¿Cuáles son algunos de los grandes
problemas en Argentina?
Héctor R.
Sandler, Profesor Consulto, Derecho, UBA
Dimas Otanio, licenciado
en Relaciones Internacionales en la Universidad de San Andrés, en la columna QUORA , respondiendo a la
pregunta del título expuso sobre el malestar social de nuestro país. Si bien
describe parte del malestar económico social argentino e inserta una pequeña foto de un barrio céntrico de la
ciudad de Buenos Aires, capital “política, social y económica” de la Argentina,
en ningún momento se refiere a la grave dicotomía habitacional que la foto
muestra. Con esta falta, sin quererlo, omite
mencionar al problema básico fundamental causante de nuestro permanente
desorden social . Esta elusión no es excepcional; es la falla básica en las
ciencias sociales aplicadas a la Argentina.
En la foto presentada
por el licenciado Otanio que aquí reproducimos, aparecen los dos rostros de la mayor tragedia
que padece nuestro orden social: la
desigualdad en el acceso a la tierra por
causa de la apropiación privada de la renta del suelo. En el fondo, aparecen
lujosos edificios en PH; al frente con
carácter dominante las crecientes “villas
de emergencia” construidas a las apuradas en terrenos tomados del espacio público. La
aparente pacífica coexistencia de esta
duplicidad a la vista de todos muestra que las leyes dictadas para nuestra sociedad
producen doble efecto: a) causan desigualdad y b) degradan la “conciencia
social” al extremo de tener por correcto al derecho causante de esta desigualdad.
Esta miniatura
fotográfica muestra – como en un examen celular – los efectos causados por el orden legal establecido por el Código Civil
de 1869 y la legislación impositiva dictada
en su consecuencia partir de los 1930.
En lo que sigue trataré describir
este núcleo del derecho positivo generador de
varios efectos: el estado de “conflicto
social permanente” , la tendencia a la “creciente
dirección estatal de la economía” y
la inevitable conformación de oligarquías políticas y sociales ajenas
al interés general. Este “combo” vacía a la democracia de contenido social, tal
como anticipara Juan Bautista Alberdi en 1854 en la Introducción a su Sistema Económico y Rentístico de la
Confederación Argentina.
En nuestro país, con la mas extensa llanura fértil del mundo, escasea la tierra
La ciudad de Buenos
Aires con una superficie de unos 200 km2 es habitada por una población de casi 3 millones de personas, cantidad que se duplica durante el día. ¿De dónde provienen a
diario estos “ocupantes transitorios”?
Pues de los alrededores, zona que se denomina Área Metropolitana o Gran
Buenos Aires, cuya tierra pertenece a la
Provincia de Buenos Aires. La superficie de la CABA más la del Gran Buenos Aires frisa en unos 13.000 km2. Superficie
territorial insignificante en un país como la Argentina cuyo territorio
continental es de unos 2,800.000 km2. El “porcentaje” del territorio de la CABA mas el Gran Buenos Aires
es apenas “un punto grafico” en el mapa del territorio total del país. Sin
embargo en ese “punto” habita cerca del
30% del total de 44 millones, la
población total argentina y en él se concentra alrededor del 90% del “poder
económico”. Esa “aglomeración” de población es bordeada y saturada por “villas miseria” y “hacinamientos”. Esto
ocurre en el país con la segunda llanura fértil
del globo terráqueo. El vastísimo territorio argentino mide de 2,800.000
km2 y equivale a la suma de las superficies de estos 10 países de Europa: Polonia, Alemania, Dinamarca, Países
Bajos, Austria, Rumania, Grecia, Italia,
Francia, España y Portugal (Superponga el lector el mapa del territorio argentino
sobre el suelo en que están asentados estos países y vera que gruesamente son
superficies equivalentes). Sin embargo, salvo un par de “aglomeraciones
menores”– muy menores en comparación a la “metropolitana” – como son de la el
gran Rosario y el gran Córdoba. en el resto del territorio domina el desierto.
Esta pésima distribución
demográfica muestra el mas grave fracaso
argentino: mientras la población de esos 10 países, sumadas,
alcanza a unos 280.000.000 de habitantes, nuestra población, que en amplia
mayoría son descendientes de esos pueblos, apenas llega a los 44 millones. Con
estos agregados: mientras en la poblada Europa arriban inmigrantes cada día, la
Argentina padece desde mediados del siglo XX una emigración crónica. Cada año emigran alrededor de 50.000 jóvenes
argentinos en busca del lugar que en su país no encuentran.
El Derecho puede ser base de
bienestar general o umbral del infierno social
¿Cómo es posible este
“desastre demográfico” cuando la Constitución Nacional de la Argentina dictada
en la que aun manda el principio “gobernar es poblar” y su Preámbulo “invita a todos los hombres del mundo a
poblar el territorio argentino”? El “desastre demográfico” (aglomeración
urbana más desierto territorial) es una flagrante violación a la Constitución. ¿Cómo
ha sido posible? Es deber de todo argentino estudiar las causas de ese fracaso constitucional para ser remediado.
