sábado, 8 de febrero de 2020

El Derecho Natural contra el Derecho Positivo y el Pecado Original: Análisis del Discurso del Papa Benedicto XVI frente al Parlamento Aleman.

Resumen: esta presentación es una critica a "los prejuicios de los intelectuales". La "voluntad de verdad", aparentemente desinteresada y contemplativa queda desenmascarada como "voluntad del poder"; lo que nos mueve a risa en los intelectuales es su falta de honestidad, dice Nietzsche, pues llaman "la verdad" a lo que no constituye mas que su "fe", a la cual ellos le han añadido, con posterioridad, unas razones justificadoras. Los intelectuales son meros abogados de su creencia y, por tanto, gentes dispuestas a utilizar cualquier ardid con tal de que su "convicción" salga triunfante. He aquí la raíz de la contraposición entre el derecho verdadero y el derecho solo aparente.


¿Cómo podemos distinguir entre el bien y el mal, entre el derecho verdadero y el derecho solo aparente? 

Esta es la raíz del debate sobre los fundamentos del Derecho y filosofía del Derecho que están presentes en los grandes debates entre Platon y su Academia contra Aristoteles y su Liceo, entre Cristo contra los legisladores Fariseos, entre Frederich Karl von Savigny contra Rudolph Ihering y entre Juan Bautista Alberdi contra Dalmacio Velez Sarfield. Es también el debate sobre la metodología de la ciencia desde Roger Bacon, Guillermo de Ockam, Einstein, Karl Popper, Khun, Lacatos y Faieraben.

Hechos no Palabras.

"Las palabras matan pero el espíritu vivifica. Cuando nuestros deseos son obstruidos por la ley los vuelve mas poderosos y nos precipitan al mal y hacia la muerte... por eso la palabra como la Ley matan" Ambrosio Obispo de Milan
Las Leyes son siempre contrarevolucionarias, intentan mantener un estado de cosas. La Revolución intenta cambiar el Derecho positivo creado por leyes, por el Derecho Natural. "La Ley es la Ley"
"La principal fuente del derecho en la Argentina es la Ley" Juez Mariano Borinsky


