Nuestra cultura occidental tiene la necesidad de recuperar datos que han sido deliberadamente ocultados, olvidados y perdidos por impostación filológica y por filtraje académico y universitario producidos básicamente por la Inquisición del Siglo XI al XVII primero y por la nacionalización de la educación superior del Siglo XVIII al XX. La misión de esta Enciclopedia es resucitar la sabiduría necesaria para salvar a occidente del proceso autodestructivo en que se encuentra en pleno desarrollo.
viernes, 31 de diciembre de 2010
ARGENTINA. CONFLICTOS SOCIALES AL FIN DEL BICENTENARIO
Héctor Sandler, Profesor, Derecho, Universidad de Buenos Aires
Entre los trabajos de Bernardino Rivadavia - firme defensor de los principios sociales de la Revolución de Mayo de 1810 - hay uno que contiene este pensamiento: "Nadie puede hacer uso de la tierra a fin de evitar que los demás también lo utilizan". El principio de igualdad de derechos de acceso a la tierra para todos los hombres sin excepción fue el principal fundamento moral para un nuevo país que, con el nombre de la Argentina, surgió en el mundo en el siglo XIX.
Fundado en este principio el Congreso de 1826 promulgó la ley de Enfiteusis. Esta ley trató de garantizar a todos los residentes y a los que en el futuro poblaran nuestro país, el mismo derecho a usar la tierra. La tierra que necesitaban para vivir y trabajar. Esta posesión no era libre. El propietario de la parcela de tierra estaba obligado a pagar una cuota anual llamado "canon". Este cargo era un porcentaje del valor de los terrenos ocupados. El dinero recaudado por el gobierno se utilizaría para formar el fondo público. Con todas las imperfecciones que se pueden identificar en esa primitiva ley, la Argentina fue el primer país en el mundo moderno que trató de resolver el antiguo problema del acceso a la tierra con este sistema legal.
Pero una cosa es la letra de la ley y otra su observancia en la práctica. La Ley de Enfiteusis de 1826 estuvo en vigor hasta 1857. Pero los muy distintos gobiernos que siguieron al Presidente Rivadavia descuidaron el sentido moral y social de la ley. La aprovecharon para que unos cientos de familias monopolizaran el territorio del flamante país.
La Ley de Enfiteusis fue derogada el 16 de septiembre de 1857. Se dijo que era una ley "comunista" (sic). En 1869 el Congreso de la Nación aprobó el actual Código Civil. Este estableció otro sistema para acceder a la tierra. Opuesto a la ley de Enfiteusis. Su autor - don Dalmacio Velez Sarsfield - en el apartado 5 de la nota al artículo 2503, explicó el principio del sistema con estas palabras: "Hemos preferido la pura ley romana de la propiedad." Así la semilla de la discordia interna por causa de la tierra quedó plantada.
Sin embargo, gracias al vasto territorio de la Argentina, la poca población de aquella época y los bajos impuestos, durante el medio siglo que siguió no se observaron los efectos tóxicos del nuevo sistema jurídico. Pero hoy, al Bicentenario de nuestra Revolución, los desastrosos efectos que en Roma produjo su “puro derecho de propiedad sobre la tierra”, han salido a la superficie en nuestra sociedad.
Un cierto malestar social se notaba al cumplirse el Centenario de la Revolución (1910). Pero fue desde 1930 cuando la Argentina comenzó a sufrir un desorden social cada vez mayor. El derecho puro de los romanos comenzó a sentirse en la Argentina. A pesar de haberse formado una sociedad altamente civilizada - como lo fue la antigua Roma – comenzaron a aparecer entre nosotros gente marginada de la civilización. Los grandes esfuerzos para promover la educación popular en el siglo XIX y la política social aplicada en el siglo XX (el peronismo), fueron inútiles para restaurar un orden pacífico. La base de un "derecho romano de la propiedad de la tierra" había comenzado a quebrar a nuestra sociedad. Hoy, al bicentenario de la Revolución de Mayo abundan en la Argentina las pústulas sociales: Miles de barrios marginales y el hacinamiento urbano domina en todo el país. Hay legiones de gente pobre sin techo y miles de ocupantes ilegales de terrenos públicos y privados.
Los “sin tierra” hasta hace pocos años usaban sus manos para pedir una limosna. Hoy esas manos y brazos alzan antorchas encendidas en las principales ciudades del país. Como en la antigua Roma, se reproducen los "bárbaros" que destruyen la civilización. Como destruyeron la romana. El cuadro es completo en todas sus dimensiones. Como en Roma los gobiernos recurren a la formula "Panen et circenses". Son los groseros programas de televisión, los partidos de futbol y los subsidios estatales. No falta la obscena riqueza en las personas cercanas al poder del Estado.
