Historias paralelas: Roma y la Argentina
Merece destacarse que a partir de la solución dada a la cuestión de la propiedad de la tierra mediante una institución del derecho civil inspirada en el Derecho Romano para impulsar el poblamiento masivo de la Argentina, nuestra historia comienza a repetir los conocidos dramas de la Antigua Roma.
Principia con la prosperidad económica de los magnates – los terratenientes – pero pronto se produjeron estallidos que preludiaban tensiones y enfrentamientos fracturando la sociedad. Diversas dictaduras, cada vez más cercanas entre sí cubre el tiempo que corre desde 1930 a 1983. La democracia representativa se convierte en democracia de masas y el clientelismo juega un gran papel.
La democracia comienza a vaciarse de contenido social para subsistir como esqueleto electoral. Hay votantes políticos, hay movilizadores sociales, pero no personas que gracias a su ciudadanía económica puedan decidir libremente su plan de vida. En lo público y en lo privado crece un general sometimiento al Estado.
El poder central de hecho y de derecho, como en la Antigua Roma, rebaja a su mínima expresión las autonomías provinciales y locales con decaimiento del sistema federal y el municipio.
A modo de peligroso anticipo del fraccionamiento medieval que sucedió al derrumbe del Imperio en el siglo IV, emerge en nuestro país el hacinamiento en grandes ciudades, rodeadas por pequeños poblados, a los que embellecen por dentro y cercan por fuera para su protección: los countries. En manifiesta oposición por su fealdad e inseguridad, aparecen completando otros asentamientos: las villas miserias, lugares en las que, se dice y con razón, brotan los nuevos bárbaros que con furia atacan las obras de la otrora gran civilización.
Cuando el mejor negocio sobre la Tierra es la tierra
Anotaba el francés Huret en su libro sobre la Argentina en el año 1909, capitulo “Las fortunas y la tierra”, esta importante observación:
“Casi todas las grandes fortunas argentinas tienen su origen en el mayor valor de los terrenos que continúa hace cuarenta años, a pesar de las inevitables crisis de esta progresión. He analizado en detalle las formas de esta feliz evolución favorecida por la concurrencia de capitales ingleses y la emigración europea. La tendencia se acentúa cada vez más de dividir en lotes para la colonización inmensas extensiones pertenecientes al Estado o a los particulares: he aquí los factores que explican y justifican entre otros el complejo juego de la valoración de las tierras”.
Este proceso de valoración del suelo era tan previsible como inevitable para un país que disponiendo de un inmenso territorio, uno de los más feraces del globo, resolvió poblarlo mediante una invitación dirigida a “todos los hombres del mundo que quieran habitar” su suelo.
La demanda de tierra por parte de nuevos habitantes, trabajadores e inversores de capital, tenía que traducirse en un aumento del valor del suelo. Como se trata de un caso de oferta inelástica, el incremento debía ser exponencial. Éstos eran los hechos con los cuales había que prever. Ante esta perspectiva debía operar el espíritu elevado para encontrar una solución que mereciera el nombre de derecho correcto. Esto no ocurrió.
El Código Civil de prosapia romana estableció un sistema institucional de la propiedad de la tierra, que convalidó su acaparamiento y sentó las bases para el mejor negocio económico dentro de la sociedad argentina. “Especular con la tierra” se convirtió en un santiamén en la actividad más lucrativa a partir de los 1880.
“En todas las clases de la sociedad, desde las más humildes a las directoras, las gentes se dedican a la especulación sobre los terrenos, los unos con método, los otros con pasión, pero todos con una confianza absoluta en el porvenir del país. Puede decirse que, salvo los miserables, todo el mundo especula en la Argentina, desde el rico estanciero hasta el inmigrante recién llegado” En un informe privado se daba cuenta de este hecho. “Deseo aclarar que el señor Alcorta compró, a corta distancia de la estación Moreno, una fracción de tierra de dos leguas y media al precio de 600 pesos papel por cuadra. Después que la estación fue levantada sobre los terrenos de esa propiedad, la tierra se vendió en remate, dividiéndose en lotes para la construcción; y algunos de ellos lograron el enorme precio de entre 35.000 y 40.000 pesos papel por cuadra” “En Morón, de igual modo, un molinero emprendedor, M. De la Roche. Compró en 1855 treinta cuadras de terreno por 16.000 pesos papel. Luego trató con la compañía para que se llevara a la vía férrea a través de su propiedad. Ofreciéndoles una concesión a perpetuidad de 3 cuadras – espacio para la estación – y la tierra ocupada por los rieles. Luego de la inauguración de la línea hasta Morón, dividió su tierra en lotes para la construcción, y los vendió en remate. Varias cuadras se vendieron por 100.000 pesos cada una y algunos lotes rindieron 2.000 pesos por yarda” (menos de 1 m2).
Lo que comenzó por ser un “negocio” se transformó en una epidemia lúdica. Esto lo registró en 1891 el joven José Miró (conocido como Julián Martel) en su célebre novela La Bolsa. Si la especulación con acciones (como se suele recordar por la de Nueva York en 1929) es asunto peligroso; muchísimo más lo es la especulación con los títulos de propiedad de la tierra, porque éstos – cosa que pocos advierten – impulsan la inflación monetaria.
