martes, 26 de octubre de 2010

ARGENTINA FRENTE AL DESAFÍO ELECTORAL


Hector Raul Sandler , Profesor Consulto, Derecho, UBA

LAS BUENAS SOCIEDADES NO SON NOTICIA
Toda la sociedad moderna vive procesos muy dinámicos. En grueso pueden dividirse en dos grandes grupos. Uno, en el que su dinámica evolución semeja el fluir de un gigantesco río. Producen en silencio benéficos resultados para la amplia mayoría de sus habitantes. Los beneficios son obtenidos, sin duda, por el trabajo de esos habitantes, pero gracias a que el esfuerzo de cada uno, pese a ser realizado en relativa calma., “ sin prisa, pero sin pausa”, potencia el trabajo de todos y como consecuencia el del conjunto. Son éstas las sociedades que por sus logros consideramos a la cabeza de la civilización en todas las esferas de la vida, pero especial en lo económico. Noticias sobre quebrantos en la vida diaria de la gente no son frecuentes en esos países. Rara vez son “noticia” en los medios masivos de comunicación. Su regularidad recuerda más bien a los servicios ferroviarios en cuanto solo ocasionalmente se los recuerda por la calidad de su servicio y la puntualidad en el cumplimiento de sus horarios. Nunca por sus atrasos y rara vez por sus accidentes.

El gran rendimiento del trabajo de los habitantes en estas sociedades , lejanas al frenesí y el vértigo que otras exhiben, habla de la especial coooperacion que reina entre sus miembros, especialmente en lo económico pero por extensión a las demás esferas de la vida social. Esta cooperación ocurre sin mengua de una gran libertad individual, lo que posibilita la asombrosa división del trabajo que exige la economía moderna. Esto suele ser explicado y con razón el por acierto en la “constitución real” de esos paises, sostenida por ciertas instituciones sociales básicas. Asi como el puntual servicio de ferrocarril supone el buen estado de las vias y la correcta coordinación entre todas las partes del sistema, el pacifico y productivo orden social es., con mucha certeza, prueba que buenas instituciones sociales han sido establecidas. A modo de ejemplo tengo en mente, mientras esto escribo, el estado social de muchos paises , entre los que merecen citarse – aunque no con exclusividad - a los escandinavos. Paises de relativos cuando no escasos recursos naturales y que sin embargo suelen gozar en el mundo del mas elevado nivel de vida, a la vez raramente aparecen noticias estridentes sobre ellos. La existencia de este tipo de prósperos paises – gran parte territorialmente pequeños - desmienten a quienes con cierto facilismo atribuyen nuestros actuales males sociales a la globalizacion, a conspiraciones internacionales y otros factores externos. Estos fenómenos existen tambien para aquellos estos paises. Pero lo menos que se puede decir es que su tipo de orden social interno es suficientemente armónico como para soportar los vendavales del mundo exterior, a pesar que son ellos paises altamente insertados en ese convulso mundo

EL SÍNDROME DE LAS PUERTAS GIRATORIAS
Como contraparida , hay una buen cantidad de paises que sostienen vivir en la “modernidad”, pero que a diferencia de aquéllos otros, descuellan por ser “noticia” por algún crónico o repentino mal interior. Tambien éstos se caracterizan por estar animados por un fuerte dinamismo. Pero se trata de una dinamica muy distinta a la anterior. Cabria hacer una tipología de esta clase de paises. Pero si concentramos la atención en los latinoamericanos y, en especial en la Argentina, uno debiera caracterizar a ese dinamismo con una metáfora bien distinta.. Merece ser llamado dinamismo tipo “ movimiento de puertas giratorias”. Éstas se mueven, ciertamente, pero de modo irregular y según impulsos no calculables.. Y lo más notable moviéndose no van a parte alguna. Sus herrajes, rodillos y anclajes están diseñados para que se muevan; pero sin salirse de quicio. Y si por alguna causa saltara de sus “carriles”, habria que hacer un gran esfuerzo para encarrilar la puerta en su lugar. Asi pareciera moverse nuestra sociedad.

Examinando la historia de nuestros último ochenta años, se aprecia que los hechos historicos se ha sucedidos en su esencia como repetición de capitulos conocidos. El rasgo profundo es siempre el mismo: volver a colocar al pais en la ruta del progreso que una vez pareció alcanzar. Su gente, el pueblo en general gasta una enorme cantidad de energia para progresar, cada uno por separado y para ubicar al pais en el ranking mundial, donde una vez estuvo. Pero tales esfuerzos resultan insuficientes si se lo compara con el singular progreso iniciado en los 1860 y que aun perduraba hasta pasado el primer Centenario. El constante movimiento actual se destaca por los sobresaltos; unos diarios y otros a periodos fijos, a los que denominamos “crisis”. En el camino hacia el segundo Centenario hemos padecido “crisis” de tipo político, económico y cultural. Tan reiteradas que hasta pierde sentido llamar “crisis” a esos hechos, pues esta palabra se ha de aplicar a la mutación considerable que sufre por un momento un organismo enfermo, en términos de decidir sanar o morir. Nuestras mutaciones han sido muchas y graves, pero llamar “crisis” a lo ha sido un estado de cosas permanente y que lleva consumido la vida de cinco o seis generaciones, no es adecuado. Insistir en usar esa palabra es perder de vista que, como mínimo, somos un organismo institucionalmente enfermo. Es lo menos que podemos conjeturar frente a una serie de datos reales que permiten abrigar la esperanza de poder volver a forjar un país tan o más sano que el que una vez alcanzamos a constituir, para nosotros y para “todos los hombres del mundo que quisieran habitar nuestro suelo”. .


