viernes, 23 de enero de 2015

Los errores de Piketty y sus criticos



PIKETTY A LA CARTA (.[i].)
Hector Sandler y Guillermo Sandler


ENCICLOPEDISMO Y  PENSAR CIENTIFICO
Hay un abismo entre un  pensamiento forjado con severa y estricta conceptualización y el discurso mucho más atractivo por los destellos brillantes del ingenio y las ocurrencias del expositor. Esto ha de ser siempre subrayado, como alerta encendida frente al brillo fatuo de las palabras que portan pensamientos.  En la actualidad, más que nunca, hay que distinguir y usar como piedra de toque para examinar los actuales escritos sobre economía los fundamentos de la verdadera ciencia económica  iniciada por los fisiócratas,  desarrollada  por los Clásicos, y rematada por Henry George.
La complejidad de la vida contemporánea con más la multiplicidad de “opinadores” se agravan los problemas sociales , ya muchos por la proliferación de intereses encontrados y puntos de vista posibles. Crece la variedad de opiniones,  brillantes unas, opacas otras y perniciosas la mayoría. Considerando este estado de cosas, a la vista del fulgurante éxito del libro de Thomas Piketty, es harto oportuno hacer un comentario crítico al best seller El Capital en el Siglo XXI , para no errar respecto a nuestros graves y urgentes problemas y posibilitar el hallazgo de caminos para su solución.

El enciclopedista corrido por el científico
Viene cuento recordar lo ocurrido en la corte de Catalina la Grande  en ocasión de la llegada del entonces muy afamado  ateo y philosohpe Denis Diderot , el brillante creador de la Enciclopedia, admirado, entre otras cosas,  por su descarado ateísmo.En 1773, Diderot  llegó a San Petesburgo para actuar como  primer  bibliotecario de la recién fundada biblioteca de la emperatriz Catalina II. A pedido de los estudiosos más jóvenes , encandilados por la fama de Diderot , le solicitaron a Catalina que lo invitara a dar una conferencia en palacio. Ésta accedió, pero con una  condición : que fuera presentado por un residente en su Corte,  el profundo estudioso y matemático Leonhard Euler.

Llegado el momento, con toda la Corte presente, el acto tuvo este breve desarrollo.  Euler avanzó gravemente y  sin prologo alguno dirigiéndose a Diderot afirmó: “Monsieur, (a+b2) / z = x, ergo Dios existe. ¡Responda a eso!” El ateo e iconoclasta  Diderot. no estaba a la altura de Euler en  matemática.  Por toda respuesta optó por retirarse de la competencia. Poco después renunció a su puesto en la Corte para regresar a Francia. (Arthur Zajonc, Atrapando la Luz, Editorial Andres Bello, 1995)

Todo pensamiento para exponer la verdad que es la realidad ha de cumplir, con el mismo rigor que exige la matemática. Sin cumplir esta exigencia, por rico y atrayente que aparezca es peligroso fuego fatuo.  Se repite una vez más el caso del  flautista de Hamelin, pues  al desviar a los intelectuales y dirigentes sociales de la recta senda el  pueblo llano es arrastrado a  una ruina mayor.

VISTAZO CRITICO AL LIBRO DE PIKETTY
Tras  leer el libro El CAPITAL en el siglo XXI del profesor francés Thomas Piketty, es necesario hacer algunas reflexiones. En primer lugar, si el libro, en vez de ser traducido al inglés por Harvard University, hubiese permanecido en el idioma de Balzac nada nuevo bajo el sol. Harvard le dio patente de corso y lo transformó en best seller internacional.

En segundo lugar, no se puede dejar de percibir alguna estrategia de marketing. En 1867 Karl Marx  publicó el primer tomo de DAS KAPITAL. No podía ignorar el surgimiento del marginalismo vienés, por eso no completó su obra. El autor francés llama a su obra El CAPITAL en el siglo XXI, recibido con gran simpatía no sólo académica sino también en la opinión pública y hasta por los responsables de nuestro gobierno..

