viernes, 31 de octubre de 2008

Video ESCEPTICISMO POLÍTICO, por Mario Bunge


El filosofo argentino Mario Bunge da los pasos para guiar el método de la investigación científica en el campo de las ciencias sociales.
Las ciencias sociales han tratado de imitar el método de las ciencias biológicas pero su resultado ha sido sorprendentemente escaso. Por el contrario el método adoptado hasta ahora por las ciencias sociales ha conducido al hombre a situaciones de extrema tensión de civilización, provocando solo en el Siglo XX la muerte de más de 180 millones de personas en el mundo.


Vídeo de la conferencia con preguntas


La conferencia es un capitulo del libro "Filosofía y Sociedad" (Mexico DF: Siglo XXI, 2008).


Conferencia escrita
Según una opinión muy difundida entre los italianos, la gente se divide en dos clases: los
furbi, o pícaros, y los fessi o tontos. Y, como lo sugieren los éxitos pasados de Silvio Berlusconi, uno de cada dos italianos han admirado más a los furbi que a los fessi. Escuche lo que sigue para no caer en la ignominiosa categoría de los fessi.

Durante dos milenios los filósofos escépticos nos han alertado contra las supercherías religiosas y los fraudes intelectuales. Pero ninguno de ellos, ni siquiera Sexto Empírico en la Antigüedad, ni Francisco Sánches en el Renacimiento, ni David Hume en la Ilustración, ni Bertrand Russell en el siglo pasado, nos han advertido contra los espejismos y crímenes políticos, pese a que ellos son mucho más peligrosos que cualquier superstición.

En lo que sigue procuraré reparar esta omisión. Argüiré que, aunque en materia política todos somos tuertos, más vale que el ojo vidente sea escéptico. Y, para que no se crea que predico el escepticismo político radical y destructivo, o sea, el anarquismo, empezaré por distinguirlo del escepticismo moderado o puramente metodológico que recomendara Descartes y que se practica en ciencia y en técnica, a saber, el que recomienda dudar antes y después de creer.

1. ESCÉPTICOS RADICALES Y MODERADOS
Se cree comúnmente que los escépticos no tienen creencias. Esta creencia acerca de los escépticos es falsa, ya que sin creencias de algún tipo –por ejemplo, que conviene mirar a ambos lados antes de cruzar la calle– no sobreviviríamos. Las creencias, pues, son fuentes de acción. Quien nada cree nada hace y por lo tanto vive aun peor y menos que el dogmático.

Contrariamente a lo que sucede con los gusanos, en los humanos el estímulo no causa directamente una respuesta, sino que es refractado por un sistema de creencias. Esto explica por qué un mismo estímulo, tal como una frase, provoca una reacción en Fulano y otra diferente en Zutano. Por ejemplo, la expresión ‘justicia social’ alarma al conservador pero atrae al progresista.

Desde luego, no todas las creencias son equivalentes: unas son más verdaderas o mejores que otras. El dogmático es esclavo de creencias que no ha examinado críticamente, de modo que se arriesga a obrar mal. El escéptico radical, el que nada cree, no está al abrigo de toda creencia, sino que es víctima de creencias ajenas. En cambio, el escéptico moderado, el que sopesa ideas antes de adoptarlas o rechazarlas, está en condición de actuar racional y eficazmente. En otras palabras, mientras el escéptico radical es nihilista, el escéptico moderado es constructivo. Y lo que construye, a diferencia del edificio dogmático, no se desploma al primer temblor, porque ya ha pasado pruebas escépticas.

Entre los sistemas de creencias figuran las ideologías, o sea, los cuerpos de ideas acerca de la naturaleza del mundo, del más allá, de los valores y de las normas morales y políticas. Las creencias ideológicas suelen ser las más fuertes. Tanto, que muchos científicos eminentes, que rechazaron todas las pseudociencias consabidas, se aferraron a dogmas religiosos o políticos.

Por ejemplo, Theodosius Dobzhansky, uno de los padres de la síntesis de la biología evolutiva con la genética, fue un ferviente cristiano. El gran biólogo J. B. S. Haldane y el no menos insigne físico John D. Bernal fueron estalinistas tan ortodoxos que defendieron los disparates de Trofim Lysenko, el enemigo de la genética cuyas hipótesis pseudocientíficas hicieron retroceder a la agricultura soviética. O sea, que una sólida formación científica no vacuna contra la pseudociencia. Para vacunarse hay que combinar la actitud científica con el análisis metodológico. Esto vale tanto para el conocimiento como para la política.

Casi todos enfrentamos los acontecimientos políticos con algún preconcepto ideológico: progresista o reaccionario, neoliberal o socialista, secular o religioso, etc. Esto es inevitable pero azaroso, porque las ideologías son respuestas prefabricadas a estímulos esperables, y la realidad social es en gran medida impredecible porque la vamos haciendo poco a poco y en forma más improvisada que científica. Por este motivo hay que poner especial cuidado en la formación y propagación de una ideología.

Sin embargo, el enfoque ideológico no es un obstáculo a la comprensión de la política si se está dispuesto a reexaminar de tanto en tanto los principios de la ideología en cuestión, para verificar si se ajustan a la nueva realidad, a la moral y a nuestras aspiraciones legítimas. Seamos escépticos pero moderados, no radicales. O sea, adoptemos el escepticismo metodológico y rechacemos el escepticismo radical, porque se niega a sí mismo y es puramente destructivo.

El buen demócrata es un escéptico moderado porque está alerta a las posibles violaciones de las reglas democráticas: al fraude, la corrupción, el cercenamiento de las libertades básicas, la agresión militar, etc. En cambio, el escéptico radical, el que nada cree, se pone al margen de la política, y con ello se hace víctima de ella. Al dogmático le va igual que al escéptico radical: también él se pone a merced de los demás en lugar de actuar conscientemente por el bien común y contra quienes cometen acciones antisociales. En resumen, el buen demócrata no obedece ni desobedece ciegamente: todo lo examina y sopesa.

En lo que sigue intentaré alertar contra minas terrestres de siete clases que acechan a quien se aventure a caminar por el terreno político: confusión, error, exageración, profecía, engaño, pagaré, maquiavelismo y crimen. No lo haré para alejaros de la política sino, muy por el contrario, para instaros a que participéis en ella con ojo escéptico antes que cegados por dogmas o ilusiones infundadas.

2. CONFUSIONES
Confundir es identificar lo distinto. La confusión puede ser involuntaria o deliberada. La confusión involuntaria es el precio que pagamos por la ignorancia, el apresuramiento, la improvisación o la superficialidad. La confusión deliberada, en cambio, es un delito, ya que es un engaño. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se identifica la libertad con la libre empresa o el libre comercio, el derecho a la defensa con la agresión armada, la socialización de los medios de producción con la estatización, y la propaganda con la información.

Una de las confusiones más difundidas y provechosas en política es la identificación o confusión de los dos tipos de terrorismo: el de arriba o de Estado, y el de abajo o de grupo clandestino, tal como el que practican las organizaciones paramilitares, con apoyo estatal o sin él.

Esta confusión es políticamente provechosa porque permite tildar de terroristas a los guerrilleros que toman las armas para hostilizar a un gobierno opresor o un ejército invasor. Más aun, a veces el Estado recurre a los mismos medios que usan los terroristas de abajo: castigo colectivo, intimidación, ejecución sumaria, tortura, o exacción. Este recurso es ilegal porque hace a un costado el tribunal ordinario, único facultado para juzgar los crímenes al por menor. Un gobierno que utilice esos recursos extralegales carece de legitimidad legal y moral. Un Estado auténticamente democrático no puede darse el lujo de usar los mismos métodos de quienes combaten la democracia. Hacerlo es pura hipocresía.

