ORACIÓN LAICA EN HOMENAJE AL
LIBERTADOR DON JOSE DE SAN MARTIN
Hector Sandler,
Profesor Consulto, Derecho,UBA
El
domingo 28 de abril de l889, Henry George pronunció una conferencia en Glascow
titulada “Venga a nos Tu Reino”.
Los conceptos que
pronunciara a fines del siglo
XIX, tienen plena vigencia para todo el mundo, pero en especial para la Argentina de hoy.
La mayoría de
nuestra población es cristiana, pero pareciere no saber concretar
en la vida social la invocación del Padrenuestro.
Disponemos de un
territorio llano de 2, 700,000 km2, profusamente regado por agua dulce, harto
fértil y de bondadoso clima. Y sin embargo
el 85% de nuestra población vive
hacinada en unas pocas ciudades que
ocupan en total menos de 30.000 km2 de superficie. El resto del territorio de
nuestro vasto pais es un desierto. En él
pudieran residir y trabajar en
excelentes condiciones de vida más de 200 millones de personas, poblado según la tasa media de Europa ,o sea unos 100
h/km2. No ocurre así. Por el contrario reina el hacinamiento urbano junto el desierto, a la vez que no pocos de sus hijos se ven
obligados a emigrar para realizar un futuro mejor.
Y, colmo de los
colmos, en aquella pequeña superficie urbana una gran parte de la población vive hacinada en antiguas casas más propicias para la
demolición que para albergar seres humanos, mientras casi 3 millones lo hacen en condiciones de pobreza extrema,
prácticamente sin vivienda digna y cientos de miles sobreviven refugiados en
“villas de emergencia”, casuchas provisorias para siempre. ¿No es obligación
primera de los Cristianos revisar el Derecho positivo vigente en cuanto
imposibilita vivir según la ley de Dios y conformar aquí en la Tierra una vida
digna del Reino de Cristo?
A continuación transcribimos lo esencial del discurso
de Henry George.
Es el mejor homenaje que se nos ocurre hacer al Santo
de la Espada, No luchó y triunfó en la guerra por la independencia argentina
para que al final de los siglos la mayoría del
pueblo argentino padeciese condiciones semejantes a la servidumbre y
esclavitud por causa de un derecho positivo causante de horribles efectos.
*
“VÉNGA
A NOS EL TU REINO” (Resumen del discurso de Henry George)
“Acabamos
de juntarnos en la más solemne , más sagrada y más católica de todas las
plegarias. ¡“Padre nuestro que estás en los cielos”! En cuantos la aprendimos
en nuestra infancia , evoca las más dulces y tiernas emociones. Unas veces
consciente, otras rutinariamente, ¡cuántas veces la hemos repetido!. Durante
siglos, cada día, cada hora, asciende esta súplica: ¡”Vénganos el Tu
Reino”! ¿Ha venido? Conteste esta cristiana ciudad de Glascow .
“Vénganos el Tu Reino”. Día tras día, domingo tras domingo, semana tras semana
ha ascendido esta súplica. Y hoy, en esta llamada cristiana ciudad de Gascow,
125.000 seres humanos - así dicen vuestros funcionarios de Beneficencia - ,
125.000 criaturas de Dios, viven en una sola habitación por familia.
“Vénganos él Tu Reino”. Lo hemos estado
implorando e implorando y aún no ha venido. Tanto se ha retardado, que muchos
creen que no vendrá nunca. Este es el punto vital en que esto que acostumbramos
a llamar cristianismo del tiempo presente tanto difiere del cristianismo que
derrumbó al mundo antiguo, aquel cristianismo que bajo la raíz de una vieja
civilización plantó la semilla de una nueva y más alta. Nos hemos acostumbrado a pensar que el reino
de Dios no es para este mundo; que el reino de Dios está en alguna otra parte a
la cual se elevarán los buenos cuando mueran. Si es así, ¿para que sirve
implorar la venida de aquel reino?. Dios, el Dios de los cristianos, el
Todopoderoso, el Padre amante de quien Cristo habló , ¿es un monstruo tal como
lo sería un Dios de esa clase? Un Dios
que mira a este mundo, ve sus padecimientos y sus miserias, ve las nobles
facultades abortadas, las vidas fracasadas, la inocencia trocada en vicio y
crimen, las fibras del corazón heridas y rotas, y sin embargo, estando en su
mano, ¿no trae este reino de paz, de amor, de abundancia y de felicidad?
“Pensad en esto: El Todopoderoso - y lo digo con
reverencia - el Todopodroso no podrá traer este reino espontáneamente. Por qué,
¿cuál es el reino de Dios, el reino por el que Cristo nos enseño a orar? ¿No
consiste en hacer la voluntad de Dios?
