PIKETTY
A LA CARTA (.[i].)
Hector
Sandler y Guillermo Sandler
ENCICLOPEDISMO
Y PENSAR CIENTIFICO
Hay un abismo entre un pensamiento forjado con severa y estricta
conceptualización y el discurso mucho más atractivo por los destellos
brillantes del ingenio y las ocurrencias del expositor. Esto ha de ser siempre
subrayado, como alerta encendida frente al brillo fatuo de las palabras que
portan pensamientos. En la actualidad,
más que nunca, hay que distinguir y usar como piedra de toque para examinar los
actuales escritos sobre economía los fundamentos de la verdadera ciencia
económica iniciada por los
fisiócratas, desarrollada por los Clásicos, y rematada por Henry
George.
La complejidad de la vida contemporánea con
más la multiplicidad de “opinadores” se agravan los problemas sociales , ya
muchos por la proliferación de intereses encontrados y puntos de vista
posibles. Crece la variedad de opiniones,
brillantes unas, opacas otras y perniciosas la mayoría. Considerando
este estado de cosas, a la vista del fulgurante éxito del libro de Thomas
Piketty, es harto oportuno hacer un comentario crítico al best seller El Capital en el Siglo XXI , para no
errar respecto a nuestros graves y urgentes problemas y posibilitar el hallazgo
de caminos para su solución.
El enciclopedista corrido por el científico
Viene cuento recordar lo ocurrido en la corte
de Catalina la Grande en ocasión de la
llegada del entonces muy afamado ateo y philosohpe Denis Diderot , el brillante
creador de la Enciclopedia, admirado, entre otras cosas, por su descarado ateísmo.En 1773,
Diderot llegó a San Petesburgo para
actuar como primer bibliotecario de la recién fundada biblioteca
de la emperatriz Catalina II. A pedido de los estudiosos más jóvenes ,
encandilados por la fama de Diderot , le solicitaron a Catalina que lo invitara
a dar una conferencia en palacio. Ésta accedió, pero con una condición : que fuera presentado por un
residente en su Corte, el profundo
estudioso y matemático Leonhard Euler.
Llegado el momento, con toda la Corte
presente, el acto tuvo este breve desarrollo.
Euler avanzó gravemente y sin
prologo alguno dirigiéndose a Diderot afirmó: “Monsieur, (a+b2) / z = x, ergo
Dios existe. ¡Responda a eso!” El ateo e iconoclasta Diderot. no estaba a la altura de Euler
en matemática. Por toda respuesta optó por retirarse de la
competencia. Poco después renunció a su puesto en la Corte para regresar a
Francia. (Arthur Zajonc, Atrapando la Luz,
Editorial Andres Bello, 1995)
Todo pensamiento para exponer la verdad que es
la realidad ha de cumplir, con el mismo rigor que exige la matemática. Sin
cumplir esta exigencia, por rico y atrayente que aparezca es peligroso fuego
fatuo. Se repite una vez más el caso del flautista de Hamelin, pues al desviar a los intelectuales y dirigentes
sociales de la recta senda el pueblo
llano es arrastrado a una ruina mayor.
VISTAZO
CRITICO AL LIBRO DE PIKETTY
Tras
leer el libro El CAPITAL en el
siglo XXI del profesor francés Thomas Piketty, es necesario hacer algunas
reflexiones. En primer lugar, si el libro, en vez de ser traducido al inglés
por Harvard University, hubiese permanecido en el idioma de Balzac nada nuevo
bajo el sol. Harvard le dio patente de corso y lo transformó en best seller
internacional.
En segundo lugar, no se puede dejar de
percibir alguna estrategia de marketing. En 1867 Karl Marx publicó el primer tomo de DAS KAPITAL. No podía ignorar el
surgimiento del marginalismo vienés, por eso no completó su obra. El autor
francés llama a su obra El CAPITAL en el
siglo XXI, recibido con gran simpatía no sólo académica sino también en la
opinión pública y hasta por los responsables de nuestro gobierno..