3. ERRORES
El error es tan común en política como en ciencia, pero la corrección del error es menos frecuente en política que en ciencia, porque al político común le interesa más el poder que la verdad. Además, el político puede cometer errores morales, o sea, delitos de distintas envergaduras, desde el engaño al electorado hasta la agresión, mientras que lo peor que puede hacer un científico es cometer fraude, lo que es grave dentro de la comunidad científica pero no toca a la ciudadanía.

Los errores políticos más comunes son los tácticos y los estratégicos. Los errores tácticos, o técnicos, son mucho más fáciles de corregir que los estratégicos, ya que éstos involucran principios y metas. Un error estratégico común es el oportunismo, tal como aliarse con el enemigo de nuestro enemigo con el solo fin de derrotar al adversario. Este es un error grave porque involucra traicionar principios básicos.

Otro error del mismo tipo es tomar en serio la llamada ley de Hotelling (?), conforme a la cual siempre conviene desplazarse hacia el centro del espectro político, para capturar votos del adversario. Esta estrategia electoral puede dar resultados inmediatos, pero a la larga es suicida, porque a medida que se esfuman las diferencias entre los partidos se debilita la motivación del votante para elegir entre ellos: prefiere quedarse en casa, aduciendo que, puesto que todos son iguales, no tiene caso elegir entre ellos.

4. EXAGERACIONES
En política suelen cometerse errores de evaluación, en particular exageraciones y subestimaciones. Por ejemplo, los demócratas tenemos la tendencia de tachar de fascistas a los autoritarios incluso a los conservadores. En particular, acusamos de dictadura a cualquier gobierno que conculque algunas libertades democráticas, aunque no encarcele a los opositores en masa. Por ejemplo, en su tiempo se acusó de dictadura a los gobiernos de los generales Primo de Rivera y Perón, cuando de hecho fueron dictablandas. Las exageraciones de este tipo atemorizan a unos y llevan a otros a tomar medidas innecesariamente radicales.

Tampoco hay que cometer el error opuesto, de subestimar. Un ejemplo de este error es el que comete el eminente sociólogo político Michael Mann en su monumental
Fascism (2004), al afirmar que el franquismo no fue fascista. Llega a esta conclusión porque el franquismo no se ajusta a su definición idiosincrática de fascismo. Según Mann, “el fascismo es la búsqueda de un estatismo nacionalista [nation-statism] trascendente y purificador mediante el paramilitarismo”. Puesto que la organización paramilitar facciosa, la Falange, era pequeña, el franquismo no se ajusta a esa definición. Lo mismo se aplicaría al régimen del Mariscal Horthy en Hungría.

A mi juicio, esto sólo muestra que la definición de Mann es defectuosa, ya que el régimen franquista colmó los deseos de los super-ricos, así como los de Hitler y Mussolini, escuchó las plegarias del Papa y ejecutó a más opositores que cualquier otro régimen fascista. ¿Para qué montar una fuerte banda paramilitar de señoritos voluntarios si se dispone de casi todas las fuerzas armadas del país, de los aviones y buques de guerra alemanes, y de los llamados voluntarios italianos? El error de Mann consistió en aferrarse a una definición en lugar de empezar por una provisional, ponerla a prueba, y terminar proponiendo una definición más adecuada que la inicial. O sea, en este caso no se ajustó al método científico.

5. PROFECÍAS
La profecía es especialidad del líder religioso, del ideólogo que cree conocer las leyes de la historia, del macroeconomista ortodoxo, del político inescrupuloso y del vendedor de grasa de culebra. Es posible hacer profecías políticas correctas referentes a sociedades tradicionales, homogéneas y carentes de cuantiosos recursos naturales. Las sociedades de este tipo pueden persistir durante bastante tiempo en el mismo estado, porque no tienen divisiones que generen conflictos internos graves ni tientan a potencias extranjeras. Pero las cosas cambian radicalmente en cuanto aparecen la modernidad, la sociodiversidad pronunciada o una gran riqueza natural. Cuando esto ocurre suceden cambios imprevisibles.

La modernidad y la gran diversidad social van acompañadas de cambios sociales impredictibles. La primera favorece el cambio, por dar rienda suelta a la creatividad, la que consiste, precisamente, en inventar cosas, procesos e ideas nunca pensados antes. Y la gran diversidad social, sobre todo si consiste en desigualdades pronunciadas de acceso al poder económico, político o cultural, genera conflictos de resultado incierto. Baste recordar las grandes revoluciones sociales y los trágicos conflictos bélicos de los últimos dos siglos. Nadie predijo la Revolución Rusa, el ascenso del nazismo al poder, la gran alianza contra el Eje fascista, o la implosión del Imperio Soviético. En nuestros días, al ordenar la tercera invasión de Líbano, Ehud Olmert, primer ministro israelí, profetizó “un nuevo Medio Oriente” al terminar la operación. Treinta y tres días después, al ordenar la retirada de las tropas invasoras, que no habían hecho sino matar y destruir, confesó que su ánimo se había tornado “sombrío, humilde y pesimista”.

Pese a los fracasos sucesivos de las profecías desde los tiempos bíblicos, millones creyeron en la profecía cristiana del fin del mundo, en la marxista de la bancarrota del capitalismo y en la neoliberal de la prosperidad que causaría el libre comercio, pero que no le llegó al Tercer Mundo. Otros creyeron en la profecía del primer presidente Bush, quien en 1990 afirmó que el precio del petróleo bajaría al ganar la Guerra del Golfo. De hecho, desde entonces ese precio subió de 20 a 70 dólares por barril, debido en parte a la política exterior de su hijo.

La única región del mundo acerca de la cual me atrevo a hacer una predicción, por cierto sombría, es el llamado Medio Oriente, que en realidad es próximo. Esta ha sido una región conflictiva desde el colapso del Imperio Otomano porque flota sobre el mar de petróleo más vasto del planeta, porque el petróleo es muy codiciado por todos los países, y porque hay una sola potencia capaz de controlarlo o incluso poseerlo por la fuerza sin que le importe violar una y otra vez el derecho internacional. Por este motivo me atrevo a profetizar que el Oriente Medio seguirá siendo conflictivo, aunque se firmen docenas de tratados, mientras le quede un barril de petróleo.

Los americanos están dispuestos a sacrificar por este motivo hasta el último soldado israelí, y los reclutadores islamistas hasta el último mártir-asesino, para defender el óleo sagrado. Poderoso caballero es Don Petróleo. Si quedare duda, imagínese lo que ocurriría si Israel hubiera sido instalado en Patagonia o Amazonía en lugar de Palestina. ¿Qué interés habrían tenido los americanos en transformar a Israel en la fortaleza más potente de la región, la única dotada de armas de destrucción masiva, y la única capaz de defender el acceso de las firmas norteamericanas a ese tesoro fabuloso?

En resumen, es posible acertarla con predicciones en pequeña escala y a corto plazo, así como con predicciones referentes a recursos naturales. En cambio, no es posible acertarla con profecías sociales grandiosas. Esto se debe a que no conocemos las leyes de la historia, y ni siquiera sabemos si las hay.

6. ENGAÑOS
El día siguiente al atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001, el titular de la primera plana de
The New York Times ponía: “Los EE.UU. bajo ataque.” Esto daba la impresión de que se trataba de un nuevo Pearl Harbor: que la nación norteamericana estaba en guerra porque había sido atacada por otra potencia, la que ahora se llamaba “terrorismo”. Era la guerra contra el Terror, enemigo sin territorio ni gobierno, pero no menos temible por ello, y que exigía la movilización del pueblo: leyes de emergencia, recursos extraordinarios y, sobre todo, unión en torno al Líder del Mundo Libre, el presidente George W. Bush, electo un año antes en una elección sospechada de fraudulenta.