Sí, pero no automáticamente, no como los animales, sino como seres
inteligentes que distinguen el bien del mal.
Dios no puede crear seres
inteligentes dotados de voluntad libre y a la vez disponer que tengan que obrar justamente de modo forzoso , pues
con esto destruiría la libre
voluntad.
“Vénganos
el Tu Reino”. Cuando Cristo nos enseño esa oración no significó
únicamente que los hombres hayan de pronunciar ociosamente estas palabras, sino
que tienen que trabajar lo mismo que orar por la venida de aquel reino.Este
mundo - el mundo de Dios - no es un mundo en que con la repetición de palabras se saquen carros de
los baches o la miseria de los tugurios. El que quiera orar con eficacia tiene
que trabajar.
Dios nos ha hecho libres para nuestra perfección
“Hay
hombres que viendo en torno los padecimientos y la injusticia de que está llena
la vida, dicen que no hay Padre en los cielos, que no puede haber Dios porque
si no , no permitiría esto. ¡Qué superficial es esta idea! ¿Qué haríamos
nosotros como padres de nuestros hijos? ¿Hay alguien que conociendo el mundo y
las leyes de la vida humana, cercara a
sus hijos de guardianes de modo que no pudieran hacer mal ni padecer dolor?
¿Que lograrían con una educación como ésta?
Un animal mimado, no un hombre capaz de confiar en sí mismo. Somos hijos
de Dios. Sin embargo, que uno de los hijos de Dios caiga al agua y si no ha
aprendido a nadar, se ahogará. El
Creador pudo haber hecho que los hombres nadaran como los peces. Pero serían peces, no hombres.
Sí, somos los
hijos de Dios. Pero hijos especiales pues nos ha dotado con un poder especial:
el poder para conocer y usar lo que
sabemos para construir con nuestro
trabajo un universo adecuado a la calidad de
los hijos de Dios. Entre todos los seres vivientes el hombre es el único
que posee un poder semejante al divino, el
de adaptar los medios a los fines.
¿Es posible que el hombre poseedor
del poder de adaptar los medios a los fines sea capaz en estos días de
cruzar el Atlántico en apenas seis días
y sin embargo carezca del poder de suprimir las condiciones que hacinan
a miles de familias en viviendas de una sola habitación? ¿Podemos desconocer
que en este mismo poder que Dios ha dado a sus hijos aquí, en este poder de
elevarse cada vez más alto, viene
envuelto - y envuelto necesariamente - el poder de caer más bajo?
Somos todos
hermanos con iguales derechos
“Decimos ‘nuestro Padre’. No decimos mi Padre. ¡Esa no es la oración! Dios no es el Padre de una secta, de una
clase, sino el Padre de todos los hombres. El Padre de todos. El Padre igual,
el Padre amante. A Él es a quien nosotros pedimos que venga su reino. Si Él es el Padre de todos, ¿no tienen todos
los seres humanos , todos los hijos del Creador, títulos iguales para utilizar
sus mercedes?
Un estado de cosas
como el existente en esta ciudad de Glascow, como ocurre en otras grandes ciudades, todos los días
mueren pequeñuelos, mueren cientos de miles , porque habiendo venido a este
mundo - esos hijos de Dios - se hallan con que no hay espacio suficiente
para que ellos vivan. Son arrojados del
mundo de Dios porque no pueden obtener bastante sitio, no pueden obtener
bastante aire, no pueden obtener bastante alimento. ¿ Que no hay bastante sitio
aquí para los pequeñuelos? Mirad a todo
país del mundo civilizado ¿no hay bastante y de sobra? ¿No hay alimento
bastante? Mirad al trabajo sin empleo, mirad la tierra ociosa, mirad todos los
países y ved como se despilfarran las oportunidades naturales. ¡Ay! Ese
cristianismo que arroja sobre el Creador el mal , la injusticia, la degradación
debidos a la injusticia del hombre. Es peor, mucho peor que el ateísmo. Es una
blasfemia, y si hay un pecado contra el Espíritu Santo, es un el pecado
imperdonable.
Cristianismo vino para instalar la justicia
en un mundo injusto
“¿Porque fue perseguido el cristianismo? ¿Porqué fueron
sus primeros creyentes arrojados a las bestias, quemados para alumbrar los
jardines del tirano, cazados, torturados, muertos por todos los cueles
procedimientos que un ingenio infernal podía sugerir? No porque fuese una nueva religión. Roma era
tolerante para todas las religiones. Era orgullo de Roma el no intervenir en la
religión de los pueblos conquistados por ella. Lo perseguido por Roma fue un
gran movimiento de reforma social, el evangelio de la justicia oído con agrado
por pecadores vulgares, llevados por trabajadores y por esclavos a la ciudad
imperial. La revelación cristiana era la doctrina de la igualdad humana, de la
paternidad de Dios, de la igualdad de
los hombres. Minaba en su misma base aquella monstruosa tiranía que tenía opreso
al mundo civilizado. Esta fue la razón por la que fue perseguido el
cristianismo primitivo.