El 9 de diciembre, los "sin tierra" quemaron sus antorchas en un suburbio de la capital, Villa Soldati. Los agentes y funcionarios del gobierno ignoran absolutamente que la causa de los disturbios está en las leyes de la propiedad de la tierra y las leyes de impuestos. Se acusan mutuamente o acusan a algunos activistas. Estas declaraciones son fuego artificial destinado a distraer al público.
Un silencio profundo reina entre los líderes de la sociedad. Las explosiones sociales en cadena han sido muy grandes; pero todos los comentarios son superficiales. El silencio demuestra la ignorancia de los hombres ilustrados, guías naturales de la sociedad. Hay mucho palabrerío pero pocas explicaciones. Profesores, políticos, líderes sindicales, religiosos y sociales guardan silencio. Se lo puede interpretar como un acto de prudencia. Pero la raíz de este silencio es la ignorancia general del problema. El humo de los hechos de cada día no deja ver el fuego que brama por debajo.
¿Hay un remedio para evitar este tipo de calamidad? ¡Sí! Hay un remedio. El sistema del Código Civil se puede mantener, incluso con beneficio para todos. Basta con corregir sus efectos negativos. El efecto más negativo es el permiso legal para que el propietario del suelo se apropie de la renta de la tierra. Si no se evita este efecto nuevas y peores explosiones sociales ocurrirán. Es inevitable. Cuando los propietarios del suelo se quedan con la renta, el precio de la tierra aumenta y otros hombres – en especial los trabajadores asalariados - no puede acceder a la tierra. Y ningún ser humano puede vivir sin tierra. ¿Cómo extrañarse que millones de gente "sin tierra", angustiada y sin guías o con guías ciegos, traten de poner remedio a sus males? Los “remedios” que buscan por la fuerza son horribles. ¿Pero como exigirles que acierten con el “buen remedio” si los hombres estudiados también lo desconocen?
Los hechos de Villa Soldati han sido otro paso hacia la ruina. Sin embargo, pudieran tener un efecto positivo, si los hombres cultos estudian la mala base jurídica de la economía Argentina. Y luego, con buena voluntad ponen su saber al servicio del pueblo para aplicar el remedio. No necesitan inventar el remedio. Ya fue inventado por los héroes de la Revolución de Mayo.
Nuestro potencial económico no sirve para nada con las leyes vigentes. Necesitamos leyes a través del cual todos, sin distinción, puedan disfrutar de los derechos humanos. Los derechos humanos de los individuos y los derechos humanos de la sociedad. Que también ésta los tiene.
El derecho humano individual primero, en este asunto, es que todos y cada uno de los residentes tienen el mismo derecho de acceso a la tierra. La contrapartida de este derecho es la obligación del ocupante de pagar la renta de la tierra que ocupa.
El primer derecho humano de la sociedad es cobrar la renta del suelo a sus ocupantes. Por ley se debe cobrar la renta de la tierra a todo ocupante. Esto es esencial, pues con esos ingresos el Estado puede pagar el gasto público (seguridad, educación, sanidad) sin aplicar impuestos.
Si los gobiernos cobran la renta de la tierra, los impuestos deben ser eliminados. Se pueden eliminar impuestos cuando el ingreso del Estado proviene de la renta de la tierra. Demos un ejemplo: En el año 1999 los 200 km2 (superficie de la Capital Federal) fueron tasados en alrededor de 110.000 millones de dólares. Si el gobierno hubiera cobrado nada mas que el 1% de ese valor, hubieran tenido ingresos 1.100 millones de dólares. Podría haber eliminado impuestos por equivalente cantidad. Al no hacerlo castigó a los agentes económicos reales cobrándoles 1.100 millones y aumento en igual suma los bolsillos de los dueños de la tierra. Así de simple, así de claro.
Reemplazar los impuestos por la renta de la tierra es la base material para la democracia, la libertad individual, la fraternidad y la prosperidad general.
Buenos Aires, diciembre de 2010, Día de los Derechos Humanos
SOCIAL UNREST IN THE BICENTENNIAL YEAR IN ARGENTINA.
By Dr. Hector Sandler, Law Consulting Professor, University of Buenos Aires
Among the papers of Bernardino Rivadavia - strong advocate for the social principles of the May Revolution of 1810 – there is one that contains this thought: "No one can make use of the land so as to prevent others to use it too." The principle of equal rights of access to land for all men without exception was the funding moral basis for the new country that, with the name of Argentina, emerged in the world in the early Nineteenth Century.
Founded on this principle, Congress in 1826 enacted the Law of Emphyteusis.
This law tried to ensure all former inhabitants - and those who in the future would populate our country - equal rights to access the land they needed to live and work. But this right of property was not free. The owner of a tract of land was required to pay an annual fee called "canon." This fee was a percentage of the value of occupied land. The money collected by the Government would be used to enlarge public funds.
