George Orwell: “Quien maneja el presente, maneja el pasado; quien maneja el pasado, maneja el futuro”
Un nuevo intento por interpretar el pasado ha encarado Mario Pergolini de la mano de Felipe Pigna. La historia argentina ha sido desde sus comienzos el gran campo de batalla de las distintas ideologías para adaptarla a sus propios intereses.
Desde el 25 de mayo de 1810 “El pueblo quiere saber de que se trata”; doscientos años han pasado y esta pregunta sigue celosamente escondida.
¿Que había en aquella Revolución?; porque Belgrano, Rivadavia, San Martín y Alberdi fueron enaltecidos pero sus ideas absolutamente ninguneadas. Si en algún lugar se practico la premisa de George Orwell, sin lugar a dudas fue en
De
De Mayo de 1810 la historia puso el debate en si llovía o no, si había paraguas o no. Si French y Berutti repartían escarapelas. Si había mazamorreras repartiendo pastelitos, etc..
Un ingenuo y bien intencionado Pergolini buscando respuestas es arrastrado hacia una peligrosa arena; la de buscar culpables. Sembrando lo que solo puede cosechar odio, resentimiento y deseo de venganza de la mano del incorruptible Pigna. No será hora de dar el debate sobre el origen del conflicto y dejar de buscar culpables. A 200 años de aquella inconclusa Revolución es hora de abordar el tema “el pueblo quiere saber de que se trataba Sea que solo se piense en el raiting o en una genuina solución para nuestro país no puede Pergolini dejar de abordar el tema, los historiadores no lo haran, los abogados menos. Sin claridad en el punto de partida de nuestro país, todo debate es un aporte a la confusión general, que deriva en una caza de brujas a la que nos tiene acostumbrado nuestra bochornosa Historia oficial. Ha dicho Joseph Stiglitz: Algún día se habrán calmado las amenazas más urgentes posadas por la crisis crediticia y nos veremos ante la tarea principal de elaborar una dirección para los pasos económicos del futuro. Será un momento peligroso. Detrás de los debates sobre la política futura hay un debate sobre la historia: un debate sobre las causas de nuestra situación actual. La batalla por el pasado determinará la batalla por el presente. Por lo tanto es crucial entender bien la historia. No hay peor mentira que una verdad dicha a medias. Por Guillermo Andreau www.elrelativismojuridico.blogspot.com
1 comentario:
El valor de la tierra y el valor de los servicios que la misma proporciona al hombre, ha de ser ponderado al igual que el de los demás factores de producción y los rendimientos que los mismos producen.
La moderna teoría del valor y de los precios ya no necesita clasificar los factores de producción en tierra, capital y trabajo.
Se limita fundamentalmente a distinguir entre bienes de orden superior y bienes de orden inferior, es decir, entre bienes de producción y bienes de consumo.
Nadie se asombra en los medios agrícolas que tanto los arrendatarios como los adquirentes de terrenos paguen mayores precios por las parcelas de superior feracidad.
No cuesta más el vino de Borgoña que el Chianti porque valgan más los viñedos borgoñeses que los toscanos. El planteamiento es inverso. Por cuanto las gentes están dispuestas a pagar más por el borgoña que el chianti, los vinicultores no tienen inconveniente en satisfacer mayores precios por las tierras de Borgoña que por las de Toscana.
En una economia cambiante, la diferencia entre el precio obtenido por lo vendido y la suma formada por el costo de todos los factores de producción empleados, más el interés correspondiente al capital manejado, puede ser tanto de signo positivo como negativo.
Belgano , Rivadavia, San Martin y Alberdi tenían las ideas económicas Ricardianas y de los clásicos de allí que no supieron librar su pensamiento del fantasma mercantilista. Los precios, en su opinión, dependían de la distribución del producto social.
La Revolución de Mayo nada tenía que ver con el Derecho y la Propiedad de los modernos, salvo que pensemos que los protagonistas eran socialista recalcitrantes y resentidos.
El que parte de la tierra existente se dedique a situar en ella viviendas, industrias y medios de comunicación, viene a restringir la cantidad de terreno que pueden emplearse en otros cometidos.
Nada tiene en particular que las gentes estén dispuestas a pagar mejores precios por terrenos que les resulten más gratos, para en ellos ubicar inmuebles, que por otros subjetivamente menos atractivos para los interesados.
Es lógico y natural que el hombre, para situar talleres, almacenes y estaciones ferroviarias, prefiera aquellos lugares que permitan reducir el costo de transporte, hallándose en consecuencia, las gentes dispuestas apagar a mayores precios por aquellos terrenos que les permiten economizarse los gastos de referencia.
La tierra tambien se emplea a veces para jardines, para parques y para la contemplación de la majestad y esplendor de los paisajes naturales.
Bajo una economia de mercado, las gentes, al comprar y al vender, ponderan las variaciones que el precio de la tierra y de los servicios puedan registrar en el futuro.
Cuando se supone que la rentabilidad neta de un cierto terreno va a incrementarse, el precio de mercado se eleva por encima de aquella cifra que en otro caso hubiera registrado.
Eso es precisamente lo que acontece con los terrenos suburbanos próximo a ciudades en proceso de crecimiento.
Compradores y vendedores reaccionan ante las cargas fiscales, como lo hacen ante cualquier otro evento que puede reducir la rentabilidad neta del terreno que se trate.
Obtenido de : LA ACCION HUMANA tratado de economia de LUDWIG VON MISES pag. 925 a 939
!! El que quiera oir que oiga !!
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