NISMAN: MATRIZ DE LA JUSTICIA ARGENTINA.

"Uno de los aspectos impactantes de la investigación Argentina, qué me tomo un poco de sorpresa, fue el hecho de que siempre hubo un esfuerzo por desarrollar los hechos que llevaron a la conclusión establecida. En lugar de dejar que los hechos establecidos llevarán a la conclusión.Es fundamentalmente distinto."James Bernazzani Agente FBI especial AMIA

Para el Espíritu del Derecho Fariseo Romano, que se enseña en la Universidad Argentina desde su Nacionalización: "la verdad nunca nos ha interesado, lo importante es convencer a la audiencia -jurado-" Macrobio "Voz del Imperio" y maestros de Agustín de Hipona "Voz del Imperio"-convertido luego a su opuesto el cristianismo San Agustín-.
Esta Justicia tiene la matriz aristotélica-tomista del Derecho Bárbaro de los Romanos donde LA RAZÓN DEL ESTADO, ES EL PODER y la justicia es un instrumento del poder y se ejerce por jueces inquisidores impuesta por el Nacionalismo Católico en el Articulo 2503 del Código Civil Argentino, en flagrante oposición a la matriz Socratica Cristiana de la Constitución Argentina donde EL FIN DEL ESTADO, ES LA JUSTICIA separada del Poder y se ejerce por Jurados: HECHO NO PALABRAS.

Solo la verdad nos hará libres.
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HEMOS REVIVIDO LA EDAD PREMODERNA

Hector Sandler, Profesor Cosulto, Derecho, UBA


“Estando todavía FELIPE II , Rey de España en los Países Bajos (actual Holanda entonces bajo su reino) , el 8 de agosto de 1559, dirige a los tribunales un escrito de férrea dureza. Los intIma a hacer cumplir los decretos del rey sin contemplaciones, caiga quien caiga.
‘No os hemos nombrado a vosotros , jueces, para que juzguéis la ley y los edictos y declaréis sin son benignos o severos, sino para que los hagáis cumplir del modo mas exacto, condenéis a las penas establecidas y las hagáis ejecutar ‘” (Reinhold Schneider, Felipe II o Religion y Poder, Ediciones Peuser, Buenos Aires,1953, p.234).Los jueces eran empleados del rey.


Felipe II reino hasta su muerte en 1593. Esta forma de gobierno se transfirió a la América hispana con la Conquista. Fue la que , con accidentes, rigió en nuestro actual país en o desde Buenos Aires por casi 3 siglos. De 1582 a 1852. Para comprender sus efectos en la actualidad hay que tener presente que la cultura de una sociedad en su evolución semeja a la que ocurre en la escala evolutiva de los seres vivos. Tras emerger un tipo de ser al mundo de lo vivo evoluciona en multiplicidad de formas cada vez más complejas; pero ciertas formas de existencia una vez vivida subsisten ocultas. La forma anterior se conserva en la nueva forma de ser. Así ocurre en la sociedad humana. Así ha ocurrido con la nuestra. Dadas ciertas circunstancias o accidentes o fallas descuidadas, han dado lugar a que antiguos rasgos luego olvidados pudieran renacer en grado de llegar a torcer o cambiar el sentido profundo que parecía haber adquirido el mejor modo de ser de nuestra sociedad
Buenos Aires nació en la matriz de la sociedad política del “viejo orden” propio de Felipe II. Sin embargo, aunque solo fuera por estar ubicada en los “arrabales” del Imperio español se traficaba “libremente”. Claro que “contra bando” . Contra el “bando” mediante el cual el gobierno prohibía comerciar honrada y libremente. Hoy , por fallas en nuestro Derecho positivo Civil y Fiscal estos modos se replican en la actualidad argentina.


A partir de mediados del siglo XX en busca de remediar males existentes hemos revivido las formas legales de la “sociedad antigua”. Predomina la forma “economía dirigida por el gobierno del Estado nacional”. Contra ella, por fuera de ella o aprovechando las oportunidades que ella ofrece a los de ojo águila, se generan otras “economías”. Tal cual a finales del siglo XVIII antes de la Revolución de Mayo.
Los intereses corporativos predominan y no sin razón Sirven pretenden representar intereses sociales. Pero, aunque suene paradójico no sirven al “interés común de todos” . Ya no es posible seguir usando la táctica del remiendo del orden existente o actuar para paliar sus pésimos efectos sobre todos . Hay que poner en existencia real el orden económico que dispone la Constitución Nacional.