Vayamos al análisis de su contenido científico. El autor comienza sosteniendo que el “Ingreso nacional se conforma de Ingreso de capital más Ingreso salarial”. Es decir, comete el mismo error que los economistas neoclásicos que definen la producción como función de dos factores productivos: el capital y el trabajo. Define al capital de manera tan ambigua que por ser casi todo acaba por ser nada. Dice asi: “el capital como todas las formas de riqueza que pueden ser transferidas y negociadas a través del mercado de forma permanente conformado por terrenos, edificios, infraestructura, bienes materiales, patentes, activos. etc”. Este etcétera podría haber sido puesto antes o después de varios “nombres” más.  Para colmo de ambigüedad agrega que  “riqueza y capital son intercambiables”. Solo se excluye a la esclavitud y lo hace  menos por razones ontológicas que históricas, dado que, legalmente, ella esta prohibida  en la actualidad.

El autor no está muy lejos de la definición de Kart Marx sobre el capital. Éste lo definió como “todas las cosas valuables que proporcionan un rédito a sus poseedores”. Sus inmediatos seguidores sostuvieron que capital es “toda propiedad que rinde intereses, rentas, ingresos o beneficios”.

La  base de la ciencia económica exige  conceptos precisos
En la medida que la teoría no parta de conceptos precisos, de modo que en lugar de usar palabras estas tengan el carácter de términos, como en matemática,  no será factible construir teorías formes cuya aplicación lleve a resultados  consistentes y confiables. En la medida que no estén bien definidos el contenido y la extensión lógica de las cuatro premisas fundamento de la ciencia económica, no será factible lograr un orden económico-social eficiente con justa distribución funcional.

La tierra no es sólo la tierra agropecuaria sino que ese concepto alude a todo el espacio exterior al hombre no creado por éste. El trabajo (no sólo el esfuerzo físico) es la inescindible actividad espiritual-psico-física realizado por el ser humano con un fin especifico  producir riqueza , directa o indirectamente. El capital por su género es riqueza (producto del esfuerzo humano , sea una piedra pulida o una cosecha de trigo) : Pero solo la riqueza que por una u otra razón adquiera la posibilidad  de ser empleada en producir más riqueza , esta y solo esta es capital. (Piedra aplicada a afilar cuchillos, semilla de trigo para sembrar).  Sin destino aplicable a la producción de más riqueza, será lo que se quiera, pero no es capital.  Se comprende lo fluido que es “la cosa” , lo que es causa de tantos yerros. ¿Quién pudiera haber considerado capital a un guijarro al que solo por el cambio del conocimiento humano pasó a ser el corazón de un transistor? ¿Cómo explicar que en menos de una generación un capital formado por enormes rollos de alambre de cobre para teléfonos de línea , en un tris tras,  dejó de ser capital a partir de la propagación del teléfono inalámbrico o celular”? Este carácter accidental del capital no debe opacar su ser (algo producido por el hombre) y ni hacer perder de vista que solo en cuanto esa cosa hecha sea demandada por una finalidad, solo asi y por el momento,  es capital.

Finalmente, la conjunción funcional de los tres factores  para la producción da lugar a un cuarto hecho:  la riqueza.  Aquello destinado a satisfacer necesidades humanas.. También estamos aquí frente a un concepto esencial, pero mutable en su concreción.  Riqueza es, desde luego.   toda aquella cosa material en tanto y cuanto es tierra modificada por la acción del trabajo auxiliado por el capital,  hecha para satisfacer necesidades humanas. Pero estas ultimas varían de individuo a individuo, de grupo a grupo, de sociedad a sociedad y todos ellos  en el curso del tiempo. ¿Qué otra cosa, por ejemplo, es la moda que cada temporada  deja un tendal de vestidos inservibles?

La enorme complejidad que presenta la constitución del actual orden social
No es cosa sencilla el ser humano ni la constitución del orden social que requiere para que cada uno forje su destino. Este problema no lo tienen las cosas del mundo material, ni las del vegetal ni las del animal. Mas el hombre es en esencia un ser espiritual , un ser en formación , con una libertad  de la que carecen todos los otros seres de este mundo. Y esto trae sus complicaciones, no solo en lo económico.. Para constituir un mejor orden de vida humano han de obrar  no solo la ciencia económica , sino también la religión, la moral social e individual y, hoy por hoy, en grado casi insustituible , el derecho. Toda vez que éste es “producido” en actualidad, por el orden político, cuando éste a su vez  depende del orden cultural  y ambos son afectados por el derecho positivo, cabe preguntarse: ¿podremos tener soluciones económicas satisfactorias con un mal orden legal , un defectuoso orden  político o un pobre orden cultural? ¿y a la viceversa?. Limitémonos con dejar clavada la pica en el corazón y en la cabeza del lector para que aprecie la magnitud del problema social actual. y pasemos a señalar fallas fundamentales de Piketty compartidas en amplio grado por nuestra intelectualidad. .

