Ernesto Sandler, empresario en
medios de comunicación nacional e internacional , fundador del Multimedios
UTILISIMA SATELITAL y del PROGRAMA para Internet YOU MUJER, actual presidente de Bellavision
Entertainment acaba de publicar EL
ESTADO TERMINATOR. En él el empresario argentino examina de modo hilvanado
y consistente nuestra realidad social desde un punto de vista multidisciplinario, como es hacerlo examinando
hechos, aspiraciones individuales e ideales colectivos desde aspectos legales, económicos, políticos y culturales. Pone especial
atención a los aspectos los que han obrado en la configuración de nuestra
sociedad actual a partir de la mitad del Siglo XX al día de hoy.
El
desequilibrio permanente, es el título con el que nos introduce en
interesante como ameno libro, muy oportuno dado el proceso electoral que se
avecina. Preocupado por la emergencia de una nueva crisis , propia de la ya clásica serie de crisis decenales que nos afligen desde los 1950, pone sobre la mesa datos
contundentes la existencia en nuestra sociedad de severa contradicción
existencial, como sociedad y como individuos. Mientras cada uno de sus
habitantes, como individuos, más allá de diferencias políticas, intelectuales,
de clase o de actividad profesional, trata
de hacer su vida según valores propios
de una economía de mercado, a la
hora de abrazar y postular sus ideales sociales y políticos y, sobre todo, cuando actúan desde en la función pública, lo hacen obrando embargados por una conciencia social por completo contraria
a la primera. En lo público los argentinos valoran, juzgan y actúan para
sostener e incluso ampliar orden económico que, de hecho y de derecho, es cada
vez más dirigido por el Estado nacional.
En el capitulo El ADN del ideario económico, sostiene
que los argentinos – respecto del orden económico - “están convencidos que el Estado representa el bien común, mientras que las personas son egoístas y contrarias al
bienestar colectivo”, razón la cual – más allá de las fuertes diferencias que
separan a dirigentes y partidos en otros campos, la mayoría cree que “el Estado debe asumir la conducción
integral de la economía, desplazando o controlando a la gente que solo esta
preocupada en satisfacer sus necesidades personales”, pues “la economía privada es socialmente
cuestionada y mal vista”.
Ante esta realidad , de la que
da múltiples ejemplos de nuestra vida real, afirma Sandler que “no
se puede seguir sosteniendo que las crisis recurrentes de nuestra economía son
obra de los malos funcionarios, políticos corruptos o técnicos incapaces. Es
hora de poner los ojos sobre la raíz de nuestro problema” , la que a su
juicio explica la real dicotomía entre las aspiraciones
personales de cada argentino, guiada por una fuerte conciencia individual, rayana a veces en el egoísmo, y el ideario social dominante que embarga a los mismos individuos. Una conciencia
social y pública que propicia y
sostiene políticas de Estado cuyos efectos llevan a la progresiva ruina de nuestra
sociedad y con ella la de todos sus miembros. Esta dicotomía, si bien tiene
antecedentes históricos lejanos, en la actualidad obra como una culpa, la que con creciente fuerza
nos ha introducido en el tirabuzón de la decadencia como nación y como miembros
de ella. Cupla de la que es preciso y con urgencia escapar, antes que sea
demasiado tarde.
El libro está
dirigido a dirigentes sociales, políticos y sindicales. Esencialmente a los
gobernantes y a los que aspiran gobernar en los próximos años.
El ensayo
intenta poner en evidencia que los argentinos históricamente adhieren emocional
y racionalmente a un tipo de Estado que es contrario estructural y
funcionalmente al desarrollo, la estabilidad, el progreso y el crecimiento
económico del país y cada uno de sus habitantes.
El Estado que
los argentinos han construido ha destruido sistemática y permanentemente la
moneda nacional, la seguridad jurídica, la estabilidad institucional, el
federalismo, la transparencia gubernamental, la eficiencia administrativa y el
uso racional de los recursos aportados por los sectores de la producción y – lo
peor de todo – generando un alma nacional
que afecta seriamente el alma individual de cada habitante, con lo cual
nosotros mismos somos la causa de nuestra derrota.
Es hora de
cambiar ese sentimiento de idolatría hacia un Estado destructor, omnipresente y
contrario al progreso social. Ha llegado el momento que los argentinos
perciban que existe otro tipo de Estado, que se distingue del actual por ser
eficiente, democrático y participativo, gracias al cual ocurrirá la convergencia productiva entre lo público y
lo privado. Los argentinos debemos comprender que es posible
construir otro tipo de Estado. Uno que no se ponga por encima de la gente
so pretexto de protegerla ni menos aún se atribuya un poder que someta nuestras vidas
y condicione la posibilidad de cada uno de hacer su propia vida en un ambiente
de fraternidad social.
No nos
conviene – dice el autor - un Estado que so pretexto de brindarnos un supuesto
mejor derecho teje cada día una más espesa maraña legal que nos obliga, en
verdad, a rendirle pleitesía como condición de sobrevivencia. El Estado
que necesitamos ha de ser un baluarte
contra la corrupción y amigable con todos sus habitantes, en especial para con
sus trabajadores, sometidos a una expoliación impositiva que reducen al 50% ,
cuando no aniquila, sus ingresos. Un
Estado capaz de mejorar la prestación de
servicios en seguridad, educación, salud e inclusión social, que sea la palanca
que nos posibilita un mejor porvenir y no la pala que cava la fosa de la cual
ninguno puede escapar.
En estos días
el libro del economista francés Thomas Piketty ha sido un llamado de atención
sobre la necesidad de revisar el pensamiento dominante en los países
desarrollados de Europa Europea y los EEUU. El libro de Ernesto Sandler puede
cumplir un efecto semejante a favor de una reorientación del pensamiento
social-económico vigente en nuestro país.
El libro
contiene los siguientes secciones: Introducción
– Cap. 1 La planificación Económica –
Cap.2 Economía Pública – Cap.3 Reforma del Sistema Tributario – Cap.4 Por un Estado de Convergencia Social. 384 págs.
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