Descripción
“ Este
es un libro excelente. Aporta una perspectiva exterior altamente informada
al debate sobre los detalles del notable régimen de ingresos de Hong
Kong. Hay una verdadera frescura en la discusión, que se beneficia de una
serie de reflexiones comparativas bien elegidas, además de sus sólidos
fundamentos teóricos ", sostiene
Richard Cullen, Profesor en la Facultad
de Derecho, Universidad de Hong Kong
Los
gobiernos de todo el mundo están luchando con los problemas de las enormes
deudas, el bajo crecimiento, el alto desempleo y la brecha entre las demandas
del gasto público y lo que puede generarse a través de los impuestos. Este
problema ha sido agudo desde la crisis financiera, pero ha sido un sello
distintivo de las economías occidentales durante décadas.
Solo
unos pocos países han podido evitar este patrón, en su mayoría aquellos
bendecidos con vastos recursos naturales como el petróleo. Sin embargo,
hay dos islas pequeñas sin recursos naturales que también han disfrutado de un
alto crecimiento combinado con bajos impuestos: Hong Kong y Singapur. Tampoco tienen deudas públicas, por el
contrario, generalmente tienen un superávit presupuestario y los ingresos por
inversiones son una característica de sus ingresos públicos.
El
autor ha ido más allá del análisis convencional de los impuestos y ha
preguntado qué tiene en común cada jurisdicción para lograr este feliz estado
de cosas.
El
resultado es bastante sorprendente para dos países que desde la cima de la mesa
promueve los mercados libres y otros
ideales concurrentes de gobierno pequeño. Toda la tierra en Hong Kong es
propiedad del gobierno, lo que lo pone a disposición para su uso por
arrendamiento a cambio de una Renta del Gobierno. Singapur ahora controla más
de la mitad de su área de tierra, así como importantes participaciones en sus
industrias estratégicas, que ofrecen flujo constante de ingresos no
convencionales.
Aunque en Hong Kong
esta situación se ha desarrollado casi por accidente, Purves sugiere que aquí
radica un modelo para generar ingresos públicos que podría adoptarse en otros
países para permitir un cambio en los impuestos de la producción y el consumo a
la Renta Económica de la tierra. Tal como lo propugna Adam Smith hace más de
doscientos años y desarrollara en amplitud Henry George en su obra, PROGRESO Y
MISERIA.
El problema en la Argentina
En nuestro país tras
la Revolución de Mayo hubo un primer antecedente legislativo para facilitar el
“acceso a la tierra para todos” por
igual y lograr a la vez un “firme fondo publico”
sin impuestos al trabajo y a la
inversion de capital real. Fue la Ley de Enfiteusis dictada en 1826 bajo
la presidencia de Bernardino Rivadavia. Su aplicación in fraude legis dio lugar a un gran acaparamiento de tierras lo que
llevo a su derogación en 1857.
Los problemas
sociales se agravaron a partir de 1870 con la legislacion dictada:
1) En 1869 : el Codigo Civil que establecio a
favor del propietario dos derechos distintos.
En cuanto tiene por base y finalidad dos
objetos distintos: a) el
lote de tierra (recurso físico
natural) indispensable para trabajar y vivir y b) el creciente valor económico del lote de tierra , que surge de su
demanda y es apreciable en su precio de
mercado. Con esta unificación se privó al tesoro del necesario ingreso
para sufragar el gasto público.
2) En 1932 y siguientes: la Ley de Impuesto a los Réditos
de 1932 y la siguiente selva impositiva formada en la actualidad por mas de 160
impuestos, que castigan al trabajo y
la inversión de capital, o sea a la producción, el comercio y el consumo.
Entre los muchos que
intentaron cambiar este “sistema antipático” a la producción y al consumo
hubieron varios proyectos de reforma legal , entre los que se destaca el del
Presidente Roque Saenz Peña de 1912 inspirado en los principios de Mayo y los
sostenidos pór Henry George. Tras su
muerte fue archivada y tras las reformas impositivas a partir de 1932 la
Argentina ha ido sufriendo in crescendo
las mayores calamidades sociales.
Quizá las vivas
lecciones dadas en el libro comentado sirvan para para que nuestros gobernantes
atinen a recobrar el recto camino que jamás hubiéramos debido abandonar. El que
sugiere el titulo del libro de comentamos.
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