HECHOS MISTERIOSOS EN TORNO A LA TIERRA Y SU VALOR
El hacinamiento urbano
Piketty toma como punto de partida el modelo neoclásico  en el que solo se consideran para la producción   2 factores : trabajo y capital. Por lo tanto  llega a la conclusión que la concentración del capital y la riqueza es causa de la desigualdad en la distribución del ingreso. ¿Y la tierra y su renta, dónde están? Misterio. No son nuestras palabras. Son de Piketty. Las usa para  titular a una sección de su libro: El misterio del valor de las tierras (p.217/210)..

Misterio es cosa arcana que no se puede conocer ni explicar.  ¿Cómo esperar que Piketty nos aclare y explique fenómenos como el hacinamiento urbano?  La vasta pampa argentina – la segunda mas extensa del mundo – está apenas  poblada a razón de 2 habitantes por kilómetro cuadrado. Al mismo tiempo esa vasta extensión está bordeada de pocos pero gigantescos hacinamientos urbanos. La mayor parte de los  40 millones de habitantes  residen y trabajan en Buenos Aires, Bahía Blanca, La Plata , Rosario, Córdoba, Mendoza   y algunas otras pocas ciudades capitales más, las que. todas juntas, no ocupan más de 50.000 km2. de los 2.700.000 que dispone el país.

En ninguna de ellas la vida es fácil para la  gente. Todos, más allá de lo aparente, viven  en estado de hacinamiento.  En edificios de propiedad horizontal cada vez en mayor número, en casas vetustas que gran parte claman por la piqueta demoledora y el resto  en  conventillos y villas miseria , con abundancia de  homeless.en lugares públicos.

La trombosis urbana
Las calles en general y las céntricas en especial  fueron pensadas y  trazadas para posibilitar el tránsito de personas y vehículos (¿para que otra cosa podrían ser las calles?). Pero en Argentina  sus veredas sirven de asiento para establecer locales comerciales (“kioscos”),   negocios sobre ruedas, puestos de vendedores ambulantes  y provisorias tiendas para familias de mendigos.

Esto no es todo. Las calles hechas para transitar equivalen a las arterias de un cuerpo vivo. Inventadas , diseñadas y construidas por el erario público son inutilizadas para otros fines contrarios a la “circulación” . De día y de noche fungen como playas de estacionamiento para autos y motocicletas que carecen de garages. Una aberración. ¿Qué dice Piketty de estas suerte de “trombosis” que sufren  las arterias  urbanas? Pues nada.. No puede decirlo porque estas “enfermedades urbanas”  no pueden ser consideradas ni explicadas si la tierra y su renta no figuran como factores independientes en el binomio conceptual que domina su visión ( P = T + C) . Es  un clásico de la humanidad que todo aquello que no puede ser explicado por la correcta observación y el sano pensar recibe el nombre de “misterio”.

Misterios en el precio de la  tierra
Piketty sostiene que en el período 1700 al presente el valor de la tierra agrícola ha ido perdiendo valor, pero al mismo tiempo afirma que la vivienda (la que por cierto de construye  sobre la tierra) ha aumentado de modo exponencial. Debemos preguntarle: ¿Por qué la misma cosa material – la tierra – tiene precios tan dispares según este ubicada en  un sitio o en otro? Parece una pregunta tonta por lo obvio. ¿Quién ignora que es más cara en una gran ciudad que un pequeño pueblo de campaña , y mas en éste  que en el vasto campo que lo rodea campo dedicado a la agricultura? Pero lo obvio suele ser engañoso y no se aclara la cuestión dando distintos nombres  a la tierra, como hace Piketty y cualquiera. Una cosa es la rural y otra la urbana. Esto lo saben hasta los analfabetos.  De esto se ocupó – y muy bien – el alemán von Thünen en los 1820. 

Para comprobar este grave yerro de visión conceptual bastaría con los ejemplos dados de la “urbanización explosiva”, no por exceso de población sino por falta de tierra a precios al alcance de los trabajadores.  Pero el dramático caso del “misterio de la tierra” refuerza con otros casos ejemplares. sobre los cuales debe pensar el lector.  Una hectárea de tierra agraria en el Partido de Pergamino puede valer unos 2.500 D,  pero una hectárea en la Ciudad de Buenos Aires no baja de 20.000 D y si se encuentra en el centro de la ciudad  frisa los 100.000.000 de dólares. Mas allá de su uso, ¿no se trata en ambos casos de “tierra”. ¿A que se deben estos “misteriosos” valores?


