lunes, 22 de septiembre de 2008

LA PROPIEDAD DE LOS MODERNOS: Enfiteusis, Fisiocracia y Georgismo















Enfiteusis
La enfiteusis (del griego emphyteusis, procedente del griego ἐμφύτευσις, "instauración" o "implantación"), también denominado censo enfitéutico, es un derecho real que supone la cesión del dominio útil de un inmueble, a cambio del pago anual de un canon, y de un laudemio por cada enajenación de dicho dominio. En algunos ordenamientos jurídicos esta cesión puede tener carácter perpetuo.
Dominio directo frente a dominio útil
La enfiteusis o censo, lleva consigo la disociación del dominio entre el dominio directo, correspondiente al propietario, y el útil, el de la persona que usa y aprovecha la finca. La falta de pago del canon por parte del titular del dominio útil puede llevar consigo el comiso de ese dominio por el titular del dominio directo, que vuelve a la situación de la propiedad anterior a la institución de la enfiteusis.
Derecho real
El enfiteuta podrá hacer valer su derecho frente a cualquier persona que perturbe su dominio útil. Esto incluye, como es lógico, la eventual perturbación proveniente del propietario de la cosa, con lo que gran parte de la doctrina considera que las facultades del enfiteuta no nacen con la constitución de la enfiteusis, sino que son una mera transmisión de parte de las facultades que conlleva el dominio.


Fisiocracia
La fisiocracia o fisiocratismo era una escuela de pensamiento económico del siglo XVIII fundada por Francois Quesnay y Anne Robert Jacques Turgot en Francia. Afirmaba la existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del gobierno. Su doctrina queda resumida en la expresión «laissez faire, laissez passer» (dejar hacer, dejar pasar).
El origen del término fisiocracia proviene del griego y quiere decir "gobierno de la naturaleza", al considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de la naturaleza. Esto está relacionado con la idea de que sólo en las actividades agrícolas la naturaleza posibilita que el producto obtenido sea mayor que los insumos utilizados en la producción surgiendo así un excedente económico. Los fisiócratas denominaron de estériles a las actividades como la manufactura o el comercio donde la producción solo sería suficiente para reponer los insumos utilizados
El fisiocratismo como primera doctrina económica liberal
La fisiocracia surge como una reacción de tipo intelectual a la común concepción de la vida intervencionista del pensamiento mercantilista. Y para ahondar más las diferencias, estudiaron las fuerzas reales que conducen al desarrollo y creación del valor físico, siendo que François Quesnay, en su obra Tableau Economique, elaboró la primera descripción de la economía como un flujo circular de bienes y dinero. Este flujo de bienes a cambio de dinero se daría entre tres clases sociales: los agricultores, los terratenientes, y los comerciantes e industriales. Para Quesnay, que era médico, la circulación de la riqueza en una nación era como la circulación de la sangre en el cuerpo.
Los fisiócratas consideraban que toda la riqueza venía de la tierra y que, de todas las demás ramas de la actividad, sólo la agricultura producía más de lo que se necesitaba para mantener a los que se ocupaban de ella. Al provenir de la tierra el único excedente, hacia ella debía dirigirse el estado para obtener fondos, por lo que propugnaban el impuesto único sobre la tierra y sugerían la anulación de todos los establecidos por los mercantilistas. La tendencia general de los fisiócratas es el libre cambio. La tarea del economista se reduce a descubrir el juego de las leyes naturales. La intervención del estado es inútil, pues no haría otra cosa que interferir ese orden esencial. El interés de los fisiócratas se concentraba en gran medida en la definición de una estrategia macroeconomía de desarrollo que incluyera políticas coherentes.


