lunes, 23 de diciembre de 2013

LA ANOMALIA

LA MÁS GRAVE CUESTIÓN SOCIAL ARGENTINA
Héctor Sandler, Profesor Consulto, Derecho, UBA
Una entrevista reveladora
Para el ejecutivo de la empresa Raghsa el cepo cambiario paralizó gran parte del negocio inmobiliario (ver la nota titulada “Inversion de US$ 220 millones para oficinas”, La Nacion,20 -Dic-2013, pag.14).
Sostiene el entrevistado que el “cepo cambiario” ha paralizado en alto grado al negocio inmobiliario. ¿Cómo es posible esto? ¿Acaso Argentina ha llegado al extremo de tener que importar sus inmuebles?  pues las divisas se necesitan mas bien para importar bienes del exterior. 
Suena a disparate importar tierra. O el ejecutivo entrevistado esta mal de la cabeza o algo extraño ocurre en nuestro país con los inmuebles por su naturaleza – la tierra-. Tan extraño que lleva a un ejecutivo de inmobiliaria, a hacer aquellas afirmaciones como lo más natural del mundo.
Inmueble?  Únicamente lo es la tierra
A la luz del Código Civil y de la sana razón es material y jurídicamente imposible “importar o exportar inmuebles”. Dice el Art. 2314 :  “Son inmuebles por su naturaleza las cosas que se encuentran por si mismas inmovilizadas, como el suelo y todas las partes sólidas o fluidas que forman la superficie y profundidad, todo lo que esta incorporado al suelo de una manera orgánica y todo lo que se encuentra bajo el suelo sin el hecho del hombre
Cada lote de “terreno” en nuestro país es una parcela – ciudadana o agraria-, parte de un único territorio sobre el cual la Argentina ejerce su poder soberano. Ergo suena a insensato sostener que el “cepo cambiario” afecte al precio de los inmuebles. Sin embargo es así. ¿Cómo se explica que la expresión en apariencia insensata  sea tenida por sensata en los hechos? Solo admitiendo que algo inconcebible o no percibido por los hombres con sano juicio reina en el mundo de los hechos.
Como nadie compra casas, las inmobiliarias construyen oficinas
El entrevistado declara otra aparente insensatez. Sostiene que  una parálisis casi total afecta a la mayor parte del  “mercado inmobiliario”.  Sin embargo ésta no obsta a que su empresa haya decidido invertir 220 millones de dólares para construir un enorme palomar en forma de “oficinas”. Esto es un edificio en propiedad horizontal de 30 pisos para asiento de burócratas.
Su empresa ha decido invertir esa suma en construir lo que legalmente es  “inmuebles por accesión”. ( art. 2315 del CC), sobre el verdadero y único inmueble: la tierra lisa y llana, denominado “terreno” . La depresión casi total del mercado inmobiliario ( esto es, la compra y venta de edificios, casas y departamentos)   ha obligado a su empresa a “abandonar por ahora el mercado residencial” (sic)  para dedicarse a la construcción de oficinas. Ninguna razón da de esta anomalía. Este desprecio por el mercado. 
Argentina, un país sin casas bastantes para su escasa población
¿Por qué hablamos de “anomalía”, de desprecio por el mercado? Porque todos sabemos gracias a  abundante y reiterada  información diaria que  en nuestro país mas de 2.500.000 personas carecen de casas donde residir, viéndose obligadas a guarecerse provisoriamente en asentamientos denominados “villas miseria”, predios usurpados  y otros sitios semejantes.  Además, según informes del INDEC y otras ONG, alrededor de 13 millones de personas no viven en casas adecuadas. O sea que escasean las viviendas, a tal extremo que casi 15 millones de personas viven en condiciones inhumanas. 
La voz de los geógrafos
