EL PAIS QUE NO FUE, ¿PUEDER AUN LLEGAR A SER?.
Héctor Sandler, Profesor Consulto, UBA,
Derecho
I. CRÍTICA AL ACTUAL REGIMEN DE PROPIEDAD DE LA TIERRA (URBANA Y RURAL).
El sistema de “apropiación de la tierra”
establecido por el Código Civil fue un ventajoso régimen en sus comienzos, en plan de poblar al país (1860-1910). Pero
contenía y contiene un ingrediente poco perceptible, pero que con el poblamiento y el desarrollo general
obraría como una célula cancerigena. Al
no ser neutralizada - en proceso de metástasis - ha
puesto fin al magnífico proyecto de la Constitución Nacional de 1853/60, cuyo
lema primero fue “gobernar es poblar”. Esto significaba abrir el territorio argentino a todos los
trabajadores del mundo.
El Código Civil fue dictado con la intención
de facilitar el cumplimiento del mandato dictado en el Preámbulo de la Constitución en cuanto
invita a “todos los hombres del mundo a
habitar el suelo argentino”. Por razones históricas que no vale la pena remover
aquí el Código Civil instituyó el derecho romano de propiedad de la tierra. Lo
hizo para conciliar los intereses de los
grandes terratenientes locales (deseosos de acelerar el progreso general) con
los intereses de las grandes masas de trabajadores “sin tierra” deseosos de
forjarse un porvenir imposible en sus lugares de origen. Así se implanto en
nuestra patria con general beneplácito el
potente pero peligroso derecho romano (Ver la declaración explicita del
Codificar en el párrafo 5 de la nota al
art.2503 del Código Civil).
Este régimen demostró (y aun demuestra) su
eficacia para desarrollar una sociedad de individuos libres económicamente
fuertes. Este lado positivo lo hace
superior a toda legislación anterior y posterior inventada por los hombres para resolver un
dramático problema social. ¿Pero cómo mantener de modo constante y para todos los hombres de hoy y los que nazcan
en el futuro, una aceptable igualdad de
oportunidades para acceder al suelo y, al mismo tiempo, acelerar el progreso
individual y colectivo de la sociedad?. Dramático problema. La población crece inexorablemente mientras el
territorio disponible es finito. Se mantiene estrictamente limitado dentro de
las fronteras nacionales establecidas y consentidas por el mundo actual.
El derecho romano de propiedad sobre el suelo
fue en los inicios de la Organización Nacional un medio legal “virtuoso”.
Inmensas extensiones fueron abiertas
para millones de familias, cepa de la Argentina próspera de comienzos del siglo XX.
Pero al cruzar el limite del Centenario mostraba
ya a las claras que en su seno latía una contra virtud. Alcanzado cierto nivel
de población, los integrantes de las
siguientes olas de inmigrantes y tamien
los hijos de las primeros pobladores, comenzaron a padecer la “escasez de tierra”.
No es que ésta faltara. Emergió una barrera. Una barrera la formada por los altos precios a pagar para adquirir la tierra y los
no menos elevados de los arrendamientos rurales y alquileres urbanos. Fue
una “artificial” escasez de tierra. Obra del derecho positivo adoptado. El al coienzo un factor favorable se hizo cada
vez más destructivo de la libertad
individual, la igualdad de oportunidades y de la fraternidad social.
Estos pésimos efectos colaterales son graves
en la “constitución real de la sociedad”. Se agudizan los conflictos poniendo fin a un estado normal de paz social;
se degenera la moral privada y pública; se obstaculiza la democracia política, es
inviable el sistema republicano; decae el federalismo y aumenta el centralismo
del Estado nacional.
El ideario social originario mutó en
dimensiones muy importantes. Las
libertades y derechos individuales son desvalorizados y preferidos los privilegios.
En forma creciente se desprecia el valor
“igualdad de oportunidades”. Se aspira a
una “igualdad de resultados”. Ya no
importa que la fuente de la igualdad sea
el trabajo. Se acepta para lograrla la dadiva de los poderosos. SE trate de titulares de poder privado o público. La demanda de
justicia distributiva crewce sin cesar porque se ha degradado la
justicia conmutativa.
Un rasgo basta para dar cuenta de la
transformación del orden postulado por la Constitucion. El decaimiento de la
fraternidad. Apenas si subiste dentro de las clases o de los múltiples grupos. Tras los graves daños que aparecen por
doquier , en lugar de crecer la fraternidad general decae. Solo resta y apenas como ideal sustituto uno extraido no de la moral sino del seco derecho
positivo. Hablo de la “solidaridad”.
El peor efecto colateral dañino del derecho de
propiedad romana sobre la tierra consiste
en derivar hacia el propietario particular del suelo la denominada renta
de la tierra. Esta aparece como “creciente precio del predio” en el mercado de tierras por causa de la mayor
demanda de espacio. Este “valor” no depende del particular trabajo del
propietario ni de su inversión de capital. Su fuente esta en la general “demanda
de tierra”. Esta demanda crece por causa de quienes llegan a este mundo careciendo de ella. Se mantiene por obra del crecimiento demográfico
y crece a tasa logarítmica con la
inversión de capital público y privado.