El Papa Benedicto XVI nos invita a continuar el debate en linea con estos antecedentes.
-lo resaltado es el análisis  
"Permítanme que comience mis reflexiones sobre los fundamentos del derecho con un breve relato tomado de la Sagrada Escritura. En el primer Libro de los Reyes, se dice que Dios concedió al joven rey Salomón, con ocasión de su entronización, formular una petición. ¿Qué pedirá el joven soberano en este momento tan importante? ¿Éxito, riqueza, una larga vida, la eliminación de los enemigos? No pide nada de todo eso. En cambio, suplica: “Concede a tu siervo un corazón dócil, para que sepa juzgar a tu pueblo y distinguir entre el bien y mal” (1 R 3,9). Con este relato, la Biblia quiere indicarnos lo que en definitiva debe ser importante para un político. Su criterio último, y la motivación para su trabajo como político, no debe ser el éxito y mucho menos el beneficio material. La política debe ser un compromiso por la justicia y crear así las condiciones básicas para la paz. Naturalmente, un político buscará el éxito, sin el cual nunca tendría la posibilidad de una acción política efectiva. Pero el éxito está subordinado al criterio de la justicia -"El Fin del Estado es la Justicia para Socrates y el Cristianismo-, a la voluntad de aplicar el derecho y a la comprensión del derecho. El éxito puede ser también una seducción y, de esta forma, abre la puerta a la desvirtuación del derecho, a la destrucción de la justicia. “Quita el derecho y, entonces, ¿qué distingue el Estado de una gran banda de bandidos?”, dijo en cierta ocasión San Agustín.[1] Nosotros, los alemanes -y los argentinos-, sabemos por experiencia que estas palabras no son una mera quimera. Hemos experimentado cómo el poder se separó del derecho, se enfrentó contra él; cómo se pisoteó el derecho, de manera que el Estado se convirtió en el instrumento para la destrucción del derecho; se transformó en una cuadrilla de bandidos muy bien organizada, que podía amenazar el mundo entero y llevarlo hasta el borde del abismo. Servir al derecho y combatir el dominio de la injusticia es y sigue siendo el deber fundamental del político. En un momento histórico, en el cual el hombre ha adquirido un poder hasta ahora inimaginable, este deber se convierte en algo particularmente urgente. El hombre tiene la capacidad de destruir el mundo. Se puede manipular a sí mismo. Puede, por decirlo así, hacer seres humanos y privar de su humanidad a otros seres humanos. ¿Cómo podemos reconocer lo que es justo? ¿Cómo podemos distinguir entre el bien y el mal, entre el derecho verdadero y el derecho sólo aparente? La petición salomónica sigue siendo la cuestión decisiva ante la que se encuentra también hoy el político y la política misma.
Para gran parte de la materia que se ha de regular jurídicamente, el criterio de la mayoría puede ser un criterio suficiente -falso las leyes de la naturaleza no se deciden por mayoría, las leyes no se crean, se descubren-. Pero es evidente que en las cuestiones fundamentales del derecho, en las cuales está en juego la dignidad del hombre y de la humanidad, el principio de la mayoría no basta: en el proceso de formación del derecho, una persona responsable debe buscar los criterios de su orientación -falso, concepto fariseo que se sentaron sobre la cátedra de Moisés "el gran legislador"-. En el siglo III, el gran teólogo Orígenes justificó así la resistencia de los cristianos a determinados ordenamientos jurídicos en vigor: “Si uno se encontrara entre los escitas, cuyas leyes van contra la ley divina, y se viera obligado a vivir entre ellos…, por amor a la verdad, que, para los escitas, es ilegalidad, con razón formaría alianza con quienes sintieran como él contra lo que aquellos tienen por ley…”[2]"en el evangelio el individuo esta por encima del sistema, sin el evangelio no puede haber democracia porque el evangelio es lo único que garantiza y defiende el valor de la persona individual. Si se llegan a desterrar de la vida política y económica los principios cristianos no quedara nada que pueda mantener a raya el estado totalitario en el que el individuo se pierde en el sistema y no vive para si sino para y por el sistema. Asi el Derecho fariseo, romano, Nacionalista y Católico esclaviza "
Basados en esta convicción, los combatientes de la resistencia actuaron contra el régimen nazi y contra otros regímenes totalitarios -democráticos como lo hizo Jesús contra el Derecho Positivo Fariseo y Derecho Romano por oponerse al Derecho natural de la Ley de Dios-, prestando así un servicio al derecho y a toda la humanidad. Para ellos era evidente, de modo irrefutable, que el derecho vigente era en realidad una injusticia. Pero en las decisiones de un político democrático no es tan evidente la cuestión sobre lo que ahora corresponde a la ley de la verdad, lo que es verdaderamente justo y puede transformarse en ley. Hoy no es de modo alguno evidente de por sí lo que es justo respecto a las cuestiones antropológicas fundamentales y pueda convertirse en derecho vigente. A la pregunta de cómo se puede reconocer lo que es verdaderamente justo, y servir así a la justicia en la legislación, nunca ha sido fácil encontrar la respuesta y hoy, con la abundancia de nuestros conocimientos y de nuestras capacidades, dicha cuestión se ha hecho todavía más difícil.-la vanidad es la tentación que nos vuelve al pecado original :"la presunción del conocimiento" que nos aleja del paraiso y nos conduce a las puertas del Infierno-. 