Vayamos al análisis de su contenido
científico. El autor comienza sosteniendo que el “Ingreso nacional se conforma
de Ingreso de capital más Ingreso salarial”. Es decir, comete el mismo error
que los economistas neoclásicos que definen la producción como función de dos
factores productivos: el capital y el trabajo. Define al capital de manera
tan ambigua que por ser casi todo acaba por ser nada. Dice asi: “el capital
como todas las formas de riqueza que pueden ser transferidas y negociadas a
través del mercado de forma permanente conformado por terrenos, edificios,
infraestructura, bienes materiales, patentes, activos. etc”. Este etcétera podría haber sido puesto antes
o después de varios “nombres” más. Para
colmo de ambigüedad agrega que “riqueza
y capital son intercambiables”. Solo se excluye a la esclavitud y lo hace menos por razones ontológicas que históricas,
dado que, legalmente, ella esta prohibida
en la actualidad.
El autor no está muy lejos de la definición de
Kart Marx sobre el capital. Éste lo definió como “todas las cosas valuables que
proporcionan un rédito a sus poseedores”. Sus inmediatos seguidores sostuvieron
que capital es “toda propiedad que rinde intereses, rentas, ingresos o
beneficios”.
La base de la ciencia
económica exige conceptos precisos
En la medida que la teoría no parta de
conceptos precisos, de modo que en lugar de usar palabras estas tengan el
carácter de términos, como en matemática, no será factible construir teorías formes
cuya aplicación lleve a resultados
consistentes y confiables. En la medida que no estén bien definidos el
contenido y la extensión lógica de las cuatro premisas fundamento de la ciencia
económica, no será factible lograr un orden económico-social eficiente con
justa distribución funcional.
La tierra
no es sólo la tierra agropecuaria sino que ese concepto alude a todo el espacio
exterior al hombre no creado por éste. El trabajo
(no sólo el esfuerzo físico) es la inescindible actividad espiritual-psico-física realizado por el ser humano con
un fin especifico producir riqueza , directa o indirectamente. El capital por su género es riqueza
(producto del esfuerzo humano , sea una piedra pulida o una cosecha de trigo) :
Pero solo la riqueza que por una u otra razón adquiera la posibilidad de ser empleada en producir más riqueza ,
esta y solo esta es capital. (Piedra
aplicada a afilar cuchillos, semilla de trigo para sembrar). Sin destino aplicable a la producción de más
riqueza, será lo que se quiera, pero no es capital. Se comprende lo fluido que es “la cosa” , lo
que es causa de tantos yerros. ¿Quién pudiera haber considerado capital a un guijarro
al que solo por el cambio del conocimiento humano pasó a ser el corazón de un
transistor? ¿Cómo explicar que en menos de una generación un capital formado
por enormes rollos de alambre de cobre para teléfonos de línea , en un tris
tras, dejó de ser capital a partir de la
propagación del teléfono inalámbrico o celular”? Este carácter accidental del
capital no debe opacar su ser (algo producido por el hombre) y ni hacer perder
de vista que solo en cuanto esa cosa hecha sea demandada por una finalidad,
solo asi y por el momento, es capital.
Finalmente, la conjunción funcional de los tres factores para la producción da lugar a un cuarto
hecho: la riqueza. Aquello destinado
a satisfacer necesidades humanas.. También estamos aquí frente a un concepto
esencial, pero mutable en su concreción.
Riqueza es, desde luego. toda
aquella cosa material en tanto y cuanto es tierra
modificada por la acción del trabajo
auxiliado por el capital, hecha para satisfacer necesidades humanas. Pero estas ultimas varían de
individuo a individuo, de grupo a grupo, de sociedad a sociedad y todos
ellos en el curso del tiempo. ¿Qué otra
cosa, por ejemplo, es la moda que
cada temporada deja un tendal de
vestidos inservibles?
La enorme complejidad que presenta la constitución del
actual orden social
No es cosa sencilla el ser humano ni la
constitución del orden social que requiere para que cada uno forje su destino.
Este problema no lo tienen las cosas del mundo material, ni las del vegetal ni
las del animal. Mas el hombre es en esencia un ser espiritual , un ser en formación , con una libertad de la que carecen todos los otros seres de
este mundo. Y esto trae sus complicaciones, no solo en lo económico.. Para
constituir un mejor orden de vida humano han de obrar no solo la ciencia económica , sino también
la religión, la moral social e individual y, hoy por hoy, en grado casi
insustituible , el derecho. Toda vez
que éste es “producido” en actualidad, por el orden político, cuando éste a su vez depende del orden cultural y ambos son
afectados por el derecho positivo,
cabe preguntarse: ¿podremos tener soluciones económicas satisfactorias con un
mal orden legal , un defectuoso orden
político o un pobre orden cultural? ¿y a la viceversa?. Limitémonos con
dejar clavada la pica en el corazón y en la cabeza del lector para que aprecie
la magnitud del problema social actual. y pasemos a señalar fallas fundamentales
de Piketty compartidas en amplio grado por nuestra intelectualidad. .
