“MI PUEBLO FUE DESTRUIDO PORQUE LE FALTÓ CONOCIMIENTO” (Oseas, 4:6) O LOS MEGA CRÉDITOS PARA LA VIVIENDA
Por Héctor Sandler, Profesor Consulto, Derecho, UBA
1. Hace unos pocos días en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y casi a modo de réplica ayer, desde el Poder Ejecutivo Nacional, ambos gobiernos han anunciado con bombos y platillos –a manera de contrapunto– un “mega plan de créditos para viviendas” (La Nación, junio 13, 2012).
2. Ambos prometen prestar “dinero papel” para que personas necesitadas de vivienda puedan edificar o adquirir inmuebles (“edificios”) . Hemos puesto entre comillas las palabras “dinero papel” y “edificios” porque es necesario tener muy en cuenta que el pensamiento dominante en gobernantes y ciudadanos identifica lo que es esencialmente distinto. Identifica lo que no se debe identificar: dinero y materia real que satisface necesidades.
3. Una cosa es el “título que acredita a su poseedor un derecho a algo” (dinero) y otras muy distintas son las cosas tangibles que los hombres necesitan. En este caso, los edificios para vivir. Para el primero basta con papel y tinta, y en la era de la cibernética ni siquiera eso. Alcanza con un “registro” (asiento) en el debe y haber mediante unos “bits”. Lo segundo, “los edificios” exigen mucho más y de naturaleza por completo diferente. Desde luego todos piensan, cuando así se habla, en los materiales para construirlo (capital) y la mano de obra para hacerlo (trabajo). Pero requiere algo previo y fundamental: la tierra.
4. Ella es algo más que la base de un edificio. Es básico para la vida misma. Cuando se construye un edificio – por mínimo que fuere - se necesita recurrir a toda la Tierra. A los mas variados “sitios”. A aquellos donde yacen los “materiales”, al usado como “camino” para acarrearlos del yacimiento a las fábricas y desde aquéllos a los comercios y de éstos hasta la obra en cuestión. En resumen: disponer la construcción de un solo edificio afecta en algún grado a “la base de la vida”, la TIERRA y con ello al orden social todo.
5. A fines del pasado siglo la ciencia natural descubrió que las conexiones físicas en la Naturaleza son tantas que “el aleteo de una mariposa en la costa Este de los EEUU puede originar un tornado en China”. Los “mega planes” que motivan esta nota, hacen indispensable llamar la atención sobre su “efecto mariposa” en la sociedad. Hay que decir – y en voz bien alta - que “la más minima política legal sobre la disponibilidad de tierra y el destino de la renta del suelo que sobre ella se genera , ignorando sus conexiones, han de afectar como un tornado a todo el orden social e, irremisiblemente, la vida de sus habitantes por varias generaciones”. Recuerden las personas mayores la ley dictada en 1943 congelando los alquileres urbanos y los arriendos rurales. Han pasado casi 70 años y aun resuenan sus efectos.
6. En los “mega planes” que se anuncian, poco o nada se dice respecto de la tierra. Se ignora de modo visible que el erróneo trato legal deparado en la Argentina a la tierra y a su renta, ha arruinado a nuestra moneda de modo escandaloso. Un peso de 1943 vale hoy solo 10.000.000.000:1 del peso de entonces. En la práctica, cero. Consecuencia: los argentinos se refugian en otras monedas “soberanas”. Nuestra soberanía se ha ido al traste en materia monetaria. Nadie en el mundo acepta en pago nuestra “divisa legal”. Es un chiste macabro auspiciar la “pesificación”. La “inflación” ha hecho añicos nuestra moneda y con ella al sistema de obligaciones. Está de moda hoy tocar aquí y allá los “bordes” del Código Civil, todos ajenos al orden económico que esa ley establece. Esta indiferencia por la economía real revela que los juristas ilustres de hoy son ciegos frente a la realidad que genera un derecho supuestamente “civilizador”. Cuando se padece tal ceguera, la sociedad nada gana con “humanizar” el derecho de familia y el derecho penal. ¡Es el derecho económico, estúpido!, habría que exclamar parafraseando el famoso dicho dirigido al presidente Carter.
