al trabajo sin empleo, mirad la tierra ociosa, mirad todos los países y ved como se despilfarran las oportunidades naturales. ¡Ay! Ese cristianismo que arroja sobre el Creador el mal , la injusticia, la degradación debidos a la injusticia del hombre. Es peor, mucho peor que el ateísmo. Es una blasfemia, y si hay un pecado contra el Espíritu Santo, es un el pecado imperdonable.
 Cristianismo vino para instalar la justicia en un mundo injusto
“¿Porque fue perseguido el cristianismo? ¿Porqué fueron sus primeros creyentes arrojados a las bestias, quemados para alumbrar los jardines del tirano, cazados, torturados, muertos por todos los cueles procedimientos que un ingenio infernal podía sugerir?  No porque fuese una nueva religión. Roma era tolerante para todas las religiones. Era orgullo de Roma el no intervenir en la religión de los pueblos conquistados por ella. Lo perseguido por Roma fue un gran movimiento de reforma social, el evangelio de la justicia oído con agrado por pecadores vulgares, llevados por trabajadores y por esclavos a la ciudad imperial. La revelación cristiana era la doctrina de la igualdad humana, de la paternidad  de Dios, de la igualdad de los hombres. Minaba en su misma base aquella monstruosa tiranía que tenía opreso al mundo civilizado. Esta fue la razón por la que fue perseguido el cristianismo primitivo.
Fraternidad para  la coexistencia de la libertad  y la  igualdad         
“Nada es más claro que si somos todos hijos del Padre universal , todos tenemos derecho al uso de sus mercedes. Nadie osa negar esta proposición. Pero hay hombres que vuelven sus rostros contra las conclusiones y  dicen : “¡Oh!,  sí, eso es verdad, pero es imposible llevarla a efecto”.  Mas pensad en lo que esto significa. Aceptan  que este es el mundo de Dios y, sin embargo, tales hombres dicen que en su mundo, la justicia de Dios , la voluntad de Dios,  no puede llevarse a la práctica. ¡Qué monstruoso absurdo! ¡ Qué monstruosa blasfemia!  Si el Dios amorosos debe reinar, si sus leyes no son sólo las leyes del universo físico, sino del universo moral, tiene que haber un medio de llevar a efecto su voluntad. Tiene que haber un camino para hacer justicia igual a todas sus criaturas. “
HASTA AQUÍ LA ORACIÓN LAICA DE HENRY GEORGE.
¿Cómo sustituir a nuestro actual purgatorio (cuando no infierno) social por una sociedad de hombres libres, tratados en un pie de igualdad, que les permita practicar la cristiana fraternidad?
Hay que apelar al Derecho. A un derecho positivo que reconozca una realidad que le precede y que se puede expresar en estas palabras:  el valor de la tierra , manifestado en su precio real de mercado  es el crédito público de la sociedad , necesario satisfacer  para afrontar los gastos sociales que la comunidad demanda.
El desarrollo social aumenta el valor de la tierra
A medida que emerge la civilización , la división del trabajo y la concentración de poblaciones , nacen las necesidades comunes  y la de contar con de rentas públicas para afrontarlas. La tierra adquiere con este desarrollo privado y público un creciente valor. Cuando el territorio disponible de un pais  esta legalmente ocupado en su totalidad , se genera un valor diferencial entre los distintos predios según su condición productiva y su ubicación respecto a los centros de comercialización y consumo. Este valor – que se presenta como precio del lote de tierra en el mercado – no es obra del poseedor o propietario sino resultado  de la demanda de tierra. No es una cosa sino un crédito. El debe ser recaudado por los representantes de la sociedad para satisfacer los gastos sociales que demandan los bienes publicos.  Con esta recaudación no se infringe el derecho de propiedad de nadie, pues no se   toma nada del productor, ni de la recompensa por su actividad.
Más tierra disponible para todos
Más importante aun: cuando los gobiernos recaudan la renta del suelo de acuerdo  a su valor, tener tierra en posesión o propiedad sin producir “quema en las manos” del no productor. Dictada una ley que obligue a pagar al tenedor de tierra un modesto porcentaje calculado sobre su valor real ,  obligarán al haragán y al especulador a hacer ingresar su tierra en el círculo productivo. Esta recaudación  producirá una general “liberación de tierras” , pues todas las parasitarias  serán ofrecidas al mercado para el uso y la producción.
Que todos puedan vivir de su trabajo es la ley de Dios
 El efecto será portentoso:  millones de potenciales trabajadores que  en la actualidad deben someterse a la limosna privada o pública , para no sufrir la miseria ,   pasaran a ser efectivos productores de sus propios ingresos. Trabajadores libres. Esta ecuación importa a todos: pero en especial grado a cada nueva generación que se incorpora a la vida adulta y merece la libertad de  vivir de su propio trabajo.
Eliminar impuestos es hacer patria
Pero hay más: lo que los gobiernos recauden cobrando un porcentaje sobre el valor de la tierra arrojara un cierto monto total de ingresos, fácilmente calculable. Pues bien: a la vez que se disponga esta recaudación corresponde eliminar los impuestos que en los hechos rindan igual cantidad. El efecto será formidable. ¿Qué otra cosa pues esperarse si en determinado momento el gobierno logra  aumentar la oferta de tierra y a la vez  elimina impuestos a la producción y el consumo?   
Respetemos el plan de Dios para una buena sociedad
La  monstruosa desigualdad  que afea a la Argentina de hoy,  no se debe a un plan de Dios.  Es el pestilente  fruto de malas  leyes dictadas por los  hombres. En consecuencia es nuestro  deber moral y político  dictar  leyes que respeten la sabiduría divina para que el reino de Dios llegue hasta nosotros . Y con ello recobrar la perdida prosperidad que el pueblo argentino una vez supo lograr.
Buenos Aires, 17 de agosto del año 2014

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