CARTA A UN ESTUDIANTE INQUIETO POR MIS JUICIOS CRITICOS A LAS REFORMAS DE LA CONSTITUCIÓN
Querido Marcelo:
Mis afirmaciones negativas en cuanto a las reformas del 57 y el 94 hay que examinarlas en un contexto socio/político/ económico y desde el punto de vista nuestra evolución (o involución) .
Desde esta perspectiva la Constitución de 1853/60 fue el "plano constituyente" diseñado para "constituir fácticamente" una extraordinaria sociedad de hombres libres, tratados en un pie de igualdad para cooperar fraternalmente en el desarrollo de la individualidad que cada hombre entraña. No le falta ni le sobra una coma, en especial a la vista de los principios fundamentales contenidos en su hermoso Preámbulo y la parte primera sobre Derechos y Garantías. El resto es pura "organización del Estado" al "servicio" de esa sociedad.
Pero, entre el plato y la boca se perdió la sopa. El Código Civil (leer el párrafo quinto de la nota al articulo 2503) abrogó principios justificantes de la Revolución de Mayo. NO MATERIALIZÓ DOS PRINCIPIOS SOCIALES DE LA REVOLUCION. Conozcamos cuales son. Fueron expuestos, el primero, en la Asamblea del Año XIII (abolición de la esclavitud) lo que significa no solo “libertad de trabajo sino principalmente “ser cada uno dueño del fruto de su propio trabajo”. El segundo comenzó con sucesivos decretos que remataron en la Ley de Enfiteusis de 1825. Establecieron la propiedad pública de la sociedad sobre la tierra y el derecho de los particulares a un fácil de acceso al suelo con el solo cargo de pagar un canon. Canon destinado a formar el "tesoro público". Libertad de trabajo, condición básica para todas las demás libertades, fundada materialmente en la permanente existencia de “tierra libre”, aunque no gratis. Permanente “frontera abierta” para todos los habitantes y hombres del mundo y para sucesivas generaciones formadoras la población argentina. Sin esto, no hay libertad de trabajo y propiedad privada del propio trabajo.
Asombra hoy la visión de aquellos hombres. Fueron capaces de captar de un vistazo el problema social fundamental e intentar solucionarlo mediante el derecho positivo. Bosquejaron el recto camino para solucionar la inevitable tensión entre deseables “individuos libres” y la ineludible “sociedad protectora” para que sin perjuicio de esas libertades se satisfagan las necesidades públicas. Dejando de lado las imperfecciones legislativas e institucionales, es bueno recordar el acertado juicio del uruguayo Manuel Herrera y Reisig quien al filo del primer Centenario afirmara que nuestro país fue el PRIMERO DEL MUNDO en dictar tan magnífica legislación.
Pero esta revolución hecha para “constituir” una Argentina moderna encabezando la evolución de la humanidad, debía hacerse en y sobre una “sociedad antigua” que llevaba casi tres siglos de existencia y se inspiraba en principios antiguos. El impulso revolucionario de Mayo fue frenado por la “sociedad antigua”. Así se explica que dos décadas después de Mayo reapareciera un gobierno reaccionario con el fin de “restaurar las leyes”. ¿Cuáles se había de “restaurar” sino las antiguas? La pulseada entre una germinal sociedad moderna, pujando por emerger del seno de la antigua, y las naturales resistencias que ésta oponía, fue cruenta e insumió tres décadas. Inevitable periodo de gestación. Se prolongó hasta el momento en que en doloroso pero gozoso parto el programa de Mayo vió la luz. Ahora escrito en las indelebles letras de la Constitución Nacional de 1853.
