N de la R: La política fiscal es la más poderosa
herramienta de política económica, "Fuente del Derecho" y principio
fundante y fecundante del orden político, económico y social.
El mundo necesita un "Nuevo Gran Despertar" y solo la reforma fiscal terminara con la desigualdad y el poderoso drama que mantiene amenazado al mundo civilizado.
La reforma consiste en eliminar los impuestos al trabajo y al consumo y reemplazarlos por rentas "1,5 % del valor de la tierra libre de mejoras" como Australia, Nueva Zelanda, Dinamarca, Canadá, Hong Kong, Singapur y la región central de los EE.UU.; como manda la economía clásica y científica, el cristianismo -levítico 25:23-, el derecho enfitéutico de la Revolución de Mayo de 1810 y el sistema económico y rentístico de la Constitución de 1853; única forma de lograr un orden social en Libertad, Igualdad y Fraternidad; y un orden político Democrático, Republicano y Federal.
El mundo necesita un "Nuevo Gran Despertar" y solo la reforma fiscal terminara con la desigualdad y el poderoso drama que mantiene amenazado al mundo civilizado.
La reforma consiste en eliminar los impuestos al trabajo y al consumo y reemplazarlos por rentas "1,5 % del valor de la tierra libre de mejoras" como Australia, Nueva Zelanda, Dinamarca, Canadá, Hong Kong, Singapur y la región central de los EE.UU.; como manda la economía clásica y científica, el cristianismo -levítico 25:23-, el derecho enfitéutico de la Revolución de Mayo de 1810 y el sistema económico y rentístico de la Constitución de 1853; única forma de lograr un orden social en Libertad, Igualdad y Fraternidad; y un orden político Democrático, Republicano y Federal.
LA AFIP INSPIRADA EN LA DICTADURA
Muchas de las medidas que impulsa la AFIP fueron copiadas de la dictadura chilena de Augusto Pinochet. El kirchnerismo implementa uno de los modelos tributarios más retrógrados del mundo.
Parece ser algo establecido en el país.
Las pymes, los pequeños y medianos productores, y los que menos ganan, son los
que más impuestos deben pagar, mientras que aquellos que obtienen monumentales
ganancias por los favores del poder político son quienes, a su vez, menos
tributan a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
Una de las sensaciones que tiene la
ciudadanía es que el organismo que dirige Ricardo Echegaray es un monstruo
hambriento e insaciable, que al amparo de resoluciones tomadas en forma
unilateral -sin control ni conocimiento de la mayoría de la población- se
siente con derecho a inmiscuirse hasta en lo más hondo de sus vidas y bienes.
Pero hay un hecho concreto que el
gobierno K oculta bajo cuatro llaves. Varias de las principales medidas que hoy
tienen incidencia en la vida de los argentinos desde lo tributario han sido
copiadas de la dictadura de Augusto Pinochet, que a punta de pistola y muerte,
instauró uno de los sistemas impositivos más inequitativos del mundo.
Entre las iniciativas calcadas de la
dictadura pinochetista, se encuentra la facultad que tiene la AFIP de otorgarte
o no la impresión de las facturas a los Responsables Inscriptos, eliminando la
factura libre de impresión. Otro de los temas que se copió del régimen
autoritario chileno es el sistema de factura electrónica que lleva a que todo
pase a través del organismo recaudador, tomando la AFIP un control
prácticamente total de la vida de los ciudadanos pocas veces visto.
Un estudioso del tema, el Licenciado en
Economía Alberto Refusta, señaló a Hoy que “del Chile de Pinochet fue copiado
el brutal sistema que le quitó a los ciudadanos y empresas el libre derecho a
imprimir y emitir sus comprobantes, convirtiéndolos en rehenes de la AFIP.
Actualmente, el organismo recaudador puede bloquear la continuación de
cualquier negocio con el simple expediente de impedir la impresión de dichos
comprobantes, al amparo de miles de disposiciones arbitrarias incumplibles”.
