DEBATE EN USA
Indignados en Harvard (¿Qué está ocurriendo en el siglo 21?)
El miércoles 02/11 ocurrió un acontecimiento muy significativo aunque todavía no haya ganado fuerza en los medios de comunicación: en Harvard (Cambridge, Massachusetts, USA) los alumnos del curso de Introducción a la Economía, impartido por Greg Mankiw, abandonaron su clase y le dirigieron una impactante carta abierta. La revolución no tiene fronteras. Los alumnos quieren una universidad más transparente
En Harvard también soplan vientos de fuerte polémica.
N. de la R.: Nicholas Gregory Mankiw, más conocido como Greg Mankiw, egresó economista de Princeton University con honores summa cum laude. Él es considerado por algunos como un representante general de la teoría neokeynesiana. Sin embargo, otros afirman lo contrario y que eso queda corroborado por sus polémicas permanentes con Paul Krugman, en las que Mankiw queda del lado de Milton Friedman.
2 son sus libros más conocido: Macroeconomics y Principles of Economics.
Mankiw ha logrado superar la venta de 1 millón de ejemplares sólo con esas 2 obras, que se han traducido a 70 lenguas o idiomas diferentes y que han sido utilizadas por gran cantidad de estudiantes de Economía en universidades de todos los países del mundo.
Con sus trabajos él intenta explicar el comportamiento del consumidor, la determinación de precios, las políticas fiscal y monetaria y el funcionamiento de los mercados financieros. También el crecimiento económico.
Él fue asesor económico del presidente George W. Bush, en calidad de Nº1 del Consejo de Consejeros Económicos.
Él es profesor en Harvard.
El miércoles 02/11, hubo un problema importante en su clase en Harvard.
Cabe destacar que son alumnos de clase alta: estudiar en Harvard la carrera de Economía, si no es una beca, cuesta US$ 52.650 por año + un seguro médico de US$ 1.404 si no se goza de una cobertura familiar.
Más allá de la opinión del autor, el economista Mankiw se refirió al tema en su blog, GregMankiw.
por JUAN LABORDA
MADRID (Voz Populi). Rebelión en las aulas, sí, pero no se trata de la típica algarada utópica en plena Universidad de la Sorbona. Tampoco de una bronca de instituto, impulsada por alumnos asiduos al botellón, ni siquiera de un movimiento 'Indignado' con aureola intelectual. Se trata de un plante estudiantil en toda regla en la elitista Universidad de Harvard. Los estudiantes de esta prestigiosa universidad han dicho basta ante lo que ellos consideran el vacío intelectual y la corrupción moral y económica de gran parte del mundo académico, cómplices por acción u omisión en la actual crisis económica. Palabras mayores, pronunciadas ahora por los futuros dirigentes del mañana.
El 2 de noviembre los alumnos del curso introductorio a la economía, el aula Economía 10, impartido por Greg Mankiw, abandonaron su clase en tromba y le dirigieron una carta abierta. En ella, en primer lugar, explican por qué abandonan la clase: “hoy estamos abandonando su clase, Economía 10, con el fin de expresar nuestro descontento con el sesgo inherente a este curso. Estamos profundamente preocupados por la forma en que este sesgo afecta a los estudiantes, a la Universidad, y nuestra sociedad en general.”
En dicho documento recalcan la necesidad de confrontar de manera crítica las diferentes teorías económicas, es decir, que se valoren las distintas visiones de cómo afrontar los problemas económicos:
“Un estudio académico legítimo de la economía debe incluir una discusión crítica de las ventajas y los defectos de los diferentes modelos económicos. A medida que su clase no incluye las fuentes primarias y rara vez se cuenta con artículos de revistas académicas, tenemos muy poco acceso a aproximaciones económicas alternativas. No hay ninguna justificación para la presentación de las teorías económicas de Adam Smith como algo más fundamental o básico que, por ejemplo, la teoría keynesiana”.
Pero no se trata sólo de un profesor torpe al que se le han subido a las barbas un grupo de alumnos particularmente díscolo.
En la misiva tampoco se olvidan del papel de Harvard en la sociedad:
“Los graduados de Harvard juegan un papel importante en las instituciones financieras y en la conformación de las políticas públicas en todo el mundo. Si falla la Universidad de Harvard a la hora de equipar a sus estudiantes con una comprensión amplia y crítica de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar el sistema financiero mundial. Los últimos cinco años de crisis económica han sido prueba suficiente de ello”.
La carta abierta de los estudiantes de Harvard a Greg Mankiw refleja, en realidad, una crisis más profunda de la que apenas se habla y discute en los medios de comunicación: el vacío intelectual y el escaso soporte empírico de la mayoría de las teorías macroeconómicas y microeconómicas que se enseñan en las Facultades de Ciencias Económicas y Empresariales de todo el mundo. Una crisis de legitimidad en toda regla.
