UNA INDELUDIBLE ADVERTENCIA PARA LA ARGENTINA DE HOY
Hector Sandler, Derecho, UBA
En EE.UU., el “boom económico” y el “boom de indigentes van de la mano” se lee en La Nación , de hoy sábado 9 de diciembre del 2017, pag.8.“La bonanza llevó el precio de la vivienda a niveles siderales, muy lejos del alcance de los sectores más pobres” subtitula la nota el traductor Jaime Arrambide al informe de Geoff Mulvihill y Gillian Flaccus, cuyo contenido es de extrema importancia para nosotros. En especial cuando el actual gobierno apunta a la construcción de viviendas como “solución” para paliar la enorme carencia actual.
Ivan Kerr, hombre de confianza del ministro Rogelio Frigerio, estaría trabajando para disminuir el déficit habitacional estimado en 3, 5 millones de viviendas (La Nación, ídem, Propiedades, pag.8). Si se piensa en términos de familia tipo ( padre, madre y dos hijos), se habla de 13 millones de personas. Cifra similar a la calculada por la Iglesia. Casi un tercio de la sociedad argentina. El camino es errado. La enorme carencia de viviendas para familias tiene sus raíces en el derecho positivo vigente. Uno que tanto en los EEUU como en la Argentina permiten al propietario de un lote de tierra un doble poder: a) el correcto derecho de apropiarse y usar del suelo para construir su vivienda y b) el otro , incorrecto, consistente en otorgar al propietario la facultad legal del de quedarse para sí con la “renta” que proviene del “creciente valor” del lote de tierra por la creciente demanda.
Veanse los efectos que esa legislación causa en los EEUU. Adviértase la semejanza que presenta lo que a continuación se describe con lo que entre nosotros ocurre. Subrayado en cursilla, nuestro.
ESTADOS UNIDOS HOY “SEATTLE.- En el parque de un barrio arbolado y bohemio donde las casas alcanzan un valor inmobiliario cercano al millón de dólares, una pala mecánica barre con los desechos de los indigentes sin techo: colchones, carpas, estructuras de madera, una silla de mimbre y un calentador de exterior con garrafa. Trabajadores con barbijo y botas se seguridad extraen jeringas usadas y montañas de basura de entre los arbustos.
Apenas un día antes, este rincón del Parque Ravenna era el hogar de muchos indigentes, uno de los 400 asentamientos similares que crecieron en las playas y parques de Seattle, debajo de los puentes, contra los pilares de las autopistas, e incluso en las veredas más transitadas de la ciudad. Ahora, ante el avance de la policía y los trabajadores sociales, los indigentes desaparecieron en medio de una metrópolis que enfrenta el problema de un impresionante auge de personas sin techo.
Y no sólo Seattle tiene ese problema. Una crisis habitacional de inusitadas proporciones está golpeando a toda la costa oeste de Estados Unidos, y sus víctimas quedan en la calle por las mismas razones que derivan del éxito económico de la región: astronómico aumento del costo de la vivienda, escasez de viviendas disponibles, y una economía que crece y no espera a nadie. Mientras, los funcionarios buscan soluciones desesperadamente.
"En mi ciudad tengo un nivel de desempleo igual a cero y, al mismo tiempo, hay miles de personas sin techo que tienen trabajo, pero que no pueden costearse una vivienda", dice Mike O'Brien, consejero municipal de Seattle. "Esta gente no tiene dónde mudarse. Los centros de acogida se llenan no bien los abrimos."
El auge de los sin techo puso a la luz del día la pobreza extrema como nunca antes, y los municipios y las organizaciones sin fines de lucro están desbordadas. También colocó en estado de alerta a los servicios de salud, y varias ciudades ya declararon el estado de emergencia sanitaria. Los municipios se vieron obligados a destinar miles de millones de dólares para buscar soluciones. Más al sur, San Diego ahora lava sus calles con lavandina para contrarrestar el letal brote de hepatitis A que ya se extendió a otras ciudades y que el mes pasado obligó al estado de California a declarar la emergencia sanitaria. En Anaheim, donde se encuentra Disneylandia, hay 400 personas que viven sobre la bicisenda que rodea el Angel Stadium. Hace poco, los organizadores de un festival gastronómico al aire libre en las calles de Portland debieron quemar incienso para tapar el olor a orina en la playa de estacionamiento donde se instalaron los vendedores.
El problema de los sin techo no es nuevo en la costa oeste, pero está empeorando. La gente que antes lograba salir adelante aunque sufriera algún revés en su vida, ahora se ve empujada a la calle por la imparable suba del costo de la vivienda.
Desde 2015, debido al aumento de los sin techo, por lo menos diez ciudades o municipios de California, Oregon y Washington -y también Honolulu- se declararon en estado de emergencia, una medida que solía ser usada exclusivamente ante desastres naturales.
"¿Qué queremos que parezca nuestra ciudad? Eso es lo que tienen que decidir los vecinos", dice Gordon Walker, jefe de la fuerza regional de tareas para los sin techo de San Diego, donde la población que vive en la calle se disparó en un 18% durante el año pasado.
Un nuevo estudio de la Universidad de Washington reveló una estrecha relación entre el aumento del precio de la vivienda y el auge de los sin techo. Según los autores del estudio, un 5% de aumento en el precio de los alquileres en Los Ángeles, por ejemplo, implica que habrá 2000 personas más viviendo en las calles.
Y en ningún lugar eso es más evidente que en Silicon Valley, donde los altos salarios y la escasa oferta inmobiliaria dejaron en la calle a miles de personas. En la ciudad donde Google construyó su sede global y a pocas cuadras de la Universidad de Stanford hay hileras de autos y camionetas estacionadas donde viven comunidades siempre cambiantes de personas sin hogar.