Georgismo
El georgismo —comúnmente llamado así por Henry George, su más conocido teórico—, geoísmo o geonomía, es una filosofía política e ideología económica que promulga que cada uno es dueño de aquello que logre crear, pero todo aquello que es proporcionado por la naturaleza, sobre todo la tierra, pertenece a toda la humanidad por igual. La forma de hacerlo es mediante un sistema que garantizando un profundo respeto a la propiedad privada (activos y rentas) grave con un sólo impuesto el uso de los bienes naturales (físicos e increados), impuesto calculado de acuerdo al valor en el mercado del bien. Dentro del georgismo existen diferencias en torno a qué uso darle a la renta extraída, que podrían ser principalmente: a) para el presupuesto público del Estado sustituyendo los impuestos abolidos, o b) algún tipo de renta ciudadana para la población, en donde ésta determinará su uso, pudiendo usarlos autogestionadamente o contratando con ellos servicios particulares.
Es de notar que el georgismo propone un sólo impuesto al valor del bien, y no impuestos a la productividad del bien ya que lo considera económicamente destructivo y criminalizador de la prosperidad y que tampoco propone canalizar todos los fondos en servicios asistenciales públicos, al menos no necesariamente, ya que considera aumenta la burocracia y quita la libertad a los beneficiados de administrar tales fondos como mejor les parezca. Además este programa incluye la eliminación de todos los demás impuestos existentes.
Teoría
Los georgistas aducen que la totalidad de la renta económica (es decir, los ingresos no ganados) recogidos de la tierra, el espectro de radiodifusión, la extracción de minerales, los permisos de emisión comercializables, las cuotas de pesca, el uso de las corredores de vías aéreas, órbitas espaciales, etc. y beneficios extraordinarios de los monopolios naturales deben ir a la comunidad antes que al propietario y que ningún otro impuesto o regulación económica debe ser aplicada. En la práctica esto implica un alto impuesto al valor de la tierra, aunque ningún cambio en los precios de la renta de la tierra fuera de los derivados de la eliminación de otros impuestos y regulaciones por razones inicialmente explicadas por Adam Smith en La riqueza de las naciones. Con la venida del «impuesto único», el Estado puede y debe evitar gravar cualquier otra clase de ingreso, riqueza o transacción.
Henry George se consideraba continuador del liberalismo y la tradición clásica del laissez faire de Smith, Ricardo, Mill, incluyendo predecesores en algunos puntos como Thomas Paine (notorio por Justicia agraria), Benjamín Franklin, Willam Penn, Hebert Spencer y los fisiócratas. Tradición que a su vez pretendía conciliar con las reivindicaciones socialistas, en especial las no centralistas.
[...]lo que he hecho en este libro [...] es unir la verdad percibida por la escuela de Smith y Ricardo, a la verdad percibida por Proudhon y Lasalle; demostrar que el laissez-faire (en su sentido auténtico y completo) abre el camino a la realización de los nobles sueños del socialismo; identificar la ley social con la ley moral, y rechazar ideas que ensombrecen las mentes de algunos para las percepciones grandes y elevadas.
Henry George, Progreso y miseria
El laissez faire, en la verdadera plenitud de su significado, flanquea el camino a la realización del noble sueño del socialismo; identificar la ley social con la ley moral y reprobar ideas que en muchos pensamientos oscurecen grandes y elevadas percepciones.
Henry George, Progreso y miseria
Las ideas georgistas sobre la propiedad privada, al igual que las de los economistas clásicos, derivaban de la tradición británica de la ley natural, especialmente de John Locke: el derecho de propiedad era un «derecho natural sagrado», innato e inalienable. Sólo que consideraban que esta interpretación de la justificación de la propiedad privada basada en el trabajo era incompleta, pues la propia tradición iusnaturalista enseñaba que la tierra y los recursos naturales habían sido entregados a toda la humanidad en común.
La teoría económica común reconoce que un impuesto sobre el valor de la tierra sería muy eficiente.2 Economistas modernos como el Premio Nobel de 1976 Milton Friedman estaba de acuerdo con que el impuesto sobre la tierra de Henry George es potencialmente beneficioso, porque a diferencia de otros impuestos, los impuestos sobre la tierra no imponen exceso de carga sobre la economía y, por tanto, estimulan un crecimiento económico más rápido.
La idea de la tierra como propiedad común de la humanidad ha resonado en los ambientalistas de tiempos modernos, y algunos han respaldado la idea de una reforma fiscal ecológica (ecotasas) como un reemplazo a la reglamentación de mando y control. Esto incluiría los impuestos sobre el uso de la tierra y los recursos naturales, incluidos los impuestos sustanciales o tasas por contaminación.