7. El Código Civil de 1869 estableció como régimen de acceso a la tierra la decadente ley de Roma “suprimiendo la enfiteusis (de la Revolución de Mayo), tal como lo declaró el docto jurista don Dalmacio Vélez Sarsfield. Da pseudo razones para fundar el artículo: así “evitamos los continuos y difíciles pleitos que necesariamente trae cuando es preciso dividir (a la muerte del causante) el derecho enfitéutico y el derecho del señor directo”. Se lo ve más preocupado por los “herederos del propietario” que por el futuro de los “sin tierra”: los inmigrantes y las generaciones por venir. Muy suelto de cuerpo estima Vélez que “el contrato de arrendamiento (celebrado entre el dueño de la tierra y los “sin tierra”) será un instrumento suficiente” (Párrafo 9 de la misma nota). No dice para que y para quien; pero sin duda que lo sería (como en la antigua Roma) para los propietarios de la tierra y no para los arrendatarios. La superlativa magnificencia apreciable en los palacios levantados al estilo de la época de los Borgia (el de los Anchorena, actual Palacio San Martín, de los Unzué o de Adela María Harislaos de Olmos, en la actualidad sede del Nuncio Apostolico por donación que le hiciera la católica marquesa) , revelan la conciencia social de una clase de fundamento terrateniente. No era la de arrendatarios y asalariados. La crisis financiera de 1877 y 1890 con más los hechos ocurridos en el primer tramo del siglo XX, como el levantamiento de inquilinos (1907), la Semana Trágica (1919) y la Patagonia Rebelde (1921) lo acreditan.
8. A pesar de ese sistema de acceso a la tierra, el orden social argentino podía mejorar y el país seguir el rutilante rumbo iniciado gracias al bajo costo de la tierra. Pero las exigencias planteadas por ese mismo “progreso” no fueron atendidas por un Congreso integrado en su mayor parte por representantes de los propietarios de la tierra. En 1932 – inevitable ocasión para mantener el progreso y afianzar la democracia - el gobierno de entonces optó elegir el camino que condujo a la ruina argentina. En 1932 fue aprobada por solo por 3 años una ley de “impuesto a los réditos”. Resultó “momentánea para siempre”. Con ella el poder político eligió defender el privilegio de los terratenientes y castigar a los trabajadores. No puede asombrar que al mantener el privilegio de los propietarios y hacer soportar el gasto público con lo quitado a los trabajadores daban paso a dos posibilidades: una posible sangrienta revolución o procurar calmar las angustias sociales con remedios sustitutos. Asi se inició el camino hacia “el populismo”. Luego del golpe militar de 1943 se optó por esta última vía y de ella no hemos salido.
9. Del connubio entre un sistema que permite la apropiación privada de la renta del suelo y un régimen de recursos para el Estado, hostil al trabajo, la inversión y la libertad han emergido a la fecha más de 12 millones de personas por debajo del nivel de pobreza, unos 2 millones yaciendo en “villas miseria” y otro millón en “situación de calle”, condenados a mendigar o robar, salvo que sean “subsidiados” por el gobierno. ¿Cómo maravillarse que como en la antigua Roma haya surgido por doquier el “clientelismo” alimentado, a igual que entonces, en una nueva versión de “pan y circo” : subsidios, prebendas y “futbol para todos” por televisión.
10. Suma y sigue: viven 14 millones de personas en unos 13.000 km2 ( la pomposamente llamada “región metropolitana”), ¡Es el 35% de la población argentina, apiñada en el 0.46% del territorio! Dentro de esta “región” hay focos de población en los que la densidad alcanza a 45.000 personas por km2. Las conocidas “villas miseria”. Pero hay otros hacinamientos dentro de la Perla del Plata. Los mas afortunados se alojan en “conventillos” y “hoteles precarios”. Otros, hartos de merodear por falta de tierra, de pronto estallan y las “usurpan”, sean públicas o particulares. Caso del Parque Interamericano. El custodio del Derecho (el Estado) ante estos hechos llama a la calma y tratar de mitigar la ira de los usurpadores dándoles una limosna y un temporario y miserable alojamiento. Este desgraciado tejido social – fruto del derecho positivo – ha comenzado a repetirse en todas las grandes capitales de provincia. ¿Y a esta situación se la pretende arreglar con un derecho penal más moderno? ¿O con “mega planes de crédito para la vivienda”?