Cuando la población de un pais acepta como “normal y aceptable” este efecto nace en la mente social la idea que
el “mejor negocio sobre la
Tierra es especular con tierra”. Entonces los hombres y
mujeres de trabajo ya no valoran a éste como principal fuente de riqueza. Las etapas de “especulación” escandalosa con
la tierra mutan la moral social. Dejan aturdida a las futuras generaciones y toda moral , incluso la religiosa, cambia con perjuicio de la la vida individual y colectiva.
Esta nueva conciencia social demanda un nuevo estilo de derecho
positivo. En lugar se ser el derecho principio de un orden justo y estable, pasa a ser la herramienta preferida para saciar los intereses parciales. La
inflación legislativa es una de sus consecuencias mas. La maraña de leyes borra
todo impulso fraternal e instala en su lugar la “viveza artera” para vivir sin
trabajar.
¿Cómo retomar el camino para concretar el
ideal tripartido de una buena sociedad? Hablo del tríptico formado por los ideales de libertad individual, igualdad
de trato y fraternidad social. No es aqui el momento de presentar una
receta positiva. Pero si el adecuado para sostener lo siguiente: ningún camino imaginado para mejorar la vida
de todos los argentinos será viable si no se comienza por extirpar aquella célula cancerosa yacente en el
derecho de propiedad sobre la tierra.
Ha llegado la hora de asumir como objetivo social
primero el eliminar como negocio licito privado el lucrar con la renta del
suelo. La renta de la tierra ha de ser de dominio público pues es producida por
el entramado de la actividad social. Tiene que ser destinada a la sociedad para afrontar el gasto publico que la sociedad
necesita.
Lograr esto no importa confiscación alguna.
Asi como Cristo dijo “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”,
debe legislarse para que lo producido por el trabajo y la inversión de los
particulares sea de su plena propiedad y lo producido por el desarrollo de la
sociedad de la a sociedad ha de ser. Esclarecer
los fundamentos de esta justicia social es deber irrenunciable de los todos
líderes de la sociedad, cualquiera sea su campo de acción.
II. EL REGIMEN DE IMPUESTOS ESTABLECIDO EN 1932
La ley que creo el funesto regimen de
impuestos que nos destruye en la actualidad fue aprobada por el Congreso
Nacional para salvar una coyuntura. Debía regir solo por 3 años. Sin embargo al
vencimiento de ese plazo, sin discusión alguna, el Congreso lo prorrogo por
otros 10 más. Al cumplirse este plazo (c.1946) avatares de otra clase
oscurecieron la conciencia política argentina y con este regimen “de ocasión” fue aceptado para siempre sin discusión. Con
ello se dio por definitivamente resuelta “la
cuestion del correcto sistema de recursos para el Estado Nacional conciliable
con un buen orden social”.
A partir de ese “germen” legal la “maraña de
impuestos” vigentes supera el numero de 85 solo en el orden nacional. Los trabajadores son las principales
víctimas. Pero tambien son sistemáticamente castigados los inversores de capital. Los capitales
pueden huir o decidir no venir. Los trabajadores no. Los capitales pueden
conseguir del poder político privilegios o ser aceptados con poderes monopólicos.
Los trabajadores procuran imitarlos.
Pero en el logro de privilegios no hay lugar para todos los asalariados. Un
gran numero, en especial los mas preparados, emigran. De los que permanecen en
el pais gran parte trabaja en “negro”.
Para su mal y daño para el país.
III. Los dramaticos efectos de sumar dos males:
apropiación privada de la renta pública y apropiación pública de los ingresos
privados.
La conjunción de los sistemas descriptos forman
una feroz máquina legal y letal. Frena el
crecimiento de la población y el desarrollo en todas las esferas de la vida. Todo intento de seguir poblando a nuestro pais
(cuando aun permanece vacío) esta
condenado al fracaso. La Argentina
ha dejado de ser “polo de atracción” para aquellos trabajadores que sobran en
el mundo. Es el correlato de haberse
convertido en expulsora de sus propios
hijos.
Por efecto de ambos regímenes legales se ha
configurado una estructura poblacional escandalosa. Por un lado un prematuro hacinamiento urbano ,
repugnante a la mas elemental nocion de derechos humanos . En las principales
urbes hay casos en que la densidad supera los 45.000 h/km2. Asi el caso de la
Villa 11/14 en la CABA. En la Capital, una vez llamada
la “Reina del Plata, la densidad media nocturna es de 15.000 h/km2. Pero la
diurna supera los 20.000 h/km2. El fenómeno se repite de manera sistémica en
todas las ciudades capitales del interior.
Por el otro lado subsiste a lo largo y ancho
del pais el vergonzoso desierto. Mientras
la población urbana alcanza al 85% del total y vive en no más de unos 10.000
km2, la restante de un 15% esta dispersa en mas de 2.600.000 km2 de tierras continentales.