Quien confunde inmuebles con muebles yerra al legislar sobre los recursos públicos
Otro ejemplo del erróneo modelo Piketty consiste en definir el capital sin distinguir entre “inmuebles” y el efectivo “capital”. Esto impacta en su oscura visión respecto de los recursos para solventar los gastos públicos. Invitamos al lector a que analice su última liquidación de Impuesto a las Ganancias e Impuesto a los Bienes Personales y verifique la participación que tiene el valor de su inmueble  dentro del total de su patrimonio.  Compárelo con los valores de sus bienes muebles, automotores, créditos, derechos, acciones, títulos,  patentes, marcas , fondo de comercio, cuentas bancarias, etc. Saque sus conclusiones. Paga mucho más en impuestos por lo que gana como fruto de su trabajo y sus ahorros  que por la tierra que ocupa. Esto es una injuria moral y un disparate moral con grave daño al orden social. Con  el actual sistema – que Piketty no cuestiona – por un lado se castiga al fruto del trabajo y del ahorro aplicado como capital (trabajo e inversión) y por el otro se premia a los poseedores de tierra al  facilitar como negocio “especular” con ella, .

Precisamente este grave defecto del modelo Piketty es que lo lleva a concluir después de de más de 600 páginas a proponer una  utopía útil  (sic) : Un Impuesto mundial sobre el capital” (p.574).

Una visión mundialista no sirve para entender el problema nacional
El autor tiene el merito de hacer patente las nefastas consecuencias económico-sociales del modelo neoclásico de la economía;  pero no ofrece solución alguna. Deja en manos del destino lo que puede llegar a pasarle al mundo en fechas  cercanas.. Sus pronósticos son alarmantes. Por ello se siente urgido a sugerir medidas para evitar daños por el momento inevitables. ¿Podemos imaginar  para el Siglo XXI – dice - algo que trascienda al capitalismo y que sea al mismo tiempo más pacifico y duradero o debemos simplemente esperar próximas crisis o guerras, esta vez verdaderamente mundiales?  (p.519).

Piketty no se ocupa de país por país ni por regiones formadas según algún dato común.  Su visión es “mundialista” ; pero solo de palabra, pues aunque anuncia basarse en el estudio de 20 países , entre los cuales figura nominalmente la Argentina (p.32) , de hecho el grueso de sus argumentos se basa en algunos  pocos países europeos (Gran Bretaña, Francia y Alemania) y a uno americano: EEUU de Norteamérica.  Ante su pretendida exposición , supuestamente contemplativa del mundo entero para visualizar su evolución en las inmediatas décadas, el lector argentino no puede dejar de formularse esta pregunta: ¿Nos sirven sus consideraciones para comprender a nuestro país a fin de  ordenarlo mejor en vista a ese futuro?  La respuesta es: no.


El excepcional caso argentino es ignorado
¿Debemos  nosotros los argentinos con casi 3 millones de kilometros cuadrados de tierra disponible,  de amable y rendidora tierra firme, bordeada por un inmenso mar.,  surcada por exuberantes ríos, beneficiada por un clima diseñado para la vida de trabajo y alegría, aun despoblada , apta para albergar 300 millones de almas , debemos nosotros – repetimos - quedar atados a la terrible catástrofe “capitalista”?  De hecho, si se ve el la economía como Piketty la ve, nuestra suerte esta echada. No tenemos un claro provenir. Para colmo a la vista de nuestra historia económica de los últimos 70 u 80 años parece avalarlo. Los “treinta años más luminosos” del siglo pasado (1945/1975) se nos habrían escapado entre los dedos..

Pero hay una historia anterior que ofrece resistencia a  ese pronóstico. Es la que corre desde 1860 a 1930. En este tramo la Argentina despoblada , sin capitales , fue un polo de atracción tan atractivo, en especial para la gente y los capitales provenientes del mundo al que Piketty pertenece , que en la Argentina   se produjo una transformación de tal magnitud que bien merecería haber sido nombrada como el “milagro argentino” . El único que se le semeja en la época fue el de los EEUU de Norte America. Hubieron autores que incluso consideraron al nuestro de mejor calidad al norteamericano , pues  no teníamos que levantar la hipoteca de la segregación racial.
¿Qué cambiamos dentro nuestro , como sociedad,  para que a partir de los 1930 quedáramos fuera de carrera y hoy – a comienzos del Siglo XXI – dejamos de vivir el impulso del imponente proceso de Organización Nacional para entrar in crescemdo primero en la decadencia y luego en un general desorden en las cuatro esferas fundamentales del orden social: la política, la  económica., la  legal y la cultural?

