Hace una década atrás Fred Harrison y Mason Gaffney en el libro La Corrupción de la Ciencia Económica (“The Corruption of Economics”, London, 1994) denunciaron el manejo y ocultamiento de las ideas Liberales Clásicas sobre el decisivo papel del factor “tierra” (de los recursos naturales); sobre el origen de los recursos fiscales y sobre los destructivos efectos que causan los impuestos aplicados al trabajo, a la inversión , a la producción y al consumo.
Este proceso de ocultamiento y tergiversación de la Ciencia Económica en la enseñanza superior comenzó a fines del siglo XIX y se concretó, definitivamente, como “enseñanza oficial” a principios del Siglo XX en las universidades norteamericanas más prestigiosas. Fueron agentes promotores de ese cambio los intereses monopólicos de fundamento terrateniente, que en rol de “sponsors” , ubicados en los Consejos de Administración de esas casas de estudio, reformaron sus programas y el cuadro de profesores.
Dada la importancia de los EEUU en el mundo y el hecho de ser consideradas sus universidades la Meca del conocimiento, esa distorsión de la ciencia económica se propagó en la mayoría de los países. Esto fue allanado por la victoria de los EEUU en la 2ª. Guerra Mundial y su destacado papel en los organismos internacionales organizadores de la economía global. Así se remachó el proceso para divulgar una “falsa ciencia” económica en la que se formó la legión de economistas que tanto inciden en el orden políticos de los países.
Luego aparecieron los Think Tanks.
La mayoría de ellos están integrados por gente muy capaz, pero que se han formado en ese estilo de “ciencia escamoteadora de la realidad”. El proceso se vio facilitado por la creciente especialización en ramas, la dedicación a temas monograficos y a aspectos puntuales de la economía.
Ante los problemas generados por la crisis económica global actual los Think Tanks tienen el deber moral de tomar la decisión de investigar y abrir nuevos caminos para resolver la crisis actual y prevenir otras futuras. ¿Cómo lograrlo? Deben dejar de dar vueltas revisando los modelos habituales. Deben advertir que esos modelos provienen de una ciencia desarrollada con “dados cargados”.
Los economistas, los estudiosos de la sociedad y en especial los juristas, en lugar de discutir sobre esos falsos paradigmas y modelos de tan espúreo origen, tienen que actuar como se lo hace en la ciencia verdadera: observar la realidad social in totum tal como ella se presenta. Permitir sin prejuicios que ella revele los profundos problemas subyacentes a los fenómenos manifiestos.
A partir de esta serena contemplación, hecha con honestidad cientifica y amor a los hombres, deben aplicar el pensamiento creativo para hallar soluciones. Tal cual hicieron los Clásicos fundadores de su ciencia, entre cuyos libros encontraran el hilo de Ariadna oculto por obra de la escuela Neo-clásica.
Lo propio ocurrirá en la Facultad de Derecho de la UBA donde, en dos jornadas, el 19 de mayo y el 16 de junio, se desarrollara el tema con la participación de destacados profesionales.
Por otra parte se esta organizando un "Liberty Fun" en Buenos Aires, donde los mas prestigiosos economistas participaran del análisis de estas viejas/nuevas ideas.
Otra interesante noticia en este sentido, es la intención de Unión Editorial S. A. -dedicada a la propagación de obras sobre la libertad- de publicar la obra de Henry George en español para que sea difundido y repasado su pensamiento.
RAUL GIRBAU, profesor de Derecho, aporta reflexiones.
ResponderEliminarMuy buena la breve descripción de la mutación a que fuera sometida “ciencia de la economía política” original, instalando en su lugar la que falsea la realidad. Mis felicitaciones a los administradores del blog, por abrir los ojos de muchos profesionales, profesores y políticos que a raíz de la enseñanza recibida, ignoran esa transformación. Me permitiré aquí contribuir con un pequeño aporte para revelar cuál núcleo teórico fue cambiado para desarrollar una falsa ciencia económica. Bastó con sustituir el paradigma científico de los Clásicos por otro urdido por y para intereses creados.