Esa presunta noticia fue falsa porque, por definición, guerra es conflicto armado entre dos naciones con sus respectivas fuerzas armadas, y en este caso había una sola nación, y el enemigo no era una fuerza armada sino una minúscula banda de criminales fanáticos no identificados. Es como si el gobierno español hubiera afirmado que estaba en guerra con ETA, hubiera bombardeado y ocupado el sur de Francia por albergar a etarras, y hubiera construido una prisión política para vascos sospechosos en una ex-colonia africana, para “interrogarlos” y sustraerlos a la justicia española.

Como dice George Soros en su último libro,
The Era of Fallibility, la “guerra al terror” no es sino una metáfora políticamente conveniente. Tanto, que engañó al pueblo norteamericano, recortó las libertades civiles, dividió, entonteció y desarmó a la oposición, prometió un torrente inagotable de petróleo barato, e hizo regalos colosales al puñado de empresas amigas de la Casa Blanca. Años después el mismo gran periódico admitió la falsedad de su “información” de que Irak poseía armas de destrucción masiva y había participado en el ataque del 11/09. Pero ya era demasiado tarde: ya habían sido agredidas y ocupadas dos naciones, ya habían muerto decenas de miles de civiles inocentes, ya habían sido irreversiblemente arruinadas las vidas de centenares de miles de personas, y ya habían sido reducidas a escombros centenares de hospitales, escuelas, centrales eléctricas, plantas purificadoras de agua, fábricas, puentes, y casas privadas. O sea, ya se habían cometido innumerables crímenes de guerra. Sin embargo, estas operaciones en nombre de la libertad y la democracia le ganaron a George W. Bush y su partido una nueva victoria electoral. Una vez más, la alquimia política había transmutado a comediantes y delincuentes en grandes estadistas.

El engaño político es particularmente exitoso y repugnante cuando va disfrazado de cruzada moral, cuando los líderes les dicen a sus conciudadanos: “Nosotros somos buenos, y ellos son malos, de modo que nuestra guerra con ellos es una cruzada del Bien contra del Mal”. El escéptico sabe que cada uno de nosotros es medio ángel y medio demonio, Doctor Jekyll de día y Mister Hide de noche, bueno en el hogar y malo en el trabajo o al revés. Por lo tanto, el escéptico les exige a los políticos maniqueos que le digan claramente en qué aspectos “nosotros” somos buenos y en cuáles “ellos” son malos. Puede ocurrir que no haya gran diferencia moral entre ambos bandos, y que su conflicto no sea moral sino material: que no se trate del Bien sino de bienes, tales como tierra, agua, petróleo y mercados.

Otra cruzada en que están empeñados los buenos profesionales es la libre empresa y el libre comercio, pese a que ninguno de ellos han hecho progresar a los países subdesarrollados. Los Vargas Llosa, el novelista justamente famoso y su hijo Álvaro, militan en esta cruzada. Vargas Llosa hijo ha acusado a los izquierdistas latinoamericanos de ser idiotas por persistir en el error socialista y no comprender los beneficios del llamado neoliberalismo, que no es sino la tentativa de volver al capitalismo desenfrenado del siglo XIX. Otro hijo famoso, el del padre del capitalista más poderoso del mundo, disiente. En efecto, Bill Gates declaró hace poco, en la famosa audición de Bill Moyers, que, si bien el capitalismo había sido una bendición para el primer mundo, había resultado una maldición para el tercero. El escéptico ingenuo queda en la duda: ¿cuál de los dos hijos será el idiota, Bill o Alvarito?

Finalmente, no hay engaño exitoso sin autoengaño de otros: Don Juan cuenta con el autoengaño del cornudo. Los niños que se enrolaron en la Cruzada de los Niños creyeron que se ganarían el paraíso al ir a rescatar el Santo Sepulcro de manos de los infieles; millones de ciudadanos soviéticos creyeron que estaban construyendo el “socialismo real”, cuando de hecho se estaban sacrificando por el socialismo de Estado; los mandatarios chinos siguen llamándose a sí mismos comunistas al mismo tiempo que favorecen el ensanchamiento del abismo entre ricos y pobres; y millones de norteamericanos creyeron a su presidente cuando les aseguró que la dictadura irakí poseía armas de destrucción masiva que amenazaban su derecho sagrado al petróleo ajeno.

El escéptico procurará mantener en buen estado a su detector de mentiras, para no dejarse extraviar por cantos de sirenas de afuera ni de adentro. Pero, contrariamente a Ulises, no se amarrará al mástil de su barco dejando que éste navegue a la deriva, sino que empuñará el timón para seguir buscando la verdad.

7. PAGARÉS
Todo político tiene que firmar pagarés, o sea, hacer promesas. Si es honesto, los firmará creyendo que podrá levantarlos, aun sabiendo que pueden ocurrir acontecimientos inesperados, tales como sequías prolongadas y agresiones extranjeras, que le impidan cumplir su palabra.

Lenin prometió que la combinación de poder soviético con electrificación gestaría el socialismo, pero éste nunca llegó. Hitler prometió un reino milenario, que no duró sino doce años. Durante la segunda guerra mundial Roosevelt y Churchill prometieron un mundo sin miedo, en vísperas del peor susto que sufrió la humanidad desde el año 1.000: la amenaza de guerra nuclear. Perón prometió la justicia social, la que jamás llegó. Y ahora Bush promete regalarles libertad y democracia a todos los pueblos, aunque no las quieran. No hay cómo firmar pagarés políticos para obnubilar el espíritu crítico

Ocasionalmente el político ambicioso, aunque básicamente honesto, firmará pagarés literalmente a diestra y siniestra, para obtener el apoyo de grupos políticos de idearios muy diferentes del suyo propio. Si triunfare, se encontrará con la imposibilidad de cumplir con los diestros sin ofender a los siniestros y recíprocamente. Esto le ocurrió a Arturo Frondizi, el primer presidente constitucional argentino después de la caída de Perón. No sólo no pudo levantar todos los pagarés que había firmado, sino que se topó con los tres enemigos tradicionales de la democracia latinoamericana: las fuerzas armadas, la Iglesia católica y el servicio norteamericano de espionaje.

El ciudadano con ojo escéptico intentará averiguar qué pagarés ha firmado su candidato, así como estimará la posibilidad que tiene de levantarlos. Si le parece que ha prometido demasiado a demasiada gente, se lo hará saber, para que el candidato se desligue a tiempo de algunos compromisos. Siempre es preferible conservar el capital político bien habido a malgastar el malhabido.

8. MAQUIAVELISMO
Niccolò Machiavelli fue uno de los más grandes politólogos de todos los tiempos, pero también fue un técnico siniestro de la manipulación política. Lo que hoy llamamos maquiavelismo puede resumirse en el consejo utilitarista “El fin justifica a los medios”. En otras palabras, la receta es armarse de insensibilidad moral.

Es moralmente insensible el que pasa por alto la pobreza, la violencia, la corrupción y la ignorancia, pero en cambio exige sacrificios para mayor gloria de Dios, de la patria o de un ideario. Un movimiento político es moral si y sólo si se propone sinceramente mejorar el estilo de vida de las gentes, o sea, si es democrático y progresista, porque en tal caso es prosocial. En cambio, un movimiento político es inmoral si es antisocial, o sea, si favorece los intereses de una minoría a costillas de la mayoría. Acabo de plagiar a Alexis de Tocqueville, a casi dos siglos de distancia.

Sin embargo, ¡ojo escéptico!, porque un político puede abogar de buena fe por fines morales al mismo tiempo que emplea medios inmorales para conseguirlos. Primer ejemplo: el igualitario que practica el elitismo al sostener la necesidad de una dictadura para imponer la igualdad. Segundo ejemplo: el demócrata que pretende imponer la democracia a tiros o a dólares. Tercer ejemplo: el liberal que ejerce la censura para impedir la discusión y difusión de ideas reaccionarias o socialistas.