Ellen Tara James-Penney, docente de la Universidad Estatal de San José, lleva diez años durmiendo en un auto, desde que tuvo que dejar su vivienda, cuando todavía era alumna de la misma universidad donde ahora tiene cuatro cursos de inglés a su cargo, un trabajo por el que gana 28.000 dólares al año. Su hogar es un viejo Volvo. "No tengo casa desde 2007, y la verdad es que estoy cansada", dice Ellen. "Muy cansada". La mujer tiene 54 años y se ve obligada a corregir pruebas y preparar las clases en el interior de su auto.
El aumento del costo de la vivienda no sólo está barriendo con los trabajadores de bajos ingresos: el número de jóvenes sin techo también está en alza. Una de las razones es el costo sumado de la vivienda y la matrícula universitaria, dice Will Lehman, supervisor de políticas públicas de la Autoridad de Servicios para los Sin Techo de Los Ángeles. Los gobiernos locales intentan encontrar la forma de lidiar con el problema, pero los indigentes forman una marea humana que se estrella contra servicios de asistencia que a estas alturas están colapsados.”
EL PROYECTO DEL PRESIDENTE ROQUE SAENZ PEÑA
Hasta aqui, textualmente el informe. A fines del Siglo XIX Henry George publicó su primer libro titilado PROGRESO Y MISERIA. Tras “indagar sobre las causas de la miseria” , a pesar del raudo el progreso, propuso como “ remedio” recaudar un tanto por ciento anual del valor de mercado de cada lote de tierra, sin considerar las mejoras sobre él realizadas. Como una chispa eléctrica el libro fue un best seller. En menos de una década se tradujo a casi todos los idiomas.
En nuestro país su doctrina coincidia con los principios propugnados por la Revolución de Mayo. Fue receptada por los más entusiastas reformadores sociales, entre los que se destacara de modo principal el presidente Roque Saenz Peña. En extraordinaria iniciativa envió al Congreso un proyecto de ley para que el gasto publico fuera soportado , en primer lugar, por el cobro anual de la “renta del suelo”.
No tratado por causa de su prematura muerte, el país cambio de rumbo. En los 1930, se copió el sistema implantado en los EEUU en 1913. Se estableció como fuente de recursos para el gasto público los “impuestos a los réditos”, matriz del agobiante sistema actual que castiga a los trabajadores e inversores de capital real y premia a la especulación con el valor del suelo. Esto acarreo la pobreza creciente de los trabajadores y paralizo a la inmigración.
A partir de 1943 otro fue el rumbo adoptado , generando magnos conflictos sociales que hasta hoy perduran. Estos efectos fueron previsto por Henry George. Leanse en clave actual los siguientes párrafos de su magna obra: "
Hoy, en los mismos centros de nuestra civilización, hay miseria y sufrimiento bastante para agobiar el corazón de quien no cierra los ojos y no tenga nervios de acero. ¿Osaremos volvernos al Creador pidiéndole alivio? Supongamos que nuestra súplica fuese escuchada y que brillara el sol con mayor potencia; que una nueva fuerza impregnase el aire; un nuevo vigor el suelo; que por una hoja de pasto que hoy crece, crecieran dos, y que la semilla que da cincuenta diera cien. ¿Disminuiría la pobreza o se aliviaría la necesidad? ¡No, evidentemente, no! Cualquier buen resultado que se obtuviese, sólo sería pasajero. Los nuevos poderes del universo material sólo podrían ser utilizados por medio de la tierra. Mientras la renta de la tierra siguiese siendo propiedad particular, las clases que ahora monopolizan la generosidad del Creador, monopolizarían todas sus nuevas dádivas. Las rentas subirían, pero los salarios continuarían al nivel de la simple subsistencia." ( "Progreso y Miseria", Cap. 25) “
Ante nuestros ojos se van minando los cimientos mismos de la sociedad, mientras nos preguntamos, ¿cómo es posible que se destruya una civilización como ésta, con sus ferrocarriles, su prensa diaria y sus telégrafos? Hay indicios de que estamos retrocediendo hacia la barbarie. Cualquiera que piense verá claro a dónde lleva esta marcha. Cuando la corrupción sea crónica, el espíritu público se pierda, la tradición del honor, la virtud y el patriotismo se debiliten, se desprecie la ley y no quede esperanza en las reformas; entonces; en las masas enconadas se engendrarán fuerzas volcánicas que, al presentárseles una ocasión propicia, romperán y destruirán. Hombres fuertes y sin escrúpulos, aprovechando la ocasión, se convertirán en intérpretes de los deseos ciegos y pasiones violentas del pueblo y barrerán las instituciones, desprovistas ya de vitalidad. La espada volverá a ser más poderosa que la pluma y, en el desenfreno de la destrucción, la fuerza bruta yla locura salvaje alternarán con el letargo de una civilización decadente.
¿De dónde vendrán los nuevos bárbaros? Id por los barrios míseros de las grandes ciudades y ya ahora veréis sus hordas agolpadas. ¿Cómo perecerá el saber? Los hombres dejarán de leer y los libros prenderán incendios o se convertirán en cartuchos” (Progreso y Miseria”, Id).
Es hora que los amantes de la democracia y la justicia social reparen en las causas de nuestra decadencia y el modo simple para salir de ella : eliminar los impuestos existentes y afrontar el gasto publico con la recaudación de la renta del suelo. Buenos Aires, diciembre 9 de 2017