HECHOS
MISTERIOSOS EN TORNO A LA TIERRA Y SU VALOR
El hacinamiento urbano
Piketty toma como punto de partida el modelo
neoclásico en el que solo se consideran
para la producción 2 factores : trabajo y capital. Por lo tanto llega a la conclusión que la concentración
del capital y la riqueza es causa de la desigualdad en la distribución del
ingreso. ¿Y la tierra y su renta, dónde están? Misterio. No son
nuestras palabras. Son de Piketty. Las usa para
titular a una sección de su libro: El
misterio del valor de las tierras (p.217/210)..
Misterio es cosa arcana que no se puede
conocer ni explicar. ¿Cómo esperar que
Piketty nos aclare y explique fenómenos como el hacinamiento urbano? La vasta pampa argentina – la segunda mas
extensa del mundo – está apenas poblada a
razón de 2 habitantes por kilómetro cuadrado. Al mismo tiempo esa vasta
extensión está bordeada de pocos pero gigantescos hacinamientos urbanos. La
mayor parte de los 40 millones de
habitantes residen y trabajan en Buenos
Aires, Bahía Blanca, La Plata , Rosario, Córdoba, Mendoza y
algunas otras pocas ciudades capitales más, las que. todas juntas, no ocupan
más de 50.000 km2. de los 2.700.000 que dispone el país.
En ninguna de ellas la vida es fácil para la gente. Todos, más allá de lo aparente, viven en estado de hacinamiento. En edificios de propiedad horizontal cada vez
en mayor número, en casas vetustas que gran parte claman por la piqueta
demoledora y el resto en conventillos y villas miseria , con abundancia
de homeless.en
lugares públicos.
La trombosis urbana
Las calles en general y las céntricas en
especial fueron pensadas y trazadas para posibilitar el tránsito de
personas y vehículos (¿para que otra cosa podrían ser las calles?). Pero en
Argentina sus veredas sirven de asiento para
establecer locales comerciales (“kioscos”), negocios
sobre ruedas, puestos de vendedores ambulantes
y provisorias tiendas para familias de mendigos.
Esto no es todo. Las calles hechas para
transitar equivalen a las arterias de un cuerpo vivo. Inventadas , diseñadas y
construidas por el erario público son inutilizadas para otros fines contrarios
a la “circulación” . De día y de noche fungen como playas de estacionamiento para
autos y motocicletas que carecen de garages. Una aberración. ¿Qué dice Piketty de
estas suerte de “trombosis” que sufren las arterias urbanas? Pues nada.. No puede decirlo porque estas
“enfermedades urbanas” no pueden ser
consideradas ni explicadas si la tierra y su renta no figuran como factores
independientes en el binomio conceptual que domina su visión ( P = T + C) . Es un clásico de la humanidad que todo aquello
que no puede ser explicado por la correcta observación y el sano pensar recibe
el nombre de “misterio”.
Misterios en el precio de la tierra
Piketty sostiene que en el período 1700 al
presente el valor de la tierra agrícola ha ido perdiendo valor, pero al mismo
tiempo afirma que la vivienda (la que por cierto de construye sobre la tierra) ha aumentado de modo
exponencial. Debemos preguntarle: ¿Por qué la misma cosa material – la tierra –
tiene precios tan dispares según este ubicada en un sitio o en otro? Parece una pregunta tonta
por lo obvio. ¿Quién ignora que es más cara en una gran ciudad que un pequeño pueblo
de campaña , y mas en éste que en el vasto
campo que lo rodea campo dedicado a la agricultura? Pero lo obvio suele ser
engañoso y no se aclara la cuestión dando distintos nombres a la tierra, como hace Piketty y cualquiera.
Una cosa es la rural y otra la urbana. Esto lo saben hasta los analfabetos. De esto se ocupó – y muy bien – el alemán von
Thünen en los 1820.
Para comprobar este grave yerro de visión conceptual
bastaría con los ejemplos dados de la “urbanización explosiva”, no por exceso
de población sino por falta de tierra a precios al alcance de los trabajadores.
