"Existe una Barbarie Letrada mil veces mas peligrosa que
todos los indios de America" J. B. Alberdi
UN ERROR FRECUENTE EN LOS LIBERALES LITERARIOS
Héctor Sandler, profesor Consulto, Derecho, UBA
En el diario La Nación de hoy (Lunes ,30-jun-2014) Vargas Llosa dedica un extenso comentario a Ortega y Gasset, con motivo de la biografía que sobre éste ha escrito Jordi Gracia, titulado El fracaso de Ortega y Gasset (Taurus). La reseña abarca diversos aspectos de la vida del filósofo y hombre público español, de los cuales nos interesa comentar los párrafos que aluden a la fuerte vocación y actividad política de Ortega y Gasset. Respecto de éstas concluyen Jordi y Vargas Llosa que ella remató en colosal un fracaso. No solo porque terminada la sangrienta guerra civil tuvo que exiliarse, sino porque a pesar de haber militado en las filas republicanas, con la cabeza gacha y a boca cerrada, regreso a España para vivir bajo el régimen falangista del dictador Franco.
Esa suerte no tuvieron miles de sus compatriotas,
entre los cuales recuerdo al republicano
abogado vasco don Carlos P. Carranza, contemporáneo de Ortega y Gasset,
por años exiliado en nuestro país. Fue
insigne autor de varios libros explicando
las bases legales y económicas necesarias para que todos los habitantes
de un país gozaran de un igual derecho de acceso a la tierra y que la renta que
sobre ella crece fuera la base del fondo para afrontar el gasto público.
Estudioso de Álvaro Florez Estrada fue
admirador de Belgrano y Rivadavia como inspirador y promulgador,
respectivamente, de la Ley de Enfiteusis de
1826. Tipo de ley indispensable para
establecer una economía privada ordenada por mercados libres y otra economía pública sustentada con lo recaudado en concepto de valor de la
tierra libre de mejoras. No por ocurrencia, sino para que sea la base material necesaria de
los ideales de libertad individual, igualdad de trato y justicia social.
Gracia y Vargas Llosa lejos de atribuir a su
ignorancia en economía y derecho el fracaso de Ortega, cuando trata de
concretar su vocación política, lo
atribuyen a la incomprensión del pueblo español, sin mayores distinciones En pocas palabras,
Ortega y Gasset estaría imbuido de tan excelsos ideales políticos que quedaban fuera
del alcance del hombre común. .
Conviene a todos los argentinos reflexionar
sobre estos comentarios de Vargas Llosa y Jordi Gracia, pues ambos cometen el
mismo error que , para colmo, se propaga entre nosotros. Tratan de explicar el
fracaso político del filosofo español por su adelantado idealismo. Por haber
hecho propuestas demasiadas avanzadas para
el común de sus conciudadanos, la mayoría
simples campesinos y todos asalariados.
Que la violencia y el salvajismo imperó en ambos
bandos a partir del estallido de la guerra civil , esta fuera de cuestión. Pero también lo está
que fue largo el período anterior a la irrupción de Franco. Este largo periodo tratando
de poner en pie la República
estuvo saturado de ríspidas discusiones entre los propios “republicanos”.
Sentimientos e ideologías diferentes predominaban en ese combate civil, en el que las mas disparatadas
ocurrencias semejaban a los dioses y
diosas griegos que intervenían en la guerra de Troya a favor de unos y otros Pero justo en este abierto combate de ideas era la ocasión
para que un hombre del talento y el crédito intelectual que ya gozaba Ortega y
Gasset , hubiera puesto de modo claro y preciso
las ideas sobre el necesario orden económico a concretar mediante pocas y
precisas leyes a fin de establecer así la base material que una república
democrática requiere. Y es aquí donde Ortega y Gasset brilló por su
ausencia. Cuando en su patria desde Jovellanos hasta Flores Estrada las ideas
fisiocráticas han calado muy fuerte.
Consideramos necesario analizar desde este punto
de vista lo que mas abajo se transcribe del articulo de Vargas Llosa, porque también entre nosotros se ha dado y
repite hoy, a modo de clisé, que muchos de nuestros gobernantes contemporáneos no han sido
comprendidos por los hombres de su tiempo. En ciertos casos puede ser verdad;
pero han sido mucho mas frecuentes los casos en que los
fracasos de los gobiernos democráticos se han debido a una supina
ignorancia de quienes ejercían directa o indirectamente el poder político.