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Pero el impulso de vida de la Argentina moderna no significo la total desaparición de la sociedad antigua. Esta sociedad antigua era la materia que mediante nuevas leyes reglamentarias de los principìos de la Constitución (Arts.24 y 28) había que burilar una nueva sociedad. Un nuevo orden social. Pero las fuerzas espirituales de lo antiguo, encarnadas en la realidad ya “constituida” , buscaron sortear la categórica valla levantada por el Art.28. Encontraron en el docto jurista Velez Sarsfield el Virgilio capaz de sortear ese obstáculo. Mediante agudo ingenio , indiscutible erudicción y la aprobación a “libro cerrado” por el Congreso , mediante un par de artículos fundamentales, el Código Civil contrabandeó el derecho antiguo. No se lo hizo a escondidas, pues se declara abiertamente que se opta por el "derecho puro de los romanos" (nota al 2003) y que se confia en el “contrato locación” como el mejor intermediario entre los necesitados de tierra y la tierra misma. (Corroboren la verdad de este juicio a la luz de los millones de hacinados en villas miseria, conventillos y umbrales).
La cizaña quedó plantada. Seamos justo. En todo lo demás el Código ayudó a poblar el país, si bien no del todo, pero sí eficazmente. El "retroceso" al "derecho antiguo" pudo ser metabolizado sin grandes dolores (que los hubo: Martin Fierro dixit) gracias a la vasta extensión del territorio , la escasa población (800 mil habitantes en 1860), y la firme voluntad de los pocos terratenientes de poblar sus posesiones. Este conjunto de circunstancias y el especial momento del mundo, facilitó el arribo de casi 4 millones de pobladores antes de 1900. Pero el sistema contenía una "bomba de tiempo " que había que desarmar en algún momento so pena que, tarde o temprano, estallara una guerra fraticida. Esta fue, en Roma, el efecto del “puro derecho romano”. ¿Por qué habrían de ser distintos en nuestro país?
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La insoslayable primera oportunidad para desmontar la bomba desintegradora de la civilidad argentina llegó cuando se resolvó aceptar el sistema democrático con el voto popular para constituir el gobierno del Estado. Hablamos de la ley Saenz Peña. Pero otra oportunidad se perdió. Junto a ese proyecto , el gran hombre publico habia enviado otro proyecto de ley. El que cambiaba de raiz el sistema de impuestos. Proponía Saenz Peña una ley estableciendo el “impuesto a la tierra libre de mejoras”. Esto es ignorado hoy por todos los argentinos, salvo rara excepción. Este sistema institucionalizaba los principios sociales de Mayo y la Constitución. Saenz Peña sabia y muy bien que no hay efectivos ciudadanos si los hombres no tienen fácil acceso a la tierra, rural y especialmente urbana. Este impulso era animado entonces por muchos argentinos e importantes líderes del mundo. El libro de Henry George "Progreso y Miseria", de vasta difusion en décadas antes de los 1900 , ayudó para generar este impulso mundial, Se registró en países tales como Canadá, Nueva Zelandia, Australia y Dinamarca, entre otros. Lamentablemente los legisladores de 1914 no conocían o no querían seguir el consejo de Alberdi, quien asignaba más importancia al derecho al trabajo que al derecho al voto (Decía Alberdi: participar en la vida política es una opción; participar en la vida económica es una necesidad). Ignorando esta verdad, los legisladores aceptaron la reforma electoral , pero se negaron a la económica. Con la prematura muerte del presidente archivaron la revolucionaria ley que facilitaría a millones de trabajadores el facil acceso a la tierra. Esta fractura del proyecto de Saenz Peña fue fatal para la república y la democracia. Por la ley del voto, se concedio la ciudadana politica; pero al mantener el “derecho romano de propiedad sobre el suelo” se abrieron las puertas a la guerra civil. Insensatamente la “ciudadania política” fue enajenada de la “ciudadanía económica”. Con esa fracturada se echaron dio paso a ruinosa transformación social. Se fue produciendo una creciente sustitución de "ciudadanos" por "clientes", tal cual en Roma. Esta es la raíz del "clientelismo" que tan mal nos hace y que tanto se critica de balde. No escasean hoy insensatos convencidos que para unir ambas ciudadanias – la política y la económica – basta con la “educación”; o al menos con alguna materias sobre “instrucción cívica”.