Pero el dramático caso del “misterio de
la tierra” refuerza con otros casos ejemplares. sobre los cuales debe pensar el
lector. Una hectárea de tierra agraria
en el Partido de Pergamino puede valer unos 2.500 D, pero una hectárea en la Ciudad de Buenos
Aires no baja de 20.000 D y si se encuentra en el centro de la ciudad frisa los 100.000.000 de dólares. Mas allá de
su uso, ¿no se trata en ambos casos de “tierra”. ¿A que se deben estos
“misteriosos” valores?
Quien confunde inmuebles con muebles yerra al legislar
sobre los recursos públicos
Otro ejemplo del erróneo modelo Piketty
consiste en definir el capital sin distinguir entre “inmuebles” y el efectivo “capital”.
Esto impacta en su oscura visión respecto de los recursos para solventar los
gastos públicos. Invitamos al lector a que analice su última liquidación de
Impuesto a las Ganancias e Impuesto a los Bienes Personales y verifique la
participación que tiene el valor de su inmueble
dentro del total de su patrimonio.
Compárelo con los valores de sus bienes muebles, automotores, créditos,
derechos, acciones, títulos, patentes,
marcas , fondo de comercio, cuentas bancarias, etc. Saque sus conclusiones.
Paga mucho más en impuestos por lo que gana como fruto de su trabajo y sus
ahorros que por la tierra que ocupa.
Esto es una injuria moral y un disparate moral con grave daño al orden social.
Con el actual sistema – que Piketty no
cuestiona – por un lado se castiga al fruto del trabajo y del ahorro aplicado
como capital (trabajo e inversión) y por el otro se premia a los poseedores de
tierra al facilitar como negocio
“especular” con ella, .
Precisamente este grave defecto del modelo
Piketty es que lo lleva a concluir después de de más de 600 páginas a proponer
una utopía útil (sic) : Un Impuesto mundial sobre el capital”
(p.574).
Una visión mundialista no sirve para entender el problema
nacional
El autor tiene el merito de hacer patente las
nefastas consecuencias económico-sociales del modelo neoclásico de la economía;
pero no ofrece solución alguna. Deja en
manos del destino lo que puede llegar a pasarle al mundo en fechas cercanas.. Sus pronósticos son alarmantes. Por
ello se siente urgido a sugerir medidas para evitar daños por el momento
inevitables. ¿Podemos imaginar para el Siglo XXI – dice - algo que trascienda
al capitalismo y que sea al mismo tiempo más pacifico y duradero o debemos simplemente
esperar próximas crisis o guerras, esta vez verdaderamente mundiales? (p.519).
Piketty no se ocupa de país por país ni por
regiones formadas según algún dato común.
Su visión es “mundialista” ; pero solo de palabra, pues aunque anuncia
basarse en el estudio de 20 países , entre los cuales figura nominalmente la
Argentina (p.32) , de hecho el grueso de sus argumentos se basa en algunos pocos países europeos (Gran Bretaña, Francia
y Alemania) y a uno americano: EEUU de Norteamérica. Ante su pretendida exposición , supuestamente contemplativa
del mundo entero para visualizar su evolución en las inmediatas décadas, el
lector argentino no puede dejar de formularse esta pregunta: ¿Nos sirven sus
consideraciones para comprender a nuestro país a fin de ordenarlo mejor en vista a ese futuro? La respuesta es: no.
El excepcional caso argentino es ignorado
¿Debemos
nosotros los argentinos con casi 3 millones de kilometros cuadrados de
tierra disponible, de amable y rendidora
tierra firme, bordeada por un inmenso mar.,
surcada por exuberantes ríos, beneficiada por un clima diseñado para la
vida de trabajo y alegría, aun despoblada , apta para albergar 300 millones de
almas , debemos nosotros – repetimos - quedar atados a la terrible catástrofe
“capitalista”? De hecho, si se ve el la
economía como Piketty la ve, nuestra suerte esta echada. No tenemos un claro
provenir. Para colmo a la vista de nuestra historia económica de los últimos 70
u 80 años parece avalarlo. Los “treinta años más luminosos” del siglo pasado
(1945/1975) se nos habrían escapado entre los dedos..
Pero hay una historia anterior que ofrece
resistencia a ese pronóstico. Es la que
corre desde 1860 a 1930. En este tramo la Argentina despoblada , sin capitales
, fue un polo de atracción tan atractivo, en especial para la gente y los
capitales provenientes del mundo al que Piketty pertenece , que en la Argentina
se produjo una transformación de tal
magnitud que bien merecería haber sido nombrada como el “milagro argentino” .