Para los Clásicos la suma de cosas materiales producida por los hombres en sociedad (Riqueza), era fruto de un proceso que requería inexorablemente 3 factores: Trabajo (esfuerzo humano de todo tipo) , auxiliado por el Capital (Riqueza apartada para producir más riqueza) , ambos aplicados a la Tierra (en el sentido de “naturaleza, yacimiento de la vida). En fórmula algorítmica:
(1) Riqueza = Trabajo + Capital + Naturaleza
La Riqueza se produce para satisfacer necesidades humanas, por lo tanto el proceso de Producción solo tiene sentido en vista a la Distribución. Esto lo expresaron los Clásicos en esta fórmula:
(2) Rq = S (Salarios) + I (Intereses) + Rf (Renta del suelo)
La “ciencia económica neoliberal” para defender los intereses de los dueños de la tierra cambió este paradigma. El primer paso fue reemplazar el término Riqueza por la palabra Producción. El segundo fue reducir los factores de producción a 2: Trabajo y Capital. La nueva fórmula que domina en el ambiente se escribe así:
(3) Producción = Trabajo + Capital
Esto cambia el “paradigma” para la Distribución. Lo producido ha de ser ahora distribuido entre trabajadores y capitalistas. La fórmula es ésta:
(4) Producción = Salarios + Intereses
Obsérvese: la fuente material de la vida y sin la cual no hay economía posible – la Tierra - ha desaparecido. ¡Fantástico! Según los neoclásicos y neoliberales se puede “producir” ¡sin tierra!
La primera consecuencia de esta estrafalaria fórmula es que la disputa por lo producido ( la Riqueza) genera todo tipo de enfrentamiento. Una pregunta: ¿acaso ninguna parte de la riqueza corresponde a los dueños de la tierra? En la fórmula, no. Pero en los hechos trabajadores e inversores deben pagarle al propietario “la renta del suelo”. Comprando o alquilando.
¿Qué se ha producido en la sociedad sustituyendo el paradigma clásico por el nuevo actual? Mucho y muy dramático. En primer lugar, los dueños de la tierra pueden vivir especulando con el suelo. Segundo los “impuestos” han de caer indefectiblemente sobre “trabajadores” e “inversores”, “productores” y “consumidores”. Los dueños de la tierra, rural y urbana , pueden holgar sin trabajar y dedicarse al “negocio de la tierra”. Un principio inmoral se instala en la sociedad: el mejor negocio en la Tierra es la tierra misma. Vivir del trabajo no es estimulante. En tercer lugar, dado los conflictos permanentes, se clama por un “Estado benefactor”. El “estatismo” aparece inevitablemente y ahoga cada vez más a la sociedad. Finalmente y lo peor, al ignorar los intelectuales el tramposo paradigma neoliberal, con buena voluntad (u oscuro interés) producen un enjambre de “teorías” que quitan de la vista de todos aquella falsedad inicial.
Ha sonado la hora de una singular responsabilidad para todo hombre culto. Así como no se pudo desarrollar una acabada ciencia astronómica a partir del paradigma antiguo (que asignaba a la Tierra el centro del Universo), tampoco se puede desarrollar una ciencia económica verdadera con el paradigma neoliberal. En la edad del conocimiento no queda más camino que ordenar la sociedad conforme a la verdad.
Que el hombre piense que pasaria en su bolsillo si: 1)se eliminasen todos los impuestos y 2) Si como consecuenica de financiar el Estado con las Rentas, la propiedad (y por lo tanto los alquileres) bajaran de precio sustancialmente. Pasariamos a vivir en el pais de las maravillas con altisima produccion, trabajo y consumo; desaparecerian las villas miseria,las drogas, la violencia, la inseguridad y progresivamente se vaciarian las carceles y retornarian nuestros hijos a casa.
ResponderEliminarEl economista G.S. dice:muy bueno., pero va ser dificil convencer a la docta ignorancia. G.
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