Nevertheless all the imperfections that can be identified in that Law, Argentina was the first country in the modern world who tried to solve the ancient problem of legal access to land through this legal system.
But one thing is the letter of the law and another its observance. Emphyteusis Act of 1826 was in force until 1857. But the very diverse governments that followed President Rivadavia’s administration neglected the moral and social sense of the law. They used it so some hundreds of families would monopolize the huge newly born country.
Once the immoral appropriation of the best land was effected, Emphyteusis Act was abolished on September 16th, 1857. Congressmen alleged it was "communist" (sic). In 1869, Congress passed the Civil Code that is still in use. By this Code it was established a different system for accessing to land. Its author - Don Dalmacio Velez Sarsfield - in paragraph 5 of the note to article 2503, explained the principle with these clear words: "We preferred the pure Roman Law of Property." Seed for internal dissension on land property was planted. However, thanks to Argentina's vast territory, sparse population in those times, and low taxes, during the following fifty years the poisonous effects of the new legal system were not perceived. But in Argentina of the Bicentennial - 2010 - the same heinous effects that had appeared in ancient Rome because of unrestricted rights to law possesion can no longer be hidden.
Growing social unrest was building when Argentina reached the Centennial in 1910. But it was since 1930 that Argentina began to suffer more serious social turmoil. The effects of Roman “pure law” started surfacing in Argentina. Though Argentina in those days could be perceived as a highly civilized society - as ancient Rome was- "marginalized people from civilization" began to surface. The great efforts to promote education in the nineteenth century and social policy in the twentieth century (through Peronismo) were useless to restore a peaceful order. The basis of a "Roman law of land property" started to fracture our society.
Today, reaching the bicentenary of the May Revolution, in Argentina social pustules abound: slums, shantytowns, and urban overcrowding are common occurrences. There are legions of poor, homeless people and squatters in public and private lands. Untill a few years ago, homeless put out their hands asking for charity. Today those hands and arms carry lighted torches in the main cities of the country. As in ancient Rome, "barbarians" who destroy civilization reproduce. As they destroyed Roman civilization. Government pieces out the picture with "Panen et circenses": Crude television programs, free football broadcasting and welfare subsidies. It includes the obscene show of wealth of people close to Government circles.
On last December 9th, landless people burned their torches in Villa Soldati, a neighbourhood of Buenos Aires City. Government officials ignore that the root of the riots lies in the laws of land ownership and taxation laws. The leading politicians mutually accuse or, jointly, accuse political activists. These statements, like fireworks, only distract the public.
Deep silence prevails among the leaders of society. They are in perplexity and disorientation. Chain social explosions were of consequence, but the official declarations are superficial. There are much garbling but few explanations. Enlightened men, natural guides of society, such as teachers, politicians, union leaders, religious and social leaders keep silence. This can be interpreted as an act of prudence. But the source of this silence is general ignorance of the problem. The smoke of daily eventes prevents seeing the fire that roars underneath.
Is there a remedy to avoid this kind of calamity? Yes! There is a remedy. The Civil Code system can be maintained, even with benefit to all. The correction of its negative effects is what is needed. The most negative effect is the legal sanction that allows the owner of land to own also the land rent. If this is not rectified, new and worse social explosions will unavoidably take place.
When landowners keep the income, land prizes grow and other men – mainly wage earning workers - cannot access the land. No human being can live without land. Is it any wonder that millions of "landless", distressed and without guides, - or with blind guides - try to put and end to the evils that this legal system causes them?
The events of Villa Soldati have been another step towards ruin. However, they could have a positive effect, if it can call attention to the bad legal foundation of Argentinian economy. Capable men may study this bad juridical basis and put their goodwill and knowledge to the service of the people so to amend it. They don’t need to invent a remedy. It was already invented by the heroes of the May Revolution.
Our economic potential is useless with the current laws. We need laws with which everyone, without distinction, can enjoy human rights. Those of individuals and those of society, because society certainly shares them.
The first individual human right is that each and every one of the inhabitants have an equal right to access to land. This includes the obligation of every citizen to pay the rent of the land he occupies.
The human right of society is to collect the land rent from those who occuppies it. There must be a law that ensures that Governet charges land rent to every occupier. This is essential because land rent has to be by law the main financial resource of the State to meet public expenditure (security, education, health) without raising taxes.
If governments collect land rent, taxes must be eliminated. Take an example: In 1999 the 200 km2 (area of the Buenos Aires City) were priced at about 110,000 million dollars. If the Government had taken no more than 1% of that value, they would have had an income of $ 1,100 million. Taxes by an equivalent amount could have been eliminated. By not doing so they punished the real economic agents charging 1,100 million and increased with the same amount the pockets of landowners. So simple, so clear.
The elimination of taxes and their replacement by the rent of land is the basis of democracy, individual liberty, fraternity and general prosperity.
Buenos Aires, December 2010, Human Rights Day.
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