En conclusión, el escéptico examinará no sólo las metas de un movimiento político sino también los medios que propone para alcanzarlos. De lo contrario se hará cómplice de alguna de las grandes hipocresías de nuestro tiempo: la guerra para acabar con las guerras, la dictadura para realizar la emancipación, el centralismo democrático, y la invasión para difundir la democracia. Para hacer una tortilla hay que romper huevos, pero frescos, no podridos, ni menos aun cuando están siendo empollados.

9. CRÍMENES
En política, igual que en la vida cotidiana, se cometen errores morales, o sea, acciones antisociales, que son las que benefician al actor en perjuicio de otros. Los errores morales pueden ser voluntarios o involuntarios, de comisión o de omisión. Cuando el daño consiste en la muerte de inocentes, o en la destrucción de cosas muy necesarias para otros, tales como hospitales, fuentes de energía y puentes, y el error es un crimen.

De todos los errores morales deliberados, el peor es la agresión, de cualquier tipo y a cualquier escala. Y de todas las agresiones la peor es la armada, particularmente la agresión armada en gran escala, o sea, la guerra, ya que es asesinato al por mayor. Sin embargo, sigue habiendo guerras y se sigue usando el símil bélico para nombrar campañas de distintos tipos: guerra a la droga, al crimen, al SIDA, al analfabetismo, etc. En cuanto se habla de guerra, literal o metafórica, se puede recurrir al patriotismo, ya auténtico, ya fabricado ad hoc para privar a la gente de su facultad crítica, de su juicio moral, o de su libertad.

Por todo esto es escandaloso que sean tan pocos los filósofos morales que hayan condenado la guerra; que los cursos universitarios de ética le dediquen mucha menos atención que al caso proverbial del padre que roba un pan para alimentar a sus hijos hambrientos; y que los fundamentalistas cristianos no se manifiesten contra la guerra, el crimen máximo, ni voten contra quienes la inician, en lugar de desfilar contra el aborto y el matrimonio homosexual.

Es característico de los guerreros de sillón, desde los políticos que organizaron la primera masacre mundial hasta nuestros días, el que todo lo vean en términos de victorias y derrotas, nada en términos morales. Por ejemplo, en el documental “The fog of war”, dedicado a la vida pública de Robert S. McNamara, éste confiesa haber cometido varios errores al organizar la guerra contra Vietnam en su calidad de secretario de defensa de los presidentes Kennedy y Johnson, pero rechaza categóricamente la acusación de haber cometido crímenes de guerra, pese a haber ordenado el bombardeo indiscriminado de poblaciones civiles, la fumigación con “agente naranja”, el desmantelamiento de aldeas, y muchos otros actos prohibidos explícitamente por la Convención de Ginebra y la Carta de las Naciones Unidas. Las personas normales, en cambio, sabemos que la agresión bélica es criminal y por lo tanto inmoral.

Con el pretexto de que la mejor defensa es la agresión, a menudo el agresor alega que dispara primero para defender mejor. Se habla así de guerra preventiva, se invade países enteros para aprehender a un puñado de terroristas y, con el pretexto de la seguridad, se cercenan las libertades civiles. A los ojos del escéptico, la guerra, ya auténtica, ya metafórica, es un delito que sólo conviene a unas pocas compañías y a los políticos que medran con la credulidad del ciudadano.

10. MORALEJAS ESCÉPTICAS
Terminaré enunciando un puñado colmado de moralejas escépticas.
  1. Confundir deliberadamente es estafar. No se deje estafar.
  2. Errar es humano, pero persistir en el error es estúpido o criminal. Corrija sus errores antes de que lo tomen por tonto o por canalla.
  3. En política, exagerar para cualquiera de los dos lados es peligroso. No arriesgue el pellejo subestimando, ni haga el ridículo exagerando.
  4. Las predicciones políticas son azarosas porque no conocemos leyes históricas. Desconfíe de quien le ofrezca venderle el futuro, sobre todo en cuotas de sangre.
  5. En política las palabras sirven, ya para informar, ya para engañar. No sea ingenuo: tome con pinzas y examine todo lo que le digan, y recuerde que el mentiroso mayorista suele ser premiado y recordado, ya injustamente como gran hombre, ya justamente como gran rufián.
  6. Antes de aceptar un pagaré político averigüe si el firmante es solvente y si su pasado inspira confianza.
  7. Desenmascare el maquiavelismo: contribuya a moralizar la política. A buenos fines, buenos medios.
  8. Recuerde que la agresión armada, por justificada que parezca, es un crimen. Y que este crimen se da en dos variedades: de abajo y de arriba (o terrorismo de Estado). El terrorista de abajo puede caer bajo el Código Penal, mientras que al de arriba le cabe el Código de Nüremberg. En resumen, cuando oiga la palabra ‘guerra’, desconfíe: acuda al diccionario y averigüe quién es el auténtico enemigo y cómo combatirlo sin cometer crímenes de guerra.
Metamoraleja: Desconfíe de todas las moralejas, pero no se deje paralizar por la desconfianza. La duda sacude y la crítica quiebra, pero para que haya algo que sacudir o quebrar es preciso empezar por construirlo (en inglés queda más bonito: Doubt shakes and criticism breaks: Neither makes, and making is what counts). Para que sirva, el escepticismo no debe ser una doctrina sino una fase de la investigación.

Mario Bunge

lunes, 27 de octubre de 2008

(Video) LA REVOLUCIÓN DE MAYO, LA LIBERTAD Y LOS SISTEMAS FISCALES

(Aprovechando la visita a la argentina del Presidente de la Internacional Union for Land Tax and Free Trade con sede en Londres entreviste al Dr. Fernando Scornik Gerstein para tratar el tema central de este Blog. Participo de la entrevista el Dr. Héctor Sandler Titular de Filosofía del Derecho y de Derecho Civil de la Universidad de Buenos Aires; Sandler es además Presidente del Instituto de Capacitación Económica de la U.B.A..)

UNA SOCIEDAD CIVILIZADA DE HOMBRES LIBRES SOLO SE LOGRA MEDIANTE SISTEMAS FISCALES SUSTENTADOS POR LA IMPOSICIÓN DE LOS INCREMENTOS NO GANADOS DEL VALOR DE LA TIERRA, ES DECIR LA PLUSVALÍA DE LOS SUELOS.
En las sociedades jerárquicas, esclavistas y bárbaras los sistemas fiscales son sustentados por impuestos al trabajo, a la inversión y al consumo.
El caso de Inglaterra y las colonias. El caso de los Tigres asiáticos y la China.
Los principios de la Revolución de Mayo de Rivadavia y de Belgrano son la base del milagro Chino de hoy.
Los sistemas fiscales sustentados por la imposición de los incrementos no ganados del valor de la tierra evita la especulación sobre las tierras por lo tanto los salarios suben y se evitan las famosas burbujas inmobiliarias que generan el catastrófico ciclo económico. Como consecuencia de este sistema la tierra es puesta al servicio de la producción, eliminando la perversa especulación sobre tierras. Genera sociedades libres de alta producción constructora de paz y riqueza para todos.

LA LIBERTAD Y LOS SISTEMAS FISCALES
VÍDEO Nº1


hija absoluta del trabajo libre, la riqueza moderna escapo del todo a las trascendentes miras del derecho romano que, al contrario, deshonró el trabajo haciéndole propio del esclavo, y decoro el pillaje y el latrocinio político con el rango de fuentes legitimas de la propiedad”
Juan Bautista Alberdi
Las sociedades con sistemas fiscales sustentados sobre el trabajo, la inversión y el consumo; esclaviza al trabajador y promueve el robo y el latrocinio político como fuente genuina de la propiedad. Generando sociedades de baja producción, corrupción, miseria y violencia.