Programa
El georgismo intenta que existan organismos participativos con asesoría tecnica-profesional que promuevan unas directrices flexibles, que tiendan a ser federados, que tengan en cuenta la diversidad de situaciones locales, para la estructuración de las reglas de convivencia en torno a la obtención y uso de los recursos obtenidos del impuesto único, buscando siempre el máximo consenso posible entre las partes implicadas. No pretende una planificación formal, rígida e impositiva, sino el pleno ejercicio de las libertades individuales y el librecambio en igualdad de oportunidades.
Sinónimos y variantes
La mayoría de los grupos de promoción temprana se describieron como Single Taxers (de un sólo impuesto), y George hizo suya esta como una descripción exacta de la circulación principal del objetivo político de la sustitución de todos los impuestos con un impuesto al valor de la tierra. En la era moderna, hay grupos inspirados por Henry George, con más de un énfasis en la ecología o la economía monetaria.
En el mundo económicamente más complejo de hoy en día, un cambio rápido y profundo al impuesto al valor de la tierra es un idea muy difícil de promocionar políticamente por lo que el término «georgista» se ha vuelto en boga, siendo un término más general que abarca incluso a los cambios progresivos de reemplazar los impuestos injustos y económicamente destructivos sobre la actividad económica por la recuperación de la renta económica de las tierras para los fines y beneficios del público que crea valor de la tierra.
Geoísmo o georgismo
Georgismo es el nombre más popular para esta idea, convirtiéndose prácticamente en sinónimo del «impuesto único» sobre la tierra, sin embargo no es el más adecuado técnicamente ya que sería preferible el uso de un término genérico.3 La etiqueta «georgista» no es del todo satisfactoria, Henry George es ahora poco conocido, y el principio es anterior a él.
Hubo una escuela de economistas que percibió con claridad lo que es evidente para las percepciones naturales del hombre cuando no están influidas por la costumbre: que la renta de la propiedad común, la tierra, se ha de adjudicar al servicio de la colectividad. Los economistas franceses del último siglo, con Quesnay y Turgot al frente, propusieron exactamente lo que yo propongo: que todos los impuestos fuesen suprimidos, salvo uno sobre el valor de la tierra [...] Vieron la relación fundamental entre la tierra y el trabajo, que desde entonces se ha perdido de vista, y [...] llegaron a la verdad práctica, aunque tal vez por un razonamiento defectuosamente expresado.
Henry George
Por ello se utiliza también el término «geoísmo», con el significado de «Geo» deliberadamente ambiguo. «Compartir la tierra», «geoísmo», «geonomía» y «geolibertarismo» o «geoanarquismo». Estos términos reflejan una diferencia de énfasis, y, a veces, las diferencias reales sobre cómo la renta sobre la tierra debe ser gastada (renta ciudadana o simplemente ser un sustituto de otros impuestos), pero todos están de acuerdo en que la renta de la tierra debe recuperarse de sus beneficiarios privados.
Georgistas y simpatizantes famosos
Existen diversas personalidades que en algún momento de su carrera han propugnado las ideas georgistas, aunque sin necesariamente declararse como tales, han sido: Hebert Spencer, Leon Tolstoi, Sun Yat Sen, Hellen Keller, Wiston Churchill, Clarence Darrow, Albert Einstein, Silvio Gesell, Aldous Huxley, Blas Onfante (Padre de Andalucía), Joaquin Costa, Baldomero Argente, Julio Senador Gomez, Mumia Abu-Jamal, Henrry Ford, Albert Jay Nock, David Lloyd George, Mark Twain, William Morris, etc.
Influencia
En Gran Bretaña en 1909, el gobierno liberal de ese tiempo trató de poner en práctica sus ideas como parte del denominado Presupuesto del Pueblo. Esto causó una crisis que condujo indirectamente a la reforma de la Cámara de los Lores. Las ideas de George también se han tomado hasta cierto grado en Australia, Hong Kong, Singapur, Sudáfrica, Corea del Sur y Taiwán. En estos países, los gobiernos todavía extraen alguna forma de impuesto sobre el valor de la tierra, aunque con excepciones.
Hong Kong es quizás el mejor ejemplo actual de una aplicación con éxito de un alto impuesto sobre el valor de la tierra. El gobierno de Hong Kong genera más del 35% de sus ingresos de los impuestos sobre la tierra. Debido a esto, pueden mantener a sus otros impuestos bajos o inexistentes, y aún mantener un superávit presupuestario.
Comunidades de un solo impuesto existentes:
• Arden, Delawere, fundada en 1900 por Frank Stephens y Will Price.
• Fairhope, Alabama, fundada 1894 por Fairhope Single Tax Corporation.