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La segunda oportunidad para ajustar el orden económico para que sea consistente con el orden democrático, republicano y federal , se presento en 1932, bajo la presidencia del conservador Agustin P.Justo. El Congreso , por angustia fiscales, debía optar para afrontar el gasto publico entre recaudar la renta de la tierra o recurrrir a impuestos al trabajo. Optó por el "impuesto al trabajo" . Se lo llamó, para mayor escarnio, "impuesto a los réditos" (Leer sobre esta crucial etapa el libro de Meier Zylberberg , Raices totalitarias del fracaso argentino. De la emergencia de 1932 a la del 2006, Ediciones Cooperativas, Buenos Aires,2006 ). La bomba estaba lista por el Código Civil; pero con este sistema de impuestos se puso en marcha el reloj que la haria estallar. La hora señalada fue el 17 de octubre de 1945. Nació el peronismo. "Ciudadanos sin tierra" (las "masas" ) como tantas veces en la historia confiaron en un caudillo redentor.
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La tercera oportunidad se ofreció en la década 1945/55. El importante y perdurable movimiento popular manifiesto el 17 de octubre estaba formado principalmente por asalariados. Se gestó lamentablemente en momentos de gran confusión politica. Sufrió ( y sufre) influjos de una gran turbación ideológica mundial (Nazismo en Alemania, Fascismo en Italia, Falangismo en España y comunismos de distinto jaez en gran parte del mundo). Esta turbulencia se inició con y por la 1a. guerra 1914-18. A partir de ella se propagó el proteccionismo, se auspiciaron las economías centralizadas, la autarquía, la planificación estatal de la producción y el consumo. Para colmo, finalizada la 2ª. guerra mundial, estalló la llamada “guerra fría” entre los EEUU y la URRS.
En nuestro país a mediado de los 1940 , para superar la "injusticia social" generada por la combinación Código. Civil más el sistema de Impuestos al trabajo, se pensó en "remendar el daño" con "inyecciones de justicia social" aplicadas por el Estado. En lugar de establecer el "orden social justo" planeado por la Constitución 53/60, el gobierno militar tras el golpe de 1943 , bajo influjo de aquella oscuridad mundial, prefirió inyectar “justicia social" en la mayoría de las relaciones sociales y económicas del “orden existente”. No es lo mismo hacer una cosa o la otra. Cuando se elige el instrumento de “inyectar” justicias social, lo primero y principal es “hacerse de poder” y, c ontraviento marea, conservarlo. Con esta decisión y este logro, todo el orden social se transforma. Miríada de intereses corporativos florecieron como hongos en la nueva sociedad. El Estado (no la sociedad ni el individuo ), paso a ocupar el centro de la realidad política , económica , social y cultural (Ver los libros de enseñanza primaria de la epoca, ver los planes quinquenales, etc). Alrededor de este nuevo sol – el gobierno central - la constelación de intereses creados (y los que de continuo se crean por gozar de especiales beneficios), es tan inevitables como la lucha entre ellos. Como una burla del destino a la pretensión de hacer todo esto por el “pueblo” , lo que se consigue en los hechos es colocar al pueblo en la tribuna como mero espectador de hechos que no gobierna. Puede chiflar o aplaudir; nada más.