Fraternidad para
la coexistencia de la libertad y
la igualdad
“Nada es más claro que si somos todos hijos del Padre
universal , todos tenemos derecho al uso de sus mercedes. Nadie osa negar esta
proposición. Pero hay hombres que vuelven sus rostros contra las conclusiones
y dicen : “¡Oh!, sí, eso es verdad, pero es imposible llevarla
a efecto”. Mas pensad en lo que esto significa.
Aceptan que este es el mundo de Dios y,
sin embargo, tales hombres dicen que en su mundo, la justicia de Dios , la
voluntad de Dios, no puede llevarse a la
práctica. ¡Qué monstruoso absurdo! ¡ Qué monstruosa blasfemia! Si el Dios amorosos debe reinar, si sus leyes
no son sólo las leyes del universo físico, sino del universo moral, tiene que
haber un medio de llevar a efecto su voluntad. Tiene que haber un camino para
hacer justicia igual a todas sus criaturas. “
HASTA AQUÍ LA ORACIÓN LAICA DE HENRY
GEORGE.
¿Cómo
sustituir a nuestro actual purgatorio (cuando no infierno) social por una
sociedad de hombres libres, tratados en un pie de igualdad, que les permita
practicar la cristiana fraternidad?
Hay
que apelar al Derecho. A un derecho positivo que reconozca una realidad que le
precede y que se puede expresar en estas palabras: el valor de la tierra , manifestado en su
precio real de mercado es el crédito
público de la sociedad , necesario satisfacer
para afrontar los gastos sociales que la comunidad demanda.
El desarrollo social
aumenta el valor de la tierra
A
medida que emerge la civilización , la división del trabajo y la concentración
de poblaciones , nacen las necesidades comunes
y la de contar con de rentas públicas para afrontarlas. La tierra
adquiere con este desarrollo privado y público un creciente valor. Cuando el
territorio disponible de un pais esta
legalmente ocupado en su totalidad , se genera un valor diferencial entre los
distintos predios según su condición productiva y su ubicación respecto a los
centros de comercialización y consumo. Este valor – que se presenta como precio
del lote de tierra en el mercado – no es obra del poseedor o propietario sino
resultado de la demanda de tierra. No es
una cosa sino un crédito. El debe ser recaudado por los representantes de la
sociedad para satisfacer los gastos sociales que demandan los bienes
publicos. Con esta recaudación no se
infringe el derecho de propiedad de nadie, pues no se toma nada del productor, ni de la recompensa
por su actividad.
Más tierra
disponible para todos
Más
importante aun: cuando los gobiernos recaudan la renta del suelo de
acuerdo a su valor, tener tierra en
posesión o propiedad sin producir “quema en las manos” del no productor.
Dictada una ley que obligue a pagar al tenedor de tierra un modesto porcentaje
calculado sobre su valor real ,
obligarán al haragán y al especulador a hacer ingresar su tierra en el
círculo productivo. Esta recaudación
producirá una general “liberación de tierras” , pues todas las parasitarias serán ofrecidas al mercado para el uso y la
producción.
Que todos puedan
vivir de su trabajo es la ley de Dios
El efecto será portentoso: millones de potenciales trabajadores que en la actualidad deben someterse a la limosna
privada o pública , para no sufrir la miseria , pasaran a ser efectivos productores de sus
propios ingresos. Trabajadores libres. Esta ecuación importa a todos: pero en
especial grado a cada nueva generación que se incorpora a la vida adulta y
merece la libertad de vivir de su propio
trabajo.
Eliminar impuestos
es hacer patria
Pero
hay más: lo que los gobiernos recauden cobrando un porcentaje sobre el valor de
la tierra arrojara un cierto monto total de ingresos, fácilmente calculable.
Pues bien: a la vez que se disponga esta recaudación corresponde eliminar los
impuestos que en los hechos rindan igual cantidad. El efecto será formidable.
¿Qué otra cosa pues esperarse si en determinado momento el gobierno logra aumentar la oferta de tierra y a la vez elimina impuestos a la producción y el
consumo?
Respetemos el plan
de Dios para una buena sociedad
La monstruosa desigualdad que afea a la Argentina de hoy, no se debe a un plan de Dios. Es el pestilente fruto de malas leyes dictadas por los hombres. En consecuencia es nuestro deber moral y político dictar
leyes que respeten la sabiduría divina para que el reino de Dios llegue
hasta nosotros . Y con ello recobrar la perdida prosperidad que el pueblo
argentino una vez supo lograr.
Buenos Aires, 17 de agosto del año 2014
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