SOMOS VÍCTIMAS DE LA INFLACIÓN LEGISLATIVA
Nuestro malestar social, el que ha dominado en los dos tercios finales del siglo XX y a prevalece en la primera decada del actual, debe ser rastreado en las instituciones basicas de nuestra sociedad. Dada la importancia de la economia social y estatal en el mundo contemporáneo y el papel central que tienen las leyes dictadas por el Estado para ordenar los procesos económicos , corresponde revisar, sin prejuicios ideologicos ni intereses creados, las principales instituciones economicas y juridicas acumulativamente establecidas desde los 1930, sin perder de vista algunas anteriores que, presumiblemente, provocaron esas innovaciones.
En ese camino conviene recordar que entre 1862 y 1943 para ordenar la economia se dictaron en total unas 260 leyes, incluyendo en esta expresión, desde el Código Civil hasta las resoluciones administrativas. No yerra quien considere a ese periodo de más de 80 años como una “etapa de properidad nacional” y de gran lucimiento mundial de la Argentina.

Otra cosa sucedió en la etapa mucho más breve que corrió 1943 a 1999. En estos 56 años (2/3 de la anterior) fueron dictadas casi 9000 leyes para “mejorar el orden económico social y estatal”. Las causas superficiales o profundas que llevaron al poder político de cada momento a cometer esa “inflación legislativa” pueden ser discutibles. Pero resulta inocuo querer ignorar el efecto que la legislación causa en la “constitución real” del orden económico. Basta cotejar el orden económico social y estatal actual , el de la Argentina del Bicentenario, con el mandado a constituir por nuestra Ley Fundamental – la Constitucion de 1853 - para reconocer la decisiva importancia que la legislación tiene en la conformacion del orden economico real.

HEMOS CONSTITUIDO UNA SOCIEDAD “CORPORATIVA”
El vigente orden economico y politico vigente en la realidad de nuestros días viola en todas sus partes al orden mandado a constituir por la Constitución de 1853/60. Los procesos económicos de los particulares solo en lo marginal y en la clandestinidad se promueven inspirados en el principio de la libertad económica. Las decisiones vertebrales en el actual orden economico tienen como fuentes primera el poder del Estado Nacional conjugado abierta o solapadamente con economicos poderes monopolicos , oligopolicos o munidos de privilegios legales. En el orden político el cambio es notable. El unitarismo centralista nacional ha sustituido al federalismo provincial y al sistema municipal. El sistema de partidos creado para la mayor participación de cada ciudadano, ha sido sustituido por una tremenda fragmentación partidaria que impide la forja de un pensamiento rector – ajustado a la Constitución - para orientar propuestas de beneficio general. La repetida frustración de las “ alianzas” a partir de 1983 es la menor de las pruebas de esta realidad.

.La ciudadanía ha quedado desvinculado moral y materialmente de sus constitucionales órganos de expresión , los partidos politicos y los representantes en el poder legislativo. Esta desvinculación en medio de la vasta y fuerte centralización económica ha provocado la emergencia de un orden político por completo distinto a la “democracia representativa” dispuesta por la Constitución. Han ido emergiendo por doquier grupos diversos, todos de carácter corporativo , pues bajo el pretexto de bregar por el interés general, ponen sus energías al servicio de su “interés especial”, el del grupo.
Este régimen “corporativo” con su mera presencia y acción corree al sistema democratico. A su manera esas “corporaciones” vigilan, luchan y tratan de imponer – conforme a su naturaleza - sus intereses sectoriales. Se destacan las diversas “legiones de clientes”, las variadas “organizaciones no gubernamentales” , los “sindicatos de trabajadores” y las “asociaciones empresariales”.


SIN RENOVACION ESPIRITUAL NO HAY SOLUCIÓN MATERIAL
Esta nueva realidad es tan fuerte que hasta los centros de accion espiritual destinados a orientar a los miembros de la sociedad sobre “lo debido” para la perfección del hombre y su sociedad, han sido afectados. Educadores, artistas y religiosos , en primer lugar, y los políticos de modo principal , en lugar de orientar eficazmente sobre lo trascendente se han vuelto “realistas”. Esto es, se dejan manejar por los hechos, contribuyendo así a sumir a la sociedad argentina en una densa tiniebla espiritual.

No se me pregunte qué debe hacerse ya, de un tajo, como si se tratara de cortar el nudo Georgiano. El más necesario paso – antes de formular esa pregunta – es reflexionar sobre lo escrito y verificar cada uno a conciencia y con sinceridad hasta que punto he descripto con acierto la realidad. Solo coincidiendo en el diagnóstico, tendrá sentido formularse preguntas la sanación.
Octubre 26 de 2010

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