Hector Sandler, Profesor Consutlo, Derecho, UBA
En diario El Pais de Montevideo el Domingo 20 de setiembre del 2009, refiriéndose al candidato a la presidencia del Uruguay , José “Pepe” Mujica , el periodista Ignacio Alvarez escribió:"Quizás lo más cuestionable sea su pensamiento de que el Estado tiene que ser el arrendador de la tierra".
Interesado en saber qué se debía entender por esas palabras, apelé a la buena voluntad de Ignacio Alvarez y le pregunté si podría informarme de modo más específico cual era el contenido del programa de Mujica en cuanto a que "el Estado tiene que ser el arrendador de la tierra".
Con toda cordialidad y rapidez me respondió lo siguiente:
En mi columna me refería a declaraciones de Mujica en el recientemente publicado libro "Pepe Coloquios", donde dice:
"Aquello de la tierra para el que la trabaja es propietarista. La tierra es de la nación, es lo único casi estable. No es cuestión que vivas atorrante arriba de la tierra y no hagas nada. Vamos a dejar usarla pero usarla bien y que (el usufructuario) pague una renta". Compartió la opinión de su esposa, la senadora Lucía Topolansky, respecto a que la tierra no sea "un bien transferible", ni sino "una propiedad","un bien de uso". Mujica sentenció que el Estado debe ser "el arrendador" de la tierra, para que el arrendatario pague la renta.
"Vamos a dejar usarla, pero usarla bien y que pague la renta", agregó.
El presidenciable dijo que acepta que las familias que trabajen las tierras posean "el valor de uso", pero tendrán que "demostrar" y adecuarse a determinadas condiciones”.
De todas formas – me agrega Alvarez - , ni ese concepto está en el programa del FA, ni Mujica pretende llevarlo a la práctica en caso de ganar. Pero claramente es lo que él filosóficamente piensa.”
Es frecuente que sin saberlo los políticos jueguen con fuego. Las palabras usadas en estos asuntos aluden a conceptos que deben ser diseñados de modo muy preciso, si en verdad se quiere ordenar la sociedad para el bien común y el de sus miembros. Y sobre todo tener en cuenta que esos conceptos, mal diseñados y peor tratados, son un material harto peligroso. No pocas veces en la historia de la humanidad dirigentes tan entusiastas como improvisados han impulsado a sus pueblos a la guerra civil, a subsecuentes dictaduras e incluso a regímenes totalitarios.
A la vista de la importancia de este tema me permití hacer algunas reflexiones, las que transmití el señor Ignacio Alvarez. Toda vez que se trata de pensamientos profilácticos que la opinión publica debe conocer e incluso dominar, me permito ponerlos a disposición de ese blog.
Muy estimado señor Alvarez:
Desde de mi punto de vista, la aparente insustancialidad de las declaraciones de Mujica por ud. aclaradas, encierran (no se si a conciencia) , una posición muy importante. Me permito exponérsela, pues es una distinción poco habitual.
La palabra "tierra" alude a dos conceptos por completo diferentes, los que, lamentablemente el Derecho de nuestros países, no distingue. o no distingue bien o no trata de la debida forma para garantía de una sociedad justa, democrática y de hombres libres.
Tierra es cosa material
Uno es el concepto "tierra" como cosa material, sin la cual ninguna especie viva subsistiría. Los hombres desde el Derecho Romano accedemos al "espacio físico" (que va desde el modesto terreno de para construir vivienda o hacer una huerta hasta las ondas hertzianas para usar una frecuencia de radio o televisión), mediante el llamado "derecho de propiedad". Por este derecho el "propietario" puede disfrutar las "propiedades de la cosa" (sus "propietas") usándola, y explotándola de muy variada manera. En vista a este primer concepto la diferencia entre los llamados regímenes "individualistas" y los "colectivistas", consiste en que en aquéllos el individuo particular es titular del "derecho de propiedad sobre alguna "parcela" de tierra. En los segundos ese derecho de propiedad sobre la cosa llamada "tierra" es el "todo" o sea la sociedad (en alguna de su dimensiones: familia, pueblo, nación). Los distintos efectos históricos para con la libertad del hombre (en todas las esferas de vida) en uno y otro régimen han sido muy distintos. Sobre estos efectos es abundante el Siglo XX.