¿Su densidad aritmética? Alrededor de 0.02 h/km2. Un verdadero “vacío absoluto” reina en las magnificas tierras disponibles para decenas de millones
de familias. No es obstaculo la áspera
geografia ni un clima hostil. Es simplemente
efecto de la “legislación” vigente. Pero esta legislación, engendrada una vez
por egoistas intereses, se ha expandido y reforzado a punto de ser tenida por
“buena” por una deformada intelectualidad.
La
escasa cantidad
de población en relación a su vasto y potente territorio es realmente un caso
escandaloso. El país esta vacío por obra de un
mal derecho positivo. Del que permite acceder al suelo y el pesimo
sistema de recursos financieros para el Estado. Con otro derecho el país se hubiera ido poblando de modo racional
con la misma fuerza en que lo hizo en las primeras décadas desde 1860 . Vistos los millones de migrantes movilizados en el
mundo durante todo el Siglo XX, la
Argentina al segundo Centenario de la Revolución de Mayo
podria ya estar poblada por 200 millones de habitantes. Gozando todos de feliz prosperidad. ¿Exageramos? Seria una densidad menor a la media europea, inferior
a unos 100 h/km2.
La otra cuestion
escandalosa es la distribución de la magra población. La inmigración hacia la Argentina fue formidable
por causa de dos poderosos los estímulos:
la tierra barata y los
escasos impuestos. Los mayores
ingresos del tesoro provenían de la exportación. Fue la potente inmigración la que frenó al fin del siglo XIX la
llegada de nuevas familias. Fue el encarecimiento de la tierra, tratada como un
bien in comercio. Millones de personas expulsados de sus patrias
por dos terribles guerras mundiales y lo
múltiples regimenes autoritarios buscaban un sitio en nuestro pais. Sin embargo
– pruebas a la vista - la inmigración desde Europa se fue reduciendo en los
193º hasta cesar por completo en los 1950.
En esa década se produjo una fatal inversión. La Argentina, aun vacía, dejó de ser un pais de
“inmigración”. Paso a ser un pais de
“emigración”. Hoy no hay argentino que no procure obtener la nacionalidad de
sus ancestros para irse del pais. No
somos capaces de parar esa sangría porque no tenemos conciencia del ruinoso
derecho que nos hemos dado en contra del mandato de la Constitución
fundadora.
IV. HA LLEGADO LA HORA
DE REACCIONAR
De no cambiar nuestra legislación corremos el
riesgo de sufrir un triste final. Lo que
en tono de farsa representara en televisión Tato Bores puede ocurrir. Un
lontano explorador escarbaba entre las ruinas de una ciudad una vez luciente
ciudad en la orilla Sur del Rio de la
Plata, tratando de conjeturar las causa de su desparicion.
¿Estamos esperando que llegue la farse se
trueque en verdad?
¿ Hemos de permitir que la “fuerza de las
cosas” ( de la fuerza negativa por nosotros mismos creada) reproduzca aquí, en la Argentina, la suerte de Palmira, convertida en ruinas por
la misma causa?
En ese caso un futuro explorador podria encontrar en nuestras playas
una lapida con este mensaje:
“Aquí
lucio la Argentina
, el pais poseedor del tercer territorio
llano más grande del mundo. Tierras abundantes regadas por aguas del cielo y caudalosos
ríos, unos a la vista, otros a escasa
profundidad. Bendecido por un clima acogedor y carente de las catástrofes que azotan
a otros pueblos, dotada con recursos
minerales aptos para la industria , con puertos habiles para conectarse con el mundo,
cayó en esta condición postreran. Era un pais envidiable no solo por sus dones sino
tambien por los millones hombres del mundo entero que la poblaron. Gracias a su
trabajo brilló en el concierto de las naciones.
Nego su
destino con dos grupos de erradas leyes . Dos regimenes legales bastaron para convertir al potencial paraiso en campo de batalla entre
unos y otros.
No supo establecer otro derecho. Uno que concediera
a todos igual acceso a la tierra En lugar de corregir los efectos su buena pero
defectuosa ley de acceso al suelo, selló su desgracia con una maraña de leyes de impuestos ruinosos para el trabajo , el ahorro
y inversión de capital. Canceló para sí
y para millones de hombres del mundo el promisorio porvenir que muchos vaticinaban
y todos anhelaban..
Viajero
que has llegado hasta aquí: difunde esta cruel historia. Que ella rinda el
provecho de iluminar a todos los hombres
de buena voluntad sobre la importancia del derecho a la hora de ordenar su sociedad”.
No se tome a broma ni se considere un exceso a
esta fábula. Las ruinas del Imperio Romano fueron menos el fruto de las incursiones de los “bárbaros
de afuera” que de la “barbarie interna” provocada por las leyes dictadas para regular
el acceso a la tierra y permitiendo al
Estado cometer las exacciones que nosotros hemos copiado.
Buenos
Aires, diciembre 10 de 2012
(Dia del aniversario de la recuperación de la democracia
política en 1983 y a la espera de una recuperación equivalente e
indispensable de la democracia
económica)
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