¿Cómo se reconoce lo que es justo? En la historia, los ordenamientos jurídicos han estado casi siempre motivados de modo religioso: sobre la base de una referencia a la voluntad divina -para alejar a la ciencia moral de la critica humana -la fatal arrogancia del intelectual racionalista--, se decide aquello que es justo entre los hombres. Contrariamente a otras grandes religiones, el cristianismo nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado, un ordenamiento jurídico derivado de una revelación -falso el cristianismo aporto una moral de orden privado y una de orden publico. El Catolicismo respeto la de orden privado y omitió la de orden publico para homologar su opuesto y sostener el Antiguo Régimen esclavista romano-. En cambio, se ha remitido a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho -falso la ciencia moral, fuente del derecho, no es un derivado de la razón. Contrario al principio socratico Cristiano donde El Fin del Estado es La Justicia Para Aristoteles y el Catolicismo Romano La Razón del Estado es El Poder y la justicia queda subordinada al poder -la presunción del conocimiento mediante la razón nos expulsa del paraíso-, se ha referido a la armonía entre razón objetiva y subjetiva, una armonía que, sin embargo, presupone que ambas esferas estén fundadas en la Razón creadora de Dios -aqui surge el engaño entre razón de la PALABRA o el relato del hombre con su opuesto razón de Dios que es la verdad científica basada en los HECHOS. Así, los teólogos cristianos se sumaron a un movimiento filosófico y jurídico que se había formado desde el siglo II a. C. En la primera mitad del siglo segundo precristiano, se produjo un encuentro entre el derecho natural social, desarrollado por los filósofos estoicos y notorios maestros del derecho romano.[3] De este contacto, nació la cultura jurídica occidental, que ha sido y sigue siendo de una importancia determinante para la cultura jurídica de la humanidad -FALSO el cristianismo no fue una religión en armonía con el Derecho romano, como eran todas las religiones del imperio reunidas en el Panteón. El Cristianismo fue un poderoso movimiento jurídico y económico de reforma social destinado a minar las bases del Imperio Romano por eso fue combatido y perseguido, recién, inquisicion mediante- el catolicismo Romano logra la armonía a base de corromper su naturaleza -si no los puedes uneteles. Así el Catolicismo Romano reemplazo al Imperio Romano restableciendo una nueva esclavitud -luego neoliberalismo- y este fue el mismo camino  llevado por los fariseos, en tiempos de Cristo, homologando el Derecho Divino con su opuesto el Derecho esclavista romano-. A partir de esta vinculación precristiana entre derecho y filosofía inicia el camino que lleva, a través de la Edad Media cristiana, al desarrollo jurídico de la Ilustración, hasta la Declaración de los derechos humanos y hasta nuestra Ley Fundamental Alemana, con la que nuestro pueblo reconoció en 1949 “los inviolables e inalienables derechos del hombre como fundamento de toda comunidad humana, de la paz y de la justicia en el mundo”.-Falso la  historia de la humanidad es la lucha constante entre el Derecho natural o cristiano y su opuesto el derecho positivo y esclavista Romano San Agustín-.
Para el desarrollo del derecho, y para el desarrollo de la humanidad, ha sido decisivo que los teólogos cristianos - FALSO: Católicos romanos, no cristianos- hayan tomado posición contra el derecho religioso, requerido por la fe en la divinidad, y se hayan puesto de parte de la filosofía -razón, palabras, vendieron su alma al demonio o comieron del fruto prohibido-, reconociendo a la razón y la naturaleza, en su mutua relación, como fuente jurídica válida para todos. Esta opción la había tomado ya san Pablo cuando, en su Carta a los Romanos, afirma: “Cuando los paganos, que no tienen ley [la Torá de Israel], cumplen naturalmente las exigencias de la ley, ellos... son ley para sí mismos. Esos tales muestran que tienen escrita en su corazón las exigencias de la ley; contando con el testimonio de su conciencia…” (Rm 2,14s) -FALSO "Jesús quería ayudar a las comunidades que venían del paganismo a percibir la imposibilidad de mantener la ideología -derecho- esclavista del Imperio Romano y a la vez ser Cristianos."Lucas en "Contrastes entre ricos y pobres":. Aquí aparecen los dos conceptos fundamentales de naturaleza y conciencia, en los que conciencia no es otra cosa que el “corazón dócil” de Salomón, la razón abierta al lenguaje del ser. Si con esto, hasta la época de la Ilustración, de la Declaración de los Derechos humanos, después de la Segunda Guerra mundial, y hasta la formación de nuestra Ley Fundamental, la cuestión sobre los fundamentos de la legislación parecía clara, en el último medio siglo se produjo un cambio dramático de la situación. La idea del derecho natural se considera hoy una doctrina católica más bien singular, sobre la que no vale la pena discutir fuera del ámbito católico, de modo que casi nos avergüenza hasta la sola mención del término. -FALSO fue la doctrina catolica romana la que repuso el derecho positivo romano hundiendo al Derecho Natural del Cristianismo -por irracional osea por científico o moral- . Quisiera indicar brevemente cómo se llegó a esta situación. Es fundamental, sobre todo, la tesis según la cual entre ser y deber ser existe un abismo infranqueable. Del ser no se podría derivar un deber, porque se trataría de dos ámbitos absolutamente distintos. La base de dicha opinión es la concepción positivista de naturaleza adoptada hoy casi generalmente. Si se considera la naturaleza – con palabras de Hans Kelsen – “un conjunto de datos objetivos, unidos los unos a los otros como causas y efectos”, entonces no se puede derivar de ella realmente ninguna indicación que tenga de algún modo carácter ético.[4] Una concepción positivista de la naturaleza, que comprende la naturaleza de manera puramente funcional, como las ciencias naturales la entienden, no puede crear ningún puente hacia el Ethos y el derecho, sino dar nuevamente sólo respuestas funcionales. Pero lo mismo vale también para la razón en una visión positivista, que muchos consideran como la única visión científica -Falso, la razón y la palabra es subjetivo y no científica, solo los hechos son objetivos y el camino de la ciencia -siempre en contra de la razón-- . En ella, aquello que no es verificable o falsable no entra en el ámbito de la razón en sentido estricto. Por eso, el ethos y la religión han de ser relegadas al ámbito de lo subjetivo y caen fuera del ámbito de la razón en el sentido estricto de la palabra. Donde rige el dominio exclusivo de la razón positivista – y este es en gran parte el caso de nuestra conciencia pública – las fuentes clásicas de conocimiento del ethos y del derecho quedan fuera de juego. Ésta es una situación dramática que afecta a todos y sobre la cual es necesaria una discusión pública; una intención esencial de este discurso es invitar urgentemente a ella.