11. Tenemos que contrastar la degradación del “titulo” llamado “moneda” con el fantástico aumento del valor del “titulo” llamado “escritura de propiedad de la tierra”. Mientras la moneda argentina ha desaparecido como tal (salvo para el uso domestico, como los vales en un campo de concentración o en un cuartel), los “títulos de propiedad sobre la tierra” continúan inflándose acumulando valor. Lo han hecho en grado y manera que ningún “experto” en las “oficiales” ciencias del derecho y la economía ha sido capaz de predecir. No pueden hacerlo porque en sus “teorías científicas” la tierra y su renta no son consideradas. Para ellos la Producción es el resultado del mero Trabajo más el Capital (P = T + C). Es incomprensible que los dirigentes de los trabajadores de hoy acepten tales teorías y en consecuencia tratan de usar la fuerza para que el Producto anual tienda a dividirse “mita y mita” entre el Trabajo y el Capital. En su confusión declaran a los Trabajadores enemigos del Capital. (Marcha Peronista dixet). Para los argentinos la tierra y su renta escapan a sus elucubraciones políticas. Grave mal padece y padecerá la Argentina dado que sus pensadores y dirigentes políticos y sociales padecen tal grado de ceguera.
12. Pero el “hombre común” en la Argentina – desde los que tienen menos recursos a los más poderosos – no son del mismo parecer cuando de sus “negocios particulares” se trata. Hay un pensamiento vulgar en el corazón de todas las clases sociales argentinas que las iguala: “En Argentina no hay negocio más seguro y provechoso que invertir en ladrillos”. Es una pícara metáfora, porque nadie se refiere a los ladrillos sino a la tierra. Y no dejan de tener razón, pues por causa del derecho vigente (apropiación privada de la renta del suelo e impuestos al trabajo) “no es de hombre pierna ir a trabajar” ¿Acaso la tierra, dado su creciente precio, está a la mano de una familia que viva de su trabajo? ¿Acaso no es verdad que el gasto público es afrontado –en el orden nacional – con la exacción que comete cada año contra los trabajadores mediante 85 impuestos (solo los nacionales) que castigan al trabajo , la iniciativa empresaria y la genuina inversión del capital? Observando la columna de recursos en los presupuestos aprobados por el Congreso se ve – a para quien sepa ver - que esta “ley de leyes” es un instrumento diseñado para castigar a los trabajadores. Todas la palabras que nieguen este hecho son vano palabrerío.
13. Por estas breves razones alertamos a todos por igual. Los planes preparados por el Gobierno de la Ciudad y anunciados por el Gobierno Nacional son de la misma laya. Derivan de una realidad que nos pega en las narices, pero a la que no se la comprende por sus causas. Son el intento siempre fallido de querer solucionar los graves problemas sociales que afrontamos por sus efectos sin reparar en sus orgánicas causas. Nuestros problemas no provienen de una Naturaleza hostil ni del designio de imperios del mal. Son creados por leyes positivas dictadas sobre la base de una asombrosa ignorancia de las breves ecuaciones economicas y sociales que pasamos a exponer.
14. 1) El PRODUCTO ANUAL en un país es el resultado del TRABAJO, auxiliado por CAPITALES REALES aplicados sobre y en la TIERRA. Son asuntos a resolver por el Derecho positivo: a) Cómo acceder fácilmente a la tierra los trabajadores y el capital unidos en actividad empresarial; b) A qué y a quién debe destinarse la “renta del suelo” que sobre la tierra crece sin cesar por causa de su demanda, derivada del crecimiento demográfico y de los sueños de la mayoría: más bienestar, mayor desarrollo, mejores condiciones de vida para todos.
15. 2) Ese PRODUCTO ANUAL ha de repartirse en 3 partes con diferente destino y finalidad. Expresado de modo geométrico, solo para ilustrar, ese reparto ha de ser así: a) Un tercio para los Trabajadores; b) Un tercio para los Inversores del Capital y c) Un tercio para la Sociedad, sin cuya existencia no hay trabajo ni inversión posibles. Esta sociedad está representada entre nosotros por un Estado de fundamento Democrático y de estructura Republicana y Federal.