Partícipes de la corrupción
Siendo grave el vacío intelectual de las escuelas dominantes, sin embargo, aún lo es más la corrupción moral y económica en la actual crisis, de la cual ha sido partícipe una parte del mundo académico.
Aún se recuerda el magnífico documental Inside Job, de Charles Ferguson. Es el relato del descalabro global contado por sus principales protagonistas, que se han enriquecido sin mesura y que ahora, muchos de ellos, siguen en los puestos clave de las finanzas de Manhattan y con altos cargos en la administración Obama.
Una de las partes más interesantes son las entrevistas a determinados académicos que formaron parte del establishment: Martin Feldsterin, Gleen Hubbard, John Campbell, o Frederic Mishkin entre otros, que cobraban astronómicas minutas por sus charlas, su consultoraía o sus informes, pagados en abundancia por los bancos de inversión que generaron la crisis.
Los economistas de las principales universidades estadounidenses abogaban por un mundo neoliberal, en el que los mercados financieros actuaran a sus anchas, sin supervisión ni regulación. Esos economistas justificaban sus conclusiones con sesudos informes repletos de tópicos, y con complicadas herramientas econométricas que ocultaban el vacío intelectual de sus trabajos. Como se decía anteriormente, la mayoría de estos autores eran, además, consultores o directamente empleados de las grandes entidades financieras, las grandes beneficiadas de tales informes.
Jugosos pagos
Un ejemplo era ver como el documental ponía contra las cuerdas a Frederic Mishkin, que estuvo en el consejo de gobierno de la Reserva Federal. Antes de la caída de Islandia redactó un informe titulado “Estabilidad financiera en Islandia” alabando el sistema financiero de aquél país. Después del crack volvió a la enseñanza. Eso sí, antes cambió el título de su informe y pasó a llamarlo “Inestabilidad financiera en Islandia”.
Por dicho informe cobró alrededor de US$ 150.000, pagados por la Cámara de Comercio de Islandia. Y, como con Miskhin, Inside Job nos revela distintos casos de ese papel legitimador de los economistas.
Tanto la reacción de los estudiantes de Harvard como del documental Inside Job pone de manifiesto una realidad que muchas veces los economistas olvidamos. La economía es una ciencia social que estudia unas determinadas actividades del hombre y las relaciona con el entorno en el cual se desarrollan tanto en el presente como en su perspectiva histórica. Lo hace desde una posición empírico-teórica que implica ciertas hipótesis sujetas a contrastación con la realidad.
Por lo tanto, la ciencia económica debería ser una ciencia empírica que construye teorías y modelos a partir de la sistemática observación de la realidad. En este sentido, detrás del actual “pensamiento único” o “Consenso de Washington”, lo que se presenta como verdades indiscutibles, en realidad reflejan juicios de valor, alimentados por la ideología dominante, en este caso la neoliberal.
No se sabe aun si esta reacción de los alumnos está conectada con el movimiento 'indignado' global, pero lo cierto es que es un fiel reflejo del descontento de la sociedad ante una crisis causada por unas élites que han contado con apoyos políticos, económicos y académicos. Estos últimos les daban presunta legitimidad, pero han acabado por desprestigiar a los templos del saber con más reputación del mundo.
Nuestra cultura occidental tiene la necesidad de recuperar datos que han sido deliberadamente ocultados, olvidados y perdidos por impostación filológica y por filtraje académico y universitario producidos básicamente por la Inquisición del Siglo XI al XVII primero y por la nacionalización de la educación superior del Siglo XVIII al XX. La misión de esta Enciclopedia es resucitar la sabiduría necesaria para salvar a occidente del proceso autodestructivo en que se encuentra en pleno desarrollo.
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4 comentarios:
La formación neoclásica “tributaria”, jerárquica y clasista de nuestros economistas, alejada de la economía clásica, rentística, igualitaria y científica transforma a nuestros economistas en un peligro para la paz y el progreso; por lo tanto, los economistas formados en la Matrix neoclásica son un peligro para la humanidad.
Como bien afirmaran Alexis de Tocqueville y Friedrich Hayek “Los economistas han sido mas responsables de todas las guerras que los propios filósofos”
Me atrevo a afirmar que el 100% de nuestros economistas desconocen que la Constitución patria contiene todo un sistema económico y rentístico de recursos del estado que es la antitesis del sistema neoliberal vigente.
En nuestras facultades de Derecho y Economía no solo no se “trata” el sistema rentístico de la economía clásica sino que ni siquiera se la “menciona” lo que significa una flagrante traición por omisión a los principios fundantes de la Revolución de Mayo de 1810.
2010 año del Bicentenario de la Revolución de Mayo dio cuenta de la magnitud de la vacuidad intelectual de nuestros abogados y economistas en este vital tema. Al punto que se prohibió hablar de ello en las facultades de Economía.