LA TRAICIÓN DE LOS INTELECTUALES
VÍDEO Nº2

A fines del Siglo XIX los terratenientes monopolistas y esclavistas del Este de los EE.UU. dueños de las Universidades de Yale y de Harvard eliminaron de la curricula académica los principios económicos de los fisiócratas.
Mediante este perverso mecanismo se perpetro el sistema esclavista moderno logrado mediante impuestos al trabajo difundido gracias a la educación publica obligatoria y apoyada en nuestros dias por los técnicos del Fondo Monetario Internacional –y Banco Mundial- construyendo el perverso neo-liberalismo.

Antiguamente se halló en la política la máxima siguiente: ´Es bueno, mantener la gran masa del pueblo en la ignorancia, idea que aunque no fuera indigna del hombre, se opone directamente al verdadero interés del Soberano. (...) Ése es uno de los objetivos más importantes del gobierno. Vasallos dichosos y Soberano poderoso, son los resultados del estado actual de las escuelas públicas, y de la educación lugareña, que después de mil ensayos, se han establecido en varias provincias de Alemania, Suecia, Inglaterra, etc. (...) Por este medio se logran en la gran masa de una nación costumbres sanas. Manuel Belgrano

En la argentina la dupla Vélez Sarfield & Joaquín V. González se encargarían de torcer los principios de la Revolución de Mayo; Velez mediante la legislación en el Código Civil y J.V. González guiaría en las nuevas universidades argentinas el antiguo, jerárquico y perverso orden Romano. Alberdi señala que en la universidades se estaba creando una nueva casta al servicio de la destrucción de la civilización que denomino LA BARBARIE LETRADA” y decía que era “mas peligrosa que todos los Indios de América”.

“La nueva cultura tributaria” del gobierno de Kirchner y la “Educación para la ciudadanía” son las nuevas y modernas herramientas para lograr la esclavitud voluntaria mediante el proceso educativo. La educación pública no libera, adocena. No forma ciudadanos, garantiza súbditos.

LA RAÍZ DE LA CRISIS FINANCIERA Y DE LOS ESTALLIDOS SOCIALES
VÍDEO Nº3

Los sistemas fiscales sustentados por la imposición de los incrementos no ganados del valor de la tierra consigue:
a) Liberar al trabajo, a la inversión y al consumo de impuestos; logrando un impulso sorprendente a la generación de trabajo y riqueza. Desarrollando el quehacer humano en su mas amplia diversidad. Como consecuencia los salarios suben.
b) Elimina la especulación sobre la tierra con lo cual logra: 1) Eliminar el Ciclo Económico. 2) Evita las burbujas especulativas y 3) Genera tierra –y por lo tanto vivienda- accesible a toda la gente. Como consecuencia suben los salarios como se explica en el video. Esto le cambia la vida al hombre y el futuro a la humanidad.


Cuando se frena la especulación sobre la tierra aumenta el salario. Perón al no ver con claridad este fenómeno tuvo que violentar el derecho congelando alquileres para evitar los efectos desbastadores de la especulación sobre la tierra que termina destruyendo el salario del trabajador.
El aumento del valor de la tierra -por falta de impuestos a la renta del suelo libre de mejoras- genera aumento de alquileres motivo por el cual las villas miseria de Argentina aumentaron un 30% en el último año después que el país crece por 5 años consecutivos al 8% promedio.

lunes, 20 de octubre de 2008

(Video)Presentación de libros sobre Land Tax en la Facultad de Derecho de la U.B.A.

Presentación de los libros “A la búsqueda del Tesoro Perdido. Raíces de la crisis permanente y propuestas para la solución” y “El Poll Tax y la caída de Margaret Tatcher”
El 10 de octubre pasado se presentaron en el Salón Rojo de nuestra Facultad dos libros sobre tierra, renta del suelo y sistema de impuestos: “A la Búsqueda del Tesoro Perdido. Raíces de la crisis permanente y propuestas para la solución”, cuya autoría corresponde Dr. Héctor R. Sandler y, por otra parte, “El Poll Tax y la caída de Margaret Tatcher”, del Dr. Fernando Scornik Gerstein (Presidente de la International Union for Land Taxation). Tuvieron a su cargo el comentario de las dos obras el Ing. Lucio Reca y los Dres. Raúl E. Cuello y Eduardo Conesa. La moderadora fue la Prof. Loriana Gonnella, quien afirmó que ambos libros, con contenidos referidos a realidades distintas, forman una única pieza analítica en cuanto se refieren a un tema en común.“El análisis de la frustrada implantación del impuesto per cápita en sustitución del tradicional impuesto municipal es el punto de partida del libro que, a mi entender, excede ampliamente el propósito expresado en el título, ya que brinda al lector una inteligente y ordenada recorrida sobre la evolución del pensamiento económico, la renta de la tierra y sus implicaciones en términos de políticas económicas”, comenzó el Ing. Lucio Reca al referirse a la obra del Dr. Scornik Gerstein. Asimismo, señaló que el autor recuerda que la apropiación privada de la renta de la tierra es la esencia del concepto romano de propiedad en los países latinos y del free hold implementado en el Reino Unido, por lo que es sustentado en una tradición jurídica muy fuerte. Seguidamente citó al autor, quien expresara que “el pueblo es así inducido a aceptar, y acepta a la apropiación privada de la renta del suelo como un ‘hecho natural’, cuando realmente es un hecho creado por los hombres y que suele traer parcialidad e injusticia a sus semejantes”. Entretanto, sostuvo que a la modificación sustancial en el análisis económico, que considera a la tierra como una forma de capital, el Dr. Scornik Gerstein le atribuye una influencia desastrosa sobre la capacidad predictiva de la ciencia económica, que fue incapaz de explicar fenómenos que afectaron a la economía mundial.Respecto de la obra del Dr. Sandler, destacó el valioso aporte referido a las contribuciones de los padres de la patria, “tempranamente consustanciados con la importancia que tenía para las provincias del Río de la Plata el diseño y la ejecución de una política adecuada de tierras”. En este sentido, hizo hincapié en la contribución realizada por Esteban Echeverría y Bernardino Rivadavia, quienes apostaron por el impuesto a la tierra y la implementación de la ley de enfiteusis. Por otra parte, subrayó la valentía que denota el texto al analizar el fenómeno agrario en Argentina, referido a las retenciones. Por último, estimó que contribuciones como las de estas dos obras son muy importantes ya que permite debatir acerca de un tema irresuelto en nuestro país.A su turno, el Dr. Raúl E. Cuello ponderó la trascendencia del acto, en el cual se incorporaron a la literatura económica y social argentina dos libros hasta el momento ausentes, ya que tratan una temática normalmente no abordada en las Casas de estudios argentinas. “El Dr. Sandler, hundiendo las raíces en los albores de nuestra etapa formativa y, más adelante, avanzando sobre la constitución nacional, observa que la malformación de nuestro sistema impositivo comienza a incubarse al traicionarse los principios de Mayo y derogar, en 1857, una sabia norma como era la ley de enfiteusis; para lo cual se unieron los unitarios y los federales”, sostuvo. Por otro lado, respecto de la obra del Dr. Scornik Gerstein, explicó que comienza con el tema del hold Tax en Inglaterra y avanza con un estudio doctrinario sobre el impuesto a la tierra.Tras mencionar países donde funcionó el sistema de impuesto a la tierra, advirtió la importancia de que el tema sea comprendido y analizado por quienes tienen a su cargo la creación de políticas prácticas.“Las obras son muy importantes porque tocan un tema central como es la tenencia de la tierra, y lo hacen en un marco de análisis de pensamientos de diversos autores”, expresó el Director del Departamento de Ciencias Sociales, Dr. Eduardo Conesa. En esa línea argumental, propuso que el sistema de impuesto a la tierra sea acompañado por un régimen de valuación realizado por el mismo propietario de la tierra, quien la conoce mejor y, en el caso que le asigne un valor muy bajo, el Estado podrá comprarla. Asimismo destacó que es tiempo de tener listo un proyecto de ley que regule este sistema, para el momento de una crisis económica.Al finalizar, los autores de los libros presentados pronunciaron las palabras de cierre del evento. “Hay algo estructuralmente mal en la República Argentina y recae sobre el problema del suelo. El tema de la especulación con el suelo es lo que ha llevado en última instancia a la crisis mundial”, sostuvo el Dr. Fernando Scornik Gerstein. A su turno, el Dr. Héctor R. Sandler, destacó que el desarrollo del tema de la tierra, la renta del suelo y el sistema de impuestos, constituye la piedra fundamental de un posible cambio en los programas de estudios argentinos. Articulo publicado por "Derecho al Dia· Nº:134