El único que se le semeja en la época fue el de los EEUU de Norte America. Hubieron
autores que incluso consideraron al nuestro de mejor calidad al norteamericano
, pues no teníamos que levantar la
hipoteca de la segregación racial.
¿Qué cambiamos dentro nuestro , como
sociedad, para que a partir de los 1930
quedáramos fuera de carrera y hoy – a comienzos del Siglo XXI – dejamos de
vivir el impulso del imponente proceso de Organización
Nacional para entrar in crescemdo
primero en la decadencia y luego en un general
desorden en las cuatro esferas fundamentales del orden social: la política,
la económica., la legal y la cultural?
Los argentinos debemos descubrir la causa principal de nuestra decadencia. Ella no está en nuestra
clase de tierra ni en la gente del común
, sino una organización social impuesta por el derecho positivo . Si
descubrimos los males procedentes de esta fuente directa, quizá podamos sin
gran esfuerzo evitar el aciago destino que Piketty pronostical mundo desde su visión neoclásica.. No es la tierra
como recurso, ni el clima como habita natural , ni el orden mundial como
escenario lo decisivo. Sí lo es el conocimiento y la consecuente voluntad social para actualizar el cambio saliendo
del la derrota iniciada hace casi un siglo. Solo un conocimiento verdadero , esto es, que
revele la verdad en aquellos cuatro ámbitos , podrá generar la voluntad democrática para la recepuración argentina
Para recolocar a la Argentina en el camino
hacia la prosperidad que sus condiciones le permiten y que ya probó ser posible
porquer sus condiciones materiales les han
sido dadas, hay que reparar la base del crecimiento de las naciones: su espíritu público.. Esta recuperación
solo será posible con un cambio de enfoque para el analisis y comprensión de
los procesos vividos en las ultimas decadas. . Como la historia de la humanidad
lo acredita tal cambio espiritual de una sociedad depende en grado decisivo de
la nobleza de espíritu de quienes llegan
a ocupar las posiciones de liderazgo en cada una de las esferas del orden
social. Tras esta urgente finalidad para nada nos es útil el voluminoso libro
de Piketty.
HAY
MEJORES LECTURAS DISPONIBLES
El
análisis de las funciones del Estado es muy pobre. En cuanto a la
estructura impositiva afirma que “la innovación más importante del siglo XX en
tributación fue la creación y el desarrollo del impuesto progresivo a la
renta”. En su libro la palabra “renta” y el concepto que mienta carecen de la indispensable precisión técnica. Sostiene que los ingresos
fiscales se estructuran en base a los impuestos al consumo, a la renta y al
capital, nada nuevo en las obras corrientes, pero sin critica alguna que permita evaluar si esta
“decisiones legales” convienen o no al orden económico y a la sociedad en
general.. En materia de “Economía del Estado” la literatura moderna ofrece
mejores aportes.
Así, para citar un trabajo contemporáneo al de
Piketty, un grupo de cuatro economistas
alemanes ( Mattauch, Siegmeier, Edenhofer y Creutzuf) del Instituto CESifo
(Centre for Economic Studies and Ifo Institute of the University München) han
publicado un ensayo ttulado “Financing
Public Capital through Land Rent Taxation: A Macroeconomic Henry George Theorem”.
En él reformulan el modelo neoclásico de la economía, las funciones de
producción tipo Cabb Douglas y CES , en el que reconocen con carácter “the
golden rule” de las finanzas públicas al que denominan Teorema Henry George. De manera precisa, matemática, dan cuenta del cambio que implicaría para la
ciencia económica , con sus consecuencias practicas, partir de este “teorema”
para conocer lo dado y proyectar lo debido. Este trabajo muestra una sustitución de los paradigmas habituales, no sólo en microeconomía, sino también en
macroeconomía, en relación a la teoría
del crecimiento, la estructura de la imposición, la estructura del gasto
público y, finalmente, en la teoría económica y política del federalismo.
En trabajos con estos fundamentos no hay lugar
para incertidumbres – al menos desde el punto de vista teórico – semejantes a que
padece Piketty al fin de su libro. Si algo caracteriza al conocimiento científico
es, precisamente, su fuerza para reducir la incertidumbre reinante y –
sobretodo – para destronar las fabulas ideológicas y dar lugar a rectas ideas para un orden social fundado en la libertad
individual, la igualdad de derechos y de trato, la fraternidad entre todos y la
solidaridad para con los más débiles.
Buenos Aires,
Enero 23 de 2015