16. Los trabajadores (de todo tipo, desde el peón al empresario) tienen derecho a cobrar en plenitud la parte de la torta producida. Se denomina “Salario”. Los que aportan Capital tienen derecho a retirar su alícuota parte denominada “Interés”. A la Sociedad le corresponde una porción de ese Producto. Se la denomina Renta del Suelo. El Estado Nacional y los Provinciales que representan a la sociedad tienen la obligación (no el derecho sino la obligación) de recaudar esa RENTA ANUAL, que ha de ser calculada en un porcentaje sobre el valor de mercado de la tierra libre de mejoras. Estos recursos recaudados por el Estado han de aplicarse a solventar el Gasto Público. (Dicho al pasar, esta fue la noble propuesta financiera del Presidente Roque Sáenz Peña. Con ella integraba su plan para una sana democracia. Si bien el Congreso de base terrateniente aceptó aprobar el voto universal y obligatorio, aprovechó la prematura muerte del Sáenz Peña para archivar su reforma impositiva. Caro habría de pagar el país por ese egoísmo de clase.
17. Veamos ahora la frutilla que corona la torta. Aplicar una política pública de modo que estas ecuaciones sean constitutivas de una nueva realidad social (que se ciña a los derechos y garantías fijados por la Constitución Nacional), exige ELIMINAR LOS IMPUESTOS. Por principio de orden, todos. Ellos fundados en variados disfraces y excusas, recaen sobre los trabajadores, inversores y consumidores. La alternativa es de hierro: a) se recauda la renta del suelo y se eliminan los impuestos o b) se cobran los impuestos y se deja en los bolsillos de los dueños de la tierra la renta del suelo. Mantener vigente los actuales impuestos y a la vez pretender cobrar la renta del suelo – como peligrosamente están pretendiendo algunos gobernadores - encendería las llamas de una guerra civil.
18. Los “mega planes” citados al comienzo de esta nota no responden a ninguno de los sanos principios de orden establecidos en la Parte I de la Constitución Nacional. A la inversa: son contrarios a esa Constitución. Los “mega planes” que se proponen son repetición de los que comenzaron a aplicarse por parte del Estado en las décadas de 1930 y 1940 y que con estruendoso fracaso se repitieron a medio andar en los 1960 y 1970. A partir de los 1970 ya no hubo plan alguno que alterara la estructura montada sobre la ecuación neoliberal (P = T + C). La cuestión de la tierra y su renta ha sido borrada del pensar argentino. La miseria general y el gran atraso entre los países del mundo han sido los castigos derivados de nuestros propios actos.
19. Los resultados están a la vista. Los hemos descripto y no los vamos a repetir. Lo que sí vale la pena es subrayar que todos los experimentos practicados sobre base tan falsa han fracasado y desordenado aun más al país. La falencia del adiposo Estado argentino en varias áreas, pero en especial en materia de vivienda, queda a la vista con hechos patéticos. Las reacciones bien intencionadas, pero ineficaces para salir del ruinosa caída, debieran bastar para “despertar el alma dormida” de los argentinos. Son plausibles los esfuerzos realizados por centenas de ONG, inspiradas por grupos de jóvenes. Entre ellas se destacan quienes integran “Un techo para mi país”. Con bondadosa voluntad y trabajo, alivian el pesar de algunos. Pero lo mas importantes es que sin quererlo, con su actuar, aparecen a la vista del buen observador la prueba del fracaso de la legislación vigente. Los legisladores argentinos deben asumir de modo urgente el deber que les manda a cumplir la Constitución: dictar las leyes que habiliten constituir en los hechos una Argentina abierta a todos sus habitantes e incluso seguir abierta a “todos los hombres del mundo que quieran habitar nuestro suelo”. La grandeza argentina espera aún ser realizada.
Buenos Aires, Junio 13 del 2012
Nuestra cultura occidental tiene la necesidad de recuperar datos que han sido deliberadamente ocultados, olvidados y perdidos por impostación filológica y por filtraje académico y universitario producidos básicamente por la Inquisición del Siglo XI al XVII primero y por la nacionalización de la educación superior del Siglo XVIII al XX. La misión de esta Enciclopedia es resucitar la sabiduría necesaria para salvar a occidente del proceso autodestructivo en que se encuentra en pleno desarrollo.
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1 comentario:
Me gustaria saber si tenes un calculo de lo que seria posible recaudar de ese modo y de que manera imaginas posible estructurar semejante cambio en materia impositiva. Ademas de las implicaciones de todo esto sobre la PROPIEDAD que no creo que sean menores ... De todas maneras lo que expresa parece muy razonable .
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