La especulación con la tierra, es en verdad una especulación con títulos. Así como en el mercado de acciones nadie especula “con fábricas o empresas” sino con los títulos que acreditan cierta propiedad sobre ellas. El aumento del valor del terreno “infla” el título y genera en su titular un poder de pago superior sin contrapartida de cosas producidas. La Argentina del rutilante progreso entró vertiginosamente en el “juego especulativo con la tierra” contra el trabajo tesonero. Se lo aprecia en este testimonio de los 1910:
“A la hora actual los que más pronto se enriquecen no son los industriales y los comerciantes sino los propietarios, los especuladores y los bancos. Y es tan cierto, que un comerciante enriquecido por el negocio, se apresura a comprar tierras. Si es listo, en muy pocos años dobla o triplica su fortuna”
El mal continua. A fines de los 1990 una antigua empresa de molienda (Molinos Morixe) cayó en convocatoria de acreedores. Pese a la aceptación de su oferta de pago con quitas y plazos, sus deudas no podían ser pagadas con la producción. En cambio, pudieron ser solventadas gracias al precio del terreno dónde estaban las instalaciones de la fábrica. Una manzana, comprada a principios del siglo XX por unas monedas, a través del tiempo se valorizó a tal punto que con su venta o traspaso se pagaron las cuentas. El terreno estaba tal cual hacia un siglo; la única diferencia es que a su alrededor se había construido el elegante barrio de Caballito.
El poblamiento de nuestro país – tan deseado como justificado – no se pudo lograr. La institución de derecho civil sobre la propiedad de la tierra produjo terribles efectos, vistos como “milagrosos” incluso por los propios beneficiados.
“Mi padre adquirió 10 leguas a 2.000 francos la legua. Cuando murió fueron repartidas entre sus cuatro hijos. En 1885, el mayor vendió su parte a 30.000 francos la legua. En 1890, el segundo vendió la suya en 75.000 francos la legua. En 1905, el tercero obtuvo 225.000 francos por legua y el último, acaba de ceder la suya por 325.000 francos la legua”.
Estos hechos deben ser contemplados desde el punto de vista del efecto sobre el derecho a acceder al suelo por parte de trabajadores e inversores de capital real. El padre del relato, unas décadas antes, necesitó solo 2000 francos para acceder a una legua. En 1909 un habitante para acceder a la última legua ya necesitaba 325.000 francos. Supóngase que quien deseara acceder al suelo pudiera contar gracias, a su trabajo, con un ingreso suplementario anual de 2000 francos, y los ahorra para adquirir la parcela que necesita para vivir o ampliar su actividad económica. Cuando compró al padre del ejemplo, necesitaba solo 1 año de trabajo. En 1909 el nuevo habitante (inmigrante o hijo del país) necesitaba ¡162 años de trabajo! ¡Cuantos años de trabajo necesita en el 2020? Calcúlelo el lector con hechos que conozca de su propia experiencia. Esto muestra que ya en el Centenario la tierra había quedado fuera del alcance de millones de trabajadores. Los que ya estaban en el país eran potenciales emigrantes. ¿Cómo no iba a cesar el flujo migratorio a pesar que geográficamente el país permaneciese tan desértico como en los comienzos?
El precio de la tierra en la ciudad fue aún mayor. Narra el francés Huret:
“En los centros urbanos, sobre todo en Rosario y Buenos Aires, la valoración, no hay que decirlo, ha seguido una marcha más extraordinaria. El precio de los terrenos en el barrio elegante y en el comercio, llega a lo fabuloso. El metro vale cien veces más que una hectárea en el campo. La familia Alvear poseía una casa y un jardín en la plaza San Martín con una superficie de 6.000 metros cuadrados. Lo ha vendido al Jockey Club a 1.112 francos el metro, lo que da un total de cerca de 7 millones de francos. En el ángulo de las calles Florida y Rivadavia el metro vale 5.500 francos”89
La contracara de este obsceno “boom” era el “barrio de las latas”.
En el actual 2021, más del 12 % de la población (unos 5 millones de personas) no tiene acceso a la propiedad de la tierra y el numero crece a año tras año. Mientras los hombres cultos de la Argentina y la población en general, no adviertan que son víctimas de su propio derecho positivo. El pais que ocupa el 8vo. lugar en el mundo por su extensión territorial entre las 199 naciones que lo integran, disponiendo de la mayor pampa irrigada, no solo permanecerá despoblada sino sufriendo un injustificable fracaso interior y exterior.
N de la R: Todos los males económicos, políticos y sociales que soporta argentina -y gran parte del mundo- se solucionarían si se volviese a implementar el sistema Fiscal Bíblico de Rentas a los recursos naturales de la economía clásica y científica que fue institucionalizado en el Sistema Rentístico de la Constitución Argentina según la ley de enfiteusis de la Revolución de Mayo de 1810 y que es omitido y filtrado deliberadamente por el Nacionalismo Católico en alianza con intereses extranjeros y la poderosa oligarquía parasita local y que ha transformado a la argentina en un infierno empujando a los argentinos al mal y a la muerte. La misión de este Blog es poner este tema en el medio del debate intelectual para su tratamiento, pero poderosas fuerzas evitan su análisis para continuar humillando y frustrando a los argentinos, lo que a esta altura podemos afirmar con certeza es una verdadera TRAICION DE LOS INTELECTUALES; el mecanismo por el cual los ricos le roban a los pobres se mantiene oculto y es generador de PROGRESO Y MISERIA.
Marcos 4, 21-25 En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga”.
Siguió hablándoles y les dijo: “Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará”.
OCULTAMIENTO EL ARMA DEL DIABLO
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