Palabras del Dr. Raul Cuello




Palabras del Ingeniero Agrónomo Lucio Reca
1ra Parte


2da Parte



Palabras del Dr. Conesa




Palabras del Dr. Fernando Scornik Gerstein presidente de la International Union Land Taxation and free Trade, con sede en Londres





Palabras de cierre del Dr. Hector Sandler donde realiza un energico llamado a revisar e incorporar a la curricula en los ambitos academicos estos temas fundantes de nuestra historia para que resurga la Argentina Noble y Libre que soñaron nuestros padres fundadores.



Palabras del Ing. Copello al finalizar el acto

jueves, 16 de octubre de 2008

El trabajo libre, el Derecho Romano y el Código Civil

“hija absoluta del trabajo libre, la riqueza moderna escapo del todo a las trascendentes miras del derecho romano que, al contrario, deshonró el trabajo haciéndole propio del esclavo, y decoro el pillaje y el latrocinio político con el rango de fuentes legitimas de la propiedad” Juan Bautista Alberdi

El Código Civil del Dr. Velez no solo termino con la propiedad de los modernos –enfiteusis- que creaba las condiciones básicas para el desarrollo del trabajo libre de impuestos, sino que expresamente prohibió la “costumbre contra-legem” con lo que impuso el “numerus clausus” garantizando la no evolución del derecho; perpetuando “ad infinitud” el esclavista, inmoral, corrupto, jerarquico y tramposo Derecho Romano. Derecho que llevara a Roma a su autodestrucción. La Argentina, Latinoamérica, gran parte de Europa y el África están entrampadas en estas perversas reglas de juego, de allí su triste y peligrosa situación.

Los trabajadores debieran comprender con claridad este tema que es la fuente de la improductividad, el desempleo y la violencia política que vive nuestro país.

viernes, 10 de octubre de 2008

Video LA CRISIS FINANCIERA LA ORIGINA EL AUMENTO DEL VALOR DE LA TIERRA COMO RESERVA DE RIQUEZA FOMENTADA POR LOS BAJOS IMPUESTOS A LA TIERRA

La crisis financiera internacional se da como colapso de dos situaciones:
La primera razón, esta dada por los bajos impuestos a la tierra; que hace de la tierra una fuente muy importante de reserva de valor. Al tener bajos impuestos el valor la tierra sube; porque el valor de la tierra sube, aparece el crédito para financiar tan segura inversión y finalmente, porque el crédito aparece, el valor de la tierra sigue subiendo. A medida que el valor de la tierra aumenta, el valor del impuesto es cada vez mas bajo, lo que acrecienta su importancia como reserva de valor, con lo cual el círculo vuelve a retroalimentarse. ESTA ES LA FASE ASCENDENTE DE LA OLA ESPECULATIVA.



La segunda razón es la intervención del Estado mediante el Banco Central o Reserva Federal. Estas instituciones funcionan como prestadoras de última instancia que transforma a todos los Bancos “privados” en públicos. Si todos los Bancos están regulados y garantizados por el Banco Central se crea: A) un exceso de confianza en el depositante que duerme tranquilo ya que siempre el Banco Central (Estado) va a responder –como lo esta haciendo falsificando moneda- y B) le quita toda responsabilidad a los banqueros, que en lo único que piensan es en hacer mas hipotecas, para ganar mas comisión. ESTE PERVERSO MECANISMO POTENCIA LA FASE ASCENDENTE DE LA OLA ESPECULATIVA TRANSFORMANDO A LA OLA EN UN VERDADERO "TSUNAMI".



El problema lo genera la intervención estatal. Si no existiese Banco Central el depositante desconfiaría y estaría siempre pendiente de la sana cartera de clientes del Banco donde hace sus depósitos y el banquero se aseguraría de prestar su dinero a inversiones seguras y responsables, de eso dependería su prestigio y éxito en el mercado. Como nada de esto ocurre, se genera una situación de “a los botes” donde todo vale y los que pagan el desastre son los fondos de pensión y los mas pobres que ven su dinero devaluado, en principio por la falsificación de papel moneda por parte del Estado -para solucionar el problema que el propio Estado generó- y posteriormente la inflación barre con sus salarios. ESTA ES LA RUPTURA DE LA OLA -AHORA TSUNAMI- QUE ARRASTRA AHOGANDO A LOS MAS POBRES GENERANDO SITUACIONES DE BARBARIE EXTREMA.



ESTOS PROBLEMAS FUERON RESUELTOS POR MANUEL BELGRANO Y BERNARDINO RIVADAVIA EN LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810 Y DESTRUIDOS POR EL CÓDIGO CIVIL DEL VELEZ SARFIELD.

Mensaje Nº 3 de Juan Bautista ALBERDI sobre El Banco Central.



Con la creación del Banco Central de la República Argentina se perpetro el peor crimen de la historia y condujo a una creciente inestabilidad económica y política.
Fue la causa primera del advenimiento de los regímenes autoritarios que se sucedieron y de la posterior destrucción de la Constitución Nacional de 1853.
El individuo quedo preso al servicio del poder de turno y así perdió su libertad.
Debemos aprender de la sabiduría del Siglo XVIII y volver a las monedas convertibles en oro como reserva de valor para que los pobres no sean violentados sistemáticamente por este perverso mecanismo.

jueves, 9 de octubre de 2008

La Enfiteusis en Roma

Enfiteusis significa en griego “plantación” ya que eran tierras concedidas a los particulares con la finalidad de que las cultivaran. La enfiteusis romana surgió como producto de la unión de dos instituciones: el arrendamiento de las tierras públicas que hacían los romanos (ager vectigali) y del ius emphyteuticum del derecho bizantino.

Durante la República romana, se produjo un gran proceso de expansión que culminaría en el Imperio. Las tierras conquistadas dentro de la Península Itálica se dividieron entre cultivadas y no cultivadas. Las primeras se otorgaron en propiedad a los ciudadanos mediante la partición que efectuaban los agrimensores, que revestía carácter sagrado. Las no cultivadas fueron entregadas por el estado a los particulares, por muy largo tiempo, generalmente a perpetuidad, con la condición de que las cultivaran y pagaran un canon anual. Esta primera enfiteusis de carácter público fue luego utilizada por los particulares para dar sus propias tierras en enfiteusis a otros particulares, ya sea por mutua voluntad (contrato) o porque así lo había dejado establecido el causante en su testamento. Son contratos reales (relación directa del sujeto con la cosa) sobre cosa ajena, de creación pretoriana. El enfiteuta tenía derechos sumamente amplios sobre el fundo, ya que podía cambiar el destino económico del mismo, con tal que abonara el canon anual y los impuestos. También debía cuidarlo como un buen padre de familia. Si no abonaba los impuestos o el canon por tres años era causal de que se extinguiera el contrato de enfiteusis.