El concepto positivista de naturaleza y razón, la visión positivista del mundo es en su conjunto una parte grandiosa del conocimiento humano y de la capacidad humana, a la cual en modo alguno debemos renunciar en ningún caso -FALSO es la presunción del conocimiento, la razón, el camino al infierno -. Pero ella misma no es una cultura que corresponda y sea suficiente en su totalidad al ser hombres en toda su amplitud. Donde la razón positivista es considerada como la única cultura suficiente, relegando todas las demás realidades culturales a la condición de subculturas, ésta reduce al hombre, más todavía, amenaza su humanidad. Lo digo especialmente mirando a Europa, donde en muchos ambientes se trata de reconocer solamente el positivismo como cultura común o como fundamento común para la formación del derecho, reduciendo todas las demás convicciones y valores de nuestra cultura al nivel de subcultura. Con esto, Europa se sitúa ante otras culturas del mundo en una condición de falta de cultura, y se suscitan al mismo tiempo corrientes extremistas y radicales. La razón positivista, que se presenta de modo exclusivo y que no es capaz de percibir nada más que aquello que es funcional, se parece a los edificios de cemento armado sin ventanas, en los que logramos el clima y la luz por nosotros mismos, sin querer recibir ya ambas cosas del gran mundo de Dios. Y, sin embargo, no podemos negar que en este mundo autoconstruido recurrimos en secreto igualmente a los “recursos” de Dios, que transformamos en productos nuestros. Es necesario volver a abrir las ventanas, hemos de ver nuevamente la inmensidad del mundo, el cielo y la tierra, y aprender a usar todo esto de modo justo.
Pero ¿cómo se lleva a cabo esto? ¿Cómo encontramos la entrada en la inmensidad, o la globalidad? ¿Cómo puede la razón volver a encontrar su grandeza sin deslizarse en lo irracional? ¿Cómo puede la naturaleza aparecer nuevamente en su profundidad, con sus exigencias y con sus indicaciones? Recuerdo un fenómeno de la historia política reciente, esperando que no se malinterprete ni suscite excesivas polémicas unilaterales. Diría que la aparición del movimiento ecologista en la política alemana a partir de los años setenta, aunque quizás no haya abierto las ventanas, ha sido y es sin embargo un grito que anhela aire fresco, un grito que no se puede ignorar ni rechazar porque se perciba en él demasiada irracionalidad. Gente joven se dio cuenta que en nuestras relaciones con la naturaleza existía algo que no funcionaba; que la materia no es solamente un material para nuestro uso, sino que la tierra tiene en sí misma su dignidad y nosotros debemos seguir sus indicaciones. Es evidente que no hago propaganda de un determinado partido político, nada más lejos de mi intención. Cuando en nuestra relación con la realidad hay algo que no funciona, entonces debemos reflexionar todos seriamente sobre el conjunto, y todos estamos invitados a volver sobre la cuestión de los fundamentos de nuestra propia cultura. Permitidme detenerme todavía un momento sobre este punto. La importancia de la ecología es hoy indiscutible. Debemos escuchar el lenguaje de la naturaleza y responder a él coherentemente. Sin embargo, quisiera afrontar seriamente un punto que – me parece – se ha olvidado tanto hoy como ayer: hay también una ecología del hombre. También el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo. El hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando él respeta la naturaleza, la escucha, y cuando se acepta como lo que es, y admite que no se ha creado a sí mismo. Así, y sólo de esta manera, se realiza la verdadera libertad humana. Cuando nuestros deseos son obstruidos por la ley los vuelve mas poderosos y nos precipitan al mal y hacia la muerte... por eso la palabra como la Ley matan" Ambrosio Obispo de Milan
Volvamos a los conceptos fundamentales de naturaleza y razón, de los cuales hemos partido. El gran teórico del positivismo jurídico, Kelsen, con 84 años – en 1965 – abandonó el dualismo de ser y de deber ser (me consuela comprobar que a los 84 años se esté aún en condiciones de pensar algo razonable). Antes había dicho que las normas podían derivar solamente de la voluntad. En consecuencia – añade –, la naturaleza sólo podría contener en sí normas si una voluntad hubiese puesto estas normas en ella. Por otra parte – dice –, esto supondría un Dios creador, cuya voluntad se ha insertado en la naturaleza. “Discutir sobre la verdad de esta fe es algo absolutamente vano”, afirma a este respecto.[5] ¿Lo es verdaderamente?, quisiera preguntar. ¿Carece verdaderamente de sentido reflexionar sobre si la razón objetiva que se manifiesta en la naturaleza no presupone una razón creativa, un Creator Spiritus?
A este punto, debería venir en nuestra ayuda el patrimonio cultural de Europa. Sobre la base de la convicción de la existencia de un Dios creador, se ha desarrollado el concepto de los derechos humanos, la idea de la igualdad de todos los hombres ante la ley -FALSO la igualdad ante la Ley "esclavista romana" es la base de la desigualdad reinante-, la conciencia de la inviolabilidad de la dignidad humana de cada persona y el reconocimiento de la responsabilidad de los hombres por su conducta. Estos conocimientos de la razón constituyen nuestra memoria cultural. Ignorarla o considerarla como mero pasado sería una amputación de nuestra cultura en su conjunto y la privaría de su integridad. La cultura de Europa nació del encuentro entre Jerusalén, Atenas y Roma -FALSO occidente nace del choque de la lucha constante entre la Biblia contra Jerusalem, Atenas y Roma-; del encuentro entre la fe en el Dios de Israel, la razón filosófica de los griegos y el pensamiento jurídico de Roma. Este triple encuentro configura la íntima identidad de Europa -Catolica Romana Nacionalista es decir opuesta a la Santa confederacion Cristiana-  Con la certeza de la responsabilidad del hombre ante Dios y reconociendo la dignidad inviolable del hombre -FALSO: reconociendo los limites de la razón del hombre-, de cada hombre, este encuentro ha fijado los criterios del derecho; defenderlos es nuestro deber en este momento histórico.-FALSO atacarlos es nuestro deber en este momento historico-.
Al joven rey Salomón, a la hora de asumir el poder, se le concedió lo que pedía. ¿Qué sucedería si nosotros, legisladores de hoy, se nos concediese formular una petición? ¿Qué pediríamos? Pienso que, en último término, también hoy, no podríamos desear otra cosa que un corazón dócil: la capacidad de distinguir el bien del mal, y así establecer un verdadero derecho, de servir a la justicia y la paz. Muchas gracias.DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Reichstag, Berlín. Jueves 22 de septiembre de 2011