Desconocían que pocas leyes positivas son
bastantes para establecer las bases económicas que hagan posible la
libertad individual, la igualdad de oportunidades y la fraternidad entre los
habitantes. Para colmo, se calla que este saber fue el inspirador de la Revolución de Mayo en materia legal y económica, que fue
cultivado en la Asociación de Mayo presidida por Esteban Echeverria e incorporado en normas de la Constitución, aun
vigentes por obra de Alberdi. Aparten la
atención los estudiosos del derecho de
las famosas Bases,
pues fueron escritas para elegir la Constitución entre muchas el modelo que necesitábamos
para poblar nuestro desierto país con “todos los hombres que quieran habitar el
suelo argentino”. En cambio, recomiendo
estudiar a fondo su Sistema Rentístico de 1854, escrito por Alberdi después de aprobada
la Constitución para que diputados, senadores, presidentes y jueces interpreten y apliquen sus normas para
poner en pie el orden económico ordenado por la Constitución.
La inquietud y actividad de Ortega como político
– dice Vargas Llosa - . “fue tan
importante como la intelectual. En su juventud, en su temprana y media madurez,
ambas vocaciones se fundían en una sola; quería ser un gran pensador y un gran
escritor para cambiar a España de raíz, volverla europea, modernizarla,
democratizarla, lo que para él -como para los intelectuales que atrajo a la Agrupación al Servicio
de la República-
significaba llevar a gobernar el país a sus hijos más cultos, inteligentes y
decentes, en vez de esa clase política que desprecia por mediocre, falta de
ideas y de creatividad, acomodaticia y cínica.
Queda bien a la vista que para ambos – Ortega y
Vargas Llosa – la cuestión del buen orden social queda resuelta con una clase política ilustrada y
decente. Una simple lectura al libro de Alexis de Tocqueville La
Democracia en
America, basta para descalificar por completo este juicio. La democracia es
el sistema político en que los hombres comunes cuentan. No hay que seleccionar
a los mejores, sino que debe dictarse un
orden legal que establezca un orden económico que fomente la libertad de decisión
y acción para que todos y cada uno pueda lograr su bienestar mejor a través de decidir dónde y como
trabajar.
“ A
tratar de formar un movimiento que materialice ese proyecto dedica buena parte
de su tiempo – continua Vargas Llosa - pues él está convencido de que
se trata de una acción cultural, de diseminación de ideas nuevas y fértiles, y
eso explica que se vuelque de ese modo a la tarea periodística, en diarios y
revistas, convencido de que ésa es la mejor manera de cambiar la política en
uso, contagiando entusiasmo por unas ideas y unos valores que deben llegar al
gran público de la misma manera que llegaban a sus estudiantes: a través de la
persuasión. No es difícil advertir que en los escritos de Ortega no hay consideración alguna sobre las bases
materiales necesarias para la vida de cada no y las legales para un orden económico
construido mediante el ejericio de la libertad individual. Ni vestigios hay en
su obra que denuncien, al menos, la importancia de determinado tipo de orden económico – el de libre mercado
- para que puedan emerger y concretarse los ideales sociales..
Hasta lo que mi conocimiento alcanza no conozco
escrito alguno de Ortega y Gasset que trate del orden económico, orden necesario para que se sostenga como realidad
un orden político democrático y republicano. Si tal escrito existe, ruego al
lector avisado me lo ponga a disposición para leerlo.
Igual desconocimiento padezco acerca del orden legal auspiciado por Ortega y
Gasset para constituir un orden económico
en el que el trabajador (de toda clase y condición) sea el dueño exclusivo del
producto de su trabajo, es decir su salario, el inversor dueño del fruto de la inversión
de sus ahorros, esto es el interés , y que el gasto público sea calzado con la recaudación de la renta del suelo que los gobiernos han
de recaudar tasando a la tierra libre de
mejoras y a precio de mercado.
No veo por ningún lado que Ortega y Gasset en
tanto político sea – como dice Vargas Llosa -
“uno de los grandes pensadores de nuestra época, y que, precisamente en el
tiempo en que vivimos - no en el que él vivió”,
ni menos aun que sus ideas políticas hayan sido en buena medida
confirmadas por la realidad de la
España actual con millones de hombres sin trabajo ni
perspectivas de tenerlo en el
porvenir.
Vargas Llosa cierra su articulo con este
pensamiento: “leer a Ortega y Gasset no es un quehacer arqueológico, sino una
inmersión en un pensamiento candente, muy provechoso para encarar la
problemática actual”. Mas allá de mi
aprecio hacia la persona de Vargas Llosa,
casi en prueba de amistad, sostengo que padece de un grave desconocimiento de
los requisitos materiales, legales y económicos, para que el liberalismo que dice apreciar sea
una realidad en nuestros pueblos latinoamericanos.
Buenos Aires, junio 30 de 2014
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