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Desde 1943 a 1945 se dictaron mas de 110.000 decretos leyes , aprobados en una sola sesion del Congreso en 1946. La Constitución argentina de 1853 perdió sentido. No calzaba ya con la “constitucióna real” que a mazazos se había conformado. Esta dicotomía entre ella y una nueva realidad la hizo inviable. Intereses corporativos , ideologias confusas y dosis de ignorancia concurrieron para liquidar a la Constitucion de 1853 y reemplazarla por otra Constitucion confesadamente ideologica. La Constitucion de 1949. Merece con razón el nombre de Constitución “justicialista” (Ver, por ejemplo, el nuevo Preambulo y diversas definiciones e instituciones). Lo más importante , pero no debidamente comentado: todo fue cambiado....menos el sistema de acceso a la tierra y el sistema de impuestos al trabajo. Al cabo de una década las ilusiones primeras se derrumbaron. Siguiendo la evolución la fractura política y social argentina se incrementó a niveles desconocidos. En respuesta y a ciegas se quiso a "golpes" (1955) corregir o volver la película atrás. La oposición generada en esa década no solo pretendía reimplantar la Constitución de 1853 sino volver al "orden" preexistente a 1943. Esto ocurrió entre 1955 y 1958. El fracaso, como no podía ser de otra forma, fue completo.
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En medio de tan tormentoso y dramático escenario ya nadie recordaba la cuestión del libre acceso a la tierra y ni a la cuestión de los impuestos. Asunto principal para todos los gobiernos (incluso desde 1954) fue reunir fondos para el Estado, De donde fuera y como fuere (Aumento de carga impositiva , creación de nuevos impuestos, deuda publica e inflacion). A nada se le hace asco con tal de afrontar el gigantesco gasto publico demandado por un Estado ahora elefantiásico. Todos, a su manera, deseaban aprovecharse del nuevo invento, de los dones del Gobierno, para aumentar la “justicia social" (de golpe o en cuotas).(En México, por fuerza de procesos semejantes, se acuño esta significativa frase: “Quien vive fuera del presupuesto, vive en el error”) . Chau federalismo, chau municipalismo, chau republica....La política paso a ser un lucrativo negocio. El sindicalismo no le fue a la zaga. Monopolios y prebendarios del Estado, tampoco.
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Los militares comenzaron a participar institucionalmente desde 1966. Los “golpes de Estado” no fueron más una chirinada. Las tres fuerzas armadas actuaron ahora , desde su singular punto de vista, “institucionalmente”. Coroneles y generales retirados pasaron a ser gerentes de “relaciones públicas” de empresas publicas y privadas. El golpe de 1966 fue “faustico". Según sus actores y apoyaturas era un salto a la modernidad. Para ello, entre otras cosas, se proscribió la politica y se destruyo la educación superior. Fue apoyado por civiles y militares, políticos , sindicalistas y dirigentes de círculos empresarios. Terminó con el cordobazo de 1969. A partir de entonces nuevas fuerzas volcánicas agitaron a toda la sociedad argentina. El rumbo se perdió. Se reincorporo al país al septuagenario caudillo exiliado desde 1955, ocurrido 18 años atras. Más allá de su voluntad, su presencia no aseguró gobierno. Ante el caos surgió un aleve espíritu de venganza de unos contra otros en toda la sociedad argentina. En este ambiente, malsano emergió un espíritu de revancha, producto de la sensación de padecer el país una derrota historica . Se produjo entonces el necrofílico golpe militar de 1976. Vino a acentuar el genocidio iniciado en los 1970 y reforzado en los 1974. La dictadura militar no arregló nada y arruinó mucho. Acabó en la ignominia de 1982. Fue enterrada en 1983 por un repentino fervor democrático.
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Cuarta oportunidad. La democracia volvió. en 1983. Pero cimentada, cada vez más, en votos de millones de "gente sin tierra" . Personas, familias enteras, que viven, con suerte, hacinadas en el sitio que puedan conseguir. “Desterrados” de la patria chica. Extranjeros en su tierra, porque no tienen acceso a ella. Dado el estado de cosas, ¿cómo no caer en la conclusión que lo importante es conseguir algun beneficio del Estado (incluyendo empresarios)? A esta altura nadie (culto o inculto) sabe ni recuerda ni le interesa saber sobre la enferma raiz que impide la democracia: falta de tierra barata para los trabajadores y la carga asfixiante de impuestos para los que trabajan, producen y consumen. Nadie puede prestar atención a este asunto porque los dedicados a la “cultura” no lo tienen en su agenda intelectual. Los pensadores han dejado de pensar sobre este raigal asunto. En materia de derecho y economía es patente la falta de preocupación por esta materia. Es la hora de los "tecnicos", de los especialistas. De los "bárbaros del Siglo XX" , usando las palabras de Ortega y Gasset.
