Nuestra cultura occidental tiene la necesidad de recuperar datos que han sido deliberadamente ocultados, olvidados y perdidos por impostación filológica y por filtraje académico y universitario producidos básicamente por la Inquisición del Siglo XI al XVII primero y por la nacionalización de la educación superior del Siglo XVIII al XX. La misión de esta Enciclopedia es resucitar la sabiduría necesaria para salvar a occidente del proceso autodestructivo en que se encuentra en pleno desarrollo.
lunes, 20 de diciembre de 2010
Déficit Habitacional - Ciudadanía política y económica
Dr. Ing. Luis Clementi
Presidente de Luis Clementi Propiedades
Miembro de la Comisión Directiva de la Cámara Inmobiliaria Argentina
El problema social y la violencia que se viene planteando en Villa Soldati y en otros puntos de nuestro país, vinculado al déficit habitacional tiene múltiples involucrados, intereses y aristas, pero pone al desnudo un viejo problema que aqueja a gran parte de nuestra sociedad y que nunca generó una política de estado y solo encontró soluciones parciales y para muy pocos. Nunca se brindaron soluciones de fondo para acceder a una vivienda digna según lo establece la Constitución Argentina en su artículo 14 Bis. Por razones de espacio, no podré profundizar sobre el problema y sus posibles soluciones y será un análisis parcial y superficial, dado que no entraré en los aspectos que hacen a la generación de riqueza y del ahorro, la capitalización, la inversión, el acceso al crédito, a la financiación, etc.
Cuando en Argentina queremos hablar de déficit habitacional el primer problema que enfrentamos es dimensionarlo, dado que según las fuentes, las cifras difieren. Pero atento a que el motivo del presente trabajo es simplemente poner de relieve el aspecto político del problema, tomaré a los efectos, un déficit aproximado de 3.500.000 viviendas. El número por si solo, refleja el grave problema social que se genera y que hasta el momento, ningún gobierno lo tomó en serio como para desenvolver una verdadera “política de Estado”, tal como sucede en otras latitudes. Pero es interesante revisar un poco nuestra historia y analizar la evolución que tuvo el uso del suelo en nuestro país, tomando a la tierra como recurso básico de producción y el acceso a la vivienda.
Miremos un poco nuestra historia. La constitución de 1853/60, estaba diseñada para generar una sociedad de hombres libres, que en un pie de igualdad pudieran a través de la cooperación fraterna, lograr que cada individuo alcance su propio y máximo desarrollo personal. En el Preámbulo y en la parte primera sobre Derechos y Garantías, se establecen claramente los enunciados de una sociedad integrada por individuos, habilitados para desarrollarse en los cuatros planos del orden social humano: el cultural, el político, el jurídico y el económico. Ahora si es así, porque todo nos salió tan mal. Seguramente no existe una sola causa y la suma de varias nos trajo hasta aquí.
En un reciente trabajo realizado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires por el Profesor Dr. Héctor Sandler y colaboradores , se sostiene que existieron tres principios fundamentales en la Revolución de Mayo: a) libertad de trabajo y propiedad sobre el fruto del trabajo; b) tierra barata para quien la necesite y c) el gasto público debía ser pagado con la renta del suelo. Este trinomio legal de la revolución de Mayo no puede ser tratado como logros independientes, pues son indivisibles y cada uno de ellos, le da sentido a los otros dos..
No puede desconocerse que estos principios enfrentaran la resistencia de la “sociedad antigua” que ya llevaba, en aquel tiempo, tres siglos de existencia. Es por ello, que a partir de la Ley de Enfiteusis, unitarios y federales, entre 1830 y 1852, con el egoísta interés material de apropiarse para si todo el territorio argentino, hicieron uno de los más escandalosos fraudes de la historia, para que pocos se apoderaran y acumularan inmensas extensiones de tierra (vivaz ejemplo de la “picardía criolla”). Esta situación, fue luego “normalizada” como “propiedades adquiridas” a través del Código Civil que elaboró Dalmacio Vélez Sarsfield, y que fue aprobado en una sesión del Congreso Nacional a libro cerrado.
Más adelante se creyó que a través del “contrato de locación en la ciudad y el arrendamiento en la campaña”, se podrían subsanar las falencias que originaba la tenencia de la tierra, pero en la práctica, un creciente número de personas, fue condenada a vivir en lúgubres conventillos, pensiones y villas miserias. Los inmensos espacios vacíos de nuestro vasto territorio dan prueba que tampoco sirvió para poblar y desarrollar la campaña. Los países nórdicos, sajones y germanos adoptaron las recomendaciones que a principios del 1900 realizó Henry George , sobre la base del derecho positivo y mediante reformas legales que tuvieron rápida concreción. Sus efectos se notan hoy en el desarrollo de países como Canadá, Nueva Zelanda, Australia, Dinamarca y varios Estados norteamericanos.
No es lo mismo que en cada elección voten “ciudadanos” con autonomía económica que “clientes” o “esclavos” dependientes del gobierno o del sistema político.
Cuesta ligar a la historia, a la Constitución Nacional y al Código Civil con la “viveza criolla” y con el déficit habitacional pero muchos males que hoy nos aquejan, tienen una profunda raíz política y cultural convalidada por el tiempo, por la pasiva aceptación ciudadana y por un sistema político que no privilegió y no privilegia el interés general.
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