1 comentario:

Rodi dijo...

El valor de la tierra y el valor de los servicios que la misma proporciona al hombre, ha de ser ponderado al igual que el de los demás factores de producción y los rendimientos que los mismos producen.
La moderna teoría del valor y de los precios ya no necesita clasificar los factores de producción en tierra, capital y trabajo.
Se limita fundamentalmente a distinguir entre bienes de orden superior y bienes de orden inferior, es decir, entre bienes de producción y bienes de consumo.
Nadie se asombra en los medios agrícolas que tanto los arrendatarios como los adquirentes de terrenos paguen mayores precios por las parcelas de superior feracidad.
No cuesta más el vino de Borgoña que el Chianti porque valgan más los viñedos borgoñeses que los toscanos. El planteamiento es inverso. Por cuanto las gentes están dispuestas a pagar más por el borgoña que el chianti, los vinicultores no tienen inconveniente en satisfacer mayores precios por las tierras de Borgoña que por las de Toscana.
En una economia cambiante, la diferencia entre el precio obtenido por lo vendido y la suma formada por el costo de todos los factores de producción empleados, más el interés correspondiente al capital manejado, puede ser tanto de signo positivo como negativo.
Belgano , Rivadavia, San Martin y Alberdi tenían las ideas económicas Ricardianas y de los clásicos de allí que no supieron librar su pensamiento del fantasma mercantilista. Los precios, en su opinión, dependían de la distribución del producto social.
La Revolución de Mayo nada tenía que ver con el Derecho y la Propiedad de los modernos, salvo que pensemos que los protagonistas eran socialista recalcitrantes y resentidos.
El que parte de la tierra existente se dedique a situar en ella viviendas, industrias y medios de comunicación, viene a restringir la cantidad de terreno que pueden emplearse en otros cometidos.
Nada tiene en particular que las gentes estén dispuestas a pagar mejores precios por terrenos que les resulten más gratos, para en ellos ubicar inmuebles, que por otros subjetivamente menos atractivos para los interesados.
Es lógico y natural que el hombre, para situar talleres, almacenes y estaciones ferroviarias, prefiera aquellos lugares que permitan reducir el costo de transporte, hallándose en consecuencia, las gentes dispuestas apagar a mayores precios por aquellos terrenos que les permiten economizarse los gastos de referencia.
La tierra tambien se emplea a veces para jardines, para parques y para la contemplación de la majestad y esplendor de los paisajes naturales.
Bajo una economia de mercado, las gentes, al comprar y al vender, ponderan las variaciones que el precio de la tierra y de los servicios puedan registrar en el futuro.
Cuando se supone que la rentabilidad neta de un cierto terreno va a incrementarse, el precio de mercado se eleva por encima de aquella cifra que en otro caso hubiera registrado.
Eso es precisamente lo que acontece con los terrenos suburbanos próximo a ciudades en proceso de crecimiento.
Compradores y vendedores reaccionan ante las cargas fiscales, como lo hacen ante cualquier otro evento que puede reducir la rentabilidad neta del terreno que se trate. 
Obtenido de : LA ACCION HUMANA tratado de economia de LUDWIG VON MISES pag. 925 a 939
!! El que quiera oir que oiga !!