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Aquellas dos leyes citadas al comienzo (el Código Civil y la leyes creando impuestos ( se comenzo por los réditos,pero ahora son las ganancias, al cheque, al ingreso bruto al IVA, etc. etc) se articulan entre sí cancelando por completo el programa economico, politico y social de la Constitución 1853/60. Ambos “códigos” consfiguran un nuevo “gen” que da como resultado un orden social por completo ajeno al que inspiró la Revolución de Mayo y consagro la Constitución A parir de esta cancelación , toda medida de gobierno, por bien intencionada que fuere, es pura chapucería, juzgada desde el punto de vista del “buen orden”. Para colmo esas medidas incrementan el furor de las fuerzas volcánicas que bullen en la sociedad. De hecho – mirando los resultados – ellas son una aceptación del desbarajuste provocado por aquellos dos sistemas legales.
Las reformas constitucionales posteriores (1957 y 1994) ,han sido una "resignación" a lo existente, un cataplasma para los daños colaterales. Hay "textos" nuevos. Mucha innovación , pero ningún avance positivo. Cada reforma es la apertura de un nuevo frente de corrupción y conflicto. Estos resultados demanda más leyes, más aparato estatal. Más leyes, menos derecho. Nadie se ocupa en reformar el “gen” que ha deformado a la sociedad argentina y apartado de su rutilante destino. Toda reforma que aparece de momento “interesante” , a poco andar muestra ser un paso para un nuevo desorden. La mayoría de ellas se introdujeron a instancia de intereses corporativos. No ha faltado cierta tilinguería intelectual, gustosa de mostrar que se esta "al dia" con novedades pensadas por algún momentáneo "genio" extranjero. Una muestra de la inutilidad de este saber se ve en un solo hecho: en menos de 60 años hemos tenido 54 ministros de economía.....Esto es un síntoma. Y que síntoma!!!!
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No hay terapia posible mientras los "médicos sociales" (estudiosos de la sociedad) no se pongan las pilas y se apliquen a estudiar nuestra realidad histórica. Que adviertan las pocas pero reales causas profundas de nuestra degradación. Los hombres públicos han de inspirase en los principios de orden social de la Revolución de Mayo. El fundamental de todos esos principios es nombrado en la primera estrofa del himno nacional argentino. Y, por si hubiera duros de oído, por las dudas, se la repite tres veces y en tono de grito, porque grito sagrado es, ¡libertad! No alude con esta palabra a algo abstracto. Ella alude a algo muy concreto e indispensable en la sociedad moderna; la libertad de todos los individuos en todas las esferas de la vida.
El orden social – en su triple dimensión, económica, política y cultural –es útil al desarrollo del hombre y su sociedad si promueve la libertad de los individuos. Reto dificil, es verdad. Pero aceptar este desafío y responderlo con seriedad es el único camino para hacer que la Argentina vuelva a ser uno de los mejores países del mundo. "Para nosotros, nuestra posteridad y para todos los hombres que quieran habitar nuestro suelo". Por lo menos hasta que seamos 270 millones de habitantes......
Cordialmente,
Dr.Sandler
Nuestra cultura occidental tiene la necesidad de recuperar datos que han sido deliberadamente ocultados, olvidados y perdidos por impostación filológica y por filtraje académico y universitario producidos básicamente por la Inquisición del Siglo XI al XVII primero y por la nacionalización de la educación superior del Siglo XVIII al XX. La misión de esta Enciclopedia es resucitar la sabiduría necesaria para salvar a occidente del proceso autodestructivo en que se encuentra en pleno desarrollo.
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