Valor de la tierra es un derecho
Otro concepto se esconde bajo la noción vulgar y corriente del "derecho de propiedad de la tierra". Se trata de algo por completo distinto la "tierra material". Su valor no es una "cosa física", sino algo un objeto "ideal", intangible. El "valor de la parcela de tierra" solo existe entre los hombres, dada su condición espiritual. Se aprecia cuando hay un sistema monetario y un mercado de tierras. Aparece a la luz como del hombre común como "precio de la parcela". Este valor (expresado en el precio) es en nuestros sistemas legales latinoamericanos, el "crédito" que el "propietario de la parcela" exige al "comprador" (de una vez o, al "inquilino", en cuotas llamadas "precio del alquiler"). Desde la perspectiva del "comprador" o "inquilino" es una "deuda", un "débito”. Es lo que tiene que oblar al propietario, si desea gozar de esa parcela. Involucrando ambos conceptos (tierra y valor de la tierra) en uno solo (como ocurre en nuestros países), se habilita como negocio legal el denominado "especulación con la tierra".
El trato que el derecho positivo (la ley) dé a esos dos objetos tan radicalmente diferentes (la tierra, material y el valor de la tierra, espiritual) , habilita u obstaculiza la constitución de una sociedad democrática de hombres libres. Este tipo de sociedad se consigue si se posibilita a los particulares solo ser "propietarios de la tierra”; pero no se les permite quedarse para sí con el "valor de la tierra". ¿Cómo se consigue evitar este efecto y con ello el negocio de la "especulación"? El modo más practico y razonable es recaudar parte del valor de la tierra por el Estado (por lo común, anualmente). Tiene su fundamento moral es que la tierra es un “don” de Dios para todos los hombres sin excepción (Levítico 25:23). El gobierno debe cobrar un porcentaje razonable del "valor de mercado del fundo" (sin tener para nada en cuenta las mejoras construidas sobre el terreno).
Recaudar la renta y eliminar impuestos
Esta recaudación tiene que ser la base fundamental del "tesoro público" para afrontar el “gasto” de los gobiernos para suministrar "bienes públicos", tales como educacion, seguridad, defensa, salud, etc.
El gobierno que adopte este sistema debe, de inmediato, eliminar impuestos (en cantidad equivalente a la recaudada en valor del suelo). Téngase en cuenta que la mayoría de los actuales impuestos son "el palo en la rueda" del progreso económico y social, pues castigan los trabajadores, inversores, productores y consumidores. Además, “fuente de toda injusticia social” : villas miseria alrededor de rascacielos lujosos: terrenos baldíos frente a legiones de hombres sin trabajo. Un escándalo.
Ignoro si Mujica conoce a fondo todo esto. Pero, "su filosofía", aunque no se sea de ello conciente, lo obliga a profundizar esta crucial cuestión. Todo hombre de gobierno debiera conocerla. Pero mucho más aquellos que aspiran al poder publico para hacer progresar al país sobre la base de mejorar el ingreso de los trabajadores.
Buenos Aires, 23 de septiembre de 2009
Nuestra cultura occidental tiene la necesidad de recuperar datos que han sido deliberadamente ocultados, olvidados y perdidos por impostación filológica y por filtraje académico y universitario producidos básicamente por la Inquisición del Siglo XI al XVII primero y por la nacionalización de la educación superior del Siglo XVIII al XX. La misión de esta Enciclopedia es resucitar la sabiduría necesaria para salvar a occidente del proceso autodestructivo en que se encuentra en pleno desarrollo.
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