A nuestro juicio una
principal raíz del fracaso de la Constitución radica en el contenido de las leyes dictadas para efectivizar lo mandado por
ella. Dictadas para “constituir al país” que ella manda, han constituido
otro muy diferente. Desde este punto de vista dos principales sistemas legales
han frustrado al mandato constitucional:
1)
El
régimen legal de propiedad sobre la tierra establecido
por el Código Civil (de 1870 vigente por el Código actual). Este régimen incluye dos derechos distintos: a) uno correcto: la apropiación particular de la cosa material llamada “tierra” indispensable
para la vida y la producción y b) otro incorrecto: el aprovechamiento por
parte del propietario del “creciente
valor de mercado el lote de tierra”, llamado “renta del suelo”. Este no es
cosa sino valor y por su origen y
destino ha de ser tratado por la ley como lo que es: un valor de la sociedad. Así tratado se evita la “especulación con la
tierra” que beneficia a unos y perjudica a otros y se beneficia a todos, pues la “renta de ese
valor” se aplica a formar el tesoro para
obrar el gasto público.
2)
Los
impuestos: Un remedio transitorio convertido en sistema permanente. El régimen del Código Civil hizo sentir sus
malos efectos desde un comienzo frenando cada vez más la inmigración de
habitantes dispuesta por la Constitución. Las dimensiones del territorio
argentino y las condiciones mundiales anteriores a la guerra 1914-18 aminoraban
los malos efectos; pero éste “soportar el estado de cosas” y la reducción de la posibilidad exportadora
de la Argentina, tras la crisis de 1929 con
más la tendencia hacia el “proteccionismo económico” en el mundo, cambió
nuestro destino. Nuestros “ingresos por exportación” cayeron y hubo necesidad
de “cambios de política económica”. Entre las reformas sugeridas merece ser recordada
la del presidente Roque Sáenz Peña, procurando “recaudar la renta anual de la tierra libre de mejoras”, para que la
tierra dejara de ser “objeto de especulación” y fuera accesible a la población
trabajadora. Sus proyectos de ley no
prosperaron. Sin embargo en los 1930 la
“crisis del tesoro” se hizo presente y un remedio había que aplicar. Con el velado
pero claro propósito de no afectar a los propietarios
en tierras, el remedio apunto recaudar
de los ingresos de los trabajadores e inversores de capital. Así en 1932 se
dictó la Ley de Impuesto a los Réditos.
Por esta ley se pagarían impuestos por el trabajo y el capital, aunque solo por un breve tiempo: por 3 años.
3)
Una vez
más lo “temporario” paso a ser “permanente”. Vencidos los 3 años se la prorrogo
diez años más y así sucesivamente por otro tanto hasta que paso a ser el
“corazón” del sistema impositivo argentino. Para colmo, en los 1970 se le
agrego el “impuesto al consumo”
(IVA). En la actualidad, alrededor de 170 impuestos castigan a la producción, el comercio y el consumo
argentino mientras prosigue la
especulación con el valor de la tierra. practicada hoy por todo el que puede,
pues para la conciencia social argentina
es “normal” que así ocurra. La venalidad social de este “negocio” aparece en el lenguaje cotidiano: no se habla del
negocio de la tierra sino del provechoso “negocio del ladrillo”.
La ciudadanía debe asumir el
problema descripto y acometer la reforma legal
Si el poder
destructivo de estas dos “fallas legales” dadas en los cimientos del orden
social no es comprendido, y si tras su
comprensión no se promueve una reforma
impositiva del tipo propuesto por el Presidente Roque Sáenz Peña, nuestra
patria no podrá llegar a ser lo que por nuestra Constitución debemos ser. El
proverbio Sanmartiniano “serás lo que
debas ser o no serás nada” cobra aquí dramática realidad. El problema descripto genera responsabilidad en todo argentino, pues
se trata de recuperar el destino que nuestra patria merece para sí y el mundo.
Buenos Aires, febrero
26 del año 2021
N. de la R.: Con su nacionalización la universidad Argentina y la Academia de Ciencias Morales se dedicaron a generar la contrarrevolución de Mayo de 1810 defendiendo intereses de clase para que la oligarquía se apropie de la renta pública, generando injusticia, desigualdad y violencia. El derecho moderno o Cristiano de la Constitución Argentina fue reemplazado por su opuesto, el derecho Antiguo, bárbaro y esclavista de los romanos, que se impuso en la mente y el corazón de nuestra clase letrada a sabienda que "aquellos hombres no podrán ver más que lo que han aprendido" San Juan.
Para terminar con "El engaño neoliberal" como en mayo de 1810 debemos abolir todo el régimen de impuestos al trabajo, la producción y el consumo y reemplazarlo por el SISTEMA FISCAL BÍBLICO de RENTAS a los recursos naturales, de la economía clásica y científica y de la Constitución Argentina según su Revolución de Mayo.
Sólo la verdad nos hará libres.
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