Según reportan los escasos medios de comunicación que le dieron cobertura a esta protesta, el movimiento de los estudiantes de Harvard a favor de una economía crítica, se ha ampliado y ha incorporado otras demandas para hacer de Harvard una “universidad socialmente responsable”. Una de éstas consiste en la negociación de contratos de trabajo más dignos para el personal de servicios de la universidad que sufre las políticas de flexibilización laboral que tanto daño le han ocasionado a la clase trabajadora norteamericana. Movimientos similares han comenzado a surgir en la Universidad de Duke (Carolina del Norte) y en la Universidad de Berkeley (California)
El movimiento iniciado en Harvard por un cambio en el enfoque dominante de la enseñanza de la economía no es nuevo. Más bien es un movimiento que viene a sumarse a la iniciativa por un cambio en la enseñanza de esta disciplina que iniciaron en mayo de 2000 los y las estudiantes de las universidades francesas y que meses después recibió el apoyo de estudiantes de Cambridge, Inglaterra.
En ese entonces, también el movimiento estudiantil francés hizo pública una carta declarándose globalmente descontento por la enseñanza recibida, que les impedía lograr una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales las personas se enfrentan en el mundo real. Un pasaje de esta carta señalaba que “ la mayor parte de nosotros ha escogido la formación económica con el fin de adquirir una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales el ciudadano de hoy en día se encuentra confrontado. Ahora bien, la enseñanza tal como es expuesta –es decir en la mayor parte de los casos la teoría neoclásica o enfoques derivados –, generalmente no responde a esta expectativa”. La carta finalizaba con un exhortación al profesorado francés similar al mensaje enviado al profesor Mankiw: ¡Despiértense antes de que sea demasiado tarde!.
Hace casi 200 años, John Stuart Mill al asumir como Rector de la Universidad de Saint Andrew, recordaba al claustro de profesores de dicha universidad, que la función de las universidades no es hacer que los estudiantes aprendan a repetir lo que se les enseña como verdadero sino que su función es formar personas con capacidad de pensar por si mismas.
Parte 2 De acuerdo a este gran economista y filosofo, las universidades deben enseñarles a las personas a “Poner en duda las cosas; no aceptar doctrinas, propias o ajenas, sin el riguroso escrutinio de la crítica negativa, sin dejar pasar inadvertidas falacias, incoherencias o confusiones; sobre todo, insistir en tener claro el significado de una palabra antes de usarla y el significado de una proposición antes de afirmarla……. El objetivo de la universidad no es enseñar el conocimiento requerido para que los estudiantes puedan ganarse el sustento de una manera particular. Su objetivo no es formar abogados ó médicos ó ingenieros (ó economistas) hábiles, sino seres humanos capaces y sensatos……. Los estudiantes son seres humanos antes de ser abogados, médicos, comerciantes o industriales; y sí se les forma como seres humanos capaces y sensatos, serán por sí mismos médicos y abogados (y economistas) capaces y sensatos”.
Es obvio que la incapacidad de las universidades actuales de formar economistas críticos y sensatos no responde únicamente a posturas personales e ideológicas de docentes y/o autoridades universitarias, sino más bien responde a factores relacionados con el rol que las universidades cumplen en la reproducción de las relaciones de poder dentro del sistema capitalista en su fase neoliberal. Probablemente uno de los principales factores explicativos de la crisis en la enseñanza de una economía crítica e integral, es la pérdida de la identidad e independencia de las universidades debido a que han sido capturadas por los intereses de las corporaciones y/o por la demanda del mercado. Se les ha presionado directa (o indirectamente) a convertirse en empresas educativas con la misión de formar a los dos tipos básicos de economistas que demanda el mercado en la fase actual del capitalismo: economistas especialistas altamente calificados/as y economistas generalistas poco calificados/as para apoyar a especialistas o para desempeñarse en funciones gerenciales. Esto a su vez ha conducido a una especie de fragmentación del conocimiento y a la ausencia de pensamiento crítico. ¿El resultado final? Economistas formados para adaptarse y/o colaborar con el status quo que mantiene a la mayor parte de la humanidad en la exclusión y la pobreza.
El mensaje que desde Harvard envían los y las estudiantes de economía, no debería pasar desapercibido por las escuelas de economía del mundo entero, en particular por las escuelas de economía de los países del sur. Es tiempo de rectificar el rumbo (si se ha perdido en algún momento). Es tiempo de separar la verdadera función universitaria de la función de formación técnica superior, y sobre todo, es tiempo de devolverle a la enseñanza de la economía el carácter crítico, riguroso e integral que tanta falta hace en los momentos actuales de crisis sistémica que ha provocado el sistema capitalista.
Si no actuamos ahora, con hechos y no con meros discursos, las escuelas de economía (y quienes trabajamos en ellas) estamos en riesgo de correr – más tarde o más temprano- con la misma suerte del desafortunado profesor Mankiw.
StarViewerTeam International 2011...
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