¿Cómo ocurre este desaguisado cuando gracias a la ciencia, a la técnica ,a la industria contemporánea, y a la relativa sencillez que presenta el arte de construir casas decentes y cómodas, nadie en la Argentina debiera considerar como algo difícil cuando no imposible,  tener su propia casa? Mucho mas incomprensible resulta esta falencia si se tiene en cuenta que lo básico para construir una vivienda es disponer de un pedazo de tierra. Si algo sobra en nuestra Argentina (desde el punto de vista geográfico), es precisamente eso, la tierra.
Los geógrafos nos informan que el territorio argentino accesible para vivir y trabajar es gigantesco. Alcanza a casi 2,8 millones de kilómetros cuadrados. Medido en hectáreas disponemos de 2,8 Trillones. Y cada hectárea tiene 10.000 m2. Dejo al lector la tarea de calcular cuantos metros cuadrados tiene la superficie territorial argentina. Solo tiene que multiplicar 2,8 Trillones por 10.000, que es la cantidad de metros cuadrados que tiene 1 hectárea en el campo o una manzana en la ciudad.
Jugando con la imaginación
También en juego de imaginación ilustrativa sobre nuestra “demografía”, el lector tiene que pensar que si cada familia tipo (marido, esposa y 2 hijos) poseyeran para construir su hogar de un lote de terreno de unos 1000 m2 esa familia creería haber alcanzado el Paraíso. Si consideramos  que somos 40 millones de habitantes, suponiendo que estuvieran regularmente organizados en “familias tipo” (4 miembros) nuestra población estaría formada por  10 millones de Unidades Familiares. Si cada una tuviera en propiedad ese lote de tierra de 1000m2 para construir sobre él  su “residencia hogareña” de unos 100m2, con huerta,  gallinero y otras comodidades, el total de familias solo demandaría unas 10.000.000 Ha. O – lo que es lo  mismo  100.000 km2.
Ocupando cada familia argentina un terreno de 1000m2,  generoso y  aireado,  podrían construirse 1000 ciudades de 40.000 habitantes cada o 2000 de 20.000 habitantes, sin necesidad de recurrir a mas que esos 100.000 km2 de nuestro vasto territorio.  Mínima parte del total disponible, el que gruesamente frisa los 2.800.000 km2.
¿Qué hacer con la tierra que sobra?
Significa este artificial calculo que  restarían nada menos 2.700.000 km2 de superficie útil para montar fabricas, industrias y explotaciones agrícolas en gran escala y todo lo que demandan las construcciones de uso publico tales como caminos, vías ferroviarias, aeropuertos, puertos fluviales y marítimos , etc. El espacio que disponemos es para nada insignificante. No solo por la calidad  de nuestra tierra,  bañada por regulares lluvias en su mayor parte, y regada por grandes vías fluviales naturales que lo atraviesan o bordean en fronteras compartidas, de las cuales se podrían derivar infinidad de canales para alcanzar agua a las regiones desérticas. Esto sin contar que en general el agua subterránea bebible esta a “tiro” de una simple perforación, lejos de países como Israel que deben taladrar 5000 metros para sacar aguar y regar por goteo.
Por ahora a la orilla, pero fuera del mundo
Pero hay más.  Argentina es uno de los principales países que rodean al gigantesco lago que lleva por nombre océano Atlántico, el mismo que antes separaba pero que hoy gracias a la ciencia y técnica que une mediante el transporte más barato en el mundo – la navegación- a tres gigantescos continentes  America, Europa y África. Región pletórica de países que encabezan la civilización moderna o de otros necesitados de lograr su propio desarrollo.
Tal como en los 1860, hoy en la Argentina “gobernar es poblar”
Es obvio – al menos lo fue para los constituyentes de 1853 y demostrado por  los gobiernos que rigieron desde 1862 a 1930 – que desde el punto de vista geográfico la Argentina puede seguir siendo un gran país receptor de inmigrantes. De millones de hombres y mujeres de trabajo que por diversas causas “sobran” en sus países de origen.
