martes, 25 de noviembre de 2014

Ciencia y religión en V Congreso Internacional de Escuela Austriaca de Economía en el Siglo XXI. Rosario 2014.


Sobre la ponencia de Rafael Beltramino “Encuentros y desencuentros entre religión y ciencia” en homenaje a Rogelio Ponton (1942-2013)

Las abadías durante muchos años fueron verdaderos ámbitos científicos donde dominaba la idea de la “búsqueda de la verdad”. Para los primeros cristianos el problema del hombre es la oscuridad -su ignorancia- y solo la búsqueda sin término lograría iluminar y emerger la verdad. Franciscanos como Roger Bacon y Guillermo de Ockham fueron fieles representantes de una tradición que para 1100 comenzaba a languidecer y para 1300 era perseguida, inquisición mediante.

Creada en 1100 la Universidad de Boloña por las clases dominantes para reconstruir el derecho jerárquico romano -vía glosadores y pos glosadores-; las abadías comenzaron a convertirse en “refugio de holgazanes” y los buscadores de la verdad se transformaron en “defensores de la verdad” una posición antagónica con la tradición originaria, representada por una ortodoxia autoritaria, aferrada al paradigma del «Yo soy el camino, la verdad y la vida».

“Suele culparse a la ciencia secular y a la filosofía antirreligiosa por el eclipse de la religión en la sociedad moderna, más honesto seria responsabilizar a la religión misma por sus propias derrotas, si la religión declino no es porque haya sido refutada sino porque perdió relevancia, se tornó desvaída, opresiva, insípida; cuando el credo reemplaza por entero a la fe, la disciplina al culto, la costumbre al amor, cuando se ignora la crisis del presente en razón del esplendor del pasado, cuando la fe se transforma en herencia antes que en manantial viviente, cuando la religión habla solo en nombre de la autoridad y no con la voz de la compasión entonces su mensaje pierde sentido.” Abraham Heschel

Los grandes hombres del pasado han dejado sus libros no para que creamos en ellos, sino para que los usemos para continuar la búsqueda.

En la ciencia actual existe el mismo problema que neutralizo a las Abadías como fuente de búsqueda y conocimiento, nuestros científicos se dedican más a analizar, interpretar y justificar a los autores del pasado que a refutarlos mejorando sus tesis. Por esta razón, la gente ha comenzado a desconfiar de las ciencias -sobre todo de la economía y del derecho- que estancadas producen graves consecuencias económicas, políticas, sociales y culturales. La presencia de tantas escuelas de economía habla de una ciencia invertebrada dominada por dudosos principios.


“y así nos encontramos con un hecho curioso, los siglos XVIII y XIX desencadenaron una especie particularmente peligrosa de dogmatismo, el científico. Es cierto que en nuestro siglo alguno de los más grandes epistemólogos han recomendado la cautela y la modestia, pero el hombre de la calle impresionado por el desarrollo de la técnica, no ve esos titubeos teóricos y ha adquirido la más singular de las supersticiones, la de la ciencia, que es como decir, que ha adquirido la superstición de que no debe ser supersticioso” Ernesto Sábato "Uno y el Universo"


El Papa Francisco ha hecho un llamado a revivir el espíritu de búsqueda y excelencia en los seminarios y ha convocado a ejercer "la plegaria del desciframiento" a sus sacerdotes, llamado que debería llegar a todos los confines del quehacer científico secular.

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