Los argentinos debemos  descubrir la causa principal  de nuestra decadencia. Ella no está en nuestra clase de  tierra ni en la gente del común ,  sino una organización social impuesta por el derecho positivo . Si descubrimos los males procedentes de esta fuente directa, quizá podamos sin gran esfuerzo evitar el aciago destino que Piketty pronostical mundo  desde su visión neoclásica.. No es la tierra como recurso, ni el clima como habita natural , ni el orden mundial como escenario lo decisivo. Sí lo es  el conocimiento y la consecuente voluntad  social para actualizar el cambio saliendo del la derrota iniciada hace casi un siglo.  Solo un conocimiento verdadero , esto es, que revele la verdad en aquellos cuatro ámbitos , podrá generar la  voluntad democrática  para la recepuración argentina

Para recolocar a la Argentina en el camino hacia la prosperidad que sus condiciones le permiten y que ya probó ser posible porquer sus condiciones  materiales les han sido dadas, hay que reparar la base del crecimiento de las naciones: su espíritu público.. Esta recuperación solo será posible con un cambio de enfoque para el analisis y comprensión de los procesos vividos en las ultimas decadas. . Como la historia de la humanidad lo acredita tal cambio espiritual de una sociedad depende en grado decisivo de la nobleza de  espíritu de quienes llegan a ocupar las posiciones de liderazgo en cada una de las esferas del orden social. Tras esta urgente finalidad para nada nos es útil el voluminoso libro de Piketty.
   

HAY MEJORES LECTURAS DISPONIBLES
El  análisis de las funciones del Estado es muy pobre. En cuanto a la estructura impositiva afirma que “la innovación más importante del siglo XX en tributación fue la creación y el desarrollo del impuesto progresivo a la renta”. En su libro la palabra “renta” y el concepto  que mienta carecen de la indispensable  precisión técnica. Sostiene que los ingresos fiscales se estructuran en base a los impuestos al consumo, a la renta y al capital, nada nuevo en las obras corrientes, pero sin  critica alguna que permita evaluar si esta “decisiones legales” convienen o no al orden económico y a la sociedad en general.. En materia de “Economía del Estado” la literatura moderna ofrece mejores aportes.

Así, para citar un trabajo contemporáneo al de Piketty,  un grupo de cuatro economistas alemanes ( Mattauch, Siegmeier, Edenhofer y Creutzuf) del Instituto CESifo (Centre for Economic Studies and Ifo Institute of the University München) han publicado un ensayo ttulado “Financing Public Capital through Land Rent Taxation: A Macroeconomic Henry George Theorem”. En él reformulan el modelo neoclásico de la economía, las funciones de producción tipo Cabb Douglas y CES , en el que reconocen con carácter “the golden rule” de las finanzas públicas al que denominan Teorema Henry George. De manera precisa, matemática,  dan cuenta del cambio que implicaría para la ciencia económica , con sus consecuencias practicas, partir de este “teorema” para conocer lo dado y proyectar lo debido.  Este trabajo muestra  una sustitución  de los paradigmas habituales,  no sólo en microeconomía, sino también en macroeconomía, en relación a  la teoría del crecimiento, la estructura de la imposición, la estructura del gasto público y, finalmente, en la teoría económica y política del federalismo.

En trabajos con estos fundamentos no hay lugar para incertidumbres – al menos desde el punto de vista teórico – semejantes a que padece Piketty al fin de su libro. Si algo caracteriza al conocimiento científico es, precisamente, su fuerza para reducir la incertidumbre reinante y – sobretodo – para destronar las fabulas ideológicas y dar lugar a rectas ideas  para un orden social fundado en la libertad individual, la igualdad de derechos y de trato, la fraternidad entre todos y la solidaridad para con los más débiles.  
Buenos Aires, Enero 23 de 2015

                                                                




[i] Thomas Piketty, El Capital en el siglo XXI. FCE, Buenos Aires, 2014