Si nos fijáramos como meta poblar nuestro país en forma ordenada a razón de una densidad media semejante a la europea (unos 100 h/km2), al promediar el siglo XXI sumariamos unos 250 millones de habitantes.  Gracias a los recursos naturales que provee nuestro territorio podrían disfrutar en amplia de los beneficios de la libertad individual e igualdad de trato en un ambiente de estimulante fraternidad, con solo aplicar su trabajo  según la capacidad y gusto de cada uno
“Es el derecho, estúpido!”
Para que estos ideales sean visualizados primero y apetecidos después – dado  el cambio de perspectiva anímico espiritual en la clase dirigente que toda sociedad produce  – es necesario renovar nuestro  derecho positivo. Sustituir al retrogrado derecho actual, generador de crecientes conflictos internos, por un derecho positivo que no desvirtúe sino que se limite a reglamentar los principios establecidos por nuestra Constitución nacional.
Necesitamos derecho positivo que conciente de la importancia de estas razonable metas sea adecuado para llevar progresiva y atinadamente la enorme transición pendiente. Un derecho positivo que reglamentando los principios de la Constitución fundadora promueva el reordenamiento demográfico a la vez que permita alcanzar una población  adecuada a nuestra dimensión  territorial. La que  nuestra historia patria nos ha legado. Es la única manera de salir de la turbulenta permanente crisis social que nos abruma cada vez más desde los 1930.
Dos objetivos primordiales para recuperar nuestro lugar en el mundo
No es obra de un solo gobierno. Este indispensable cambio debe responder a una misma idea rectora para todos los gobiernos democráticamente electos.       
1) Poner la tierra al alcance de quienes viven de su trabajo y
2) Liberar a todos los trabajadores de los destructivos impuestos que los castigan es el deber primero de todo político que diga defender la democracia. 
Necesitamos un renovado Acuerdo de San Nicolás
No necesitamos ningún “pacto electoral”. Lo que necesitamos y con máxima urgencia, visto los hechos de este mes de diciembre, es un renovado acuerdo de San Nicolás. Su fin es comprometer a todos en la decisión de cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional contenido en la concreción aquellos dos ideales, pues su afirmar por el derecho positivo un orden social fundado en tierra barata y trabajo libre de impuestos es constituir una sociedad prospera de hombres libres.
Celebrado entre todas las provincias, partidos políticos y grupos sociales ha de ser la firme guía para todo futuro gobierno, sin  perjuicio de las políticas de coyuntura que de acuerdo a la evolución hayan de tomarse.
La pregunta existencial para todo argentino de hoy
Por el público comentario hecho por un ejecutivo de una empresa inmobiliaria nos hemos sentido impulsados a hacer este escrito. Hemos recurrido  a ejemplos simples, esbozados a la gruesa, para justificar  de modo firme que todo argentino de hoy, que ame a sus semejantes y a su patria,  debe formularse la siguiente  pregunta:
¿Por qué hemos de vivir millones de familias en distintos tipos de hacinamiento urbano, otros millones prácticamente a la intemperie y todos apiñados en ínsulas aisladas en medio de un inmenso territorio vacío?
Hacerse o no esta pregunta revela si se posee en serio o no una adecuada moral social. La necesaria para reflexionar políticamente acerca de cómo resolver la primera cuestión social argentina, madre de todas las cuestiones sociales que hoy estallan por doquier y que arruinan la vida de todos y cada uno.  La que ha sometido y sigue sometiendo a la  sociedad entera a una terrible crisis cada diez años a partir de 1932.

