Héctor Raúl Sandler, profesor Consulto, Derecho, UBA
En “La Nación” de la fecha (4 de Jun, 2010) el sociólogo Eduardo Fidanza narra, con apoyo de autores extranjeros muy reconocidos, las “Las paradojas de la Argentina”. La palabra “paradoja” se usa para nombrar lo extraño e inexplicable. Dicho en otra forma, la Argentina como sociedad aparece al ojo de los observadores como un “caso inexplicable”. En esto Fidanza no es ni el primero ni el único.
Una posible clave que se ofrece para explicar por qué la Argentina es paradójica seria la existencia y el variable modo de ser del “peronismo”. Tal como es presentado se trata de un “ser viviente” de gran fortaleza y longevidad. Estaría instalado en la realidad argentina desde hace más de medio siglo y nada augura que vaya a desaparecer, pues como el de la mitología griega, que cambiaba de forma de manera constante, también este “ser nacional”, llamado peronismo, varia de forma, comportamiento e ideología sin que nadie pueda decir cómo es ni siquiera señalar, con seguridad, dónde está. ¿Acaso es peronismo las decisiones políticas tomadas por personas tan relevantes como distintas como fueron el primer Peron, Cámpora, Lastiri, el segundo Peron, su consorte Isabel de Peron, Menen, ambos Alsogaray, y por ahora los Kirchner, para citar los máximos exponentes?
Además, no solo seria un ser mutante sino que en cada una de las formas que en cada caso actúa es un ser polifacético: una es la cara que ofrecen los dirigentes políticos, otra los punteros, otra los sindicalistas y otra, incluso, los empresarios. Otro tanto podría decirse de “los peronistas” de tablón. Los ciudadanos que solo conocemos en su cantidad por el voto secreto. Una vez han votado a un Perón, otra a Frondizi, otra a otro Perón, otra a Menen y otra a los Kirchner. Si, como dice Fidanza el peronismo es la columna vertebral de los movimientos políticos argentinos, dada su condición “paradójica”, sin duda la Argentina es paradojica también.
¿Será verdad lo que en noviembre de 1972 el general Perón me dio a entender, con un pícaro guiño, al invitarme a integrarme a lo que seria la cara de su movimiento político en esa ocasión – el Frente Cívico de Liberación Nacional (FRECILINA) - a mí, hombre de Aramburu, que en la Argentina todos éramos, de alguna manera, peronistas? Mucho de verdad encerraban sus explicaciones, más allá de reflejar su habitual pensamiento que los “argentinos debíamos patear todos para el mismo arco”. Pero de esa parte de verdad merece comentario para otra ocasión.
Retornando al artículo de Fidanza. ¿Es paradójica la Argentina o más bien somos los argentinos los que estamos perturbados por un pensamiento paradójico? La palabra paradoja, en el fondo, alude a “ignorancia”. En una de sus acepciones significa tener por verdaderas a afirmaciones absurdas, contradictorias y carentes de sentido. Si este fuera el caso, desde hace tiempo la Argentina bordea el abismo, pues los pueblos como los hombres actúan conforme a su saber, se trate de creencias o ideas finamente construidas. En cualquiera de los dos casos, si el saber, el “diagnostico” acerca de la realidad es erróneo, el remedio que se aplique es ineficaz cuando no mortal.
En mi opinión, como lo digo en el comentario a Fidanza enviado a La Nación, la casi mayoría absoluta los argentinos actúan políticamente a partir de falsos diagnósticos y peores propuestas. Ignoran en absoluto algo esencial para establecer la democracia en vistas a la libertad individual, la igualdad y la fraternidad. Ignoran e incluso parece que prefieren ignorar, la importancia de un igualitario derecho de acceso a la tierra y que ese derecho es inviable cuando la tierra puede legalmente ser usada por los particulares gozando del beneficio de la especulación comercial. Ignoran la responsabilidad moral y económica que tiene todo aquel que ocupa tierra de pagar la renta del suelo a la sociedad para formar el tesoro que demanda el gasto público. Y, para colmo, salvo en detalles menores, tienen por correcto al ruinoso régimen de impuestos que mina las bases económicas de la sociedad y la moral de todos y cada uno de sus habitantes.
Convencido de esto se explica el breve comentario que hice al articulo de Eduardo Fidanza y que paso a transcribir.
COMENTARIO AL ARTICULO DE EDUARDO FIDANZA
Creo que el escrito de Eduardo Fidanza, como es habitual de su parte, es muy interesante. Pero es una “visión” de la realidad problemática y esto no es lo mismo que “presentar un problema”. Peca de “realismo conceptual”; esto es, asignar carácter de actores a lo que son conceptos. ¿Qué clase de “actor” nombramos con la voz “peronismo”? El realismo conceptual no permite conocer la realidad y nos lleva a paradojas insolubles. El movimiento de los astros era un enjambre de “paradojas” para los astrónomos pre-copernicanos. Desparecieron con solo colocar en el centro del sistema al Sol en lugar de la Tierra. El paradójico actuar de nuestra gente y sus dirigentes deja de ser tal, si se repara en que el acceso al suelo (urbano y rural) se entre nosotros rige por el antiguo derecho romano, a la vez que el tesoro publico se forma con el latrocinio gubernamental contra el fruto del trabajo, denominado “sistema de impuestos”. Esos dos sistemas son las escandalosos raíces de nuestra realidad actual.
Comentario de Guillermo Andreau
En mi opinión el justicialismo es emergente de la necesidad de enfrentar un sistema jurídico básicamente injusto impuesto por el Código Civil Argentino en contraposición al ordenamiento jurídico igualitario y justo que intento imponer la Revolución de Mayo y que puliera Juan Bautista Alberdi mediante “El sistema económico y rentístico de la Constitución de 1853”.
El sistema jurídico implantado por el Código Civil –y que debería llamarse Código Bárbaro, ya que origina solo barbarie alejándonos de la civilización- “degrada el trabajo hasta hacerlo digno del esclavo” al tener que soportar los trabajadores el financiamiento del estado mediante impuestos y “realza el robo y el latrocinio político como fuente genuina de la propiedad” porque deja en manos de los terratenientes el aumento del valor de la tierra -Renta fundiaria- que es el genuino recurso del Estado en una sociedad justa el igualitaria.
De la necesidad de hacer justicia mediante la ley positiva emerge el justicialismo que abraza a todos los partidos políticos e ideologías generando un caos jurisprudencial llamado relativismo jurídico que resulta letal para la sociedad.
Para salir de esta situación hay que retomar el ideario de Mayo y eliminar todos los impuestos al consumo y reestablecer el Sistema Rentístico del Liberalismo Clásico con lo cual se triplicara el poder adquisitivo del salario y se transformara la sociedad en una de alta producción y de alta calidad de vida como lo son Nueva Zelandia, Australia, Hong Kong, Canadá, la región central de los EE.UU. y ahora la China. Si, las ideas de Belgrano y de Rivadavia triunfan en la China hoy.
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