El cristianismo fue un poderoso movimiento de reforma social basado en el verdadero derecho natural emergente de la ciencia moral -Derecho Divino-, que fue neutralizado por la Iglesia Católica Romana por un derecho solo aparente, el racional derecho positivo romano.







La Traición de los Intelectuales:
El Derecho Natural de la Constitución Argentina primero "libera" -premente- , luego la ley esclaviza, se civiliza por educación Nacionalista -Camello para Nietzche- que "mediante la especialización convierte al intelectual  en un perro adiestrado"Einstein; luego se revela del sistema y lo hace independiente del sistema -León para Nietzche- Aquí el Intelectual es manipulable, es dominado por su ego, son los mas egoistas; alimentalo, adulalo, entregale un titulo, un Premio Nobel o dale el doctorado y ya esta dispuesto a hacer cualquier cosa, el saber seguro lo transforma en un peligro. "Aquellos hombres no podrán ver mas que lo que han aprehendido" San Juan. si el hombre no pasa al estadio siguiente el "Universal" retrocede al primer estadio y se vuelve loco. Para ello la Universidad debe retomar su sentido abandonando el nacionalista y volviendo a la Escolástica Salmantina cristiana y abandonando la Escolastica Napoleonica nacionalista, Católica y romana, que en 1828 condujo a la etapa 2 como camino para escapar de la tentación de creer en la omnipotencia de la Razón: El Pecado Original.

"La nueva hermeneutica -el nuevo derecho- no vendrá de espacios académicos que mas que buscar la verdad se encargan de lo opuesto "defender la.verdad": " Jesús.



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