El enfiteuta podía transmitir su derecho de enfiteusis (no la propiedad ya que no era dueño del fundo) a sus herederos (mortis causa) o por actos inter vivos, vendiendo su derecho a un tercero. En este caso debía avisar su decisión al dueño del fundo quien tenía dos meses para responder. Al cabo de los cuales, el propietario, podía ejercer un derecho de preferencia por el cual podía adquirirlo, con el objetivo de reunir en su persona la nuda propiedad y el uso y goce, siempre que ofreciera pagar el mismo precio ofrecido por el tercero. Si callaba o no decidía comprarlo, podía el enfiteuta vender el derecho, entregando el 2 % del resultado de la venta al propietario (laudemio).

Se discutió en la época clásica sobre la naturaleza jurídica de este contrato. Así, algunos sostenían que era una compra-venta, basándose en los derechos amplísimos del enfiteuta que lo asimilaban a un propietario. Otros, sostenían que era una locación ya que a pesar de los derechos que poseía sobre el fundo, estaba obligado a abonar un canon.

La opción por una u otra posición tenía muy importantes consecuencias en cuanto a los riesgos, ya que si aceptamos que se trata de una compra-venta, como el comprador asume los riesgos, ya que se convierte en propietario, el enfiteuta debería seguir pagando el canon a pesar de que el fundo se destruyera por causa fortuita o fuerza mayor. En cambio si consideramos que se trata de un alquiler, el inquilino no asume los riesgos de la cosa, si no fueron por su accionar, y en ese supuesto, si no puede usar más el fundo, pues este se haya inutilizado, terminaría la obligación de pagar el canon.

El emperador Zenón, solución seguida por Justiniano, decidió que no se trataba ni de una venta ni de una locación, sino que tenía una naturaleza jurídica propia. Si el fundo se destruyera totalmente, el riesgo era para el propietario, que no percibiría en el futuro, suma alguna ya que el contrato se terminaría. Si el fundo se destruyera parcialmente, el riesgo quedaba a cargo del enfiteuta, quien debía seguir pagando el canon y los impuestos, a pesar de no poder usar el fundo en su integridad.

La enfiteusis se terminaba por confusión, cuando el propietario compraba el derecho de enfiteusis, por destrucción total del fundo, por no pagar el enfiteuta el canon y los impuestos por tres años, cuando el enfiteuta deterioraba el fundo de manera importante, por el cumplimiento del plazo o de una condición resolutoria, si la hubiera.

El enfiteuta gozaba para proteger sus derecho, de los interdictos posesorios (órdenes dadas por el magistrado para proteger la posesión), de las mismas acciones protectoras de la servidumbre (o sea, la confesoria y la negatoria). Poseía, además, una acción in rem (contra todos) llamada actio vectigalis, por la cual podía accionar contra quien turbara o impidiera el ejercicio de su derecho.

viernes, 3 de octubre de 2008

LA DERECHA ANTILIBERAL: Macri & L.Murphy, Pro & Recrear. Un articulo de Carlos Mira

El gas de Gramsci

Las ideas gramscianas parecen haberse hecho carne en el pensamiento de los políticos e intelectuales argentinos... aunque no sólo en los de la izquierda.

Antonio Gramsci, el marxista italiano de principios del siglo pasado, era, en el fondo un pacifista.

Estaba convencido de que el método de la violencia para imponer la dictadura comunista era propio de los bestias y, además, ineficiente. Propuso entonces otra táctica: el copamiento lento, gradual e incesante de los medios y de la intelectualidad.

A través de lo que él llamaba "intelectuales orgánicos" proponía un sistema de "gota china" que perforara el cerebro de las personas, imperceptible pero definitivamente, por medio del cual se cambiaran los patrones culturales medios de la sociedad. Una vez internalizados los nuevos (obviamente marxistas), la violencia no sería necesaria... Todos seríamos algo así como unos zombis a disposición de la Revolución y siempre preparados para repetir el mantra sagrado.

Si hay un país en donde Gramsci ha triunfado, ese país es la Argentina.

La noticia de la semana pasada acerca de que el gobierno de la Ciudad va a disponer de un presupuesto de $ 70 millones para hacerse cargo de los aportes jubilatorios, la ropa, la logística, la obra social y el transporte de los cartoneros de la ciudad, lo confirma plenamente.

Téngase presente que estamos hablando de Macri, no de Ibarra, de Kravetz o de Telerman...no, no, no... Estamos hablando de Macri, es decir, del supuesto Jefe de Gobierno que cree en la creatividad del individuo, en el espíritu de progreso de cada ser humano, en la idea de que el resultado de tu vida algo que ver tiene con lo que haces y con cómo lo haces y de que lo que importa en la vida no es el origen sino la actitud.

Muy bien, el gobierno de esta persona, que supuestamente cree en estos valores, no tiene mejor idea que oficializar la miseria destinando $ 70 millones de pesos de la sociedad para mantener a gente que revuelve la basura en las noches de Buenos Aires con hijos y mujeres a cuestas en la tarea de empujar carros de supermercados por las calles.

Porque aquí la pregunta que hay que hacer es ¿este plan saca a la gente de las calles?, ¿le devuelve la dignidad de saber un oficio, de saber hacer algo con lo que progresar?. Respuesta: no; van a seguir revolviendo basura.

Entonces, ¿por qué no destinar esos $ 70 millones a instruir a esa gente en algún oficio que les permita independizarse de la limosna del Estado, pensar un perfil de vida propio y luego perseguirlo y tratar de alcanzarlo con el esfuerzo de su trabajo?

Si la decisión de disponer de esos fondos ya esta tomada, ¿por qué no aprovechar e intentar, aunque sea UNA VEZ, que esta gente salga de las calles?

¿En que país progresista la gente anda revolviendo basura en busca de cartones? Esta es la fotografía de la miseria y de la pobreza de la Argentina. ¡Por favor no la oficialicemos!

Pero, volviendo a Gramsci, el tema es que ésta, como todas, es una cuestión filosófica. Y las cuestiones filosóficas uno las resuelve de modo inconciente de acuerdo a valores que da por descontados. Esos valores que sirven para definir alternativas, en los cuales ni siquiera pensamos concientemente porque los tenemos internalizados, eso, es la "cultura". Y la "gota china" gramsciana ha formado una cultura en la Argentina según la cual el diseño del plan de vida individual decidido por la soberanía personal y perseguido por medios lícitos con el trabajo de cada uno es una herejía.

En la Argentina las personas no son individuos, distintos, diferentes. Son una masa amorfa que, como engranajes, forman parte de la maquinaria del Estado, que es el que define, el que alimenta, el que cura, el que protege y el que entierra.

Esta es la filosofía del fascismo que ha destruido el país y que incluso ha copado el cerebro de aquellos cuyos orígenes constituyen la negación misma de ese perfil, como en el caso de Mauricio Macri. Es una nube de gas permanente que contamina el aire que respira hasta el último de los seres vivos en la Argentina. Es una verdadera pena que la esperanza de una idea social distinta que podría pensarse a partir de Macri haya terminado en más de lo mismo: en disponer de un Estado que con recursos que le saca a la sociedad productiva decide la vida de un conjunto de personas cuya fortuna les impidió decidir su futuro por sí mismas.

Era una enorme oportunidad para demostrar en los hechos las diferencias entre una y otra manera de ver el mundo. Pero acabamos de desperdiciarla.
N de la R.
LA METAMORFOSIS DE LOS LIBERALES

La libertad es una sensación de miedo. Por lo tanto y a pesar de los magníficos resultados obtenidos por estas ideas, siempre fueron muy reducidos los auténticos amantes de la libertad individual.
Con el reflorecimiento de la ética intervencionista, los liberales se transformaron en Conservadores, pero en vez de ser “Conservadores de las Normas Morales” – que habían logrado el Milagro Argentino –, muchos de ellos se transformaron en conservadores del status quo, es decir, se esforzaron por mantener las ventajas logradas hasta ese momento, mediante acuerdos libres y voluntarios.
Muchos vieron en el intervencionismo la posibilidad de aumentar su poder. Fueron ellos los que crearon el Ministerio de Economía, desde donde podrían digitar la transferencia de recursos de las personas laboriosas hacia sus propios intereses y a la creación de burocracias políticas afines a sus intereses.
Continuando su metamorfosis, los conservadores crispados por las agresiones de Izquierda, se transforman en inmorales de Derecha, apoyando el aumento de la intervención Estatal y ya no dudaron en emplear la fuerza para conservar el poder, conculcando todas las libertades.
Federic Bastiat decía que “para terminar con el robo de los de arriba para con los de abajo (Derecha), hay tres soluciones: primero que los de abajo roben a los de arriba (Izquierda), segundo que todos se roben entre todos (Justicialismo) y tercero que todos dejen de robar" (volver a los marcos morales de la Constitución de 1853 o sea al Estado de Derecho).