Distintos especialistas recomiendan que
la factura debería volver a ser de libre impresión, como sucede en casi todos
los países del primer mundo, y como existió en la Argentina durante décadas. El
licenciado Refusta, que tiene una extensa trayectoria en consultoría a
importantes empresas, remarcó que “a partir de la dictadura militar de 1976,
con Martínez de Hoz a la cabeza, comenzó la creación de miles y miles de
resoluciones y trabas burocráticas que hacen casi inviables los negocios en
Argentina. Se envió a millones de personas a la ilegalidad y a la pobreza,
proceso que el kirchnerismo ha acometido con la mayor virulencia registrada
desde que este proceso se inició hace 40 años”.
El gobierno nacional, a pesar del
discurso progresista que habla de trabajar por los que menos tienen, sigue
implementando en los hechos un modelo tributario altamente injusto. Es más, en
la actualidad, en la Argentina distintas multinacionales acceden a convenios
secretos con el gobierno y pueden sacar sus dividendos del país sin control
alguno por parte del Estado, como son los casos de Chevron y la Barrick Gold.
Palabras más que hechos es lo que ha
sabido establecer el kirchnerismo desde su llegada al poder. La realidad indica
que profundizó un sistema retrógrado con reglas oscuras que terminan
beneficiando a los verdaderos ganadores de la “década ganada”, es decir, a los
bancos (que no pagan impuestos a la renta financiera) y a los sectores más
concentrados de la economía, en detrimento de los más pobres y de los sectores
que más potencialidad tienen de generar trabajo genuino al darle valor agregado
a la economía.
Monotributo: el modelo de Margaret Thatcher
Una clara muestra de la profundización
de las medidas de controlar copiadas de modelos dictatoriales son las nuevas
disposiciones para los monotributistas que, a partir de noviembre, para
imprimir sus facturas tendrán que incluir en ellas el Código de Autorización de
Impresión (CAI). Esto significará que, antes de ir a la imprenta, deberán
registrarse electrónicamente.
El monotributo que impulsa el
kirchnerismo está basado en un modelo de impuesto de capitación que fue
prohibido en la enmienda 24 de la Constitución de los EE.UU. Y que, en su
momento, provocó la caída de Margaret Thatcher.
En Gran Bretaña se le denominó
“Poll-Tax”, un tributo local que obligaba a los ciudadanos a contribuir por
igual independientemente de su nivel de ingresos y de la zona en que
residieran. Ello derivó en una rebelión fiscal que contribuyó al derrumbe del
gobierno ultraconservador de la dama de Hierro.
Algo similar ocurrió en Tunes, cuando
Mohamed Bouazizi se inmoló cuando la policía se reveló contra el monotributo y
desató la Primavera Árabe. Impuestos similares son cobrados en los peores y más
retrógrados regímenes del mundo.
La declaración mensual en la mira
Otro punto muy polémico del sistema
impositivo argentino es la declaración mensual de impuestos. Distintos
especialistas recomiendan que la declaración debe ser anual, IVA
incluido. Afirman que esto significaría una liberación económica extraordinaria
para las empresas ya que actualmente una firma factura y, aunque no haya
cobrado lo facturado por ella, igual tiene que pagarle a la AFIP.
“Este sistema ha llevado a la quiebra a
miles de empresas: el solo hecho de pasar de liquidación mensual a anual le
sacaría a la AFIP este extraordinario mecanismo de extorsión. Una empresa que
facture en enero, aunque cobre meses después, no tendría que preocuparse ya que
en este caso pasa a jugar el total de IVA (Ventas con Compras de todo el año) a
liquidar en diciembre. Las declaraciones de impuestos en el mundo civilizado,
especialmente en Estados Unidos y Canadá, que es el ejemplo a tomar, son
anuales. Las declaraciones mensuales son, al margen del costo administrativo y
económico, una violación a las libertades civiles”, afirman. (Hoy)
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