Buenos Aires, diciembre 20 de 2013

2 comentarios:

Guillermo Andreau dijo...

Estimado Dr. Sandler,
En primer lugar le agradezco enormemente que luego de más de medio año de haberlo tenido como docente, aún siga recordándonos y compartiendo parte de sus escritos con nosotros, sus alumnos.

He leído los dos textos que nos envió, sobre la Grieta y sobre los Treinta Años de la Recuperación de la Democracia, por lo cual compartiré con usted una breve reflexión.



En principio, es lamentable ver el modo en que viven las personas “pobres” y los “no pobres” como decía usted. La concentración de ellos en las grandes ciudades lleva a determinar un estilo de vida muy distinto a la zona rural. Hablo con conocimiento; de lunes a viernes vivo en la Ciudad para estudiar, pero los fines de semana me vuelvo ansiosa a mi querido pueblo, San Andrés de Giles, hoy ya no tan pueblo como antes, pero aún así tranquilo, donde vivo en el campo desde que nací. No comparto el modo en que viven las personas en la ciudad, pobres y no pobres; familias enteras en departamentos pequeños no es vida, sin siquiera ponerme a pensar en los asentamientos y villas de emergencia. Sin embargo, entiendo que la mayoría de ellos no tienen más recursos. La clase trabajadora está siendo destruida por los impuestos; hoy en día es muy difícil poder tener un inmueble propio y lo peor es que una minoría se enriquece a costa de la clase media que está empobreciéndose.



Como dijo usted, los problemas de hoy son más difíciles de resolver que los de hace un siglo atrás. No tengo dudas que esto se debe al aumento de la población y al constante empobrecimiento de las personas. Sin embargo, no me parece tan grave el problema de la pobreza, como sí el de la falta de cultura. Creo que un país pobre pero culto, siempre puede salir adelante. Un país que carece de educación y formación cultural, lamentablemente no corre con la misma suerte, principalmente por la falta de cultura de trabajo que tienen muchas personas. En Argentina ya hay más de una generación que se ha criado con subsidios estatales (en mi opinión, la peor herramienta que ha desplegado el Estado en estos treinta años de democracia), y no a base del esfuerzo de un padre o madre que sirvan de ejemplo a la hora de trabajar.



A mis 23 años, le cuento que nunca estuve conforme con ninguno de los gobiernos que he vivido; mucho menos con esta última década, supuestamente “ganada”, pero aún así creo, espero y deseo que los años que se vienen sean mejores y que se pueda poner un freno a la situación actual que vive la Argentina, de pobreza y delincuencia. Deseo un mejor país, libre, donde vivir el resto de mi vida, formar una familia, trabajar y poder tener mi casa. Creo que es lo menos que puede pretender cualquier habitante de este mundo: dignidad y seguridad. Sólo será posible con políticos que guíen el país con vocación hacia un mejor rumbo, que eduquen, alimenten y nos devuelvan la fe que hace treinta años depositamos en ellos.



Nuevamente le agradezco su tiempo en enviarnos estos textos; siempre trato de hacerme un lugar para leerlos y, como en este caso, para poder responderle.

Le deseo unas felices fiestas y un excelente próximo año. Continúe siempre con la docencia porque es un gran maestro y es realmente interesante escuchar sus historias de vida.

Con admiración y respeto,

María Gabriela

Fadama dijo...

Hola, me parece interesantísimo este blog.
Me preguntaba si actualmente hay algún partido politico o alguna organización o algo que esté intentando acercar la argentina al georgismo.
Yo creo más bien que lo recaudado debería ser repartido entre los ciudadanos en lugar de ser recaudado por el Estado (o al menos no totalmente). Y preferentemente que fuera entregado a los ciudanos (un monto grande)una única vez, en lugar de mensual o anualmente. Como si fuera simbólicamente "vender tu parte del valor de los recursos naturales". Y me gustó la propuesta de propietarios rurales fijando un precio, aunque creo que sería mejor si se extendiera a lo urbano también.
De cualquier forma, cualquier avance en este sentido es muy positivo. Actualmente solo veo gente liberalizando o interviniendo la economía, pero sin tratar el tema de la tierra. Así no se llega a ningún lado creo yo.
Saludos.