Izquierda y Derecha son las dos alas del mismo pajaro. El pajaro de la intervención Estatal. Para las ideas de la libertad izquierda o derecha solo representan bandos que quieren mediante la intervención estatal desviar recursos hacia los suyos.
Los autenticos liberales se opondran siempre a cualquier tipo de intervención.Los pocos amantes de la libertad individual, para poder triunfar, tuvieron que aliarse con gentes que perseguían objetivos políticos muy diferentes a los que ellos propugnaban. Tales alianzas han resultado fatales para la causa de la libertad, pues brindaron a sus enemigos argumentos abrumadores.
Esto aun hoy sigue pasando generando eso que se dio en llamar neo-liberalismo una palabra espantosa para una cosa espantosa – pero que para ser más preciso debería llamarse antiliberalismo –.
Por este motivo, sostengo que quienes más han contribuido a la destrucción del edificio de la libertad en nuestro país, fueron los propios liberales, por su asociación primero con los Conservadores, después con la Derecha y últimamente con el Justicialismo en sus dos vertientes Radicales y Peronistas.
Prestaron a los lobos ropajes liberales para engañar y cometer todo tipo de traiciones en su nombre.

Video Kelsen & Keynes: LAS ARMAS DEL DESPOTISMO

Hans Kelsen es tenido por el mayor teórico del Derecho del siglo XX. Fue el representante más refinado del moderno positivismo jurídico, corriente ésta que surgió en el siglo XIX como reacción frente al jus naturalismo religioso y por una falta de comprensión del nuevo jusnaturalismo de tipo secular. Puso todo su empeño en desprestigiar el Derecho natural como algo irracional y caduco frente a la superioridad del Derecho positivo. Nunca comprendió que tanto el “derecho como la moral no son derivados de la razón” como afirmaría David Hume. La moral y el derecho surgen como consecuencia de los efectos no deseados de la acción humana y crear en forma espontánea instituciones para evitar estos efectos no deseados.

El interés principal kelseniano fue delimitar el conocimiento del Derecho como un fenómeno autónomo de cualquier otra consideración psicológica, sociológica, moral (tachada de ilusión) o extra-legal y, así, hacerlo "puro" para poder alcanzar la categoría de ciencia.
En 1934 publicó su contribución más granada y libro fundamental para la filosofía del Derecho: Teoría Pura del Derecho. En ella se afirmaba que la validez de las normas vendría dada por el modo de producción de las mismas y no por su contenido. La teoría kelseniana del escalonamiento normativo implica que toda norma jurídica tiene su validez en otra norma superior hasta llegar a una norma ficticia fundamental (Grundnorm). El problema es que la referida Grundnorm, en la que descansa todo su ordenamiento positivo, no pudo nunca definirse por Kelsen al no poder encontrarle, a su vez, un fundamento último de su validez formal. Una importante carencia aparece, con ello, en el intento de crear una teoría del Derecho completamente formal (“pura”).

Kelsen -continuando con el error nacido en Cicerón y resucitado por Montesquieu- no concebía más Derecho que el del Estado, que era el emanado de la voluntad del legislador. Con su metodología jurídica, además, vino a equiparar lisa y llanamente el Estado con el Derecho. Nace el perverso ESTADO DE DERECHO que remplaza al sano y justo IMPERIO DEL DERECHO.

La vía libre que suponía este poder del Estado tiene mucho que ver con el concepto de soberanía –donde se confunde independencia con libertad individual, dos conceptos antagónicos- que inspira a casi todos los positivistas jurídicos, que no pueden imaginarse que el legislador tenga límites a su actuación (sobre todo si están legitimados por una mayoría democrática; el lema kelseniano aplicable sería más o menos éste: son muchas las áreas pendientes de ser normativizadas con la legitimidad que dan las urnas).

Ante los excesos eventuales de un poder arbitrario, Kelsen proponía como panacea su estricto y "muy científico" formalismo jurídico que serviría, según nuestro eximio jurista, de límite o freno a cualquier arbitrio político (¡eso sí que era una ilusión!). Las primeras críticas a la Teoría Pura de Kelsen vinieron especialmente tras la llegada democrática al poder del huracán nazi y los subsiguientes efectos devastadores de su actuar. Se pudo constatar entonces que las normas nazis fueron, por desgracia, también actos jurídicamente correctos según los postulados de Kelsen.

Se supo que el iuspositivismo exacerbado podía dar cobertura a fenómenos monstruosos como el nazismo, el estalinismo o el justicialismo (estatismos radicales, en suma). Se hizo entonces patente para muchos (no así para Kelsen) la necesidad de repensar las posturas uisnaturalistas tradicionales. La nuez del problema seguía siendo la decantación del criterio válido según el cual podría considerarse una norma justa (o, al menos, no injusta) y adecuada a la naturaleza del hombre. Eso tenía que ver con el contenido de la misma, más que con el modo de producirse. El Derecho natural, al menos en su versión más depurada y actual, tiene, por tanto, todavía algo que decir.

Por cierto, la Teoría general del empleo, el interés y el dinero de John M. Keynes fue publicada dos años después de la Teoría Pura del Derecho de Kelsen. Ambas supusieron un soporte ideológico muy conveniente para "los socialistas de todos los partidos", especialmente tras la Segunda Guerra Mundial. Lord Keynes, por un lado, dio cobertura a la política económica intervencionista y de crecientes déficits públicos y Hans Kelsen proporcionó, por su parte, la teoría jurídica necesaria para llevar esto a cabo. El Derecho y la Economía política contemporáneos se han venido retroalimentando mutuamente desde entonces.

Kelsen, además, estuvo convencido de que el único medio para alcanzar soluciones a los problemas sociales era controlar, a través de mayorías parlamentarias, las libertades económicas (meras ideologías burguesas, según él), creyendo erróneamente, que lo esencial era mantener las libertades políticas. Así pues su positivismo jurídico se presenta, a la postre, como una ideología intervencionista que servirá tanto a izquierda como a derecha para cometer todo tipo de crimen bajo esta justificación teórica.

Hans Kelsen, que quería apartar al Derecho de toda ideología o moral, resultó ser al final un ideólogo activo de la comunitaria moral colectivista de izquierda y de derecha. Como se ve, el pensamiento kelseniano, a pesar de sus pretensiones, tuvo muchas "impurezas" que solo lograron en el Siglo XX conducir a la muerte a mas de 180 millones de personas en el mundo.

El derecho en toda la zona positivada o codificada tiene esta matriz y es la razón del estancamiento, de la pobreza y violencia desatada en toda su geografía.
Es nuestro deber volver al IMPERIO DEL DERECHO.


VER EL POSITIVISMO JURÍDICO ES EL ARMA DEL DESPOTISMO

jueves, 2 de octubre de 2008

Video: El más serio análisis sobre la Crisis Financiera Global

En este video podemos comprender con claridad porque Friedrich Hayek -Premio Nóbel de Economía 1974- definió a los economistas diciendo “no solo son un estorbo sino que un verdadero peligro manifiesto” y el porque una sociedad seria y libre no debe tener un Ministerio de Economía.