jueves, 18 de octubre de 2018

¿VENDERÍAS TU CASA POR EL VALOR FISCAL?


Respuesta a la “ PREGUNTA RADICAL” HECHA POR PABLO MIRA (La Nación, Economía, p.5, Domigo 14 de octubre, 2018)
Aplaudo al autor del articulo por abordar el principal problema social argentino y – paradójicamente –omitido en la enseñanza superior en dos carreras decisivas en la actualidad: Derecho y Economía.
Me refiero a la primera cuestión social humana - madre de todos los problemas sociales, en palabras de Tolstoi – producido por dos mandatos divinos. El primero: Dispuso Dios que el ser humano se expandiera y señoree sobre los demás creado (Génesis 1: 26) para lo cual le ordenó :“Fructificad y multiplicaos” (Génesis 1:28). El segundo: Dado el acto practicado entre Adan y Eva ( Génesis 3: 7), dispuso también que , a partir de ello, la vida de los hombres se cumpliera en la Tierra, produciendo con su trabajo lo necesario para vivir y procrear hasta cubrir nuestro planeta (Genesis 3:19).
En otras palabras, mandó al hombre continuar la infinita obra de Dios (Génesis 1: 26) ; pero en un “espacio material” radicalmente finito: la Tierra. Planeta dentro del cual cada uno había de acceder al “terreno necesario” para para vivir y trabajar. ¿Cómo conciliar el crecimiento ilimitado de la humanidad en una Tierra finita, esto es físicamente limitada? He ahí el problema que toda sociedad humana tuvo, tiene y tendrá que resolver mediante su propio Derecho Positivo.
“Dios aprieta pero no ahoga”. Para ayudarnos a crear una “buena sociedad”- dado el mandato de crecer y el limitado espacio para hacerlo - a través de Moisés Dios nos dio principios . Los necesarios para que cada pueblo dicte la ley positiva que necesita para si. Con ese fin y para declaró: “Ejecutad mis estatutos y guardad mis ordenanzas y ponedlos en obra, y habitareis en la tierra seguro” (Levítico 25:18)
Y a modo de ayuda nos aclaró lo principal a tener en cuenta al dictar esos estatutos: “La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es, pues vosotros forasteros sois pata conmigo” (25: 23).
Estos mandatos para el pueblo de Israel fueron reiterados por Cristo para toda la humanidad presente y futura. Los argentinos, por cierto, quedaron incluidos. Asi lo entendieron los patriotas de la Revolución de Mayo y en consecuencia dictaron la ley de Enfiteusis Argentina en 1826 para acceder a la tierra. Acceso a la tierra sí; propiedad sobre ella, no.
Lamentablemente el justificado impulso para el “progreso” que en los 1870 animó a los intereses privados y justificaron las necesidades públicas, nos llevaron a derogar la ley de Mayo y dictar en su lugar al Código Civil. Éste, en lugar establecer el derecho judeo-cristiano , a la hora de establecer el “derecho a la tierra” , optó por el anticristiano Derecho Romano de Propiedad sobre la tierra (Ver nota al art.2503 del CC) . Nuestro Código Civil -ordenador de la Argentina social actual - dio por buena la división de la sociedad en tres clases: dueños de la tierra (patricios), inquilinos (plebeyos) y los sin tierra (proletarios).
Los desgraciados resultados están a la vista. Disponiendo de 2,7 millones de km2, el 90% de la población argentina sufre el “hacinamiento urbano”. Sobrevive hacinada en menos de 10.000 km2. Es la superficie sumada que ocupan, aproximadamente, la CABA, GBA, GRosario, GCordoba y de las “capitales” de 22 provincias prácticamente desérticas. Con una densidad que no llega en la mayoría a 1 h/km2.
¿Resultado? Un horrible hacinamiento compuesto de las más variadas condiciones sociales: 4 millones de personas en “villas miseria”, rodeadas por extensos terrenos baldíos , con miles de edificios en PH y un elevadísimo costo de la tierra urbana y no menos elevados costos de los alquileres mensuales a pagar por cada vez más pequeños departamentos. Un real “des-orden urbano” que se replica en fracturas sociales, conflictos permanentes, oligarquías de todo tipo y – para remate – carencia del principal instrumento de la economía moderna: moneda sana. El valor “titulo propiedad inmobiliaria” crece día a día a la vez que el valor “titulo moneda legal” decae hora tars hora.-
¿Como rectificar este “desorden demográfico” causante del “general desorden” social que padece nuestro país? ¿Por qué es imposible cumplir con el Preámbulo que dispone que cada gobierno ha de invitar a “todos los hombres del mundo a poblar el suelo argentino”? ¿Por que con el país aun vacio una política de “poblamiento” sonaría a locura? ¿Era loco Alberdi con su “gobernar es poblar” o mas bien locos son los que han dictado leyes que nos condenan al hacinamiento en medio del desierto? Hoy se consideraría absurda toda propuesta para “poblar al país” a pesar que contamos con las mas feraces tierras del globo y exhibimos una pobrísima densidad demográfica.
El trastorno mental en este punto es total: a la vez que se rechaza toda política inmigratoria, se procura “atraer capitales para invertir”. ¿Importa más el capital que el hombre, más la cosa que el alma? De ninguna manera. Y sin embargo es lo que se recomienda y se practica. Hay que salir de este enfermo estado mental. Para recobrar la salud perdida varios son los remedios. Algunos de ellos pueden leerse en el libro de los profesores Hector y Guillermo Sandler, PROGRESO ECONÓMICO CON JUSTICIA SOCIAL. MAS RECURSOS PÚBLICOS CON MENOS IMPUESTOS, Prosa, Buenos Aires, 2016.
El problema fundamental no es una mera cuestión de “vivienda”. Es la básica cuestión social generada por un Derecho equivocado y un saber económico inapropiado. La cuestión a resolver es ésta: ¿Cómo lograr mediante el derecho positivo se establezca un orden social democrático y republicano que asegure la libertad individual con igualdad de oportunidades para todos y ponga fin el proceso de “elefantiasis estatal” que comenzara desde 1943 hasta el día de hoy? Quienes no procuren responder a esta pregunta yerran el camino. Generan problemas y alejan la solución.

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